Filetes del último trimestre : adiós 2017

Me siento obligado a confesar que he dedicado poco tiempo a escribir y no quiero pasar a otro año sin registrar algunos filetes disfrutados antes que queden sepultados en mi olvido. La memoria cada vez me es más esquiva y estos buenos recuerdos los necesitaré más adelante. Entonces, ahí vamos con un recuento breve de lo disfrutado.

Fue por el año 1997, 20 años atrás, que estuve en este concierto homónimo y casi no sentí el paso del tiempo. «El gusto es nuestro» es como una fiesta con viejos amigos que se turnan para cantar y conversar del tiempo pasado, de buenos recuerdos y sobretodo para celebrar la vida que aún nos queda. Disfrutamos cada canción, cada comentario y el prodigioso despliegue de imágenes que adornó el fondo del escenario y sumó más poder al espectáculo.

Poco tiempo después, por motivos laborales afortunados, me trasladé a la hermosa ciudad de  La Serena a una reunión de esas llamadas importante y que hice coincidir con días no hábiles para disfrutar unos días en el norte chico. Me alojé en un balneario del banco, mismo lugar en donde habría de ejecutarse la reunión. La gracia es que está a pocos metros de la costanera playera y en una zona de restaurantes que por supuesto no dejaría pasar sin disfrutar. En el tiempo libre que conseguí, realicé una intensa cacería de graffitis que me llenó el corazón.

Un espectáculo que no podía perderme fue la tocata del extraordinario grupo Santiago del Nuevo Extremo para celebrar 40 años. Ya casi todos mis grandes recuerdos tienen décadas de antigüedad y sin embargo, me siguen gustando tanto. Aquí les dejo unas fotos de esa exquisita revisita a otros tiempos de mi vida.

Si de emociones del pasado se trata, una fortuita congregación de teléfonos en el whatsapp generó que, en pocos días, me reencontré con mis compañeros de colegio, con quienes broma tras broma (además de esa inevitable adicción a las fotos hot) acordamos realizar una improvisa Junta de Ignacianos en la cava de la Confitería Torres (un delicioso subterráneo para encuentros notables en el clásico lugar de Alameda con Dieciocho). Si bien estamos próximos a cumplir 40 años desde que salimos del colegio, me sorprendí que el paso de décadas no nos cambiaron tanto (salvo las canas, la falta de cabello, las barrigas  y las historias personales). Por cierto, en los acalorados días de elecciones presidenciales, terminé por saturarme de opiniones no compartidas, entiendo la legitimidad de ellas y la evidencia clara que en Chile convivimos con visiones bien opuestas. Todo lo cual no me impide sentir un enorme cariño por mis viejos compañeros, ya nos veremos nuevamente.

Un espectáculo que esperaba ansioso fue el recital con nuevo disco del sorprendente maestro Sabina y como todo tiene plazo, llegó el ansiado día. No pude dejar de solidarizar con el título «Lo niego todo», pues cuando la vida es larga y productiva, es necesario tener la opción de negar, aunque sea en broma. Un recital formidable con un Sabina renaciente no solo en talento sino en presencia. Además del nuevo disco, Sabina con maña bien pensada, nos hizo disfrutar sus temas de antología, lo cual agradece todo mi ser.

Si bien, tuvimos la oportunidad de ver hartas obras de teatro en este periodo, no puedo dejar pasar una obra magnífica de Egon Wolff, revisitada por el gran Marcelo Leonart. Se trató de Flores de Papel, tan contemporánea como muchas, pero que ponen de forma mayúscula lo potente que puede ser el malentendido, la casualidad de los encuentros y las distancias que existen en la comunicación. No, no bastan las flores de papel para construir los puentes entre las personas, hay demasiado daño acumulado y  sin embargo, una vez más es necesario intentarlo. Emocionante!!

