The Singular Santiago : un lugar para disfrutar

Había pasado poco tiempo desde que se terminó la construcción de este lindo hotel en pleno barrio Lastarria y ya me sentía llamado a probar su restaurante y bar del primer nivel. Antes de acabar el 2014 tenía que visitarlo y por supuesto encontré el mejor momento para concretar.

Esta noche habíamos salido en búsqueda de un buen disfrute y casi sin pensarlo estábamos sentados en una pequeña terraza que el hotel tiene hacia calle Merced. Diligentemente bien atendido, con una ambientación elegante y de bastante buen gusto, fue un buen recibimiento.

Para iniciar el disfrute, un burbujeante Kir royal y un Pisco sour para mi partner. La carta presenta una pequeña variedad de platos, pero todos interesantes por lo que debimos dedicar unos minutos a analizar las opciones. Nos decidimos por compartir a modo de entrada un salmón ahumado con blinis de quinoa y para los fondos finalmente nos quedamos con una corvina a la sal con verduras, espárragos, habas y puré de arvejas y otro plato de congrio dorado en coccion lenta con pure de paillar y una emulsion de hinojo

De la carta de vinos fui seducido por una botella de Amayna pinot noir que me trae entrañables recuerdos y nos dedicamos a saborear las exquisiteces que coloreaban la mesa invitándonos a vivir un buen rato.

No resistimos la tentación de probar la repostería y encargamos unos Crepes suzette al grand manier con helado vainilla y un bizcocho chocolate lúcuma y helado de cochayuyo. Geniales!!

Al cierre, solo quedaba la contundencia de un negro y caliente café express para completar esta rica experiencia.

Baco: un lugar rico que comienza a declinar?

Hay lugares que confían demasiado  en lo rico de sus platos, en lo privilegiada de su ubicación y sobretodo en la fama que han alcanzado en años de buen trabajo. Sin embargo, hay detalles que hacen mucho daño al prestigio de un local y me refiero al servicio.

Baco ha sido por muchos años un lugar de referencia en mis incursiones gastronómicas y a no dudar su fama está bien ganada. Platos deliciosos, excelente selección de vinos en botellas y copas, un verdadero privilegio.

Obligado por las circunstancias, pude ir a almorzar bastante tarde y estaba cerca de este restoran, por lo que no dudé un instante en instalarme en su rica terraza interior. Tardaron un poco en advertir mi presencia, pero llegó la acostumbrada botella de agua fresca y la carta. Pregunté por la sopa de cebollas y por supuesto que formaba parte de la rica oferta del lugar, acompañé con una rica copa de pinot noir Amayna, mi preferido. Ya más compuesto, exploré la carta por los fondos y encontré uno de los pocos platos que no había probado, unos pimientos brandade rellenos de bacalao y acompañado con champignones salteados, trocitos de tocino y vegetales verdes al dente. El único problema es que nadie se aparecía a retirar mi plato de sopa y tomar el pedido que me hacía agua la boca.

Perdonando la situación logré hacer mi pedido y una larga espera en que aproveché de revisar algunos informes y chequear mis correos electrónicos. El plato, sencillamente exquisito y que mereció que pidiera una segunda copa del néctar tinto del valle de San Antonio con que partí mi almuerzo.

Terminado mi plato, pedí la carta para gozar un buen postre. Repasé con delicadeza la oferta y me quedé con un Baba au Rhum, pero finalmente me quedé en la más eterna espera, pues nadie apareció en 10 largos minutos, margen suficiente para agotar mi paciencia y me levanté, fui a la caja, reclamé y pagué la cuenta. Este tipo de incidentes son inaceptables y me da pena que un almuerzo tan rico, se malogre por el descuido imperdonable del servicio. Un buen restoran es una experiencia completa y el servicio es una parte crítica de éste.

Espero que corrijan y que haya sido solo una excepción.

