Txoco Alavés : un almuerzo exquisito

Hace dos años que descubrí este rico lugar y la verdad es que hace rato que deseaba volver a disfrutarlo. En todo este tiempo, cada vez que me había acercado, se encontraba extraordinariamente lleno, pero esta vez, la suerte me acompañaría.

En mi mente, recordaba un plato y no tarde en encontrarlo en la carta. El mozo, intentó entusiasmarme con un plato de cabrito asado, pero mantuve mi antojo y pedí el congrio al estilo Txoco.

Mientras esperaba me serví una botella de agua mineral sin gas y disfruté unos panecillos con una salsa de mayonesa y ciboulette. También aproveché de solicitar una media botella de Syrah de Chocalán, una exquisita cosecha 2008. La espera se suavizó con la rica música de piano que se escuchaba a prudente volumen.

Al fin llegó mi esperado plato, una maravilla de filetes de congrio adobados con ajo, perejil y aceite de olivas, además de unos toques de ají cacho cabra acompañado de un cremoso puré de papas. Mhhh, delicioso!!!.

Txoco Alavés, un lugar notable del barrio Bellas Artes.

El tablao : un buen almuerzo de corte flamenco

Quizás lo flamenco venga de mano de los espectáculos en vivo que acoge este lugar, no obstante almorzar algo rico en este sitio no requiere despliegue de música alguna.

Ansioso de nuevos sabores, salí de caza hacia el Barrio Bellavista, pródigo en días fomingos. Pues bien, tras un entretenido diálogo con un mozo argentino (son notables!!, me recuerda Buenos Aires) me instalé en la terraza en calle Constitución, para disfrutar un buen almuerzo.

Partí con un jeréz sour para probar la mano, dejaba que desear pero fue bien intencionado. Me decidí por una especialidad de la casa, una pechuga de pollo rellena de champignones y queso de cabra acompañada de champignones al ajillo y un buen carmenere 2008 de Misiones. Delicioso plato, que degusté lentamente mientras observaba tantos turistas extranjeros pasear por el sector.

La merienda fue notable en medio del espectáculo que supone un día domingo y esos personajes que deambulan por Santiasco en busca de algo diferente. Un café negro fue el cierre adecuado a mi incursión.

El Tablao ofrece shows en vivo de flamenco jueves a sábado, lo que puede ser muy entretenido para muchos y lo dejo en lista de espera para otras incursiones fileteras.

Buen almuerzo, aunque me quedé muy curioso de visitar La Bohème, un local al lado que parecía muy interesante aunque poco visitado.

Teatro, restoran y música : gran krrtrekking

La obra que fuimos a ver esta noche, constituyó una de mis imperdibles del último Santiago a Mil y que agotó sus entradas casi antes de salir a la venta. Por eso, el que se repusiera en el Teatro La Memoria, con su elenco original y la misma y virtuosa dirección de Alfredo Castro, me llenó de alegría.

Mi acompañante se encargó de la reserva y aunque no eran numeradas, por una gracia del destino quedamos en la parte alta de la sala, lo que nos permitió ver en toda su expresión a cada uno de los actores y sus territorios en escena. De verdad si yo hubiera elegido las entradas habría comprado adelante y habría sido un error. Se necesita la perspectiva para engullir deliciosamente esta maravillosa obra. Historias de pasiones desatadas con resultado de muerte, historias de locos y asesinos, magistralmente entrelazadas y desarrolladas con enorme talento por los tremendos actores chilenos.

Imagino que en el año 1992, en su primera representación, debe haber sido bastante chocante por todas las formas del lenguaje que se utilizan, por lo crudo de las historias y por la contundencia de la actuación. Cada personaje increíble, con fundamentos tremendos para argumentar sus crímenes, para mostrar como sus historias personales eran dramas conducentes y que sus mentes enfermas guardan incluso coherencias espeluznantes. Mención especial para Paulina Urrutia, nuestra ex-ministra de cultura, en un papel maravilloso, su talento es desbordante, bienvenida en su retorno a las tablas.

