Filetes del último trimestre : adiós 2017

Me siento obligado a confesar que he dedicado poco tiempo a escribir y no quiero pasar a otro año sin registrar algunos filetes disfrutados antes que queden sepultados en mi olvido. La memoria cada vez me es más esquiva y estos buenos recuerdos los necesitaré más adelante. Entonces, ahí vamos con un recuento breve de lo disfrutado.

Fue por el año 1997, 20 años atrás, que estuve en este concierto homónimo y casi no sentí el paso del tiempo. «El gusto es nuestro» es como una fiesta con viejos amigos que se turnan para cantar y conversar del tiempo pasado, de buenos recuerdos y sobretodo para celebrar la vida que aún nos queda. Disfrutamos cada canción, cada comentario y el prodigioso despliegue de imágenes que adornó el fondo del escenario y sumó más poder al espectáculo.

Poco tiempo después, por motivos laborales afortunados, me trasladé a la hermosa ciudad de  La Serena a una reunión de esas llamadas importante y que hice coincidir con días no hábiles para disfrutar unos días en el norte chico. Me alojé en un balneario del banco, mismo lugar en donde habría de ejecutarse la reunión. La gracia es que está a pocos metros de la costanera playera y en una zona de restaurantes que por supuesto no dejaría pasar sin disfrutar. En el tiempo libre que conseguí, realicé una intensa cacería de graffitis que me llenó el corazón.

Un espectáculo que no podía perderme fue la tocata del extraordinario grupo Santiago del Nuevo Extremo para celebrar 40 años. Ya casi todos mis grandes recuerdos tienen décadas de antigüedad y sin embargo, me siguen gustando tanto. Aquí les dejo unas fotos de esa exquisita revisita a otros tiempos de mi vida.

Si de emociones del pasado se trata, una fortuita congregación de teléfonos en el whatsapp generó que, en pocos días, me reencontré con mis compañeros de colegio, con quienes broma tras broma (además de esa inevitable adicción a las fotos hot) acordamos realizar una improvisa Junta de Ignacianos en la cava de la Confitería Torres (un delicioso subterráneo para encuentros notables en el clásico lugar de Alameda con Dieciocho). Si bien estamos próximos a cumplir 40 años desde que salimos del colegio, me sorprendí que el paso de décadas no nos cambiaron tanto (salvo las canas, la falta de cabello, las barrigas  y las historias personales). Por cierto, en los acalorados días de elecciones presidenciales, terminé por saturarme de opiniones no compartidas, entiendo la legitimidad de ellas y la evidencia clara que en Chile convivimos con visiones bien opuestas. Todo lo cual no me impide sentir un enorme cariño por mis viejos compañeros, ya nos veremos nuevamente.

Un espectáculo que esperaba ansioso fue el recital con nuevo disco del sorprendente maestro Sabina y como todo tiene plazo, llegó el ansiado día. No pude dejar de solidarizar con el título «Lo niego todo», pues cuando la vida es larga y productiva, es necesario tener la opción de negar, aunque sea en broma. Un recital formidable con un Sabina renaciente no solo en talento sino en presencia. Además del nuevo disco, Sabina con maña bien pensada, nos hizo disfrutar sus temas de antología, lo cual agradece todo mi ser.

Si bien, tuvimos la oportunidad de ver hartas obras de teatro en este periodo, no puedo dejar pasar una obra magnífica de Egon Wolff, revisitada por el gran Marcelo Leonart. Se trató de Flores de Papel, tan contemporánea como muchas, pero que ponen de forma mayúscula lo potente que puede ser el malentendido, la casualidad de los encuentros y las distancias que existen en la comunicación. No, no bastan las flores de papel para construir los puentes entre las personas, hay demasiado daño acumulado y  sin embargo, una vez más es necesario intentarlo. Emocionante!!

Finalmente, seleccioné un viaje a Iquique que realicé para estar con mi buena compañera y disfrutar ese norte playero que Chile prodiga con facilidad. Considerando que ella viajaba por trabajo, acordamos una combinación ingeniosa para poder disfrutar en común algunos días y romper esas rutinas que el sistema tanto empuja y que en nuestras vidas debemos cambiar.

Adiós 2017, ya viene un enero sobrecargado de buen teatro para disfrutar!!

Nuevo Krrtrekking V&V : más disfrutes

Aprovechando un feriado y añadiendo un día de vacaciones nos creamos una nueva oportunidad de pasear por la quinta región siguiendo el tradicional formato de krrtrekking.

