Almuerzo de negocios en Bristol : impecable como siempre

He visitado este fantástico restoran muchas veces y no me canso de su calidad a toda prueba. El Bristol ahora se presenta co un formato de bistro, algo un tanto inusitado, pero en la práctica implica que trasladaron el lindo comedor, hacia la zona del bar y hall del hotel. Como siempre, con gran estilo y elegancia. A ese lugar llegué para reunirme con la plana mayor de un proveedor de mi empresa. Una cita para conocer nuevos gerentes y mapear aspectos de mejoras en la relación contractual.

Considerando que elegir almorzar fue la única opción para combinar disponibilidad horaria de todos, nos pusimos rápidamente en campaña. Partimos con  entradas compartidas de selección de mariscos, locos en tres combinaciones como chupe gratinado al horno, con palta sobre papas nativas, y tinturado en quinoa con salsa verde. Una fantástica combinación de sabores y preciosa presentación.

La oferta de la carta, siempre exquisita del lugar, me tentó  rápidamente para los fondos con  unos rollos de pescado de roca con salmón ahumado a la plancha, acompañado con un seco de porotos granados con pilco y espuma de albahaca. Maravillosa idea!!-

Otros eligieron de fondo la merluza austral dorada en aceite de olivas con salsa de crustáceos al estragón sobre papas michuñe y habas con luche al limón y el filete de corvina con pilpil de camarones y pulpo, pastelera de choclos con tomate y queso chanco, espárragos salteados con aceitunas y brotes de coihue. Hay que reconocer el virtuosismo del chef para crear platos tan notables!. Todo acompañado por unas copas de pinot noir de William Cole Alto Vuelo.

Una cita de estricta duración, una hora disponible y que ni siquiera me permitió gozar de un buen postre y un café como habría sido ideal. No obstante ello, fue la maravilla habitual que hace que este sitio sea imperdible.

Bristol : rico regaloneo

Tras una jornada matinal agotadora y extensa, decidí que me merecía un buen regaloneo gastronómico. En el centro de Santiasco hay pocos sitios que equlibran excelencia gastronómica, elegancia y servicio premium. No tuve dudas, fui a almorzar al restaurant Bristol.

A mi llegada, una hermosa anfitriona me ubicó en una buena mesa y casi de inmediato, otra dama estaba ofreciéndome la impecable carta. Me gustan estas mesas de manteles blancos y de varios manteles, por eso la superficie es blanda.

Pedí como de costumbre una botella de agua mineral, la que llegó muy rápido, me sirven y luego la dejan en un mueble cerca, el detalle con el cual te informan que estarán atentos en servirte cuando tu copa lo requiera.

Tentado como siempre, elegí unos lomos de avestruz en salsa carmenere montados sobre un risotto de murtillas con queso roquefort y acompañados de  tomates secos al oliva con rúcula. Se lo imaginan?. Pedí también una botella de un carmenere Undurraga Sibaris Reserva Especial 2008 apropiado para la ocasión.

Como mi plato posiblemente iba a tardar un poco, llegó a mi mesa una linda cesta con panecillos recién horneados. Bollitos franceses con aceitunas, unos cortes de pan de zanahoria y otros cortes de pan centeno, maravillosos. Un pote con mantequilla a mi disposición. De seguro se notó que mi hambre era voraz, porque unos breves minutos después, la moza que me atendía, me trae un plato con antipastos de regalo. Mmmhh, saborear trocitos de quesos diversos, jamón serrano, pavo, aceitunas, cortes de tomates y hasta una pequeña alcahofa de cóctel con una rica pasta encima. Eso se llama buen servicio!!!

No había avanzado más allá de la mitad de ese entretenimiento durante el cual había llegado mi vino, muy bien servido,  cuando llegan a mi lado para indicarme que el chef ya tenía mi plato listo. Cambio de cubiertos, de platos y llega esa maravilla que ordené este día.

No solo con una presentación genial, una pequeña obra de arte, sino que el diseño del plato no lo había visto antes (oblongo y de relieves ondulados en los extremos) y por supuesto llegó caliente como corresponde para no alterar la comida. Mientras me deleitaba con los sabores exquisitos, disfruté la precisión del servicio. Cada vez que mi copa de vino bajaba cierta proporción, volvían a poner vino en ella, jamás necesité llamar a nadie. Incluso el mozo ayudante del chef quien había traido mi plato, apareció un rato después a chequear si todo estaba bién. A todo esto yo le llamo regaloneo!!!

La tensión gustosa entre el dulzor de la salsa de vino carmenere y ese amargor de la rúcula y la acidez del tomate, un verdadero viaje de los sentidos. Añadan esa casi imperceptible música ambient y el escenario es de puro placer.

Decidí prolongar el disfrute pidiendo un cremoso de rosa mosqueta con berries perfumados con pisco de guarda y helado de lúcuma en galleta de avellanas. Otra maravilla!!

Mientras gozaba mi postre, pedí un café y fui espectador de otro detalle encantador. Al frente mío, se había desocupado una mesa con seis comensales, una enorme mesa redonda. Entonces llegan dos mozos con impecables manteles blancos. Desvisten la mesa retirando su enorme mantel, solo para descubrir otro enorme mantel impecable abajo, sobre el cual ponen el nuevo y en escasos minutos, flores y lo necesario para que luciera hermosa. Imaginaba que desvistieron y vistieron a una delicada mujer de múltiples y largas enaguas blancas. Lindo espectáculo amenizado con canciones de Alicia Keys.

Extasiado, pagué la cuenta y volví renovado a trabajar duro.

Bristol : la excelencia de una gran experiencia

Un lugar céntrico de gran nivel para celebrar un lindo cumpleaños probablemente conducirá a muchos a este restoran del Plaza San Francisco.

Llegamos a buena hora para elegir una excelente ubicación en el elegante salón  y contar con la buena calidad del servicio que ofrece este lugar. Música ambiental bien seleccionada y un fondo de silencio a pesar de estar en pleno Santiasco. Las revoluciones bajan y comienza el disfrute.

Una gaseosa y mi agua mineral de costumbre, para una vez elegidos los fondos, pasar al buffet con esa increíble variedad de sabores que siempre existe en este sitio. Volqué en mi plato una variedad enorme de opciones, ceviche, un bouquet de pulpo, jamón serrano, una terrina sobre pera, calamares apanados, aceitunas, queso azul y varias otras delicias que me permitieron improvisar combinaciones exquisitas de sabores, mientras bebíamos una copa de pinot noir de Morandé. La temperatura del vino un poco alta para mi gusto, pero estaba muy bien.

Coincidimos en los fondos con un filete de reineta delicadamente grillado y montado sobre un puré de habas y acompañado de unos ricos brotes de berros. Una combinación espectacular que disfrutamos mucho con otra copa del pinot noir, ahora un poco más helado y por lo tanto más rico.

Para los postres, nuevamente acudimos al buffet, allí me tenté con una torta de crocante y pistachos que se merece un premio, demasiado rica. Finalmente un café, selló la celebración de una gran persona y amiga.

Bristol, definitivamente excelente!!