Finalmente, seleccioné un viaje a Iquique que realicé para estar con mi buena compañera y disfrutar ese norte playero que Chile prodiga con facilidad. Considerando que ella viajaba por trabajo, acordamos una combinación ingeniosa para poder disfrutar en común algunos días y romper esas rutinas que el sistema tanto empuja y que en nuestras vidas debemos cambiar.

Adiós 2017, ya viene un enero sobrecargado de buen teatro para disfrutar!!

99 : arrogante pero bueno

Hace tiempo que venía escuchando comentarios acerca del restaurante 99, ubicado en la calle Andrés de Fuenzalida mismo número y no había tenido ocasión de visitarlo por lo restringido de sus horarios. Abren solo al almuerzo y a la cena por un par de horas. De hecho, incluso el sitio web 99restaurante.com solo existe para reservar, lo cual pone de manifiesto su estilo.

Prometen una propuesta gastronómica de autor diferente cada día, que puede traducirse en que cada día la creatividad del equipo de cocina produce algo distinto y que los comensales asisten un poco a ser sorprendidos. Ciertamente, crear platos lo considero maravilloso aunque al mismo tiempo arriesgado, ya que no hay paladar para todo. No obstante ello, fui gustoso a la prueba.

Ubicado en la terraza (imposible encerrarse en estos días de canícula desatada) y la chica me sirvió una copa de agua, mientras elegía mi entrada. Puso en la mesa unos cortes de pan y mantequilla negra con sal marina, buen acierto!. Partí entonces con un carpaccio de res con queso de mani, palta y rúcula que constituyó un buen comienzo, especialmente porque acompañé con una copa de reserva carignan Villalobos, un vino adorable. Para el fondo, seleccioné un puré de porotos pallares con verduras asadas (coliflor, champiñones), unos cortes de los mismos porotos y una porción de papas rústicas fritas. Acompañé con una copa de ensamblaje de cabernet sauvignon con syrah (de una viña boutique que no conocía y cuyo nombre no retuve). Muy rico, solo habría dejado fuera la coliflor.

Para el postre, algo inesperadamente simple, un helado de plátano con manjar suave de leche y crocante, seguido de mi habitual café expreso.

Honestamente prometía más por lo que se habla, no me logró fascinar y como me trae reminiscencias del Boragó, debo confesar que no queda primero en mi lista, pero sin duda en muy buena posición.

Nuevo Krrtrekking V&V : más disfrutes

Aprovechando un feriado y añadiendo un día de vacaciones nos creamos una nueva oportunidad de pasear por la quinta región siguiendo el tradicional formato de krrtrekking.

Una vez instalados en el hotel boutique Latitud 33, fuimos rápidamente al cercano restaurante SaborColor por un almuerzo tardío, tal vez fuimos lo últimos comensales, pero nunca mal atendidos. Partimos con kir royale y gaseosa, para llegar a los fondos, quinoa de camarones y un extraordinario filete con guiso lentejas. Un almuerzo de sabores gourmet con buen vino y café.

El resto del día, lo dedicamos a pasear y cazar graffitis hasta llegar a la noche para disfrutar el rico Restaurante C (en realidad se llama La Concepción) y cenar en la terraza con una de las mejores vistas de la bahía. Como ya es habitual, kir royale y  gasesosa, mientras llegaba una sorprendente sopa marina y mi filete tres pimientas  con mil hojas de papas y champignones caramelizados. Acompañamos con un Malbec La Porfia Botalcura y cerramos con esos negros cafés que nos permitieron llegar de regreso al hotel para descansar.

