Le Bistrot : un acierto gastronómico

Esta noche iba a celebrar el cumpleaños de un buen amigo y al mismo tiempo quería probar un nuevo restoran. Nada mejor para mi gusto, por lo que considerando tiempo disponible, ubicación y delicias por probar, decidí invitarlo a un pequeño pero delicioso lugar en Providencia. Se trata de un formato boutique, pero con pretenciones bien ganadas de restoran francés de alto vuelo. Le Bistrot.

Como ya era un poco tarde, me adelanté en llegar y tomar posición en una buena mesa. Pedí una copa de espumante para preparar el paladar para el festín posterior, mientras degustaba ese rico pate foie que siempre viene bien.

Una vez que llegó mi amigo, ordenamos la cena. Un pato a la naranja (canard a l’orange) con un acompañamiento de zanahorias, un fettuccini de dos salmones (fresco y ahumado), acompañados de una botella de un delicioso merlot Terranoble 2007 gran reserva. Deliciosa cena!!

Para los postres, la clásica Creme Brulée y un Tarte Tartin con helado de vainilla. El café aromático fue el cierre perfecto para una noche fría pero muy placentera.

Le Bistrot, gran opción en Providencia!!

Krrtrekking V&V : delicias en el puerto

Un lúdico  paseo por Valparaíso y Viña del Mar (V&V) que inventé el 2001 y que repito de vez en cuando. La verdad es que cada vez es demasiado distinto, pues siempre hay nuevos lugares que visitar y algunas pérdidas que lamentar.

Aprovechando el fin de semana largo, me organicé una deliciosa jornada que comenzaría temprano abordando un bus que me dejara cerca del mediodía en Valparaíso. Un viaje en que aproveché de terminar un buen libro, After Dark de Haruki Murakami. Cada vez me gustan más los autores japoneses, son una revelación.

Bajando del bus me dirigí caminando hacia el cerro Bellavista en búsqueda de algún rico restoran. Tras muchas vueltas, noté que habían varios cerrados, pero el siempre bien posicionado Gato Tuerto me brindó la oportunidad de un buen almuerzo en privilegiada ubicación para mirar y fotografiar el puerto. Un delicioso mahi-mahi sobre couscous con garbanzos y pasas rubias, algo de salsa picante, alfalfa y especias. Acompañé con una botella de Pinot Noir William Cole 2009 que estaba fantástica. Desde el balcón, pude tomar algunas fotografías al barco Cerro Alegre encallado tras el último temporal en el puerto. Para los postres, nada mejor que un Kulfi de chirimoya. Delicioso!!

Caminando me fui a instalar a mi hotel, el Manoir Atkinson, un hotel boutique maravilloso que bien merece un premio por puro placer. Salí con ganas de una cerveza y pasé al Brixton, pero a los 10 minutos de espera me fui, no tengo paciencia para los lugares que atienden mal. Debo destacar que se cumple mi máxima, segundas oportunidades, segundos problemas, el Brixton siempre ha atendido mal. En todo caso, no hay problema, hay tantos lugares deliciosos en Valparaíso que es solo anécdota.

Tras muchos paseos y fotografías de grafittis, una pasión personal, llegué al Abtao, un restorán precioso. Lindos muebles y sillas de buen diseño, un pequeño pero delicioso bar con un piso de madera definitivamente lujoso. Una copa de espumante (champaña brut) fue un buen comienzo mientras revisaba una carta llerna de pastas, risottos, ensaladas, carnes y pescados. Me decidí por un risotto Abtao, locos, camarones ecuatorianos, queso parmesano, cilantro, champignones con vino blanco. Acompañé con un pinot noir Morandé Terrarum delicioso. La carta dxe vinosx era excelente, la música soul y ambient deliciosa incluyendo voces exquisitas como Sade. Lindo lugar, rojo y negro en paredes y manteles, el lugar cuenta con varios salones muy bien preparados. Para los postres, un suspiro limeño de arándanos con limón y albahaca, maravilloso!!!

