BikeTrekking: conociendo en mi cleta

Un feriado a media semana es una especial invitación a hacer cosas diferentes y por cierto a disfrutar los espacios urbanos que muchos dejan para permanecer estáticos enfrente de su TV.

El día muy bonito era especial para salir a recorrer en mi cleta y tras un rico desayuno en casa mientras terminaba de leer una revista, me preparé para el disfrute. En primer lugar, me fui hacia el Parque Balmaceda, para luego internarme en el sector del Bellas Artes. Poca gente en las calles y un casual encuentro con un conocido que regresaba en cleta desde el cerro San Cristóbal. Me advirtió que estaba cerrado el acceso Pio Nono y que habían multitudes en la cumbre por la celebración religiosa. Buen dato.

Me interné por el sector de Patronato para comprobar que casi todo estaba cerrado, de hecho pasé por ese exquisito restorán llamado Vietnam Discovery, una maravilla que volveré a visitar otro día. De ahí me fui zigzagueando por las tranquilas callecitas y llegar al sector de Avenida Perú, por donde hice una larga travesía, hasta que el paisaje comenzó a tornarse un poco distinto y tal vez algo amenazador, por lo que rapidamente decidí proteger mi integridad y regresar.

Me metí por algunas calles que me llevaron hacia Recoleta, di una vuelta al Cerro Blanco y luiego de varias incursiones al azar, regresé a Recoleta y me dirigí hacia el Centro Cultural Estación Mapocho (CCEM). Una parada obligada, pues desde los años noventa, este lugar siempre tiene algo atractivo para disfrutar.

Nada mejor para mis placeres, desde el 26 de noviembre hasta el 12 de diciembre, era la sede de la 4° Bienal de Diseño. Gran oportunidad, así que llevé mi cleta al estacionamiento que posee el CCEM y luego de pedir un ticket de entrada a la exposición (gratuita por cierto), dediqué la siguiente hora a recorrer la interesante muestra en la nave central del lugar.

La muestra de diseño, que no se hacía desde 1996,  incluía enfoques académicos, proyectos profesionales y una retrospectiva notable. Para partir uno ve un dinosaurio, me refiero a ese increíble engendro a la chilena llamado yagán, un ícono del pasado automotriz que existió en Chile, asimismo la Motochi, una motocicleta chilena. También admirar una gran cantidad de muebles incluyendo esa fantástica y famosa silla Valdés, un verdadero aporte al mundo del diseño mundial.  En un costado está una especial muestra del MIM (Museo Interactivo Mirador) con una invitación deleitosa para los sentidos. Sensacional!!

Diseños en cerámica, en cartón, en mimbre y hasta revolucionarios productos como el saco de dormir con forma humana de Rodrigo Alonso, el envase biotecnológico de uvas, una iniciativa de alcance mundial, o bien ese dispositivo que se añade a la cleta y guarda energía eléctrica que luego puede ser usada como impulsor de la cleta. Ingeniosos e innovadores productos que abarcan casi todas las temáticas de nuestro Chile, varios de ellos financiados con capitales de Corfo. Linda feria!!

Antes de abandonar el CCEM, me fui al segundo piso a revisar una exposición de fotografías Premio Rodrigo Rojas Denegri, ese joven fotógrafo chileno quemado vivo por los militares en 1986. Fotos de muy diversos géneros con eclécticas miradas sobre el nuestro país y su gente.

Volví a mi cleta para iniciar un lindo recorrido por el Parque Los Reyes hacia la zona poniente. Tan lindo este parque y tan poca gente que lo disfruta. Una vez que llegué al final de dicho parque, comencé el regreso que me llevaría hasta el cerro San Cristóbal por la entrada de Pedro de Valdivia. Una breve sesión de estiramientos y me lancé hacia la cumbre. Sin embargo, solo pude llegar hasta el sector de Tupahue, pues había una cantidad gigantesca de gente que impedía el ascenso. En fin, creo que fue señal precisa para dar por terminado este periplo de 40 kilometros en mi cleta. Gran paseo!!!.

