Cena en Guría : sumando deleites

Muy cansado tras una semana laboral extenuante, nos reunimos a cenar y el lugar que elegí, nos esperaba para disfrutar como corresponde. Un kir royale y un jerez Tío Pepe para acompañar unos pimientos al piquillo, fue el comienzo del placer.

Tras revisar profusamente la carta, elegimos de fondos un solomillo a la parrilla con puré de camote con almendras tostadas y manzanas confitadas con salsa al vino tinto y unos garbanzos cocidos en caldillo de congrio con camarones, delicias que acompañamos con un exquisito carmenere Tres Palacios 2007.

Para los postres, una natilla con berries y flan de la casa, seguido de buen café negro, un término delicioso de tan buena cena de cierre semanal.

Qué bueno es el Guría!!!

Cenando en Guria : buen remedio para el cansancio

Estas semanas laborales han estado al borde del frenesí y francamente agotadoras. Cuando enfrento estos periodos sobrecargados de esfuerzos, me asalta un deseo irrefrenable de disfrutar como grata compensación. Viajé directo desde la oficina, ya era bastante tarde, hacia un sitio que se encuentra en mi portfolio de favoritos, me refiero al restoran español Guria.

Me instalé pro primera vez en la planta baja, ya que siempre voy directo al segundo piso. esto me daría la oportunidad de hacer people watching, un deporte social que me agrada y me permite aprender del comportamiento chilensis. Mientras buscaba en la carta alguna delicia que no hubiese probado antes, solicité un siempre agradable jeréz Tio Pepe, inconfundible y sabroso.

No tardé mucho en encontrar algo apropiado, un congrio dorado a la plancha acompañado con risotto con camarones terminado con un caldo de congrio, mantequilla, queso parmesano y ciboulette. Adivinando sus sabores, pedí la fantástica carta de vinos que poseen y elegí un pinot noir Carmen reserva 2007,  extraordinario hallazgo al fondo de wine dispenser, quedaba una botella a la temperatura perfecta.

En el intertanto, un pote de mantequilla y otro con una salsa sabrosa más un panecillo crujiente y caliente, me permitieron apaciguar mi excitada digestión. Desde el almuerzo que no probaba bocado y la jornada había sido demasiado larga.

Un plato exquisito, el enorme filete de congrio montado sobre el risotto y todo rodeado con una linea de aceite de olivas con eneldo. Estaba perfecto aunque igual, fiel a mis preferencias, añadí un poco de pimienta cortada. Mmmhh, todavía recuerdo el sabor!!!

Muchas parejas ingresaron al lugar, la mayoría comensales nuevos, lo cual no deja de sorprenderme ya que este lugar es uno de los antiguos del barrio Manuel Montt y sigue conquistando adeptos. Bien por Guría!

Tras un café bien negro, caminé a casa a continuar con el reparador descanso.

Descansando con delicias españolas : que rico es Guría

Un periodo de trabajo especialmente intenso, 12 horas diarias sin interrupción, me convierten en un loco en busca de disfrutes intensos por justa compensación. Así,  hoy decidí que debía tener una disfrutable cena y con sabores entrañables. A mi mente vino rapidamente la idea de comida española y un lugar que me trae buenos recuerdos es el Guría.

Instalado en el segundo piso, mientras me acomodaba pedí mi habitual botella de agua mineral sin gas y hielo. recorrí la carta con ansiedad, Llegó mi pedido, junto a unos panecillos calientes, mantequilla y una sabrosa salsa, con lo cual pude recorrer la carta con más tranquilidad. Unos calamares a la romana fueron un buen punto de partida mientras decidía los fondos. Los comí lentamente mientras saboreaba un libro que me tiene entusiasmado, «A la luz de nuestras vidas pasadas» de la notable Amalia Estevez.

Vacilé por unos tres minutos entre carnes rojas o un buen pescado, pero me ganó la idea de una rica merluza a la parrilla con un risotto de camarones. Curiosa mezcla ya que el risotto es de origen italiano y la preparación de merluza es normalmente muy española. Como sea, un plato exquisito y cuyo sabor se magnificó al agregar una buena botella de pinot noir Céfiro, un reserva de Casablanca, exquisito.

Una cena anclada en el recuerdo, algo que me asalta el alma cada febrero y que supongo me seguirá ocurriendo, aunque la vida continúe su curso y cierre la cena con un buen café. Por cierto, buena música ambiental incluyendo unos deliciosos temas de Gotan Project.

Guría, gran opción para el placer y los recuerdos.