Siguiendo mi instinto terminé visitando un lugar que no me traía buenos recuerdos en la atención, pero si me encantaba la compañía de ese entonces, el Poblenou, una prueba de fuego. La música electrónica exquisita y continua, acompañó ese mojito reflexivo y lleno de nostalgia.

Un lugar exquisito, declaradamente orgánico, es el Epif. Me disfruté un trago con frutas fresco y delicioso, mientras escuchaba la buena música del sitio.

El desayuno en el hotel, una maravilla, sentado en el pequeño comedor como si fuera mi casa, encontré el plato de frutas trozadas, el jugo de naranjas recién exprimidas, el rico café con leche y el jamón y queso necesario para sentir placer. Tras esa maravilla, me fui a tomar el metro y me dispuse a pasear hasta Limache. Un pueblo tan tranquilo que sus propios habitantes se sorprenden de ser visitados, es una tranquilidad que abisma y al mismo tiempo intranquiliza la mente.

Buscando un rico lugar para almorzar, encontré Sabor y Color, una casa preciosa y una ambientación precisa para restoran y cafetería. Partí con un pisco sour de manzana y albahaca. Luego una ensalada de quinoa, con palta, pimiento rojo, con una base de lechuga y aceitunas negras para abundar en una corvinilla rellena de camarones con una salsa de menta y limón. El vino, un pinot noir Céfiro reserva 2009, una maravilla. Música folcklorica elegante y permanente, una delicia para tanto extranjero visitante en el lugar. La casa es hermosa, con colores vivos y una decoración sencilla y oportuna.

Saltándome algunos lugares, les comento que llegué al Café Irlandés, que presenta una selección de cervezas extraordinaria. Elegí una Brueguel Amber Ale de 5.7° genial, mientras observaba el lugar, onda antro, con buena música ochentera, marillion, culture club y muchos más.

Una cena rica tenía que ser en Le Filou de Montpellier, mi restorán francés en los cerros de Valparaíso. Pedí un filete de avestruz grillado al roquefort (ohhhhhh, que rico es), mientras tanto disfruté su pate de foie y trocitos de pan. El vino, infaltable en una buena cena, fue un Chateau Los Boldos cabernet sauvignon y syrah, Momentos del 2008, una delicia. La música pop francesa dió el toque ambiental perfecto a esta experiencia. El plato fue más allá de mis pretensiones, un couscous con almendras y pasas, un salteado de verduras y los trozos de avestruz en la salsa de roquefort, me extasiaron al límite. Ante tanto placer, para los postres me la jugué por un mousse de chocolate a la naranja (creme brulée al fin y al cabo). Qué rica cena!!!

El desayuno en el lugar adecuado, el Café del Poeta, con jugo de maracuyá, un sandwich de ave palta mientras escucho a Lorenna McKennit, tranquilo. Aquí decidí cambiar a Viña del Mar, segunda parte del krrtrekking V&V.

El Enjoy del Mar es un sitio de Viña que me gusta y no me traicionó.  Un congrio al sartén con mantequilla perfumada y salsa de locos sobre tomates maduros con albahaca y menta, acompañado de puré de papas al olivo y endivias grilladas con miel. Una delicia que se disfruta con esa tremenda vista del mar que tienen las terrazas de este lugar.

Un postre de delicias de mouse de limón casero sobre salsa de butter de nuez, grissini de chocolate amargo y vino con frambuesa. Algo definitivamente delicioso!!!

Como me gusta V&V, aunque debo reconocer que me gustaba más con mi único amor.

Le Flaubert : siempre exquisito

Hoy necesitaba un buen lugar para un almuerzo con una gran amiga, quien enfrenta un grave trance médico en su vida. Tenía que ser un sitio en Providencia y con una buena y tranquila terraza. La decisión fue certera, nos fuimos a Le Flaubert.

Este sitio tiene muchos años y muchos fans y lo tiene merecido, es una cocina francesa breve, precisa y en extremo sabrosa. Fue divertido ver en la misma terraza al escritor Skarmeta y al ex banco central Carlos Massad, cada uno en su mesa en animadas charlas con sus invitados.