Una vez instalados en el hotel boutique Latitud 33, fuimos rápidamente al cercano restaurante SaborColor por un almuerzo tardío, tal vez fuimos lo últimos comensales, pero nunca mal atendidos. Partimos con kir royale y gaseosa, para llegar a los fondos, quinoa de camarones y un extraordinario filete con guiso lentejas. Un almuerzo de sabores gourmet con buen vino y café.

El resto del día, lo dedicamos a pasear y cazar graffitis hasta llegar a la noche para disfrutar el rico Restaurante C (en realidad se llama La Concepción) y cenar en la terraza con una de las mejores vistas de la bahía. Como ya es habitual, kir royale y  gasesosa, mientras llegaba una sorprendente sopa marina y mi filete tres pimientas  con mil hojas de papas y champignones caramelizados. Acompañamos con un Malbec La Porfia Botalcura y cerramos con esos negros cafés que nos permitieron llegar de regreso al hotel para descansar.

Al día siguiente, nuevamente un día lleno de sol y ganas de pasear. Partimos en tren sin destino, acompañados de los numerosos artistas que hacen su performance musical de carro en carro. Son bastante buenos y de verdad amenizan el viaje mientras los ojos se pierden en los lindos paisajes. Paseamos por Limache, incluso disfrutamos unos jugos de frutas deliciosos en absoluta paz. De regreso, nuevamente en el metro, nos bajamos en Caleta Portales para visitar una habitual picada : Los Compadres y disfrutar un buen almuerzo de puerto. Estaba muy lleno, pero no fue tan difícil conseguir una mesa. Unos pisco sours en espera de los fondos,  reineta con salsa de locos, bechamel y nueces y una rica albacora también con salsa bechamel y camarones. Esta picada es una de las buenas de la Caleta y ya la hemos visitado varias veces.

Volvimos a los cerros para seguir la cacería de graffitis hasta que se hizo suficientemente tarde como para iniciar la búsqueda de un buen lugar de cenar. Llegamos al restaurante Mito, el cual prometía una terraza con vista al mar. A pesar que estaba algo frío, la terraza resultaba un buen lugar para cenar y partimos con unas machas a la parmesana mientras bebíamos nuestros aperitivos.  Contra todo pronóstico, la carta tenía hartas sorpresas. Pedimos un plato de mahi mahi con salsa limón de pica, arroz y pesto y un buen filete en salsa carmenere con puré al merken. Por supuesto, acompañamos con vino y cerramos con café, antes de emprender el retorno al hotel.

Un nuevo día, un nuevo desafío. Nos fuimos a Viña del Mar en el metro para recorrer un poco la ciudad. A la hora de almorzar, nada mejor que revisitar el Cap Ducal, que a pesar de los años sigue siendo un buen lugar con una vista maravillosa del mar. Un pisco sour y kir royale mientras saboreábamos un exquisito pebre de mariscos. Seguidamente una  albacora con salsa de mantequilla negra y alcaparras y un bourguignon champignon con  papas salteadas, muy bien acompañado con una botella de Carmen Gran Vidure. Para los postres, porción de creme brulee y torta de chocolate más el infaltable café negro.

Volvimos a la caminata hasta que llegamos al Hotel Miramar, mi mejor lounge desde hace años. Confieso, ver atardecer en la terraza mientras un DJ acompaña con buena música y bebemos unos ricos tragos es demasiado extasiante. De hecho, regresamos a los cerros, reservamos una cena en el Restaurante Turri y luego descansamos en el hotel. Sin embargo, no me acuerdo del detalle, pero claramente lo pasé bien.

Último día en V&V y la despedida no podría ser mejor. Volvimos al restaurante C para disfrutar un panzotti de masa con aceitunas amargas relleno con zapallo camote y salsa cremosa de queso azul (algo maravilloso) y un  ravioli de pasta de espinaca y centolla, todo lo cual acompañamos con una buena botella de carmenere De Martino 347. Tras los cafés, debíamos regresar a Santiasco.

Unas pequeñas vacaciones, con eternos e inolvidables disfrutes. La cacería de graffitis la publiqué en krrtrekking.cl y están muy lindos.

