Liguria : un almuerzo de rico de predecible sabor

Cada cierto tiempo regreso inevitablemente al Liguria, en su tradicional local de Manuel Montt. Me gusta que cumplan la promesa de cada plato, a pesar que son los mismos por tantos años. Es extraño, pues si algo me fascina es probar nuevos sabores, pero de vez en cuando, es bueno ir por un sabor conocido.

Partí con mi tradicional agua mineral sin gas, mientras admiro la belleza de una nueva chica que atiende el lugar. Un parecido sorprendente con una sensual actriz motiva observarla. Toma mi pedido, una mechada, esa exquisita e imperdible mechada cocinada por más de 5 horas para que sea una blanda delicia. Carne que acompañé con un rico puré picante y una botella de cabernet sauvignon de Santa Ema, un tinto delicioso del Maipo.

Un almuerzo extremadamente tranquilo, leyendo una revista de national geographics que compré al paso un par de días antes. Mientras soñaba con algunos viajes que quiero realizar para conocer la inmensa belleza de nuestro mundo, fui lentamente comiendo mi rico plato hasta no dejar nada.

Para los postres me entusiasmé con un helado de chocolate Araucano (chocolate mezclado con ese licor de hierbas araucano), delicioso!! y por supuesto, un café bien negro.

Me gusta el Liguria, cumple!!

Nuevo krrtrekking : del cerro al almuerzo

Una mañana asoleada, francamente hermosa, me desafió a hacer algo al aire libre y de paso botar tensiones en mi cleta. Preparé una pequeña mochila con algunas cosas incluyendo un par de revistas que seleccioné rapidamente, tomé mi cleta y me dirigí hacia el cerro San Cristóbal.

Poca gente y vehículos, algo muy agradable que pocas veces se da en Santiasco. Pronto llegué al acceso por Pedro de Valdivia Norte, lugar en donde normalmente hago unas pocas elongaciones para prepararme para el ascenso.

La subida bastante en solitario, solo alcancé a 4 ciclistas en mi recorrido y me sobrepasó uno. Un trayecto marcado por la variedad de colores, pues la curiosa lluvia de primavera de días atrás, lavó la mugre y los árboles y arbustos lucían hermosos.

Ya en la cumbre, seguí el rito de comprar un jugo de mote con huesillos (sin mote y sin huesillos, ya que lo que disfruto es el sabor y la temperatura exquisita para matar la sed y el calor). Me instalé en uno de los asientos, con el sol secando mi espalda y me dispuse a leer las revistas. Entretenido proceso, solo interrumpido por un ataque de estornudos que me asoló y que refleja la cantidad de pelusillas  que hay en el aire y que claramente absorbí durante el ascenso. Me parece que estoy inaugurando una nueva etapa de mi vida, estoy francamente alérgico.

Terminada mi lectura, me lancé vertiginosamente hasta el cruce con el camino que lleva hacia La Pirámide y de ahí me fui gozando el camino que da hacia el lado norte de Santiasco. Ya en La Pirámide, retorné por el otro camino para llegar nuevamente al cruce y enfilar de regreso al acceso por donde ingresé al parque.

Rico periplo que decidí ampliar, dirigiéndome en zigzag por las calles de Providencia con destino a Plaza Ñuñoa. Que buen paseo, hoy la ciudad estaba ideal para recorrerla en cleta.

El hambre comenzó a hacer estragos en mi mente, por lo que decidí que en algún buen sitio de Ñuñoa almorzaría rico.

Buen krrtrekking sabatino!!!

Domingo descansado

Desayuno rápido, ajustes a la bici y vamos por una meditación en el cerro San Cristóbal.

Estaba llenísimo el cerro, demasiada gente, demasiada. Llegué a la cumbre y me detuve solo a cambiar de ropa y seguí hacia el sector de La Pirámide, adonde hay menos gentío. Rica experiencia, cada vez me gusta más andar en bici.

Una deliciosa ducha caliente y a almorzar al viejo Liguria. Por suerte, poca gente, me deleité con unos ravioles de espinacas y ricota acompañado de un buen merlot reserva de Viña Porta, luego un postre de leche y a caminar. La sesión de piano que hizo el notable músico ciego de los domingos familiares del Liguria, me hizo sentir en calma. Hoy es día de tour de museos.

Camino por el Parque Balmaceda, oliendo árboles y gozando el día veraniego. Llego al museo y hay mucha actividad alrededor, títeres, malabarismo (todo un espectáculo con escenario y todo), muchos vendedores de un ‘cuantohay’. La primavera llegó y es muy rico notarlo. Muchas parejas jóvenes, alegría y ganas de vivir.

De todo lo que tiene el museo, me quedo con la exposición Sin Miedo, del notable escultor chileno Félix Maruenda, una retrospectiva con gran cantidad de obras. Me emocioné mucho con la fuerza de las figuras, con el dolor de la tortura y el oprobio que vivió Chile y que Maruenda representa en formas imposibles y emocionantes. Solo de un profundo miedo puede salir la energía para crear tanta representación del dolor, notable e imperdible.

Antes de cerrar este relato, estoy disfrutando un CD excepcional que conseguí anoche en el Thelonious, se trata de The Blues and the Abstract Truth, delicioso.

Voy ahora a disfrutar una película que quiero repetirme, Equilibrium. No se la pierdan!!!!