Cumpleaños al estilo filetario : gran disfrute

Una gran amiga se encuentra de cumpleaños  y coincide que hay un viernes y un sábado disponibles y me encanta disfrutrarlos.

Partimos el día viernes, lo que se debe llamar una previa. Siendo un día de exquisita lluvia, me pareció interesante aprovecharla y salir caminando hacia el primer lugar de disfrutes, el exquisito sitio llamado «La mitad del mundo», un lugar esplendoroso, con una oferta de camarones más allá de toda intención.

Partimos con unos tragos exquisitos, mientrass gozábamos una entrada basada en los benditos camarones ecuatorianos. Una vez festinados con agrado, pedimos nuestros platos de fondo, basados en pescados y camarones, como corresponde a este lugar y acompañados de un rico ensamblaje tinto para asegurar el placer gastronómico.

Este cumpleaños c0ntinuaría un día después, cuando iríamos a cenar al riquísimo Pad Thai, para disfrutar unos jugos exóticos y unos platos increíbles, arroz frito con camarones, fideos de arroz y muchos, pero muchos camarones y picante, Una cena deliciosa, llena de sabores aunque la atención haya sido deficiente.

Como no podía terminar así, nos fuimos a gozar el after a Blu3, un sitio que sabe dar el toque final adecuado a cualquier carrete, buena música y tragos deliciosos.

Buen cumpleaños, disfrutes en cascada!!!

Tranquilo domingo

Desperté un par de segundos antes que sonara mi despertador (no hay opción, sin despertador, sigo de largo). Las 11 de la madrugada, tiempo de desayunar e ir al cerro San Cristóbal. Alrededor de las 12 ya estaba pedaleando con esfuerzo en el kilómetro 2. Hoy me costó más que otras veces mantenerme sobre 10 Km/h en la subida. Me estoy volviendo viejo.

El mote con huesillos me supo especialmente agradable, una vez que me cambié de ropa (me saqué la polera empapada de transpiración) y pude recuperar el aliento. Algunas elongaciones, una barra de cereales y comencé a bajar. Que delicia, esa vertiginosidad del descenso me hace sentir libre, ingrávido y muy feliz. Casi colisiono con un ciclista despistado que se me cruzó cuando venía bajando al tope de la rapidez. Aunque mi compañera no me cree, he llegado a 54 Km/hr en la bajada, aunque mi marca habitual son 49 Km/hr.

Llegué a casa, una buena ducha, un avance de lecturas pendientes y me preparé para ir a buscar un buen lugar para almorzar. Alrededor de las 15:30 horas llegué a Bellavista a experimentar. Pocos restoranes abiertos y los que estaban abiertos tenían al chef con las zapatillas de clavos puestas. Al final, logré instalarme en el Bangkok, comida thai, delicioso. Un plato de camarones al curry rojo (picante y dulce por la leche de coco), con arroz al jazmín y una deliciosa botella de merlot reserva Santa Ema 2005 (como extraño el 2003). Los fuertes taninos, la madera y el sabor a vainilla (algo fuerte) y frutos rojos, dieron un buen maridaje a mi plato. No había nadie más, por lo que hasta pude fumar en el salón de no fumadores (privilegio interesante en estos días)

Por la ventana, observé largamente a unos tamborileros (en mi definición, un ser humano a un tambor pegado, con cuerdas para activar otras percusiones que le permiten bailar al son de su propia música). Son un encanto para los extranjeros y una fuente entrópica de ruido ambiental.

Me fui a patiperrear nuevamente con dirección al Centro Cultural Estación Mapocho, esperaba ver dos exposiciones. Al final solo pude ver una, Reminiscencias, un trabajo fotográfico nacido del erotismo y el amor de un fotógrafo por su musa. Buen montaje digital a partir de un formato analógico. Sigo pensando que el amor saca lo mejor del ser humano.

La segunda exposición estaba funada porque pasó una columna de manifestantes y tiró piedras al interior. Que lata, esperaba ver las fotos de multiples pajarillos de la Patagonia,

Finalmente, decidí marchar a casa para resumir estas experiencias y descansar.