 

Regreso a Zully para solo disfrutar

Con un gran amigo, nos debíamos un buen almuerzo para ponernos al día del trabajo y de sus vacaciones. Cuando me recuerda que podría ser una buena opción el rico restaurante Zully, mi respuesta inconsciente fue «ya no debe existir», pues hace años que no lo visitaba y francamente son pocos los lugares que logran permanecer salvo que sean «taquillas» y en el barrio alto. La duda me obligó a verificar en Google y para mi sorpresa, si existía y muy activo.

Un taxi nos acercó al lugar y a pasos apresurados nos fuimos internando en el barrio Concha y Toro para llegar a esa casa impresionante en donde está este increíble restaurante. No había mucha gente, era temprano, nos ubicamos entonces en el salón de la esquina con fotografías de fútbol americano en blanco y negro. Todo combinado con las mesas de impecable negro y la loza en uso.

Partimos con una copa de espumante a la que se añadió pronto la porción de pan caliente y mantequilla. Un primer plato de pollo al pilpil, seguido por un filete de pato con risotto al tomate. Una combinación precisa para una copa de carmenere.

Cerramos con creme brulée, té para mi amigo y café bien negro para este servidor. No cabe duda, hay Zully para rato!!

 

Una divertida tarde de verano en barrio Manuel Montt

Con anticipación nos pusimos de acuerdo con mi hermano para llevar nuestras  cletas al taller. La verdad es que ya daban lástima y siendo tan fieles, se merecían una mantención completa. A la hora acordada, nos encontramos en mi departamento para salir en cleta hacia el barrio Manuel Montt.

El trámite habitual no toma mucho tiempo, aunque fue notorio el plazo de entrega, ya que es casi el doble del habitual, lo cual hace pensar que el parque de cletas en la ciudad claramente ha aumentado. Bien por eso!!

Salimos entonces a pasear por nuestro querido barrio Manuel Montt con la intención de pasar un buen rato. No me costó entusiasmar a mi hermano en pasar a cenar a un lugar que descubrí semanas atrás. Se trataba del restaurante turco Meze, un sitio que sin duda le iba a sorprender y me permitiría volver a disfrutar algo delicioso. Nos dimos el gusto de elegir más combinaciones de esas delicias turcas, masa hilo, queso de cabra, cordero, yogur, especias y sobretodo sabor. Ya que no hay carta de vinos, me aproveché para hurgar en las interesantes opciones que poseen y elegir algo especial, para lo cual el dueño se tomó la molestia de llevarnos a la mesa un conjunto de botellas de vinos chilenos de exportación fascinantes. Una cena espectacular!!

Una vez concluida esta parada, decidimos que la noche merecía algo más. Caminamos hacia Providencia y encontramos un nuevo sitio Cheese&Wine en el mismo local del inolvidable Candil, algo irresistible para nosotros. Pedimos una botella de vino y una tabla de quesos cremosos fantástica, con la cual animamos un par de horas más esta noche de conversaciones y buenos recuerdos.

 

Cleta y museos domingueros

Intentando combinar la necesidad de ejercicio al aire libre y el insoportable calor en una dosis más cómoda que un día completo bajo el sol en la montaña, decidí una solución a la ecuación que otrora me ha dado buen resultado.

Comienzo usando la entretenida Ciclorecreovia en Providencia, Lyon hasta Pocuro con Tobalaba, sigo por Isabel La Católica entroncando con el parque central que va por Américo Vespucio hasta La Pirámide. Allí inicio el  acceso al Parque Metropolitano, ascenso hasta la plaza Antilén, en donde hago la primera parada para disfrutar un rico jugo de plátano y arándanos. Tras la pausa me encamino hacia la cumbre del San Cristobal llegando a la Terraza Bellavista.

Con sorpresa confirmé que ya no dejan ingresar con bicicletas al mirador en donde suelo beber jugo de mote con huesillos. Arbitraria nueva regla (tal vez justificada por la impresionante cantidad de bicicletas estacionadas en los bicicleteros disponibles en la entrada. La verdad es que me molestó un poco, ya que las medidas de convivencia anunciadas en octubre para el San Cristobal  indicaban que los fines de semana no se permitiría subir vehículos motorizados, sin embargo, me topé hasta con buses en el trayecto.  ¿porqué aplican solo una parte del plan?

Emprendí la bajada del cerro por Pedro de Valdivia, luego tomo hacia Barrio Bellavista hasta puente Arzobispo y regreso a casa, para tomar una buena ducha.