Una vez instalados, agua mineral sin gas para refrescar las gargantas y un plato de tostadas para disfrutar un paté de foie de pato, extraordinario.

La carta llega, como siempre, en una linda pizarra y atril que podemos observar desde la mesa y dejarnos tentar con sus delicias. Un lomo Robespierre (cortes de lomo en sal entera, especias y alcaparras con un acompañamiento de verduras salteadas) y un filete Rossini (fantástico filete en salsa al vino y especias, un trozo de pastel de papas a la crema y verduras salteadas), todo lo cual lo acompañamos con uno de mis ensamblajes preferidos, Parcela 7 de Von Siebenthal, un verdadero manjar.

Intensa y emocionante conversación, estoy seguro que el placer gastronómico también contribuyó a la energía positiva que mi amiga necesitaba en este momento.

Le Flaubert, un restoran premium!!!

La Diablesse : gran acierto en barrio Yungay

El barrio Yungay poco a poco ha ido poblándose de oficinas, lofts y nueva gente. Aprovechando las grandes casas del lugar, unas pocas lucas para reforzarlas y adaptarlas a la vida moderna sin descuidar mantener la preciosa arquitectura de muchas construcciones de un barrio venido a menos por mucho tiempo y que ahora renace.

Ya había ensayado otros krrtrekkings por este barrio y algunas notas compartí del Santiago Lounge, del Per Piacere un restoran italiano delicioso, la increible decoración y calidad gastronómica del Boulevard Lavaud (más conocido como la Peluquería Francesa), la exquisita y moderna cocina del Metropolitana y ahora un nuevo disfrute, un restoran de comida francesa de primera.

La Diablesse está armado en una casona de blancas paredes y preciosa arquitectura. Una intervención en el piso para darle color e incluso mostrar bajo la superficie algunas imagenes muy iconográficas, las paredes adornadas con lindas reproducciones de fotografías de Robert Doisneau como ese magnífico y famoso beso de una pareja en la calle y otras que bien vale la pena disfrutar. Un sitio sencillo, espacioso y muy bien atendido.

Llegamos algo tarde, pero tras las consultas al chef, nos preparan la mesa enfrente de la gran barra y podemos ordenar. Para picotear pedimos una tarte millefeuille au coulis de tomate-parmesan, anchois et d’olives, que en buen castellano es un lindo plato en que además de una combinación de lechugas coloridas y bien aderezadas, una masa exquisita (millefeuille) que cerraba una pasta increible, una pasta compuesta de tomate, aceitunas, anchoas y parmesano. Deliciosa!!!

Con este buen comienzo, pedimos platos de fondo ya calculando algo bueno. Mi partner eligió un Faux-filet de boeuf au demiglace da ratatouille (es decir, un rico trozo de lomo liso en una salsa demiglace acompañado de un perfecto ratatouille). En mi caso, entusiasmado con la cocina francesa más tradicional solicité un Canard sauce bigarra accompagné d’un gratin dauphinois (o sea pato trozado sobre un exquisito gratin de papas corte chaucha con crema y tocino) y todo ello nadando en una fantástica salsa con vino dulce. Maravilloso, no solo en sabores sino en la delicada presentación.

Estos magníficos platos se merecían un buen maridaje y oh sorpresa, la carta de vinos muy bien hecha y con todas las cepas relevantes para combinar. Mi primera opción fue un malbec que justo no tenían, pero por fortuna ya que el reserva La Roncière Syrah del valle de Rapel año 2005, quedó impecable con la comida. Un vino extraordinario, lleno de fruta, profundo, de gran cuerpo y con un toque de humo genial.

Era imposible salir del lugar sin probar un postre y al unísono elegimos un Marquise au Chocolat, totalmente recomendable.

Siendo los únicos comensales, el chef se retiró y pasó a consultar que tal nos había parecido, demás está decir que solo podíamos felicitarlo, gran trabajo!!

La Diablesse dará mucho de hablar.