Al día siguiente, nuevamente un día lleno de sol y ganas de pasear. Partimos en tren sin destino, acompañados de los numerosos artistas que hacen su performance musical de carro en carro. Son bastante buenos y de verdad amenizan el viaje mientras los ojos se pierden en los lindos paisajes. Paseamos por Limache, incluso disfrutamos unos jugos de frutas deliciosos en absoluta paz. De regreso, nuevamente en el metro, nos bajamos en Caleta Portales para visitar una habitual picada : Los Compadres y disfrutar un buen almuerzo de puerto. Estaba muy lleno, pero no fue tan difícil conseguir una mesa. Unos pisco sours en espera de los fondos,  reineta con salsa de locos, bechamel y nueces y una rica albacora también con salsa bechamel y camarones. Esta picada es una de las buenas de la Caleta y ya la hemos visitado varias veces.

Volvimos a los cerros para seguir la cacería de graffitis hasta que se hizo suficientemente tarde como para iniciar la búsqueda de un buen lugar de cenar. Llegamos al restaurante Mito, el cual prometía una terraza con vista al mar. A pesar que estaba algo frío, la terraza resultaba un buen lugar para cenar y partimos con unas machas a la parmesana mientras bebíamos nuestros aperitivos.  Contra todo pronóstico, la carta tenía hartas sorpresas. Pedimos un plato de mahi mahi con salsa limón de pica, arroz y pesto y un buen filete en salsa carmenere con puré al merken. Por supuesto, acompañamos con vino y cerramos con café, antes de emprender el retorno al hotel.

Un nuevo día, un nuevo desafío. Nos fuimos a Viña del Mar en el metro para recorrer un poco la ciudad. A la hora de almorzar, nada mejor que revisitar el Cap Ducal, que a pesar de los años sigue siendo un buen lugar con una vista maravillosa del mar. Un pisco sour y kir royale mientras saboreábamos un exquisito pebre de mariscos. Seguidamente una  albacora con salsa de mantequilla negra y alcaparras y un bourguignon champignon con  papas salteadas, muy bien acompañado con una botella de Carmen Gran Vidure. Para los postres, porción de creme brulee y torta de chocolate más el infaltable café negro.

Volvimos a la caminata hasta que llegamos al Hotel Miramar, mi mejor lounge desde hace años. Confieso, ver atardecer en la terraza mientras un DJ acompaña con buena música y bebemos unos ricos tragos es demasiado extasiante. De hecho, regresamos a los cerros, reservamos una cena en el Restaurante Turri y luego descansamos en el hotel. Sin embargo, no me acuerdo del detalle, pero claramente lo pasé bien.

Último día en V&V y la despedida no podría ser mejor. Volvimos al restaurante C para disfrutar un panzotti de masa con aceitunas amargas relleno con zapallo camote y salsa cremosa de queso azul (algo maravilloso) y un  ravioli de pasta de espinaca y centolla, todo lo cual acompañamos con una buena botella de carmenere De Martino 347. Tras los cafés, debíamos regresar a Santiasco.

Unas pequeñas vacaciones, con eternos e inolvidables disfrutes. La cacería de graffitis la publiqué en krrtrekking.cl y están muy lindos.

 

Krrtrekking en Valparaíso : puros disfrutes

Antes que llegase el verano y la zona de Valparaíso y Viña se replete de gente debía hacer este disfrutable paseo. Me puse de acuerdo con mi partner y en la mañana de un sábado, salimos hacia Valparaíso dejando atrás el infernal calor de Santiasco y con un fin de semana completo de aventuras.

Viajamos en bus, como a mi me gusta pues la esclavitud de un auto impide disfrutar como se debe una ciudad de cerros. Desde el terminal comenzamos la caminata y el primer objetivo fue visitar el cerro Bellavista para recorrer el museo al aire libre. Pudimos admirar el lindo arte que importantes pintores regalaron a la ciudad y que se complementa con el arte callejero que abunda en esta ciudad. De hecho son muchos los  graffitis que fui cazando durante este viaje.

