Le fournil, una cena de madrugada

Tuve un día extraordinariamente ocupado y cuando fui capaz de sentir mi cuerpo, constaté que estaba furiosamente hambriento. El problema era que pasaban la 1:30 horas, es decir una madrugada y yo con mi hambre galopante, extremo en todo sentido.

Una rápida revisión mental y aposté que en el Patio Bellavista debía haber algo operando por lo que rapidamente me desplacé hacia ese lugar. No me equivoqué, había una ebullición de gente, muchos sitios abiertos y me relajé para poder elegir algo rico.

Tras un par de vueltas, claramente mi mejor opción era Le Fournil, un lugar que incluso mejor habría aprovechado más temprano pues tuvo  una sesión de jazz. Sin embargo, tengo buenos recuerdos del sitio y no los dejaría de usar.

Me instalé en la terraza, con fresca brisa a pesar que la temperatura ambiente seguía siendo alta. Mientras bebía mi ritual agua sin gas, revisé la carta y me pareció atractivo un tournedo de filete de res a la pimienta con ratatouille, para el cual encargué, desde la carta de vinos un petit verdot de  Santa Carolina 2009.

Mientras esperaba, se acercó otro mozo, a quien conozco muy bien pues trabajaba en Ambrosía y siempre me dio una atención de primera. Conversamos acerca de su elección de abandonar su trabajo anterior y dedicarse a Le Fournil, no me cabe duda que será un gran aporte pues tengo los mejores recuerdos de su atención de calidad. Rara especie, profresionales del servicio en restaurantes hay pocos y este muchacho es notable.

Me divierte el hecho que él piensa que escribo para alguna revista, pues tomo notas mientras como algo rico, pero le comenté que simplemente soy un gozador amateur, que disfruto comer y que escribo para no olvidar lo que he disfrutado.

A pesar que pude desilusionarlo, me vino a ver un par de veces más para comentarme por ejemplo, que ya iba a estar la programación de jazz del lugar y que le estaba yendo bien en este nuevo trabajo. Me alegré con él, es delicioso poder trabajar en lo que nos gusta y además poder compartirlo con gente que lo aprecia.

Pasadas las 2:30 AM emprendí el regreso a mi hogar, tras una cena deliciosa a pesar de la ruidosa vecindad.

 

Pasto Seco en Jazz Bellavista

Esta es una banda muy especial y que conocí una noche de jazz en Thelonious. El hecho que sus bases rítmicas sean mapuches o cuequeras, les hace representantes legítimos de un estilo de jazz muy chileno. Si a eso se añade que los músicos son bastante veteranos, asombra el despliegue de energía y vitalidad en el escenario.  Prohibieron tirarles agua, porque incluso así se prenden, como dijo el gran Ernesto Holman, bajista consumado y recordado ex- Congreso, quien se acompaña  con Jonathan Gatica (maestrísimo saxo tenor) y Moncho Pérez (poderosa batería).

Un grupo con una simpatía y alegría desbordantes, que entusiasma y hace disfrutar con ganas con sus temas de raíz étnica. Llama la atención con Jonathan hace sonar en ocasiones el saxo como una verdadera trutruca, mientras la batería simula un cultrún. Gran ritmo y belleza para esta versión tan chilenísima de jazz.

Incansables, todos los temas son de larga duración incluyendo uno que duró casi 20 minutos. Una proeza de ritmos y buen gusto.

Gran recital!!

Viola Guita : notable sorpresa musical

Me llamó la atención de manera intempestiva, viola da gamba (viola de pierna para distinguirla de la viola de braccio) y guitarra flamenca en un lugar de jazz (Bellavista Jazz Club). Nada más atractivo para un día común.

Recordé de inmediato el entusiasmo de mi amigo David (Malayos) quien me había regalado meses atrás unas grabaciones inéditas de textos musicales antiguos para este instrumento y que tanto placer me habían dado. Mhhhh, instrumentos antiguos y música moderna, una mezcla que debía vivenciar.

