Almorzando en Da Carla : mandando buenas vibras

Conversé esta mañana con mi querida amiga Carla, quien pasa por una etapa muy dolorosa pues su padre se encuentra en una fase terminal de un cáncer al pulmón. Triste fue nuestra conversación telefónica, más triste cuando nada se puede hacer para resolver la situación. Solo esperar.

Cómo estaba en medio del sector céntrico de Santiasco por trámites, me pareció mágico encontrarme de pronto con un sitio que me encanta y que por fortuna tiene el nombre de mi querida amiga. Se trata de la exquisita trattoria Da Carla en su ubicación original en Mac Iver y que me trae siempre buenos recuerdos además de disfrutar sabores incansables.

Decidí que almorzar en este lugar me permitiría enviar a mi querida Carlita y su familia muchas buenas vibras, además de proporcionarme un gran placer, algo que siempre necesito.

Después de mi habitual botella de agua mineral sin gas, partí con carpaccio de filete maravilloso, el cual llegó acompañado de una botella surtidora  de aceite de olivas y un lindo y pequeño jarrito de limón recién exprimido, para que yo mismo diera los toques de aliño adecuados. Por supuesto, pedí el grinder de pimienta para recortar pimienta fresca sobre este plato delicioso. Cómo me gusta este rito gastronómico!!!

Para los fondos, dudé entre tanta oferta que ya conozco en tantos años de visitar este exquisito lugar, pero me incliné finalmente por una merluza austral a la plancha con salsa de cebolla morada caramelizada al oporto y panceta italiana acompañada de una buena porción de lasaña de papas y berenjenas, una maravilla de sabores.

Tanta delicia bien merecía que ubicara un buen vino y de la interesante carta de vinos elegí unja botella de pinot noir Gran Reserva Casas del Bosque 2009, un frutoso y aromático vino que acompañó con arte este almuerzo mágico.

Me hubiera gustado probar algún postre, pero el tiempo, el maldito reloj de las obligaciones, me insistía que que debía volver al desafío laboral, asi es que tras un rico café negro, comencé el regreso.

Cumplida mi misión, desde el placer gastronómico inundé de buenas vibras y sana energía a mi querida amiga y especialmente a su atribulado padre hospitalizado.

Grande el Da Carla, es un lugar maravilloso!!!

Le Petit Chateau : rico descubrimiento

En la misma casa de calle Bilbao con Avenida Italia en donde estaba hasta hace poco Sukalde (hoy en Nueva Costanera), me encontré con una grata sorpresa.

En un formato sencillo pero con prestancia, considerando que el lugar es muy pequeño y muchas veces poco visible desde las pistas, este restoran de estilo francés lleva menos de una semana al aire. Necesitaba un nuevo lugar para mis placeres y aquí estaba a la mano.

Pocos contertulios, algo evidente para un sitio en marcha blanca, pero hay una ambientación ecléctica, un restaurant francés, con pinturas muy chilenas en las paredes, con asomos de elegancia en el mobiliario y música variada entre baladas de jazz y disrupciones de rock and roll. Extraña mezcla, pero grata al fin.

Me ubiqué en una mesa que recuerdo con cariño, ya que fue parte de mi vida cuando este lugar era el Sukalde. no alcancé a pedir nada cuando el mozo me sorprende con una copa de espumante de bienvenida. Muy bién, eso me gustó. La carta provisioria es bastante abundante y dificil de leer porque la letra es extremadamente pequeña y a estas alturas la presbicia existe. No obstante ello, pude detectar claramente la entrada que me gustaría probar. Pues bien, un carpaccio de pulpo me apetecía y fue mi elección. Qué gran detalle, la carne de pulpo tibia en ese carpaccio, una delicia!!!

En el intertanto, me llegó un panecillo (trozo de baguette) y una selección de caseras mantequillas con especias. Pude probar mantequilla con merkén, con orégano, con ciboulette y algo más. El regaloneo llegó al éxtasis cuando me llegó un plato de canapés con salmón ahumado y alcaparras, así como camarones con base de mayonesa y verdor. Ciertamente, me estaban seduciendo y estaba exquisito. El detalle mortal fue cuando me ofrecen pimienta fresca y atienden mi petición de no moler sino que cortar la pimienta. Excelente!!!

En la carta encontré varios platos apetitosos, pero me concentré con rapidez en un Pato Olives, una pechuga de pato horneada con aceitunas sevillanas, mantequilla y vino blanco; todo lo cual acompañé con unas papas duquesa cargaditas al queso que fueron disfrutes eternos, además de las verduras salteadas al dente que adornaban esta maravilla.

Me di maña para sortear las carencias en la carta de vinos, ya que mi Marqués de Casa Concha Carmenere se transformó en un Caliterra Tributo  Carmenere, que afortunadamente conocía y venía perfecto a mi plato seductor.

Una cena maravillosa con una atención de primera. Me encanta esta etapa de los restoranes, cuando dedican sus mayores esfuerzos en encantar al cliente para que vuelva y recomiende el lugar. Sin tapujos, el sitio es muy recomendable, fascinante!!!

Al momento de los postres, me dejé entusiasmar con una piña al cognac con salsa de arándanos,  increíble, eso si es un acierto!!!. Solo me quedó espacio para pedir un buen café negro y pagar la cuenta.

Casualmente me convertí en el primer individuo que se chequea en foursquare para este rico lugar, lo que considero un honor, porque seguro que muchos lo van a visitar.