Fue unánime la decisión de la primera parada para almorzar rico, nos encontrábamos enfrente del exquisito restaurante Confieso que he comido, en donde nos ubicamos para admirar la increíble vista y disfrutar su cocina. Partimos con esa rica combinación de pisco sour mientras nos servíamos un ceviche Confieso, cortes de corvina adobados en limón, aceite de olivas, trozos de papaya y menta. Para los fondos, el Pescado Capital (filete de albacora con polenta cremosa, albahaca y tomatitos cherry) y una Merluza Austral a la plancha macerada en aceite de eucaliptus acompañada de pastelera de choclo. Estas exquisiteces las acompañamos con una botella de pinot noir de Leyda. Concluimos con un buen café, antes de proseguir la caminata.

Seguimos por las empinadas calles un poco al azar o donde se encontrasen graffitis pero en dirección al cerro Cárcel. En el camino aprovechamos de visitar la ex cárcel devenida en un fantástico centro cultural, que por supuesto recorrimos completamente. Brillaron los ojos de mi partner cuando finalmente arribamos al Hotel Ultramar, un hotel boutique fantástico que había reservado por internet días antes. Allí nos esperaba una suite de 50 m2 con la mejor vista que he tenido hasta ahora en mis numerosos viajes a Valpo.

Tras un descanso, nos dispusimos a reiniciar el krrtrekking, esta vez con dirección hacia el cerro Alegre. La idea era ir al menos a dos sitios esa noche a cenar, dividiendo la cena en dos partes. El primer lugar que nos tentó fue el restaurante Cocina Puerto. Una maravillosa casa decorada de manera perfecta para una gran experiencia. Ya ubicados en una mesa, llegaron unos appetizer que llamaron sopaipillas sureñas, en realidad una masa con especias crocante y frita exquisita que devoramos en instantes. Allí me vino a la mente lo que podría ser una cocina de autor a la chilena. Partimos con variedades de pisco sour  de piña para mi partner y uno de arándanos para mí, deliciosos!!. Nos tentamos con un curanto para dos, pero pensando en la siguiente estación, finalmente nos decidimos por una entrada de salmón ahumado con naranjas, alcaparras y un ají verde. Delicioso plato que nos avivó el hambre para continuar.

Salimos del Cocina Puerto prometiendo regresar en otro momento y seguimos el paseo, ahora en busca de los platos de fondo. Después de unas vueltas de reconocimiento, fue la llegada de la noche lo que nos forzó a buscar la terraza preciosa del  Restaurante La Concepción, un imperdible de este cerro. Instalados en esa envidiable ubicación, disfrutamos un camarón al curry y un extraordinario filete acompañados de un gran reserva petit verdot. Regresamos al hotel muy tarde no sin antes de cazar una buena cantidad de nuevos graffitis que encontramos al paso.

El domingo partió con un rico desayuno en el estiloso comedor del hotel, bien diseñado y funcional, aunque ciertamente pequeño. Más tarde, salimos rumbo a La Sebastiana, la casa de Neruda que bien se merecía revisitar. Impresionante la cantidad de gente y sobretodo extranjeros que admiran al gran poeta.

De regreso al hotel, retiramos nuestros bolsos y decidimos movernos hacia el Museo Bellas Artes del Palacio Baburizza, pues sería mi primera visita después de ser reparado y reabierto. El palacio es magnífico y me atrevo a decir que sobresale más allá de las obras de arte que aloja.

Habiendo recorrido todos los niveles y un poco hambrientos, detectamos algo que no estaba disponible en mi anterior viaje. Nos encontramos enfrente de un nuevo restaurante llamado Alegre y perteneciente al hotel Palacio Astoreca. Completamente remodelado, el palacio aparentemente se ha constituido en un imperdible.

Bastante gente, pero conseguimos una buena mesa. Pronto comenzamos a fascinarnos con la oferta gastronómica de la carta,

Una vez que nos decidimos por unos kir royale de aperitivos, pedimos una entrada tentadora foie gras y queso de cabra caramelizada  con apio, manzana verde y helado de almendras. Sorprendente!!

