Mulato : el recambio del R.

Había detectado el casi imperceptible cambio de nombre, ya que el local es esencialmente idéntico al viejo R. Una casa hermosa ubicada en la Plaza Mulato Gil en donde por muchos años (mejor no recordar cuántos) había estado el R., luego que se trasladó de su original ubicación (hoy un sitio baldío que nadie sabe porque sigue así).

Tras un disfrute de teatro delicioso, junto a mi partner, caminamos en búsqueda de un sitio de cena  y por supuesto que llegamos al Mulato.

Las partida, siempre simple y cautelosa, fue con una botella de agua mineral  y un pisco sour especiado, aunque no ofrecían el rico pisco sour con albahaca que se cuenta entre mis preferidos, las opciones eran múltiples.

Revisamos con la tenue iluminación, la interesante carta para construir la experiencia. Los platos de fondo ameritaron ser una merluza austral y una corvina del indico, delicias que combinamos con un Tabalí pinot noir a la temperatura correcta que resultó maravilloso.

Estaba tan rica la cena que el mozo al notar nuestro placentero disfrute, en un acto espontáneo nos trajo al chef, con quien comentamos la rica experiencia vivida y nos desafió con los postres, en donde nos dimos el gusto de modificarlos un poco. El mismo chef los preparó y nos trajo a la mesa una albakita y un panqueque de membrillo con porción de helados que maximizó nuestro placer gastronómico.

Tanta amabilidad es congruente con un sitio que se abre paso en régimen de salvaje competencia en el barrio Lastarria. Bien por eso!!

Cerramos esta exquisita cena con un negro café.

Este restaurante Mulato promete ser un sitio notable en Lastarria, no solo por su privilegiada ubicación sino porque tiene personalidad, exquisita música y buena cocina.

 

R. : nombre corto y largo recorrido

Este restaurant es tan antiguo en mis incursiones que tengo la sensación que nunca he escrito algo sobre él. Lo conocí cuando funcionaba al fondo de un pequeño pasaje ciego en Lastarria, un pasaje de anticuarios que hace muchos años no existe. De hecho, hoy es simplemente un sitio eriazo, cerrado y que solo se distingue porque en sus muros exteriores hay algunos grafittis interesantes que he publicado en fotos por ahí.

Sin embargo, el restoran ha sobrevivido el paso del tiempo e instalado hace rato en la Plaza del Mulato Gil, sigue siendo una interesante opción para comer algo rico o hacer un after office.

Hoy llegué al lugar después de un periplo de investigación por el centro de Santiasco, buscaba como me resulta delicioso hacer, nuevos lugares para disfrutar. Debo confesar que no hallé nada nuevo, solo algunas promesas que anoté en mi mente y que revisaré más adelante.

Era bastante tarde para un almuerzo, pero todavía quedaban algunos extranjeros en los postres, por lo que aproveché de ingresar e instalarme en uno de los salones para disfrutar un almuerzo.

Partí con la impresión que los mozos quedaban algo descolocados con la tardía visita, pero igual fueron amables y pronto tuve mi agua mineral y hielo para saciar la sed de un día en extremo caluroso y una carta para revisar.

La oferta no es voluminosa pero ciertamente atractiva. Podría clasificar a este lugar entre los sitios sencillos pero sabedores del sabor de su oferta. De la carta me llamó la atención un plato, una corvina rellena de queso y espárragos en una salsa de mostaza que se me antojó que quedaría bien acompañado con papas provenzal (papas al horno con cebollas, queso  y ajo). No me equivoqué, el plato estaba divino (y muy caliente) al cual añadí una media botella de vino (aquí la oferta es pobre, pero se salva si se sabe elegir).

Fuertes sabores que solo podrían compensarse con un postre potente, nada menos que un suspiro limeño que me dió delicias de gran confort. Para el final, obviamente, un buen café negro.

R. sigue siendo opción en Lastarria!!

Tour de museos post terremoto : la fragilidad

A sabiendas que nuestro terremoto-celebración del bicentenario había dejado serios daños en muchos importantes sitios del patrimonio cultural, no pude resistir la tentación de hacer mi quincenal visita por el territorio del arte.

Para partir, nada mejor que el MAVI en la Plaza Mulato Gil, previa degustación de unos ricos jugos naturales en el lindo Café del Museo. La muestra del MAVI  “Beuys y más allá – El enseñar como arte”, no me pareció tan sorprendente como el contrapunto de maestros chilenos cuyas obras definitivamente nos gustaron más. especialmente Eduardo Vilches y Mónica Bengoa. Lo que si fue un acierto delicioso, fue el espacio que destinaron a honrar al gran poeta de la sensualidad, Gonzálo Rojas, diseñado como un viaje por los territorios sagrados del poeta es extraordinaria.

Luego, nuestros pasos los dirigimos, algo temerosos por lo que podríamos encontrar, al Museo de Bellas Artes. Fuimos sorprendidos porque el edificio si bien presenta daños, está en condiciones adecuadas para operar. El techo de vidrio increíblemente resistió el megasismo y solo vi daños feos en la parte interna  superior que da hacia la calle.  En cuanto a las exposiciones, no había cambios desde mi última visita, lo que obviamente se explica por los sucesos acaecidos. No obstante ello, me repetí con gusto las fotografías de Gert Weigelt, el movimiento de la danza congelado en preciosas tomas.

La siguiente parada fue solo para constatar los daños en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC). El museo estaba cerrado al igual que su hermano en la sede de Quinta Normal. Los daños en la fachada del MAC son muy parecidos a los que dejó el anterior terremoto en 1985, lo que me hace especular acerca de algo más estructural en esa zona del edificio.

Caminando por el precioso Parque Forestal, nos fuimos al Centro Cultural Estación Mapocho, otro edificio antiguo que resistió increíblemente el sismo. Aquí había una exposición de fotografías de Jorge Valenzuela, llamada Jungle Spirit. Fotografías obtenidas con gran talento en el Amazonas peruano, en Uganda (África) y en la isla de Borneo y que muestran maravillosas tomas de la selva y sus habitantes naturales, gorilas, orangutanes, bellísimas aves y reptiles que constituyen toda una experiencia de la hermosura de la naturaleza. Extraordinario trabajo!!!

Ya hambrientos, fue muy fácil terminar almorzando en el Mercado Central, sencillos y exquisitos platos de pescados y mariscos y una buena botella de vino, un merecido intermedio en este paseo dominical.

Para los postres, preferimos ir a tomar helados exóticos al Café del Ópera y cerrar el tour con un buen y conversado café.

Poco a poco, volvemos en Santiasco a una pretendida normalidad, pero fue una constante en todas las calles detenernos a observar las huellas que el terremoto dejó en todas partes, algunas son físicas y claramente visibles, otras están dentro de nosotros. La fragilidad es una emoción muy presente.