Alberto Faraggi, guitarrista del flamenco de gran especialización y de nacimiento autodidacta según sus propias palabras, hace un dúo maravilloso con su compañero, Luciano Taulis, con quién se conoce desde quinto básico y como bien dice Alberto, tocan, disfrutan y hasta de equivocan juntos. Una amalgama de talento y pasión por la música seria con sones modernos y que en esta noche dieron una demostración contundente del material que poseen y que pronto debiera ser un estupendo disco.

Un poco desordenado en los preparativos hasta que,  un poco retrasados, se inicia la sesión con un virtuoso solo de guitarra que es seguido por otro no menos notable de viola y de pronto se enlazan en el dueto para darnos una muestra maravillosa de lo que hacen estos muchachos. Hielos eternos, Infinitango (incluido un potente poema declamado por Alberto) y esa hermosa canción de cuna (o Canción para un niño feliz que por más de 12 minutos nos llenó el alma de vibraciones celestiales).

La viola está íntimamente emparentada con la guitarra, con un origen muy antiguo (siglo 15). De hecho, Luciano me explica que son tan parecidas que salvo porque se afinan un poco distinto todo lo tienen en común (cuerdas y puentes). No cabe duda que Luciano y Alberto vibran con su pasión musical.

Un espectáculo precioso y aunque no se llenó el local, estaba repleto de entusiastas seguidores y admiradores del arte de estos chicos virtuosos. Mientras bebía un delicioso absolut kurrant y disfrutaba una selección de empanaditas gourmet, me dejé llevar por la delicia musical que con tanta fortuna presencié.

Esperando el disco con ansias!!

Il Siciliano : disfrutando pastas y vino

Es un viejo lugar de la zona taquillera de Bellavista y que por diversas razones inexplicables pocas veces he visitado. Confieso que la mayoría de las veces me tiento más con otras comidas o lugares alrededor de este restoran.

Llegué temprano a cenar tras un agitado día en cleta y compromisos varios, lo que me permitió elegir una buena mesa sin tener que haber hecho reserva. El lugar es bonito y se han preocupado de mantener un buen look a pesar de los años, la barra del bar es estupenda y el diseño de los espacios está muy bien logrado.

Partí con mi habitual agua mineral sin gas, momento que siempre aprovecho para hurgar en la carta y dejarme seducir. Me interesé prontamente con un Carpaccio alla Ducale, una maravilla que no había probado antes. Son unos finos cortes de filete sobre los cuales se distribuye un conjunto de rollitos de prosciutto, queso parmesano y cortes de champignones. Solo tuve que poner algo de limón, aceite de olivas y conseguir pimienta fresca para esparcir unos cortes pequeños de pimienta sobre el plato. Exquisito!!!

Exploré la sección de vinos de la carta y le apunté justo al que no tenían, sin embargo, habían buenas opciones y terminé eligiendo una botella de carmenere Reserva de La Joya 2009, que me acompañaría el resto de mi entrada y los fondos que luego pediría.

De la carta elegí un plato que desconocía, un Fazzoletti Siciliani, pasta rellena de mariscos con una salsa de champignones, mozarella sobre espinacas a la crema, todo cubierto con salsa de tomates y gratinado con parmesano. Nada que añadir, un plato 100% disfrutable y hermosamente presentado en un plato de fierro muy caliente.

No podía dar por terminada la incursión sin pedir un buen postre y el elegido fue un Suspiro di Sicilia, un bizcochuelo relleno de crema limón y cristales de merengue. Postre que se dejó acompañar maravillosamente con un buen café negro.

Deliciosa cena y espectacular partida de una noche de jazz. Esta noche en Jazz Bellavista (club de jazz de Le Fournil) se hacía la despedida del maestrísimo pianista y compositor Felipe Riveros, quien junto a Sebastián González en contrabajo y Carlos Cortés en batería, daría una sesión imperdible de buen jazz.