Mientras llegaba nuestra entrada, llegó un appetizer de sopaipillas sopladas con puré de zapallo y pesto de aceitunas verdes. Después de nuestra entrada nos llegó otro appetizer, una pequeña pastelera con base de granola, espuma de choclo y cortes aceituna. Nuevamente fuimos sorprendidos.

Luego llegarían los fondos, mi partner optó por un congrio confitado con caldo de coco y curry rojo con unas virutas de calamar salteadas y yemas de espárragos con aceite de ajo. En mi caso, me decidí por una terrina de cochinillo de la araucanía con papas confitadas con una salsa romescu y alioli. Dado que solo yo consumiría vino en esta ocasión, elegí un malbec Renacer de viña Punto Final reserva 2011, una combinación perfecta.

Estábamos extasiados con los sabores por lo que era imposible no probar postres. Así llegaron a nuestra mesa un bizcocho al romero con helado de miel con una espuma de frutilla, queso de cabra y membrillo y una mozarella yogurt con una  nube de eneldo, helado frambuesa, salsa de berries y betarraga. Impresionantes!!!

Alegre es el mejor restaurante de este krrtrekking y evidentemente volveremos.

Un Krrtrekking por Mendoza

Hace tiempo que tenía la idea de destinar unos pocos días a disfrutar comida y vinos en la vecina ciudad de Mendoza y finalmente llegó el momento oportuno. Una planificación realizada completamente por Internet, implicó pasajes, traslados y hotel garantizados por esa confianza en que los compromisos electrónicos se cumplen. Por supuesto que se cumplen!!

Viajamos en avión y antes de llegar al primer bostezo, ya estábamos en un auto rumbo al hotel cercano a una autopista de Mendoza. Si bien me había parecido una buena idea no quedar en el centro de la ciudad, jamás imaginé que Mendoza fuera tan grande. Ahí aprendí una nueva lección, no siempre las cosas son lo que parecen. En fin, las caminatas tendrían que estar ayudadas con algunos acercamientos en taxi.

La primera noche requería un buen lugar y eso no me lo perdería. El destino sería Anna Bistró en pleno downtown de Mendoza, para lo cual pedimos un taxi que nos hizo el acercamiento. Caminamos por una ciudad repleta de personas y bullicioso comercio. Muchas mesas dispuestas en la calle, verdaderos paseos urbanos que nos invitaban a gozar opciones. Nos sentamos en un sitio a disfrutar un buen café mientras realizábamos el people watching de rigor. La gran sorpresa, muchos niños paseando solo con su padre, parecía una apología al padre soltero y al mismo tiempo, un mensaje subterráneo de como opera esta ciudad.

Tras recorrer los entornos del centro de Mendoza y llegar a la hora fijada por la reserva que había hecho en el restaurante, nos dirigimos al Anna Bistró. Para nuestra sorpresa resultó ser un lugar maravilloso, con una ambientación de lujo, música exquisita y la iluminación de diseño top. Sin haber consumido nada ya estábamos en éxtasis, demasiado lindo el lugar.

Anna Bistró se vanagloria de tener 200 etiquetas de vino disponibles, lo cual es cierto, pues revisando la carta quedamos extasiados de su diversidad. Partimos con el cocktail del día, una mezcla de zumos de frutas y vodka excepcional además de las botellas de agua con y sin gas (nunca coincidimos con mi partner). Para los fondos, Ojo de bife y ensaladas además de una buena botella de cabernet franc  Catena Saint Felicien 2010. Una delicia de cena que concluyó con buen café negro y las ganas de seguir disfrutando esta ciudad que nos daba tan buena bienvenida.

