Pasta e Vino : un placer envidiable

Desde que se instaló este restaurant en Santiasco he esperado el día en que coincidan los astros para asistir a este lugar. Hoy fui bendecido por las casualidades que me encanta constatar, ya que sin mediar reserva alguna, me dejé caer en este palacio (Hotel Boutique The Aubrey) ubicado en un faldeo del cerro San Cristóbal y había una mesa perfecta en la increíble terraza del lugar. Por fin, una cena en Pasta e Vino!!!

La terraza de piedra, rodeada de murallones también de piedra que sostienen el cerro y que con una delicada arquitectura realzada por muy bien ubicados focos, hacen que se sienta un inédito placer por tanta belleza. Se siente caer agua, con lo cual los oídos recogen y suman otro disfrute a la experiencia. El mobiliario de buen diseño (sillas Valdés por supuesto) y una exquisita atención, inician una cena definitivamente increíble.

La vista al interior del hotel agazaja los ojos, impecable, majestuoso y hermoso lugar. Desde mi mesa podía ver todo lo que ocurría en los comedores interiores y en la linda terraza que elegí. Para partir, una botella de agua que prepara mi boca para el placer gastronómico.Mientras leía la carta, llegó un set de panecilllos y un pote de mantequilla y emulsionado de aceite de olivas, como es habitual en un buen restoran italiano. También me regalaron un appetizer de salmón fascinante.

Elegí un plato de gnocchi de roquefort salteado a la mantequilla, con hierbas, nueces y zetas. De solo recordarlo, lo comería de nuevo, demasiado exquisito. Incorporé al placer una botella de vino que seleccioné de la excelente carta disponible, Secretos de Viu Manent reserva carmenere del 2009, delicioso.

Para el postre, no resití las ganas de probar una pannacotta con salsa de berries, un merecido disfrute de cierre.

Maravillosa cena, precioso lugar!!

Le Petit Chateau : rico descubrimiento

En la misma casa de calle Bilbao con Avenida Italia en donde estaba hasta hace poco Sukalde (hoy en Nueva Costanera), me encontré con una grata sorpresa.

En un formato sencillo pero con prestancia, considerando que el lugar es muy pequeño y muchas veces poco visible desde las pistas, este restoran de estilo francés lleva menos de una semana al aire. Necesitaba un nuevo lugar para mis placeres y aquí estaba a la mano.

Pocos contertulios, algo evidente para un sitio en marcha blanca, pero hay una ambientación ecléctica, un restaurant francés, con pinturas muy chilenas en las paredes, con asomos de elegancia en el mobiliario y música variada entre baladas de jazz y disrupciones de rock and roll. Extraña mezcla, pero grata al fin.

Me ubiqué en una mesa que recuerdo con cariño, ya que fue parte de mi vida cuando este lugar era el Sukalde. no alcancé a pedir nada cuando el mozo me sorprende con una copa de espumante de bienvenida. Muy bién, eso me gustó. La carta provisioria es bastante abundante y dificil de leer porque la letra es extremadamente pequeña y a estas alturas la presbicia existe. No obstante ello, pude detectar claramente la entrada que me gustaría probar. Pues bien, un carpaccio de pulpo me apetecía y fue mi elección. Qué gran detalle, la carne de pulpo tibia en ese carpaccio, una delicia!!!

En el intertanto, me llegó un panecillo (trozo de baguette) y una selección de caseras mantequillas con especias. Pude probar mantequilla con merkén, con orégano, con ciboulette y algo más. El regaloneo llegó al éxtasis cuando me llegó un plato de canapés con salmón ahumado y alcaparras, así como camarones con base de mayonesa y verdor. Ciertamente, me estaban seduciendo y estaba exquisito. El detalle mortal fue cuando me ofrecen pimienta fresca y atienden mi petición de no moler sino que cortar la pimienta. Excelente!!!

En la carta encontré varios platos apetitosos, pero me concentré con rapidez en un Pato Olives, una pechuga de pato horneada con aceitunas sevillanas, mantequilla y vino blanco; todo lo cual acompañé con unas papas duquesa cargaditas al queso que fueron disfrutes eternos, además de las verduras salteadas al dente que adornaban esta maravilla.

Me di maña para sortear las carencias en la carta de vinos, ya que mi Marqués de Casa Concha Carmenere se transformó en un Caliterra Tributo  Carmenere, que afortunadamente conocía y venía perfecto a mi plato seductor.

Una cena maravillosa con una atención de primera. Me encanta esta etapa de los restoranes, cuando dedican sus mayores esfuerzos en encantar al cliente para que vuelva y recomiende el lugar. Sin tapujos, el sitio es muy recomendable, fascinante!!!