Biketrekking Embalse El Aromo : gran jornada

En marzo pasado me inscribí para este MounTainBike (MTB) en el lindo Embalse El Aromo, una promesa de bonitos paisajes y exigente itinerario de cleta.

No tuve muchas opciones de entrenamiento pero lo cortés no quita lo valiente y decidí que antes de enfrentar el despliegue de energía la mañana del sábado, debía darme un gusto energético la noche del viernes. Así, mi jornada de biketrekking se inicia en un pequeño pero gourmet lugar, Del Cocinero Bistrot en el sector de Pedro de Valdivia.

Elegí una mesa en la terraza, llena de extranjeros que gustan de la bohemia santiasqueña y partí con la usual botella de agua mineral que refresca mi garganta atribulada de largas jornadas laborales. La carta muy interesante, la hojeé en busca de pastas (comida indispensable para mi siguiente actividad) y encontré unos raviolones de albahaca rellenos de queso de cabra, que no dudé un instante en ordenar. Mientras solicité una copa de merlot (según conversamos con el mozo, la oferta en copas era harto mejor que las medias botellas disponibles), un Chateaux Los Boldos Reserva, de interesante cuerpo y especialmente ahumado, lo que me gustó de inmediato. Si bien el local es pequeño, llama la atención que los mozos sean tan poco proactivos, si no fuera por la calidad de la comida, nadie perdonaría el servicio.

El plato de ravioles, precioso, fue un manjar de sabores ya que no solo cumplía la promesa del queso de cabra sino que traía unos trocitos de nuez que quedaban magníficos en la combinación. Extasiado con los sabores, me entusiasmé  con un postre y elegí unas papayas rellenas con mousse de pisco sour, algo fresco y exótico. No me equivoqué, fue un cierre fantástico para mi cena previa al MTB.

Tras un sueño reparador, pasadas  las 7:30 horas me pasan a buscar y enrutamos hacia la quinta región con las cletas colgando en la parte trasera del vehículo. Tras diversas peripecias, logramos llegar media hora antes de la partida, con tiempo suficiente para embetunarnos con bloqueador solar (más de 25° celsius y totalmente despejado), adecuar nuestras cletas y ponernos en la línea de partida.

El circuito que recorrimos fue fantástico pero muy duro, muchas subidas y escalofriantes bajadas, demasiadas espinas (pinché dos veces), pero lleno de adrenalina. Fue increíble ese recorrido de 23 kilometros en medio de paisajes hermosos y flora silvestre. Cerca de dos horas de agotamiento delicioso para botar stress y todas las malas vibras que santiasco suele prodigar.

Una vez que estuvimos nuevamente juntos, entusiasmé a mi partner para ir a disfrutar de la quinta región y no costó mucho. Nos dirigimos hacia Con Con a comer empanadas en Las Delicias, empanadas de pino de locos, camarones con queso, aceitunas con queso y unas refrescantes chelas. Muy bien, pero como aperitivo, es que teníamos demasiado hambre!!.

Avanzamos por el hermoso camino costero y nos estacionamos en el restaurant Albatros (viejo conocido de mis tiempos horconinos) para disfrutar de la hermosa vista y comer como corresponde. No vendían ceviche, por lo que nos vimos obligados a saltarnos los pisco sours, luego pedimos albacora en distintas combinaciones y distintos acompañamientos, delicioso almuerzo que amenizamos con un fresco sauvignon blanc de Ventisquero en su temperatura ideal. Terminado el placer del almuerzo, no fue posible evitar pedir un postre, asi que uno de papayas para mi partner y unos panqueques celestinos para mi goce. Uuufff!!!

Nos vimos obligados a salir a caminar un rato, ya que con tantos placeres gastronómicos, literalmente no quedaba espacio ni siquiera para el aire.

En fin, tras una rica caminata bien conversada, volvimos al vehículo y retornamos a santiasco.  Gran día!!!!