Naruto Sushifusión : recién comenzando

Absolutamente casual fue que encontré abierto este nuevo lugar del barrio Manuel Montt. Había observado durante meses (desde diciembre 2008) como poco a poco era transformada la casa esquina que antes alojó al Cabeza de Chancho y posteriormente al Canopia. El nivel de la intervención, la cantidad de detalles de buen gusto y el aire que mostraba la nueva casa, me mantuvieron curioso por bastante tiempo y esta noche lo pude disfrutar.

Recorrí el lugar desde la pequeña terraza a la calle (demasiado cerca de la calle para mi gusto), un primer piso espectacular, con una distribución precisa, elegante y de buen gusto. Luego un segundo piso verdaderamente irreconocible (me acordaba como era antes y fue totalmente transformado, aparentemente lo único que queda es la escalera), paredes, piso y techo blancos, el color salta desde dos paredes estratégicas en donde se pusieron lindas ilustraciones de extremo a extremo con una lúdica representación del mismo local lleno de gente disfrutando (debe ser el sueño de los dueños). Es una obra notable de diseño interior, en el techo crearon una pequeña estructura para producir efectos de iluminación, los cuales se ven en distintos rincones y pequeños espacios que crearon en algunas esquinas y otras paredes. Hay un salón vidriado y cerrado para recepciones privadas y una puerta que conduce a lo que espero sea lo mejor del lugar, una gran terraza que construyeron en un tercer piso que se añadió a la construcción. Si bien no está aún habilitada, es una promesa que espero cobrar.

El espacio entre las mesas es ideal, la temperatura óptima (aunque para algunos estaba algo frío) y la moderna música ambiente fabulosa aunque la silenciaron temprano (para evitar reclamos de los vecinos dijeron, aunque el volumen era adecuado y dudo que se escuchase afuera del local)

Partí solicitando mi agua mineral y la carta, lo que tardó un poco más de lo que esperaba. En verdad, el servicio estuvo lento, pero totalmente perdonable ya que claramente llegó más gente de la que esperaban para ser el primer día de marcha blanca. Como entrada solicité un Veggi Tempura, con tres tipos de verdura, el cual estaba delicioso. (aquí anoto que el chef debió asegurar que los trozos se puedan comer de un bocado y no tener que hacer malabares con los palitos). Para mi plato de fondo, pedí lo que más tentador me pareció de la contundente carta, un Naruto Special Roll y ….. se había acabado!!!! (el mejor plato de la casa no se puede acabar tan temprano, en fin, otro error de cálculo de visitas). Lo cambié por Teriyaki de Atún y aproveché de anotarme con una botella de Calyptra Pinot Noir del valle del Cachapoal, realmente fantástico. No obstante, debo mencionar dos errores que hice notar a Dong Wook, el agradable e ingenioso dueño del lugar. El plato cumplió con traer el delicioso atún grillado en salsa teriyaki, pero jamás llegó el arroz ni la sopa miso que indicaba la carta y el otro, más típico, el pinot noir llegó a temperatura ambiente (lo cual solucionaron apresuradamente con una linda cubeta de pedestal con mucho hielo y agua).

A pesar de los perdonables errores, apuesto por este lugar, es demasiado bonito y bien conceptuado. De seguro en un mes más estará a punto.

Il Peperoncino : sencillo y sabroso

En el barrio Manuel Montt todavía es posible sorprenderse con algún restorán. En esta ocasión el paseo me condujo a un lugar de una sencillez calculada, pues definitivamente es elegante pero sin ostentación. Comida italiana para saciar deliciosamente el hambre.

Revisada la carta me incliné por unos Cappelletti de cangrejo con una salsa ácida y alcaparras. El vino adecuado, un merlot Marqués de Casa Concha del 2005.

La atención estupenda, la chica aparecía una y otra vez para asegurar que todo estuviese bien. Trajo unos ricos panecillos y dos salsas para untar. Muy bueno para contener mientras en la cocina preparaban mi cena.

Un plato de tamaño mediano y buena temperatura, rapidamente pude deleitarme con la combinación. Una masa exquisita y un sabor delicadamente logrado. Nada que decir, el vino hizo su aporte para que cada bocado fuera una maravilla. Hace mucho tiempo que no probaba cangrejo y me pareció estupendo el resultado.

La comida italiana es verdaderamente sabrosa y este local promete ricos sabores.

Pad Thai : puede ser mucho mejor

He pasado demasiadas veces por la puerta de este restorán y no me animaba a ingresar. De hecho si se le juzgara solo por la entrada, estaría siempre vacío. Sin embargo, esconde un verdadero diamante y todavía puede ser pulido más.

A la hora de la cena tras un día agotador, decidí visitarlo.
Un lugar enorme, al que se accede por un largo pasillo, muy bien ambientado, sobrio y acogedor. Dirigí mis pasos hacia la terraza al fondo, algo me decía que era mejor que estar en los comedores o la zona del bar. No me equivoqué.

Un patio grande y precioso, con pasto y una piscina habilitada y posible de usar (habría que llevar traje de baño, por cierto), iluminación tenue, música suave (bossa) y una paz deliciosa que se respira entre estatuas, vegetación e imagenes de la cultura budista. El sonido del agua en un surtidor de la piscina es maravilloso fondo para gozar una buena cena. Además hay sillones por todos lados, como para descansar relajadamente, mucho espacio y una vista disfrutable.

Tardaron en atenderme, pero pronto tuve mi agua mineral para refrescarme un poco y de paso, ordené mi cena. La primera sorpresa es que no hay vino, de hecho, nada de alcohol. Estupefacto, ya que no esperaba algo así, interrogué un poco y recibí una buena noticia, todo problema es una oportunidad y se puede llevar el vino y atentas copas las pone el restorán. Es decir, eliges el vino que quieres degustar y simplemente lo llevas para tu cena. Bien por eso!!

Pedí un plato llamado Pad Grapraw con camarones, que resultó ser una maravilla. Un salteado de champiñones, albahaca, ají fresco y camarones acompañado de una porción de arroz blanco envuelta como un regalo en hojas de bambú. Para comer el arroz debí retirar el broche, un mondadientes. Un plato contundente y al mismo tiempo de sabores delicados.

A falta de un buen vino (para la próxima llevo uno de los míos) pedí un jugo de frutas muy especial, un batido acuoso de piña, limón y menta, fresco y sabroso.

Las chicas muy simpáticas pero con escasa preparación en servicio, descoordinadas y bastante ausentes. Por suerte, no tenía horario fijo para esta aventura, por lo que igual lo pasé muy bien.

Para el postre, unas brochetas de piña salteadas en leche de coco y espolvoreadas con un molido de maní. Un postre tibio delicioso.

Finalmente, debí ir a la caja a pagar ya que tras una espera bastante más que razonable no apareció nadie y ya era hora de marchar.

Pad Thai, comida extraordinaria, hermoso lugar y con una deuda en el servicio a las mesas que espero mejoren pronto.