Tentado volví al Brasserie Petanque

Cierto, la tentación fue mayor que en otras ocasiones e invité a mi partner a visitar este nuevo lugar que tuve el privilegio de conocer el primer día de su apertura. Moría de ganas de probar otros platos y vinos y terminar de formarme una opinión.

Elegimos el gran salón comedor, muy estiloso y cómodo para ser rápidamente abordados por el maitre francés (más argentino que francés si se observa más). En extremo atento y conocedor, llegó con unos cortos de kir royale de cortesía, nos facilitó las cartas y excusándose unos segundos fue y regresó para comentarnos que había un plato del cual no quedaba disponibilidad. Este detalle terminó por ganar mi completa confianza en el profesionalismo del maitre, es lo que esperaría que el resto de los restaurantes aprendiera alguna vez.

Un pisco sour (en fin, lo de siempre) y un jerez Tío Pepe muy fresco fueron los aperitivos. Mi partner aceptó mi sugerencia de probar el exquisito salmón a la miel que yo ya conocía y seguiría recomendando. Para mí, seleccioné un risotto a la trufa negra y champiñones además de una bien helada botella de pinot noir de viña Villard. Unos platos francamente exquisitos de principio a fin que lograron extasiarnos.

Tanto placer solo podía concluir con esas tazas de café, por esta vez solo filtrado pero no por eso menos sabroso. Qué bueno Petanque!!!

 

Petanque : nuevo lugar en Bellavista

Hoy fue uno de esos días que me gustaría borrar de mis recuerdos, excepto cuando he conseguido compensar de alguna afortunada forma lo vivido. De hecho, tras regresar a casa, lo único que vino a mi mente fue la necesidad urgente de salir a caminar.

Caminar sin rumbo y con la esperanza de encontrar algo que me entusiasme lo suficiente y que me reporte algún indispensable placer. Los astros estaban alineados, ciertamente, pues tras un rato de deambular me introduje en el barrio Bellavista y de pronto en la plaza Mori justo al lado del nuevo hotel boutique Castillo Rojo, estaba esperándome en su día inaugural, el restaurante Petanque.

La sede chilena de un restaurante francés de San Telmo, Buenos Aires ocupa el lugar del Malambo y que fuera antes el Ozono. Intervinieron de forma elegante la casona para que se vea espaciosa, iluminada y muy cargada al color blanco. Poca gente y más bien parecían un mismo grupo de amigos, por lo cual debo suponer que eran invitados de los dueños para este gran día.

Me ubiqué en la pequeña terraza anterior ya que quería disfrutar la brisa nocturna de estos días en que el verano comienza a retroceder. Un poco lento el servicio, pero las oportunas disculpas del mozo fueron suficientes para mí.

Partí pidiendo una botella de agua mineral y las cartas. La de comidas, con entradas, principales y postres muy franceses. La de vinos, variada en cepas aunque pocos valles y viñas, pero acertada lo cual me hace pensar en una selección bien pensada.

Me tentaron varios platos, pero uno me obsesionó. Un salmón a la miel sobre un puré de habas y milhojas de papas, delicadamente decorado con unos hilos crocantes de berros. Un plato que bien merecía una copa de pinot noir, el que llegó menos frío que mi costumbre, pero muy agradable.

Cené lentamente, disfrutando cada bocado mientras se liberaba de mi mente la tensión y los malos ratos. Al finalizar mi plato, estaba deliciosamente relajado y muy dispuesto a probar algún postre. Mi primera selección fue una degustación de creme brulee (vainilla, naranja y pistacho) que lamentablemente no estaba disponible (algo que debió advertirme el mozo). Por suerte, había seleccionado un plan B y éste fue un parfait de maracuyá, definitivamente exquisito.

Al cierre, por supuesto una taza de café negro, una breve conversación con el amable mozo y la sensación que este sitio merece una nueva visita.