Al momento de los postres, me dejé entusiasmar con una piña al cognac con salsa de arándanos,  increíble, eso si es un acierto!!!. Solo me quedó espacio para pedir un buen café negro y pagar la cuenta.

Casualmente me convertí en el primer individuo que se chequea en foursquare para este rico lugar, lo que considero un honor, porque seguro que muchos lo van a visitar.

Merendano : sencilla y rica oferta gastronómica

Paseando en el pulcro y sanitizado sector de vitacura y nueva costanera me dejé tentar por un almuerzo en este restaurant del pasaje El Mañío. Una presentación sencilla y una amable atención, me recibió para una tardía hora de almuerzo.

Especializados en crepes, fondues y preparaciones con base de pan pita, es un sitio interesante y con combinaciones de gastronomía de autor que me tentaron rápidamente.

Partí con la habitual botella de agua mineral sin gas, mientras recorría la carta. La primera tentación la elegí de la sección de Dips, unos crutones (pan baguette) con queso de cabra y orégano, con lo cual pude calmar mi gran hambre. Seguidamente me pedí un pan pita abierto (tipo pizza) con una base de queso filadelfia, trozos de salmón ahumado y abundante rúcula. Extraordinario!!!.  Para completar el placer añadí una botella de carmenere Sutil Colchagua State.

Para el postre, me dejé seducir por un Frutos del Bosque, salsa de frambuesa, arándanos, frutillas y boysenberries, una maravilla de sabores. Al cierre, un buen café negro.

Buen sitio, especial para reuniones y salidas familiares.

10º Cata y Vino en Hotel W : buen tour

La décima versión de esta fiesta de vinos y sabores gourmet, no podía elegir un mejor lugar, el fantástico hotel boutique W. Un marco muy top para una incursión por sabores delicados y especiales.

Instalada en el tercer subterráneo (de los ocho existentes!!), esta fiesta anual me esperaba con algunas sorpresas. Lo primero que me llamó la atención fue la gran cantidad de personas, más bien jóvenes, lo cual me alegró pues significa que tempranamente están disfrutando de la vida. Después, observé varios stands dedicados a las cervezas artesanales (Szot, ToroPaine, Cervecera del Puerto), poco a poco se abren paso en el mundo gourmet.

La mayor cantidad de puestos de exhibición estaban dedicados a esos productos especiales y selectos, tales como frutos secos (Kitchen Republic), Tribú natural food, Zoe (té), Manka (productos gourmet), Antipastos Toty, Aceites de Oliva (ChileOliva), patés (Paté Sur Mundo) y muchos más. Una sorpresa adicional me lo dió la existencia de wine jelly de AlmaSol, muy especial y novedoso para mi.

Bueno, lo central de esta incursión son los vinos, así que un poco desordenadamente recorrí los distintos salones para probar buenos vinos. Pudo recordar un delicioso ensamblage de Montgrass llamado Ninquén (65% Syrah y 35% cabernet) fantástico y con un potencial de guarda notable. Un clásico imperdible para mi gusto fue el 1 de Viu Manent, un malbec 2007 que viene del mismo cuartel Nº4 de los años anteriores. Maravilloso.

En cuanto a los Pinot Noir, partí con un Veranda Grand Cuvée del valle del BíoBío, pinot noir 2007 exquisito, un Queulat 2008 pinot noir gran reserva, que compite con otra maravilla un Herú de Ventisquero 2007 y un maravilloso TH de Leyda 2008. También probé un Gran Reserva Pinot Noir 2008 de Casas del Bosque que estaba notable.

El Carmenere 2007 Grial de Apaltagua me hizo sentir el chocolate, hermoso contrapunto con el Neblus de Casablanca (90% Syrah y 10% Merlot) que estaba increíble. Dicen que solo producen 300 cajas por año. Uff!!!. Otro carmenere rico fue el Gran Cuvée 2007 de William Fevre del valle del maipo, con cuyo enólogo (Felipe Uribe) conversamos brevemente acerca de la buena relación precio calidad de este vino.

Un ensamblaje potente fue el Conde de Superunda 2002 de Miguel Torres con unos taninos de miedo, parecido en potencia a un i latina 2008, un syrah 100% elegante y potentísimo. Del valle de Limarí, probé un OchoTierras Syrah 2008 que estaba maravilloso. Una grata sorpresa fue el Red One de Chilcas, un ensamblaje de cinco cepas del año 2007.

Un salón estaba dedicado a los vinos australianos y no me hice de rogar para probar Syrahs. partí con un Black Label Shiraz 2005, 100% de la cepa y con un extraordinario sabor a chocolate y arándanos. Seguí con Shiraz 2007 de Jip Jip Rocks, con asombrosos tonos de berries, canela y chocolate. Que ricos están los Syrahs!!!

En fin, tanta variedad, tanta exquisitez, es una gran experiencia!!!