El segundo día, tras un buen desayuno buffet, nos enfrentó a la posibilidad de hacer un tour a las viñas de Mendoza, el principal atractivo de la ciudad. Contratamos el servicio y nos fuimos caminando a hacer tiempo a una zona comercial aledaña. Nada distinto de lo que se puede encontrar en un mall de Santiasco, salvo por la belleza de las argentinas, sobresalientes en su afán de ser bellas. A la hora del encuentro, una VAN pasó a retirarnos del hotel y comenzó el periplo que nos condujo en primer lugar a una gran productora de vinos, Bodegas López, 24 millones de botellas al año!!!. Sorprendidos visitamos las plantas automatizadas en las cuales preparaban el vino, lo añejaban y luego embotellaban. Las barricas de roble de dimensiones gigantescas, los estanques de acero inoxidable y los automatizados procesos de elaboración dejan boquiabiertos a todos. El tour siguió con una visita a una productora artesanal de vinos,  la Viña El Cerno, una verdadera boutique en la que tuvimos la oportunidad de visitar las bodegas subterráneas y degustar vinos maravillosos. Una botella de malbec, cosecha de autor, se vino conmigo a casa. Posteriormente fuimos a una productora artesanal de aceite de olivas, en donde degustamos perfectas variaciones de sabor de aceites con especias, todo lo cual solo nos provocó más hambre. De regreso al hotel, no tardamos en salir nuevamente a disfrutar un buen lugar para cenar. El turno fue para un restaurante italiano muy lujoso llamado Francesco, una exquisitez. Estaba bastante lleno, pero conseguimos mesa y pedimos un agua mineral y el kir royale que tanto me gusta mientras disfrutábamos un carpaccio de filete.  Seguimos con un assiago de pasta y un penne a la siciliana que acompañamos con un merlot Lagarde delicioso. Cerramos, como de costumbre con un buen café negro, para luego ir en taxi de regreso al hotel.

Al siguiente día, decidimos hacer un recorrido más intenso de la ciudad y nos fuimos a visitar el lindo Acuario Municipal en donde encontramos al famosos tortugo de la ciudad, luego fuimos al serpentario Anaconda, un sorprendente lugar, seguido del Museo del Área Fundacional y el Museo de Arte Moderno. Tras muchas cuadras de caminata y registros de graffitis, nos fuimos a buscar un buen sitio en donde almorzar. El objetivo se cumplió en el Hotel Argentino, en pleno downtown y con un merecido premio de Trip Advisor, ya que fue inolvidable el tardío almuerzo que conseguimos en este lugar.Unos ñoquis de remolacha y para mí unos raviolones de berenjenas que acompañamos con una botella de malbec Staphyle Premium, demasiado rico!!. Para los postres, compartimos un queso con dulce y por cierto, buen café.

Mendoza es un gran lugar para disfrutar y prometo que volveré!!

Su Merced : deliciosa sorpresa

Acostumbraba visitar este lugar cuando era la sede en que practicaba Chi-Kung, una vieja casona, quejumbrosa y excepcionalmente bien ubicada enfrente del Parque Forestal. Sin embargo, al paso del tiempo se convirtió,  remodelación mediante, en un hermoso hotel boutique.Han pasado unos años y esta noche en que salí a buscar opciones para una buena cena, nuevamente me encuentro enfrente de la entrada de este sitio y no pude resistir la tentación de probar.

Impresionante el trabajo arquitectónico y de diseño de interiores realizado, es irreconocible y al mismo tiempo me sobrecoge reconocer detalles que puedo recordar de la vieja estructura. El sitio es impecable, buen gusto en todo, incluyendo la deliciosa música y la buena atención de una joven moza.

Me senté mirando hacia la ventana con el delicioso Parque Forestal de escenario y me dispuse a disfrutar. Partí, como es habitual con una botella de  agua, la que rápidamente fue acompañada con unas sopaipillas, un pote de pate de foi y otros de pasta de ave. Magnífica recepción.

Para el plato principal, elegí de la carta una croqueta de carne magra con queso parmesano y salsas untables, montada en una  ensalada de hojas crujientes bañada en limoneta y acompañada de un arroz cremoso con callampas secas, champignon paris y queso de cabra maduro. Me parecía que no podía hacer menos que pedir un buen vino y de la interesante carta disponible, elegí un petite syrah Carmen 2010. Imposible relatar el festival de sabores que significó este plato, francamente delicioso.