Maravillados con la obra, el hambre comenzó a aflorar y nada mejor que una buena cena de comida española en La Bota ubicada en el Patio Bellavista. Para partir, un aperitivo muy especial, un sour de vodka extraordinario (maestralito, el trago de la casa), el que acompañó en forma notable unas tostadas con una suerte de pebre delicioso, cuyo nombre no logré retener.

Para los fondos, nos tentamos con unos ñoquis y para mi un cordero en una salsa deliciosa y sobre un puré fantástico. A pesar que la carta tenía un malbec (solo uno!!), no había disponibilidad por lo que acudí a un merlot de Montgras que fue un gran acierto para nuestra cena. En los postres, pedimos conocer la rica oferta de helados artesanales y nos dimos un gusto con una combinación de helado de psitacho y uno de tomate con albahaca, maravillosos!!!.

Con una temperatura deliciosa, decidimos que era hora de un espectáculo de música, asi es que caminamos unos pocos pasos y nos ubicamos en el Club de Jazz Bellavista del restoran Le Fournil. Llegamos a buen tiempo para disfrutar un energético show del quinteto de Antoine Alvear. Según me confidencia Felipe Riveros quien se acerca a saludarnos, Alvear es el mejor pianista de salsa que conoce y la verdad es que es increíble su desempeño, sus manos vuelan y retuerce todo su cuerpo con el afiebrado ritmo de la música que toca el grupo. Le acompañan un bajo, un saxo tenor, una batería y unas tumbadoras en potente ensamble de ritmos. Gran espectáculo y tremendamente energizante.

Gran krrtrekking, tendremos que repetirlo!!!

Guría : productiva cena

Tradicionalmente y ya por varios años, los días jueves nos autoconvocamos a mi departamento a conversar, soñar, diseñar y hacer cabriolas intelectuales de imposibles negocios, pero buenas ideas. En varias ocasiones, estas deliciosas reuniones desembocan en una abundante acumulación de hambre que nos llevan, casi sin pensar, a cenar en algún rico restoran.

Esta noche fue el turno del Guría, un conocido lugar de comida española y que hasta la fecha nunca nos ha defraudado.

Para los comienzos, Kir Royale y Vaina, dos variaciones de aperitivos que son infalibles, mejor aún cuando nos acompaña un fantástico plato de pimientos al piquillo. Mmmh!!!

Los platos que siguieron, delicias de la estupenda carta mediterránea del restoran, un ravioli de garbanzos y un filete con polenta al funghi, maravillosos. Acompañados con ese delicioso néctar de Botalcura El Delirio, gran ensamblaje tinto, solo podíamos hablar temas sensatos y avanzar en nuestros soñados proyectos.

La conversación fue tan nutritiva, que en vez de postres nos maltratamos con un buen ron añejo. Gran noche, gran conversación!!

Pata Negra : rica experiencia

Regresando en cleta de mi acostumbrado ascenso al cerro San Cristóbal, un fin de semana hace algo más de un mes detecté la existencia de este lugar de pequeña fachada. Ya era hora que lo visitáramos.

Entramos y lo primero fue reconocer una rica música lounge a un volumen adecuado, la iluminación tenue y un bar muy activo. Apenas nos sentamos, nos ofrecieron un par de cartas, una de comidas y la otra de bebestibles.

Para comer, la carta ofrece una increíble variedad de pinxos (más de 20 bocados de pan baguette con creativas combinaciones sobre éstos). Además tapas, ensaladitas y otras cosas que no recuerdo. La otra carta, presenta una selección estupenda de vinos, cervezas (birras) y tragos por doquier.

Considerando el hambre acumulada, pedimos unas albóndigas rellenas de queso y envueltas en una exquisita salsa con tomates y especias. Una maravilla, que acompañamos rapidamente con un ensamblaje adorable, un Parcela Nº7 de Von Siebenthal.

