Nueva visita al BocaNariz : deliciosa experiencia

A mediados del 2012 visité por primera vez este rico lugar y moría de ganas de repetir la incursión. Esta noche fue propicia en tiempo y compañía para poder asistir a una nueva sesión de degustación. Cabe destacar que no teníamos mucho hambre pero ganas de disfrutar de todas maneras.

Elegimos una Ollita de corvina para compartir, un plato sorprendente que sería especial justificación para los vinos que habríamos de probar. Pedimos una variada selección de copas de degustación de cepas tintas carignan, syrah, cabernet franc. De lo que recuerdo, eran cepas de las Chilcas Single Vineyard, Santa Carolina Barrica Selection, Syrah Koyle Royale. Todas fantásticas y afortunadamente apropiadas para el plato que compartimos.

Aprovechamos de probar postres y pedimos un Crumble de manzana y unasFrambuesas al vino, postres que acompañamos con una buena copa de late harvest Tabalí reserva, una maravilla!!!

Sin mucho más que exigir dado el placer recibido, solo cerramos con un buen café negro.

 

BocaNariz VinoBar : un acierto en Lastarria

Tras casi dos meses de ver como se remodelaba una casona en barrio Lastarria, poco a poco fue tomando forma algo que adiviné interesante especialmente cuando pude ver desde una ventana una colección sorprendente de sacacorchos en una pared interior, luego noté la pizarra del tamaño de una pared completa y que mostraba la enorme variedad de vinos que comenzaban a prometerse a mi ansioso paladar.

A fines de mayo 2012, paseando con una amiga milagrosamente lo encontramos abierto y con comensales en algunas mesas. No lo dudé un instante e ingresamos rápidamente instalándonos en una de las pequeñas mesas. Pronto apareció la bella morena que hace de anfitriona y nos preguntó por las invitaciones. Ufff!!!, era una recepción privada porque aún no podían abrir por falta de la patente de alcoholes. No obstante ello, en menos de una semana harían la inauguración. Intento fallido, pero nos permitió recorrer el lugar y está increíblemente cool.

Días después, con motivo de una pequeña reunión con una antigua amiga, me pareció una excelente opción ir de una vez a probar el lugar.  Nos encontramos en la puerta del sitio y la morena nos condujo a la mesa que elegimos y nos fue a buscar al sommelier que nos atendería.

De la carta, breve por cierto pero delicadamente enfocada en selecciones propicias de maridar con la gran variedad de vinos, seleccionamos el plato de jamones (ciervo, llama y jabalí) y con ayuda del argentino sommelier, muy conocedor por cierto, pedimos una variedad de copas de degustación, tres por cada uno. Odfjell Orzada, Santa Carolina, De Martino Alto, Koyle Royale, Rukumilla, Botalcura El Delirio cubriendo la variedad de sabores combinables que incluían cepas como syrah, petit verdot, carignan, nebiolo y unos ensamblajes.

Fue una divertida conversación especialmente animada por el descubrimiento de la enormes diferencias entre las combinaciones de comidas y vinos. Lo divertido es que  mi amiga no podía creer que hubiese tal cantidad de opciones.

Para cerrar la experiencia, pedimos un postre, un ganache de frambuesas y chocolate que combinamos con un rico oporto.

Fue una delicia de principio a fin y habrá que volver de todas maneras.