Tras el banquete, debo reconocer que no fui capaz de pedir postre y cerré el disfrute con un buen café negro. Este sitio se las trae!!

 

Regreso a Peumayen : sigue el disfrute

Hacia inicios del año hice mi primera incursión a este sitio que hoy en día se ha convertido en una sensación entre los turistas y la gente, que como yo, disfruta experimentando sabores y buena gastronomía.
Si bien para mi primera visita, el restaurante no poseía patente de alcoholes, asumí que para estos días el tema estaría resuelto. Por lo tanto, dirigí mis pasos con total seguridad para servirme un almuerzo como me lo merecía.
Partí con un appetizer de pulpo al ajo y plátano, regalo del chef a lo que siguió esa peculiar panera que distingue a este lugar. Hablo de una panera con la muestra de 8 opciones de "pan", desde milcao, pan amasado, chancho en piedra, un recorrido geográfico de norte, centro y sur incluyendo isla de pascua y chiloé.
Con esta fantástica bienvenida, ya podía revisar en detalle la carta y seleccionar el disfrute de este almuerzo. Pedí un Filete de caballo con un asado de vegetales y puré, un plato impresionante que acompañé con una botella sellada con cera de un exquisito syrah Starry Night del Valle del Maipo costa 2010. Una delicia que disfruté lentamente mientras escuchaba la excelente selección de música, otro acierto del local.
Para el postre, evidentemente debía buscar algo novedoso y en la carta abundan opciones como un rico helado de frambuesa y apio y el chapalele en salsa de chancaca con helado de manzanilla. El cierre, como acostumbro, fue con un rico café negro para filtrar.
Qué rico es el Peumayén, se merece la fama que ha ganado estos meses.

La Superior : sanguchería exquisita

En visitas anteriores al boulevard en donde están los exquisitos restaurantes Rivoli y Le Bistrot, había observado la existencia de este local de sandwiches, pero ésta sería la primera vez que lo probaría. Sospechaba que era muy exitoso pues siempre lo veía muy lleno y hoy, un domingo de paseos, había espacio para disfrutar.

Hacer el pedido es todo un rito, tres pasos que debes seguir al dedillo, partes por el tipo de carne o ingrediente principal, sigues con los acompañamientos y finalmente seleccionas el pan. Todo en la lista es llamativo y preparado al estilo gourmet para un deleite superior.

Mientras me entretenía haciendo selecciones en mi mente, pedí una cerveza negra de Flandes la que llegó rápida y fría a mi mesa. Para asegurar que mi prueba tuviera una referencia adecuada, decidí por una mechada, a la italiana y en una rica marraqueta.

Un sándwich delicado, abundante  y sobre todo sabroso. Superó con creces la prueba y dejé anotado para varias otras incursiones el venir a disfrutar el resto de la carta. Volveré, de todas maneras volveré!!.

 

 

Peumayen : fusión ancestral y gourmet deliciosa

Caminando en busca de un sitio en donde almorzar tarde tras un rico paseo a la precordillera, encontramos un nuevo restaurante en un sitio que solía ser una oficina en el barrio Bellavista. Hace un par de semanas abrieron a público aunque no cuentan aún con la patente de alcoholes, pero ello no fue obstáculo para disfrutar una de las mejores propuestas gastronómicas del último año.

Una gran casa de dos pisos a la cual dejaron los ladrillos a la vista en un toque rústico, recuperaron las buenas maderas y añadieron más para crear un territorio de sutil elegancia pero manteniendo esa reminiscencia de lo simple y autóctono. La música claramente étnica, con mucho condimento sureño y aires mapuches. De hecho, el vocablo Peumayen significa «lugar soñado» en mapudungun.