Tentados con los pinxos, pedimos los más exóticos para probar, así llegaron un Chavalito, un cabrón, un torero, un pimpollo y un pijo. Españolazos y verdaderamente adictivos!!!!

Buen concepto y deliciosa cocina.

Cenando en Guría : españolada deliciosa

Estas cálidas noches de abril invitan a cenar afuera, aunque cuando ya es un poco tarde no son muchos los lugares disponibles.

La verdad llegamos muy tarde al Guría, con bastante hambre y con muchas ganas de conversar. Partimos pidiendo unas heladas sangrías (españolas de verdad) las que permitieron estabilizar la temperatura corporal y de paso estudiar apropiadamente la carta.

Hace poco más de un año que había cenado en este sitio y bien merecía una recarga. Como aperitivo -una delicia- los pimientos al piquillo, especialidad con farsa de cerdo, queso de cabra, menta y una salsa vizcaína. Fantásticos!!!

La calidad de la atención constato, ha disminuido, no obstante sigue siendo de buen nivel a pesar de la avanzada hora de nuestra visita. De la carta elijo un Solomillo de cerdo relleno que me parecía notable (relleno de rúcula, jamón serrano, puré de albahaca, queso de cabra con una salsa de mostaza y miel), pero contra todo pronóstico, no había y no me lo advirtieron !!!. Gran decepción no?

Sobre la marcha y con los minutos contados antes que se marchara el chef, decidí por una Merluza a la Ribereña (un rico filete de merluza a la plancha con una salsa de tomate concase, julianas de jamón serrano, ciboulette picado, mantequilla y crema acompañado de un deliciosos couscous con champiñones y menta). Un plato magnífico, que pareaba perfectamente con el plato de Merluza Bravísima (también filete de merluza a la plancha con mantequilla rubia, camarones, alcaparras y merken acompañado con un rico risotto con esparragos y queso parmesano) que mi partner sabiamente eligió.

Para platos tan sabrosos y delicados, no quedaba alternativa que no fuese una botella de un buen pinot noir y la elección fue del Valle de Casablanca, un reserva colección privada Céfiro, fantástico. La combinación marcó puntaje de excelencia, demasiado rica.

Para los postres, coincidimos que lo mejor era una natilla con berries, imperdible!!. Un delicioso término mientras se escuchaba un lindo tema de Björk.

Bravo por Guría, sigue siendo un gran filete.

Una terraza exquisita : Manolo’s

Arrancar del centro de Santiasco a almorzar rico, vale el esfuerzo y sobretodo cuando se puede acudir a un lugar bien armado y con filetes disfrutables.

Ya he mencionado en otras ocasiones este rico restoran de Providencia y la verdad es que un lugar así merece ser revisitado. Una vez instalados en una buena mesa de la preciosa terraza que posee (sería doblemente mejor si pudieran bloquear con una muralla de verde naturaleza la visión del tráfico vehicular de La Concepción), pedimos nuestra religiosa agua mineral sin gas y hielo para preparar el paladar y sacarnos la canícula santiasqueña.

La entrada se animó con un rico Pincho de anchoas con pimiento rojo y queso. Delicioso. Lo que nos dió tiempo suficiente para pedir nuestros platos de fondo y el adecuado vino de ocasión.

Nuestros platos, magníficos, un Mero a la plancha montado en un salteado de finas verduras que espolvoreé con algo de pimienta fresca para excitar más las papilas gustativas y una increíble Corvina envuelta con jamón serrano, varios trozos triangulares de tortilla española, todo acompañado con una mini ensalada de berros. Estupendos platos, llenos de sabor y color. Tanta delicia claramente merecía el vino que encontramos en la fantástica carta de vinos (preparada evidentemente por Pascual Ibañez, maestro!!), un Amayna, esa maravilla de Garcés Silva del Valle de San Antonio.

Tanto disfrute lo extendimos un poquito más (el tiempo apremia los dias de semana) pidiendo un genial helado de turrón, demasiado rico!!!!