Cenando en Guría : españolada deliciosa

Estas cálidas noches de abril invitan a cenar afuera, aunque cuando ya es un poco tarde no son muchos los lugares disponibles.

La verdad llegamos muy tarde al Guría, con bastante hambre y con muchas ganas de conversar. Partimos pidiendo unas heladas sangrías (españolas de verdad) las que permitieron estabilizar la temperatura corporal y de paso estudiar apropiadamente la carta.

Hace poco más de un año que había cenado en este sitio y bien merecía una recarga. Como aperitivo -una delicia- los pimientos al piquillo, especialidad con farsa de cerdo, queso de cabra, menta y una salsa vizcaína. Fantásticos!!!

La calidad de la atención constato, ha disminuido, no obstante sigue siendo de buen nivel a pesar de la avanzada hora de nuestra visita. De la carta elijo un Solomillo de cerdo relleno que me parecía notable (relleno de rúcula, jamón serrano, puré de albahaca, queso de cabra con una salsa de mostaza y miel), pero contra todo pronóstico, no había y no me lo advirtieron !!!. Gran decepción no?

Sobre la marcha y con los minutos contados antes que se marchara el chef, decidí por una Merluza a la Ribereña (un rico filete de merluza a la plancha con una salsa de tomate concase, julianas de jamón serrano, ciboulette picado, mantequilla y crema acompañado de un deliciosos couscous con champiñones y menta). Un plato magnífico, que pareaba perfectamente con el plato de Merluza Bravísima (también filete de merluza a la plancha con mantequilla rubia, camarones, alcaparras y merken acompañado con un rico risotto con esparragos y queso parmesano) que mi partner sabiamente eligió.

Para platos tan sabrosos y delicados, no quedaba alternativa que no fuese una botella de un buen pinot noir y la elección fue del Valle de Casablanca, un reserva colección privada Céfiro, fantástico. La combinación marcó puntaje de excelencia, demasiado rica.

Para los postres, coincidimos que lo mejor era una natilla con berries, imperdible!!. Un delicioso término mientras se escuchaba un lindo tema de Björk.

Bravo por Guría, sigue siendo un gran filete.

Guría : comida española con estilo

Cenar rico es un gran placer y en ocasiones es un arte encontrar un buen lugar. En esta oportunidad me dirigí al Guría, la verdad sin grandes expectativas, pero me llevé una buena sorpresa.

El local no llama demasiado la atención desde afuera, pero al ingresar se nota escuela, mesas bien presentadas y salones espaciosos. En el primer piso un lindo bar y una cava de vinos a la vista. No obstante, me fui al segundo piso y elegí una mesa pegada a una ventana. Una noche con ligera brisa generaba ese frescor delicioso que me gusta sentir en las terrazas.

Un restorán con casi 4 años de vida (según me enteré ya compraron la casa contigüa, por lo que van creciendo, buen indicador). Atienden muchachos jóvenes que verdaderamente se esmeran en hacerlo bien, algo que valoro en un sitio de comidas es la buena atención.

Partí con mi habitual agua mineral sin gas y pedí una entrada que resultó magnífica, unos pimientos del piquillo. Pimientos apanados rellenos con farsa de cerdo, queso de cabra y menta, presentado sobre la típica salsa vizcaína española. Una delicia que solo abrió mi apetito.

Para el fondo, pedí un congrio a la plancha montado sobre una fina salsa de salmón ahumado con lindos y exquisitos y turgentes camarones. El filete de congrio grillado sobre unas papas a la crema y un espolvoreado de cilantro, sobre la salsa. Fantástico, un desfile de sabores bien seleccionados.

Para tamaños sabores, pedí un carmenere reserva de Leyda, a temperatura ambiente, verdaderamente ideal. Cabe destacar que tienen una buena carta de vinos, muy variada y con una gran oferta de ensamblajes.

Solo 6 mesas ocupadas en ese piso, la mayoría gente un tanto mayor, casi me sentí viejo. La brisa nocturna limpió el aire del humo de cigarrillos y la música ambient muy bien elegida, con tonos de guitarra que generan reminiscencias españolas, hicieron muy disfrutable la cena.

El postre, la verdad debía estar a la altura de lo que ya había disfrutado, por lo que elegí una Leche Frita (que raro suena). Un postre vasco excepcional, caliente, sensual y dulce. Una delicada masa de maicena, espolvoreada de azúcar flor y rodeada de miel.

Mientras escucho una suave música Bossa, pido la cuenta y me despido de esta disfrutable experiencia.

Guría, exquisito restorán español. Totalmente repetible!!!.