Felipe migra una temporada a Paris, según me confiesa sin ningún proyecto específico y solo a visitar a su novia. Como sea, la sesión musical fue fantástica con un recorrido por temas de algunos de sus discos. Le pedí que tocara Santiago, un tema maravilloso que me recuerda siempre a E.S.T. y que lamentablemente no lo tenían ensayado. Tendré que esperar el regreso de Felipe para que cumpla mi musical anhelo en una próxima tocata.

Gran noche!!

Le Fournil Bistró y jazz : rico pero,…

Celebrar con una buena cena el cumpleaños de mi querido viejo fue el desafío que nos llevó a este restorán del Patio Bellavista. La idea, cenar rico y seguir luego con un buen espectáculo de jazz en los bajos del local.

Bastante puntuales, partimos con unos aperitivos, pisco sour, bellini en espumante, Kir Royale y un cóctel llamado Bellavista Jazz Club, muy agradable. Todos muy bien hechos y que nos dieron compañía para disfrutar una exquisita terrina de Morcilla y un Vol au vant de camarones y ostiones.

Mienras disfrutábamos estos comienzos, no pude dejar de notar lo hacinado de la ubicación de las mesas. Un detalle a veces imperdonable ya que nada es más desagradable que cada persona que pase tras tuyo te roce la espalda. Mal por eso!!!

Los platos de fondo, abundantes y ricos, incluyendo Entrecot corte francés con gratín de papas, Atún y Lasaña de berenjenas, todo acompañado con un Cabernet Franc reserva de Chocalan, fantástico. Debo destacar que digerir el atún solo sellado a veces puede tomar muchas horas, pero es tan rico que se puede soportar.

Tras los postres, bajamos al club de jazz en donde nos esperaba nuestra reserva para escuchar a Paz Court, una chica de linda voz aunque algo exagerado su afán de mostrarla incluso haciendo bases de su propia voz. Acompañada de Nicolás Vera en guitarra, realizó unos lindos arreglos de temas de Radiohead. El punto culmine fue el acompañamiento en piano que Felipe Riveros realizó con lo cual cerró el show de manera brillante.

Un buen lugar, buena comida pero deberán mejorar la distribución de las mesas. Los clientes merecemos más espacio.

Bellavista Jazz Club : un nuevo sitio para el jazz

En la reciente ampliación que se hizo al Patio Bellavista, el Bistrot Le Fournil incorporó en la planta baja un lugar destinado al jazz. Esa si es una gran idea!!!

A pesar de los espectáculos de blues que eventualmente se aparecían en el Backstage del mismo Patio Bellavista, hacía falta un sitio que de verdad pudiera alojar a quienes gustamos de una buena sesión de jazz en un lugar adecuado. El club está muy bien logrado, pequeño pero muy funcional. Aire bien acondicionado en temperatura y extracción de humos, una grata iluminación con control central así como un centro de sonido bastante profesional y muy bien distribuido. El escenario se ve desde todos los ángulos y acoge un bienaventurado piano (algo indispensable en cualquier sitio que quiera ser parte del circuito de jazz). El escenario tiene suficiente madera y recubrimientos para que el sonido nazca bien y se proyecte a la audiencia.

La atención ágil y atenta, una carta con buenos cócteles y tragos diversos, además de picadillos y tablas. Además de unas mesas altas en los extremos del local, hay una apreciable cantidad de mesas pequeñas y silloncitos bajos, al estilo de muchos pubs elegantes.

Averigué que el mentor musical es el gran Felipe Riveros y por cierto, la miriada de amigos notables que posee. Esto se adivina terriblemente bueno. De hecho hoy fue el turno de Sebastián Jordán.

Un detalle exquisito es que la casa ofrece una copa de vino o champaña al entrar. Ojalá sea un estándar permanente, ya que el club promete mucho. Gran filete!!!