Así vale la pena iniciar una semana.

Txoco Alaves : sorpresa gastronómica

Mi plan original para este krrtrekking era ir a escuchar a la genial Los Andes Big Band junto a la Conchali Big Band en el Instituto Goethe de Santiasco. Sin embargo, a pesar de llegar a la hora, me encontré una sala repleta y calurosa, lo suficiente para ahuyentarme y lanzar el plan B de inmediato.

Seguí mi periplo hacia calle Mosqueto, en donde sabía que había un buen restorán, además de cafés deliciosos que ya he visitado antes. En fin, encontré un restorán vasco español con cierta tradición en el sector. Se trata del Txoko Alaves, un lugar bien montado, entretenido y sobretodo suficientemente atractivo como para incursionar.

Inteligentemente organizado en dos niveles, una gran barra es lo primero que recibe al comensal y dos opciones de comedores en ese escenario. Una escalera conduce a un segundo piso con más comedores. Linas reproducciones de MIró y Picasso, además de placas con frases célebres que generan inmediata hilaridad. Por ejemplo, «Si el viejo pudiera y el joven supiera». Notable!!!

La música del tipo orquestada con predominio del piano generan un ambiente disfrutable. Mirando la carta, me entusiasmé con un Congrio al estilo Txoko al que añadí papas cocidas. Se trata de un par de exquisitos trozos de congrio dorados a la plancha con una salsa de ajo, perejil en aceite de oliva. Francamente exquisito.

Pedí una botella de pinot noir Tabalí Reserva, adecuado para esta cena de media semana. Escuchando las ofertas de platos que el mozo peruano hacía a los visitantes (cada vez más abundantes), descubrí que tenían bacalao fresco. Intenté cambiar el congrio por bacalao, pero ya era tarde. Para otra vez será.

El plato superó mis expectativas, los filetes de congrio estaban dorados deliciosamente, con hojuelas de ajo crocante y un polvo de perejil que le daba color y sutileza. Al momento de llegar mi plato, ya había conseguido enfriar el vino en una cubeta de agua y hielo (¿porqué guardan el pinot noir a temperatura ambiente???). El vino fantástico, con bastante cuerpo, sutiles toques de frutas rojas y unos tonos de vanilla muy sutil.

Mientras cenaba, la barra se llenó de visitas y ls mesas fueron progresivamente ocupadas por parejas y amigos con ganas de disfrutar. La dueña, una española, sentada en una de las mesas, miraba al vacío y sonreía. Parecía disfrutar también, la alegría de los demás.

Terminado mi plato, fijé la vista en los detalles del lugar, maceteros por doquier, en cornisas y bordes de las escaleras. También noté el detalle de las cubiertas de mármol en ls mesas. Extraviado en ello, fui interrumpido por el mozo para ofrecerme un postre. Elegí uno llamado Gosía, consistente en un bizcocho bañado en licor, con crema pastelera, un relleno de grosellas y frutillas con un caramelo crocante en la superficie. Delicioso!!

Para terminar, el mozo presuroso, me ofreció el «choquito de la casa», un pacharán casero bastante bueno a pesar la preponderancia del anís.

Buen lugar y al lado de los museos!! (MNBA y MAC)

Manolo’s Restaurant : el buen gusto

Aunque he visitado en varias oportunidades este restorán con ocasión de catas de la Escuela de los Sentidos, no había caído en la tentación de disfrutar la comida que ofrece.

Hubiera sabido lo que encontraría no habría demorado tanto en gozar una buena comida como finalmente hice este fin de semana.

Llegué alrededor de las 13 horas a esta hermosa casona en Providencia y me instalé en la terraza del primer piso. Vacía a esa hora, solo me acompañaba el melancólico sol de otoño que tímido regalaba su luz.

Para partir, pedí un plato de pulpo a la plancha. Unos exquisitos cortes de pulpo con un toque de aceite de olivas con lo cual fue tostado a la plancha con sal gruesa como condimento principal. Fantástico, cada trozo exquisito, blando y ligeramente crocante en los bordes.

