DIM : 12 años celebrando la montaña

Pensar que un disfrute de fin de semana que hace 12 años iniciaron unos pocos, hoy sea motivo de celebración para alrededor de 80 amantes de la montaña y que la base de datos de nuestro club ya anote más de 400 integrantes, la verdad es que resulta insólito y al mismo tiempo un gran movilizador del entusiasmo y la buena onda que tienen este fantástico Club Malayo. El DIM, Día Internacional Malayo, es una gran fiesta!!.

La diversidad, la tolerancia, la solidaridad y sobretodo las ganas de disfrutar sanamente en nuestra hermosa cordillera, nos reúnen todos los fines de semana. Aunque no siempre suben los mismos, se repiten los valores que nos unen y que permiten que tantas personas distintas podamos disfrutar juntos no solo un buen ascenso a un lindo cerro sino que además ser capaces de compartir con alegría un menú malayo, esa excusa que inventamos para hacer más disfrutable aún cada paseo. Son muchos quienes nos esmeramos en llevar algo rico o distinto en nuestras mochilas para deleite de todos en ese instante maravilloso en que celebramos estar juntos en la montaña.

Me siento orgulloso de ser un malayo y compartir con gente maravillosa cada semana. Al fin y al cabo, no celebramos tanto el llegar a la cumbre sino que mucho más, el estar juntos disfrutando la belleza de la  naturaleza y la humanidad.

Felíz cumpleaños malayos!!!!

Lagunillas : un rico paseo en cleta

Este centro de sky en el Cajón del Maipo está casi desierto en esta época del año , pero se transforma en un escenario ideal para hacer una buena y desafiante ruta en cleta.

Desde el camino El Volcán, hay algo más de 16 Km. de camino de tierra de solo subida hasta el centro de sky. Un camino lleno de linda vegetación, hoy plagado de hermosas flores y fresco paisaje.

A las 7:30 horas en el punto de encuentro, cargamos cletas en un simpático carrito tirado por un minibus que nos transportó al lugar de partida. Allí, combinamos con una gran cantidad de amantes de la cleta que nos esperaban para conformar un grupo de casi 20 personas.

Un ascenso en cleta no solo requiere esfuerzo físico, como es obvio, sino algo que suelo llamar, meditación en movimiento. Es una sensación increíble el poder vaciar la mente y el ritmo cadencioso de las piernas se convierte en un virtuoso motor que alimenta una sensación de tranquilidad, una paz que no se puede conseguir en el espacio laboral y que todo el cuerpo agradece.

Fueron dos horas y 10 minutos hasta el destino, en donde un merecido descanso, conversación y una fresca cerveza me regalaron un disfrute adicional. En la bajada, hice innumerables detenciones para poder tomar fotografías del hermoso y solitario paisaje de la montaña, otro de de mis personales placeres.

Mientras esperaba a mis compañeros, decidí refugiarme en el restorán El Campito para gozar una buena empanada casera y una deliciosa vaina doble. Muy bueno!!!!. En fin, como demoró un poco más de la cuenta la llegada de todos, me vi obligado a añadir un enorme chacarero en pan amasado, que fue la envidia de todos.

Delicioso paseo!!!