Ascenso al Cerro Manchón : una prueba de resistencia

He subido muchos cerros de nuestra maravillosa cordillera y si algo he aprendido es que cada uno sube su propio desafío, su propio cerro y su propia historia.

El Cerro Manchón es un cerro de mediana altura (algo más de 3.700 metros), pero desde el punto de inicio a la cumbre hay un gran desnivel y es casi seguro que toma cinco horas de subida permanente. El premio, si el clima lo permite, es conseguir una vista privilegiada a muchos cerros del cordón montañoso, incluido el cerro El Plomo.

Partí mi desafío muy temprano ya que a las 6 AM estaba en pié preparando mi mochila y suministros para un largo día de montaña. Un radiotaxi me dejó un poco antes de las 7 Am en el lugar de encuentro, al cual llegaríamos 24 malayos entusiastas. Siguiendo las reglas del Club Malayos, a las 7:10 horas comenzamos el viaje hacia el punto de inicio del sendero que lleva a nuestro objetivo.

Puesto en palabras simples, este es un recorrido permanentemente en subida, no hay zonas planas y tampoco hay senderos relevantes, por lo que el esfuerzo que requiere es importante. Debo reconocer que ya a la mitad del camino, tenía los músculos de las piernas agotados y debí hacer elongaciones en varias oportunidades. A partir de cierto punto, el proceso dejó de ser fuerza física, simplemente se transformó en un desafío para la mente. Efectivamente, no todos pudimos llegar a la cumbre (solo 16), la mayoría un tanto adoloridos pero contentos por el logro, vencerse a uno mismo es muy gratificante y especialmente cuando el premio es un menú malayo.

La naturaleza nos tapó la vista que esperábamos conseguir, ya que mientras ascendíamos un gran bloque de nubes se apoderó de la cumbre y la visibilidad quedó en el mínimo. En cualquier caso, la tabla de quesos, las ricas aceitunas rellenas las finas hierbas y otras con anchoas, los chocolates y otras delicias nos dieron el toque de placer que nos hace disfrutar cada fin de semana en la montaña.

Un caso digno de estudio fue un chico adolescente para quién ésta era su primera salida y que no solo llegó a la cumbre feliz sino que luego bajó después corriendo, estaba maravillado y parecía que no se cansaba nunca. Adivino que engolosinado con el descubrimiento del goce de la montaña usó toda su energía juvenil en disfrutarlo todo sin medida, ya lo veo convertido en un nuevo fanático de la montaña, un nuevo malayo.

De regreso en santiasco, de verdad que estaba muy cansado, pero no lo suficiente como para no disfrutar una rica cena. Tras una prolongada ducha caliente, salí a buscar un sitio en donde darme un gusto. Así encontré abierto el restoran Bavaria, en donde a pesar de su reducida y especializada carta de carnes, encontré algo digno de mi ansiedad por proteínas y sabores.

Partí con una palta cardenal, palta rellena de camarones sobre un rico nido de lechugas tiernas. Luego una escalopa Bavaria, la contundente escalopa rellena de jamón y queso, acompañada de papas fritas y huevo frito. Una bomba que me haría recuperar energías con la compañía sabrosa de un Cabernet Sauvignon Reserva 2009 de Santa Emiliana.

Ya recompuesto y agradado con mi cuerpo, me pedí un café helado para cerrar este día en que enfrenté mis propias limitaciones y mi capacidad de hacerles frente. Dejo de regalo algunas fotos del paseo.

Buen aprendizaje!!

Ascenso al cerro Manchón : gran experiencia

Este lindo cerro es quizás el  menos conocido de aquellos que se encuentran en la zona de Yerba Loca. De hecho constituye un punto de observación entre los cajones de Yerba Loca y la Disputada, con una vista en primer plano de los cerros La Paloma y El Plomo.

Originalmente ibamos a ascender el cerro Minillas con los malayos, pero por esas cosas de la vida, terminé acordando una salida distinta con un malayo amigo.

Nos juntamos a las 7:00 AM y partimos rumbo a Farellones, específicamente hasta el estacionamiento de la Mina Disputada, en donde iniciamos el disfrute de montaña alrededor de las 8:15 AM.

Partimos con un día soleado, aunque con una temperatura algo baja. El ascenso se inicia con una gran pendiente, por lo que a los 15 minutos ya nos estabamos desabrigando, pues ya transpirábamos abundantemente. El sendero se pierde rápidamente y hay que guiarse por referencias más globales y algunos hitos que van apareciendo.

Tras un par de horas, las nubes comenzaron a nublar todo. Un fenómeno muy especial, ya que parecían nacer del valle que da hacia la mina y como si fuera broma, las nubes se estacionaron exactamente encima del nuestro destino, el cerro Manchón.

Cinco horas y fracción de paseo para lograr la cumbre y comenzar nuestro pequeño banquete malayo, inscribirnos en la libreta de cumbre y dejar un presente para los próximos visitantes.

El regreso fue la oportunidad de tomar lindas fotos del paisaje de montaña, pues aunque no pudimos disfrutar de la vista de los otros cerros (nuestro objetivo), igual el paisaje es notable.

Muy cansados regresamos a Santiasco, pero profundamente alegres por el logro conseguido.