Una terraza exquisita : Manolo’s

Arrancar del centro de Santiasco a almorzar rico, vale el esfuerzo y sobretodo cuando se puede acudir a un lugar bien armado y con filetes disfrutables.

Ya he mencionado en otras ocasiones este rico restoran de Providencia y la verdad es que un lugar así merece ser revisitado. Una vez instalados en una buena mesa de la preciosa terraza que posee (sería doblemente mejor si pudieran bloquear con una muralla de verde naturaleza la visión del tráfico vehicular de La Concepción), pedimos nuestra religiosa agua mineral sin gas y hielo para preparar el paladar y sacarnos la canícula santiasqueña.

La entrada se animó con un rico Pincho de anchoas con pimiento rojo y queso. Delicioso. Lo que nos dió tiempo suficiente para pedir nuestros platos de fondo y el adecuado vino de ocasión.

Nuestros platos, magníficos, un Mero a la plancha montado en un salteado de finas verduras que espolvoreé con algo de pimienta fresca para excitar más las papilas gustativas y una increíble Corvina envuelta con jamón serrano, varios trozos triangulares de tortilla española, todo acompañado con una mini ensalada de berros. Estupendos platos, llenos de sabor y color. Tanta delicia claramente merecía el vino que encontramos en la fantástica carta de vinos (preparada evidentemente por Pascual Ibañez, maestro!!), un Amayna, esa maravilla de Garcés Silva del Valle de San Antonio.

Tanto disfrute lo extendimos un poquito más (el tiempo apremia los dias de semana) pidiendo un genial helado de turrón, demasiado rico!!!!

Así vale la pena iniciar una semana.

Manolo’s Restaurant : el buen gusto

Aunque he visitado en varias oportunidades este restorán con ocasión de catas de la Escuela de los Sentidos, no había caído en la tentación de disfrutar la comida que ofrece.

Hubiera sabido lo que encontraría no habría demorado tanto en gozar una buena comida como finalmente hice este fin de semana.

Llegué alrededor de las 13 horas a esta hermosa casona en Providencia y me instalé en la terraza del primer piso. Vacía a esa hora, solo me acompañaba el melancólico sol de otoño que tímido regalaba su luz.

Para partir, pedí un plato de pulpo a la plancha. Unos exquisitos cortes de pulpo con un toque de aceite de olivas con lo cual fue tostado a la plancha con sal gruesa como condimento principal. Fantástico, cada trozo exquisito, blando y ligeramente crocante en los bordes.

Me animé con un vino maravilloso, un imperdible, el Pinot Noir Amayna del Valle de San Antonio, probablemente el origen más notable de esta cepa en Chile. Llegó sorprendentemente a la temperatura ideal (típico error de muchos lugares es el mantener a temperatura ambiente un vino que se disfruta helado).

Ya entusiasmado con mi pequeño festín, solicité al atento mozo que me trajera mi plato de fondo. Había elegido un Trío de camarones, corvina y salmón. Genial!!!. Una presentación impecable, los camarones de buen tamaño arrebosados en una salsa atomatada muy sutil, al centro un nido de pequeñitos cubos de papás salteadas y al otro costado los trocitos de corvina y salmón, delicadamente salteados. Por abajo una suave y casi imperceptible cama de pimentón y perejil. Finalmente en un borde, un adorno con tinta de calamar, que obviamente servía de condimento disfrutable. Sabores por doquier y aromas que solo invitaban a saborear.

Tras ese estupendo plato y vino, tardé un poco en pedir postre. La verdad es que no demoré demasiado en solicitar un merengue vasco (una base de manzana en hilos con nueces, merengue y salsa de frutillas, mmmhhhh) que acompañé con un café bien negro.

El mozo, atento en todo instante, me ofreció de bajativo una copita de Pacharán (licor de endrinas originado en la zona de Navarra), la que me agradó tanto, que me premió con la repetición.

Gran almuerzo español, totalmente recomendable.