Un rato más tarde,  salgo a mi tour de museos, partiendo por el GAM en donde quería visitar la exposición de Quino y Mafalda, un exquisito paseo por el humor agudo, el comentario político y social que jamás pasa de moda. Estos 50 años de Mafalda ponen de manifiesto que poco ha cambiado el mundo bajo la mirada de la injusticia, los abusos, la guerra y el sistema económico vigente. Es un imperdible de este inicio de año y para todas las edades.

Sigo hacia el MAVI para ver una muestra llamada 20 artistas 20 obras montada en solo dos pisos del museo ya que los otros estaban cerrados mientras preparan otra exposición. La selección me resulta conocida ya que son obras que han estado antes en el MAVI ya que forman parte de la enorme colección que posee el museo. La próxima parada, el lindo MNBA para disfrutar Universo Carreño,

Hace más de 20 años que vi la anterior muestra de la obra de Mario Carreño, el cubano chileno más famoso de las artes en Chile y Premio Nacional en los 80’s. Instalada en la Sala Matta, subterráneo del MNBA es un extenso recorrido por todas las facetas pictóricas del gran artista.

Todavía me queda una última parada, el MAC Parque Forestal en donde visualicé dos exposiciones recomendables. La Forma del Diablo en el zócalo, es una muestra colectiva por las diversas representaciones en que cotidianamente identificamos el mal en nuestra sociedad, son las expresiones sociales y más políticas en contraposición a  la iconografía de la religión católica. En el primer piso del museo, estaba la imperdible Don’t Forget (una partida de ajedrez de Duchamp con Man Ray y Salvador Dalí).  Marcel Duchamp fue un artista del modernismo que buscó apartarse del arte en cuanto algo que entrega visualmente el artista reemplazándolo por lo que ocurre en la mente de quien mira. Crea la idea de lo maquinal, formas del maquinismo erótico, poético, kinético, no retinal solo ocurriendo en la mente. Como ajedrecista, este juego es la excusa para el contrapunto que tuvo con la fotografía de Man Ray y que los unió en amistad largamente y de la misma forma con el gran Dalí. Muy interesante, aunque a ratos de difícil comprensión.

Aquí cierro el relato de los disfrutes domingueros absolutamente gratis que tenemos en Santiasco.

Dos descubrimientos gastronómicos de inicios de año

Para esas ocasiones en que encontrar una terraza disponible,  bien atendida y que haya una oferta gastronómica interesante, es un problema, días atrás encontré una solución. Se trata del Santa Pizza en Orrego Luco e inmediatamente al costado de El Huerto.

Lleva poco tiempo y claramente compite con dos colosos del sector, El Huerto que ya mencioné y De la Ostia (sin incluir al exquisito Le Flaubert, cuya terraza es muy pequeña). Como se trata de mi junta quincenal con una gran amiga, a quién le gusta el Liguria, por fin se convenció que en terraza es mejor, sobre todo en una calle de bajo tráfico.

Mi amiga quiso aprovechar el happy hour (mojito santo y caipiroska pasión), pero yo me tenté con una limonada cesar citrix mix (jugo naranjas, limón, manzana con miel y hielo)

Luego vino el hambre y como es obvio, nos fuimos por las pizzas. Ella con una pizza mediterránea (berenjenas, champignones salteados, zuchini sellados al ajo y finas hierbas, mas aceitunas y queso parmesano) y para mí una pizza siciliana (anchoas, peperoncino, aceitunas negras, salame italiano y tomates deshidratados), lo que acompañamos con un delicioso Tabalí carmenere reserva 2012. Al cierre, como corresponde, un buen café.

Días después y tras una buena sesión de teatro, regresé con mi partner a explorar un poco más la oferta de este lugar. Esta vez, probé el jugo del campo (albahaca fresca macerada con trozos de frutilla, te verde, un toque de limón de pica y hielo frappe), lo que me confirmó que los jugos son algo bien trabajado y recomendable de todas maneras.

Para comer,  nos inclinamos por el Antipasto Santo (surtido de prosciuto di Parma, salame felino italiano, queso gorgonzola, grana pradano, manchego y camembert, trocitos denueces, aceitunas verdes y negras y unas tostadas) al que añadimos gaseosa  y una exquisita cerveza Guayakán del Valle del Elqui. Una muy rica y agradable sorpresa.

Otra incursión de la que me alegro poder contar algo disfrutable, la obtuve una noche caminando en el barrio Manuel Montt. Muy cerca del Minga y aparentemente en el mismo conjunto de construcciones, encontré algo delicioso. Se trata del Meze, kitchen bar, comida turca (Estambul). De  primera impresión, unos tres meses abierto, un hermoso comedor y algo más adentro, una terraza interior pequeña pero en extremo agradable.

