The Aubrey Dining Room : un almuerzo increíble

Tentando a la suerte, fuimos un día domingo a almorzar al lindo hotel boutique de las faldas del Cerro San Cristóbal, otrora sede del Pasta & Vino que disfruté tiempo atrás.

El lugar hermoso como siempre y afortunadamente con muy poca concurrencia, por lo cual disfrutaríamos la ventaja de toda la atención. Cómo me fascinan esas sillas Valdés del comedor!!

Partimos con un buen kir royale muy bien preparado y mientras llegaba la entrada que compartiríamos, pulpo crocante, nos regalaron unos appetizers del chef, unos bocaditos con verduras y especias forrado en pepino, deliciosos.

Para los fondos, exploramos a conciencia la carta pues a pesar de ser muy breve, cada plato es una conjunción de sabores. La selección fue una albacora con hongos y un ravioli rellenos de salmón, bien acompañados de una botella Loma Larga Pinot Noir 2010. Un verdadero festín en la belleza del lugar, la tranquilidad y la buena música ambiental.

No podíamos terminar este exquisito almuerzo sin regalonearnos con los postres, un mousse de chocolate y una delicia de maracuyá.

Tras el pertinente café negro, nos permitieron realizar un recorrido por la magnífica casa que fuera centro de reuniones de un importante político  de los años 30, un centro de reuniones políticas y sociales por muchos años. Que lindo trabajo de restauración y que sencilla elegancia!!

 

 

Pasta e Vino : un placer envidiable

Desde que se instaló este restaurant en Santiasco he esperado el día en que coincidan los astros para asistir a este lugar. Hoy fui bendecido por las casualidades que me encanta constatar, ya que sin mediar reserva alguna, me dejé caer en este palacio (Hotel Boutique The Aubrey) ubicado en un faldeo del cerro San Cristóbal y había una mesa perfecta en la increíble terraza del lugar. Por fin, una cena en Pasta e Vino!!!

La terraza de piedra, rodeada de murallones también de piedra que sostienen el cerro y que con una delicada arquitectura realzada por muy bien ubicados focos, hacen que se sienta un inédito placer por tanta belleza. Se siente caer agua, con lo cual los oídos recogen y suman otro disfrute a la experiencia. El mobiliario de buen diseño (sillas Valdés por supuesto) y una exquisita atención, inician una cena definitivamente increíble.

La vista al interior del hotel agazaja los ojos, impecable, majestuoso y hermoso lugar. Desde mi mesa podía ver todo lo que ocurría en los comedores interiores y en la linda terraza que elegí. Para partir, una botella de agua que prepara mi boca para el placer gastronómico.Mientras leía la carta, llegó un set de panecilllos y un pote de mantequilla y emulsionado de aceite de olivas, como es habitual en un buen restoran italiano. También me regalaron un appetizer de salmón fascinante.

Elegí un plato de gnocchi de roquefort salteado a la mantequilla, con hierbas, nueces y zetas. De solo recordarlo, lo comería de nuevo, demasiado exquisito. Incorporé al placer una botella de vino que seleccioné de la excelente carta disponible, Secretos de Viu Manent reserva carmenere del 2009, delicioso.

Para el postre, no resití las ganas de probar una pannacotta con salsa de berries, un merecido disfrute de cierre.

Maravillosa cena, precioso lugar!!