Cenando en El Ancla : una experiencia probada

Buscábamos un buen lugar para cenar mientras caminábamos muy tarde por las cercanías del barrio Manuel Montt, cuando de pronto vino el recuerdo de un sitio  que sabíamos atendía hasta tarde y que era una experiencia disfrutable sin contemplaciones.

Rápidamente nos fuimos a la pequeña terraza del segundo piso con la esperanza que hubiese espacio, pero la fortuna no estuvo de nuestra parte. En cambio, encontramos una mesa en una zona en que circulaba una rica brisa y nada que decir, estaba perfecto.

Nos matriculamos de inmediato con un buen pisco sour y pedimos una delicia que este lugar ofrece, una fuente con locos y papas mayo sobre una cama de lechugas y unos finos cortes de pimiento. Es una delicia imperdible!!

Para los fondos, sabiendo que había una partida de lenguado fresco, seleccionamos un lenguado a la mantequilla negra y ensaladas palmito palta para mi partner y en mi caso un atrevido lenguado con salsa de naranjas y papas provenzal. Para acompañar estas delicias, pedí una botella de un consagrado Pinot Noir Cartagena de Casa Marin, el cual mantenido en su cubeta con hielo y agua nos brindó grandes placeres.

Nos tuvimos que olvidar de los postres en consideración al nivel de satisfacción, por lo que fue bienvenido un buen café negro.

El Ancla es una maravilla!!