Una sencilla elegancia, atendida por una chica y por un turco que me pareció que era el chef quien salió de la cocina a atenderme. Observé detenidamente el lugar, cinco mesas ocupadas, amenas conversaciones y muy buena música en una noche cálida y estrellada tras un dia de 37°c.

Inicié el experimento con un Sigara Borek, unos rollitos de masa hilo fritos y rellenos con queso de cabra mezclado con perejil que llegaron acompañados con un pequeño pote de yogur natural. Cabe destacar que la mayoría de los platos consideran el yogur, con lo cual aprendí que éste forma parte integral de esta gastronomía.

Para los fondos, elegí un Kofte Durum, que viene a ser una hamburguesa turca grillada (hamburguesa, tomate y cebolla en un rollo de masa tipo burrito mexicano) con una mini ensalada (lechuga, frutilla, nuez y aceto balsámico) además de una porción de humus. Aunque no tenían carta de vinos, si tenían y tras algunas interrogaciones dí con una botella de Casa Real carmenere 2011.

Fue una cena tranquila y silenciosa que concluí con un imperdible café turco acompañado de unos caramelos turcos de indefinible sabor que llegaron en una cajita de metal muy hermosa.

Buenas opciones que añado a mi lista de disfrutes!!.

 

 

La Mar : una cevichería antigua y famosa

Precedida por la fama del gran artífice de la gastronomía peruana, Gastón Acurio, este lugar sigue atrayendo a mucha gente. En mi caso, me había resistido por largo tiempo ya que en Nueva Costanera encontraba otros sitios que me atraían más. Sin embargo, en esta incursión al barrio me sorprendí con la desaparición del Sukalde (después que migró desde Av. Bilbao hacia Nueva Costanera) que se suma a la pérdida que significó la salida del exquisito restaurante Agua y el Tierra Noble (ahora en nuevo lugar). Caminando unas cuantas cuadras llegué a la inevitable conclusión que era el momento de ingresar a La Mar.

Partí como de costumbre ojeando la carta y refrescando mi garganta con agua mineral. También aprovecho estos momentos iniciales para observar el territorio, calibrar el tipo de comensales y sentir el ritmo del lugar. No tarde en descubrir mucho oficinista alargando su almuerzo de día viernes, madres con hijas adolescentes comiendo liviano, gente haciendo negocios, en fin mucha gente.

En la carta descubrí una buena entrada para calentar motores, se trató de un rollo crocante (panko relleno con camarón, centolla, palta, queso y salsa), un plato magnífico en sabores y contundencia. Para los fondos, que mejor que una merluza alocada que disfruté junto a una fresca botella de pinot noir casas del bosque reserva. Bocado a bocado, pude comprobar que hay una buena cocina en este lugar y que a pesar de los años, mantiene una gran clientela adicta a los sabores peruanos ya la creatividad gastronómica.

Un postre como se merece fue el crocante de maracuyá que  acompañé con un negro café, en señal de despedida.

Lugares transformados : nuevas opciones de disfrutes

Por varias semanas había pasado enfrente del viejo Gatopardo en Barrio Lastarria, cerrado y en evidente intervención. Lo estaban remodelando o se estaba construyendo algo nuevo?. No lo supe hasta que un día de esos, en que voy caminando de forma aleatoria y sin rumbo me encontré con el mismo sitio que visitaba en los noventas y que ahora se había transformado en la República Libre del Pisco, CHiPE Libre, o bien Chile Perú la república del pisco. Debo destacar que este lugar durante muchos años, en los noventas, fue mi sitio preferido para beber cervezas belgas sorprendentes, recuerdo delirium tremens, guillotin, triple de brujas y muchas más. Un filete que fue imperdible!!

Me llamó la atención que manteniendo las características estructurales del local anterior, habían creado una onda muy especial y que evidentemente gustaba ya que había una numerosa asistencia. Reconocí casi toda la infraestructura, pero claramente era otro lugar. Me instalé en la terraza del patio interior y me dispuse a esperar que me atendieran mientras disfrutaba un buen libro de graffitis (The Graffitis Wall).

