Quito, una ciudad en las alturas

Hace tiempo que quería hacer un viaje a la ciudad de Quito. Antes de viajar estaba convencido en mi gran ignorancia que esta ciudad era costera y fui sorprendido con una instalación a más de 2 mil metros de altura, conectada por puentes entre innumerables cerros de gran espesura vegetal. Una ciudad llena de historia que cuenta con cientos de cuadras de construcciones patrimoniales en donde la iglesia católica tiene mucho que decir, especialmente en la opulencia, ostentación y riqueza. Todo, por cierto, completamente contradictorio con el discurso oficial. Lo más sorprendente fue visitar la iglesia de la congregación San Francisco de Asis en donde fue imposible dejar de pensar que el santo del año 1200 (aprox.) estuviese muy contento de ver el despliegue de riqueza de su propia iglesia. Como sea, es la evidencia de la naturaleza básicamente primitiva y mercantilista del comportamiento de la iglesia católica, emisarios de un lindo mensaje a un alto precio e inconsistencia grave.

Debo confesar que la comida local no es lo más relevante que debe considerarse al visitar este lugar, solo pudimos probarla una vez, más habría sido un atentado al hígado, naturalmente bajo nuestros estándares de evaluación (nada universal). Sin embargo, salvaron varias incursiones en restaurantes de hoteles en donde pudimos gozar sabores muy disfrutables. Las distancias en Quito son enormes y no se pueden salvar a pié por lo que la experiencia de los tacos de tráfico son permanentes. No obstante lo anterior, es maravillosa la belleza de tanta construcción antigua, un resabio de otra época opulenta en donde claramente la iglesia marcaba la línea de la riqueza.

Quito es finalmente una hermosa ciudad en cerros, con mucha historia y opciones únicas como fue visitar la casa museo de Guayasamin, lugar en que el genio instaló en el patio de su casa La Capilla del Hombre, un homenaje y preclaro concepto de su idea sobre la humanidad. Inolvidable!!

Me encantó Quito, es una ciudad que hay que conocer.

 

Arte en América : una refrescante muestra

De vez en cuando, se produce algún pequeño vacío en mi agenda y es cuando aprovecho de darme una vuelta por el entretenido Centro Cultural del Palacio La  Moneda (CCPLM). Casi siempre ha sido una oportunidad de apreciar buenas producciones de arte, muchas veces, muestras únicas y de gran nivel. De hecho, serían imposibles para otros sitios de arte por el nivel de costos que debe significar.

Como ya es parte de mis circuitos desde hace mucho tiempo, tengo una sutil rutina que primero me lleva a la pequeña ala del diseño en el segundo nivel subterráneo. En esta ocasión, la sala de diseño está bajo el título de Obra Útil, en donde renombrados artitas han creado objetos domésticos, distorsionadas y especiales intervenciones. Rescato por ejemplo la cuna asiento y el cofre de los secretos de Pilar Ovalle, el magnífico sillón caballo de Caterina Purdy y ese increíble Retrato Matrimonial de Francisca Nuñez o finalmente el sensual sillón llamado Una mujer cómoda en un sofá de José Balmes.

El plato fuerte, sin duda, es la exposición en dos alas del Centro bajo el paraguas de Arte en América. Unas 200 obras de arte  muy bien seleccionadas de las colecciones del Museo de las Américas de la OEA y del BID. Obras magníficas que incluyen todas las técnicas conocidas, óleos, esculturas, dibujos, fotografías, pasteles, variopintas técnicas mixtas, textiles, etc. Probablemente la mayor diversidad que hemos visto en años en un mismo lugar y de autores de enorme connotación, partiendo desde nuestro Roberto Matta, y siguiendo por Carreño, Guayasamín, Andy Warhol, Lichtenstein, Lam, Claudio Bravo, Siqueiros y Rufino Tamayo.

Es un lujo al cual se puede acceder gratuitamente de lunes a viernes antes del mediodía o pagando miserables mil pesos en otros horarios. Es tan potente la muestra que yo tengo claro que volveré un par de veces más para poder disfrutar más detalles de tantas obras extraordinarias.

La muestra pretende ser un recorrido de nuestra identidad, sueños y realidad, lo que representa a 28 países de esta América sometida al consumismo y las leyes del capital. Como sea, vale la pena verla lentamente y gozar la diversidad y genialidad artística que siempre es un regalo al espíritu sobretodo cuando ninguna obra tiene un billete o una tasa de interés como baluarte.

Viva el arte!!!