Me animé con un vino maravilloso, un imperdible, el Pinot Noir Amayna del Valle de San Antonio, probablemente el origen más notable de esta cepa en Chile. Llegó sorprendentemente a la temperatura ideal (típico error de muchos lugares es el mantener a temperatura ambiente un vino que se disfruta helado).

Ya entusiasmado con mi pequeño festín, solicité al atento mozo que me trajera mi plato de fondo. Había elegido un Trío de camarones, corvina y salmón. Genial!!!. Una presentación impecable, los camarones de buen tamaño arrebosados en una salsa atomatada muy sutil, al centro un nido de pequeñitos cubos de papás salteadas y al otro costado los trocitos de corvina y salmón, delicadamente salteados. Por abajo una suave y casi imperceptible cama de pimentón y perejil. Finalmente en un borde, un adorno con tinta de calamar, que obviamente servía de condimento disfrutable. Sabores por doquier y aromas que solo invitaban a saborear.

Tras ese estupendo plato y vino, tardé un poco en pedir postre. La verdad es que no demoré demasiado en solicitar un merengue vasco (una base de manzana en hilos con nueces, merengue y salsa de frutillas, mmmhhhh) que acompañé con un café bien negro.

El mozo, atento en todo instante, me ofreció de bajativo una copita de Pacharán (licor de endrinas originado en la zona de Navarra), la que me agradó tanto, que me premió con la repetición.

Gran almuerzo español, totalmente recomendable.

Guría : comida española con estilo

Cenar rico es un gran placer y en ocasiones es un arte encontrar un buen lugar. En esta oportunidad me dirigí al Guría, la verdad sin grandes expectativas, pero me llevé una buena sorpresa.

El local no llama demasiado la atención desde afuera, pero al ingresar se nota escuela, mesas bien presentadas y salones espaciosos. En el primer piso un lindo bar y una cava de vinos a la vista. No obstante, me fui al segundo piso y elegí una mesa pegada a una ventana. Una noche con ligera brisa generaba ese frescor delicioso que me gusta sentir en las terrazas.

Un restorán con casi 4 años de vida (según me enteré ya compraron la casa contigüa, por lo que van creciendo, buen indicador). Atienden muchachos jóvenes que verdaderamente se esmeran en hacerlo bien, algo que valoro en un sitio de comidas es la buena atención.

Partí con mi habitual agua mineral sin gas y pedí una entrada que resultó magnífica, unos pimientos del piquillo. Pimientos apanados rellenos con farsa de cerdo, queso de cabra y menta, presentado sobre la típica salsa vizcaína española. Una delicia que solo abrió mi apetito.

Para el fondo, pedí un congrio a la plancha montado sobre una fina salsa de salmón ahumado con lindos y exquisitos y turgentes camarones. El filete de congrio grillado sobre unas papas a la crema y un espolvoreado de cilantro, sobre la salsa. Fantástico, un desfile de sabores bien seleccionados.

Para tamaños sabores, pedí un carmenere reserva de Leyda, a temperatura ambiente, verdaderamente ideal. Cabe destacar que tienen una buena carta de vinos, muy variada y con una gran oferta de ensamblajes.

Solo 6 mesas ocupadas en ese piso, la mayoría gente un tanto mayor, casi me sentí viejo. La brisa nocturna limpió el aire del humo de cigarrillos y la música ambient muy bien elegida, con tonos de guitarra que generan reminiscencias españolas, hicieron muy disfrutable la cena.

El postre, la verdad debía estar a la altura de lo que ya había disfrutado, por lo que elegí una Leche Frita (que raro suena). Un postre vasco excepcional, caliente, sensual y dulce. Una delicada masa de maicena, espolvoreada de azúcar flor y rodeada de miel.

Mientras escucho una suave música Bossa, pido la cuenta y me despido de esta disfrutable experiencia.

Guría, exquisito restorán español. Totalmente repetible!!!.