Un chico del servicio finalmente se acercó a tomar mi pedido, elegí uno de los cócteles basados en pisco (de una increíble variedad disponible) y acompañé unas coquetas empanaditas, una justificación para percibir el lugar. Días después regresé con mi partner para probar otras variedades de pisco y disfrutar un trío de ceviches sorprendente. Este es un lugar que promete buenas experiencias, aunque debe mejorar el nivel del servicio si quiere llegar a ser un imperdible del barrio.

Otra sorpresa me llevé cuando quise revisitar en estos días el exquisito Infante 51,  esperaba una abundante oferta de pescados y carnes y me encontré con una impresionante oferta de abundancia propia del Juan y Medio. No podía creerlo, un Juan y Medio en pleno Providencia!!

Una sonrisa se dibujó en mi rostro y algo parecido ocurrió con mi partner, quien no se imaginaba como se conjuga la palabra abundancia en este lugar.

Partimos con agua mineral y una helada cerveza en un día de canícula imperial, para pedir unas machas parmesanas. Mientras las disfrutábamos, acordamos que dado el formato era adecuado pedir una entraña dividida en dos, una acompañada de tomates y otras (la mía) con acompañamiento a lo pobre (huevo, cebolla y papas fritas!!!). Que delicia comer tranquilos en este lugar.

Una torta milhojas compartida y sendos cafés negros cerraron esta inesperada visita.

Se agradece que los cambios inevitables en los sitios placenteros de Santiasco lleven a nuevas experiencias disfrutables.

Retorno al Capperi : comida deliciosa

Me parece que no comenté antes que en mi última visita a este rico lugar me había decepcionado mucho del servicio. Estaba acostumbrado a ser atendido por un par de bellezas, dos chicas hermosas que además eran definitivamente expertas en su labor y eso es impagable. Venciendo mi regla que dice, jamás vuelvas a un lugar en que no te atienden bien, decidimos volver con mi partner. La verdad es que la comida italiana de este sitio es fantástica y apostamos que habrían mejorado en el tiempo que dejamos de visitarlo.

Nos instalamos en el ante-patio, ya que la temperatura ambiente no daba como para ir directamente al patio, un espacio exquisito en otras épocas del año. Pedimos nuestras aguas minerales de rigor y un Suppli al Ragu Romana, un antipasto fantástico que es imperdible.

Los platos de fondo fueron una lasagna bolognesa para mi partner y una pizza mediterránea para mí (la mejor pizza del lugar), todo lo cual acompañamos con un reserva Tabalí carmenere delicioso. Gran conversación y divertidos momentos siguieron durante este placentero momento. Para los postres, compartimos un rico helado de avellanas, una delicia italiana.

Por cierto, la atención recuperó el nivel aunque ya no están las preciosas chicas de antes.

Conversaciones deliciosas en Le Bistrot

Juntarme con mi entrañable amiga Carlita es siempre un placer. Una abuela que aparenta 30 años, inteligente, divertida y por sobre todo una gran amiga con la cual intento almorzar cada vez que es posible.

Tras varios intentos fallidos en la agenda, logramos coincidir y pasé por ella a su trabajo y nos fuimos en busca de algo delicioso que disfrutar en esos escasos momentos que el laburo permite. Llegamos a un Le Bistrot bastante lleno, pero nunca tanto para que no nos quedara una mesa para nosotros. Una vez instalados, los atentos mozos, llegaron con las cartas, la habitual botella de agua fresca y unos deliciosos panecillos. Por la ventana, veo que me hacen señas y allí estaba un gran amigo de los 80’s que almorzaba con otro amigo, no me hice de rogar y acudí raudo a los abrazos y una breve conversación de reencuentro y actualización, por cierto, de nuestros punteros.

Retornado a mi mesa, ya habían llegado los aperitivos, pisco sour y mi kir royale, momento preciso para celebrar el encontrarnos y poder conversar. Para los fondos, tenté a Carlita con un magret de pato mientras yo me empecinaba con un filete a la pimienta que tanto me gusta. Carlita es una de las pocas personas con las que puedo compartir una botella de buen vino, sin tener que dejar o beberla casi solo, por lo cual elegí un buen exponente del malbec del Cachapoal. Una delicia que disfrutamos como corresponde.

Cuando terminábamos el almuerzo mi buen amigo Miguel, a quién había saludado anteriormente, se acercó a nuestra mesa para contarme del cumpleaños de otro gran amigo y de paso conocer a mi buena amiga. Poco después, sin tiempo para los postres, pedimos esos cafés negros que terminan deliciosamente un buen almuerzo.

Gran lugar Le Bistrot!!