Un tarde con una temperatura de infierno nos hizo elegir sin dudar la terraza interior, un acierto delicioso pues tenía sombra y una escurridiza brisa que acompañada con un refresco a base de chicha morada y menta, poco a poco nos permitió comenzar a disfrutar. Con tanto calor además pedí un jugo de sandía, pera y algo más todo muy helado, impagable la sensación de frescura.

Muy bien atendido por un muchacho que mientras elegíamos nuestros platos, trajo unos appetizer de atún sellado y pera y luego nos hizo llegar la panera, que por cierto mas bien parecía una muestra de degustación con muestras de todas las regiones de Chile incluyendo Isla de Pascua. Ahí comenzamos a sorprendernos, recién comenzábamos el almuerzo y ya habíamos disfrutado muchos sabores además muy bien presentados.

La entrada fue en formato de degustación, pequeñas porciones con delicados sabores y toques de finas hierbas, una verdadera construcción artística y de inolvidables sabores. probamos desde un roast beef, pasando por una lengua de cordero, un anillo de conejo y hasta pulpo apanado usados como base de unas refinadas y pequeñas muestras de sabores chilenos.

Para los fondos elegimos una merluza austral con costra de cilantro y avellanas sobre un guiso de jaiba y para mí un salmón sobre una pastelera de choclo y una suerte de pebre con trozos de frutillas. Antes de llegar estas maravillas, el mozo nos hizo neutralizar los sabores con unas bolitas de hielo con trigo y naranja, perfecta sensación.

Como una atención del local, nos regalaron una copa de vino, ya que no pueden venderlo aún, pero se agradece la delicadeza y nos quedó claro que el chef, uno de los dueños del local, sabe crear experiencias disfrutables en sus clientes.

Al terminar nuestros fondos, nuevamente nos deleitaron con ese sorbete de trigo y naranja para neutralizar sabores, mientras ordenábamos el postre, otra degustación de sabores de todas las regiones del país. Pequeñas porciones de helados diversos incluyendo uno de sandía, plátano frito con quinoa pop, un bombón de chocolate, chapalele con chancaca, un postre pascuense y un galletón exquisito. Un verdadero festín de sabores que acompañamos con una cafetera al estilo francés para ponderar el negro café que cerró nuestra fantástica incursión en este lugar.

Saliendo del lugar, conversamos con el chef, un robusto argentino (curioso que cocine comida ancestral chilena y tan bien) quien nos habló muy orgulloso de su emprendimiento y que nosotros estamos seguros les debería ir muy bien.

 

Ambrosía : siempre delicioso

Retornaba caminando hacia el centro tras unos trámites inevitables de último día hábil de la semana y la casualidad me puso una vez más en calle Merced y a menos pasos que un antojo de este disfrutable restaurante.

Hurgué mi memoria por si tenía alguna reunión pronto y listo, la decisión estaba tomada : almorzaría en Ambrosía.

Como ya me conocen en demasía, rápidamente llegó un vaso de agua fresca de regalo, la carta y un cenicero.

De la carta elegí sin pensar demasiado, ya que conozco la buena mano de la chef, un mahi mahi con rissoto, una delicia que merecía la compañía de un pinot noir Montes reserva.

Almorcé lento, tanto como pude, ya que es la forma de aprovechar este oasis en mitad del centro de Santiasco y que pronto desaparecerá. Según me comentaba la chica que me atendía, pronto migrarán de barrio ya que en este sitio no pueden abrir de noche y eso incide en sus ingresos. Una lástima enorme me produce perder uno de los pocos lugares del centro en que se puede comer bien y tener una experiencia completamente grata.

Decidí cerrar los goces con un postre ácido mejor que el pie de limón, un invento culinario que agradezco pues estaba delicioso y que acompañé con un rico café negro.

Si se va Ambrosía del centro, los días serán más oscuros y los disfrutes tendrán que tomar vacaciones esperando los fines de semana.