Estro : un acierto de sabores chilenos

Una de esas noches de teatro que enero regala en cantidades, decidimos pasar a cenar al restaurante del Ritz Carlton en las cercanías del Teatro Municipal de Las Condes. Un lugar espacioso, tranquilo y de buen diseño nos recibió de la mano de una anfitriona. Ya ubicados en una mesa, fuimos captando el interesante concepto del restaurante, a saber, una cocina de mercado con ingredientes seleccionados de pequeños productores agrícolas chilenos.

Encantados con la motivación del restaurante, partimos compartiendo una ensalada de locos de Valdivia con mayonesa de ají verde, mientras nos servíamos nuestros tragos, mango sour y el infaltable kir royale. Para los fondos, la tentación fue un atún con costra especies jamaicanas y unos raviolis de cangrejos dorados con una salsa lemongrass y albahaca. Si bien la carta de vinos tentaba con alguna buena botella, tienen una opción imperdible de grandes vinos en copas, lo cual no podía ser mejor. Así que en estricto orden disfrutamos tres copas de vino, pinot noir, carmenere y el orgánico coyam.

Para los postres, una tarta red velvet y un postre de piña colada exquisitos. Solo quedaba el rico café y las ganas de volver, ya que esa carta tiene muchas opciones que imaginamos deliciosas.

Punto 8 : más disfrutes en Lastarria

Hace poco tiempo que abrió sus puertas el nuevo hotel Cumbres en Lastarria y ya da que hablar. En el primer piso y muy visible desde la calle, posee un bar de tapas. Un lugar hermoso que se extiende hacia el fondo de la construcción en una terraza extraordinaria. Libre del ruido ambiente, con buena sombra y adornadas sus paredes con una exposición fotográfica (en estos días fotos de viajes de María Gracia Subercaseaux). Una interesante carta de tragos, cocktails, vinos y cervezas y para acompañar una seductora lista de tapas  mediterráneas. De hecho, en otra oportunidad probamos trío de croquetas, tortilla española, camarones crocantes y unas albóndigas sorprendentes, todo rico!!.

No obstante lo anterior, la prueba de fuego siempre es el restaurante, por lo cual nuestro destino relevante era el piso 8 en donde se encuentra Punto 8, la apuesta gastronómica del hotel. Con la cocina a la vista, las mesas se distribuyen alrededor aprovechando la gran cantidad de ventanas que permiten disfrutar la vista de este lindo barrio Lastarria. Una terraza que da cabida a una pequeña piscina y zona de asolear, completa el lugar.

Fuimos recibidos amablemente y ubicados en una mesa con buena vista y espacio. Una carta de platos y otra de tragos, además de una exquisita carta de vinos organizados por valles. En fin todo dispuesto para elegir y disfrutar.

Pedimos una Sangría mediterránea y un Amareto sour para iniciar la sesión. Acompañamos con una Terrina de pato y naranja hecha en casa, con una reducción de vino oporto y compota cebollas. Exquisita!!

Para los fondos, nos entusiasmamos con el risotto de mariscos con crema de langosta y camarón y el plato de raviolis rellenos con  queso de cabra, ciboulette y ajo sobre una salsa de tomates y mandarina. Exquisitos sabores que merecían una buena botella de Montes Alpha carmenere 2013.

No podíamos dejar de probar los postres, así que nos embarcamos con una baklava con nueces y almendras griegas con sorbete al romero. Sumamos un souffle helado con grand marnier, salsa de chocolate amargo y naranjas confitadas, deliciosos!!

Un sitio agradable en todos los sentidos, un pequeño oasis que relaja y hace placentera de principio a fin la incursión. Tras el siempre bienvenido café negro, nos despedimos con la promesa de volver a disfrutarlo tan pronto sea posible.

Nuevo Krrtrekking V&V : más disfrutes

Aprovechando un feriado y añadiendo un día de vacaciones nos creamos una nueva oportunidad de pasear por la quinta región siguiendo el tradicional formato de krrtrekking.

Una vez instalados en el hotel boutique Latitud 33, fuimos rápidamente al cercano restaurante SaborColor por un almuerzo tardío, tal vez fuimos lo últimos comensales, pero nunca mal atendidos. Partimos con kir royale y gaseosa, para llegar a los fondos, quinoa de camarones y un extraordinario filete con guiso lentejas. Un almuerzo de sabores gourmet con buen vino y café.

El resto del día, lo dedicamos a pasear y cazar graffitis hasta llegar a la noche para disfrutar el rico Restaurante C (en realidad se llama La Concepción) y cenar en la terraza con una de las mejores vistas de la bahía. Como ya es habitual, kir royale y  gasesosa, mientras llegaba una sorprendente sopa marina y mi filete tres pimientas  con mil hojas de papas y champignones caramelizados. Acompañamos con un Malbec La Porfia Botalcura y cerramos con esos negros cafés que nos permitieron llegar de regreso al hotel para descansar.

Al día siguiente, nuevamente un día lleno de sol y ganas de pasear. Partimos en tren sin destino, acompañados de los numerosos artistas que hacen su performance musical de carro en carro. Son bastante buenos y de verdad amenizan el viaje mientras los ojos se pierden en los lindos paisajes. Paseamos por Limache, incluso disfrutamos unos jugos de frutas deliciosos en absoluta paz. De regreso, nuevamente en el metro, nos bajamos en Caleta Portales para visitar una habitual picada : Los Compadres y disfrutar un buen almuerzo de puerto. Estaba muy lleno, pero no fue tan difícil conseguir una mesa. Unos pisco sours en espera de los fondos,  reineta con salsa de locos, bechamel y nueces y una rica albacora también con salsa bechamel y camarones. Esta picada es una de las buenas de la Caleta y ya la hemos visitado varias veces.

Volvimos a los cerros para seguir la cacería de graffitis hasta que se hizo suficientemente tarde como para iniciar la búsqueda de un buen lugar de cenar. Llegamos al restaurante Mito, el cual prometía una terraza con vista al mar. A pesar que estaba algo frío, la terraza resultaba un buen lugar para cenar y partimos con unas machas a la parmesana mientras bebíamos nuestros aperitivos.  Contra todo pronóstico, la carta tenía hartas sorpresas. Pedimos un plato de mahi mahi con salsa limón de pica, arroz y pesto y un buen filete en salsa carmenere con puré al merken. Por supuesto, acompañamos con vino y cerramos con café, antes de emprender el retorno al hotel.

Un nuevo día, un nuevo desafío. Nos fuimos a Viña del Mar en el metro para recorrer un poco la ciudad. A la hora de almorzar, nada mejor que revisitar el Cap Ducal, que a pesar de los años sigue siendo un buen lugar con una vista maravillosa del mar. Un pisco sour y kir royale mientras saboreábamos un exquisito pebre de mariscos. Seguidamente una  albacora con salsa de mantequilla negra y alcaparras y un bourguignon champignon con  papas salteadas, muy bien acompañado con una botella de Carmen Gran Vidure. Para los postres, porción de creme brulee y torta de chocolate más el infaltable café negro.

Volvimos a la caminata hasta que llegamos al Hotel Miramar, mi mejor lounge desde hace años. Confieso, ver atardecer en la terraza mientras un DJ acompaña con buena música y bebemos unos ricos tragos es demasiado extasiante. De hecho, regresamos a los cerros, reservamos una cena en el Restaurante Turri y luego descansamos en el hotel. Sin embargo, no me acuerdo del detalle, pero claramente lo pasé bien.

Último día en V&V y la despedida no podría ser mejor. Volvimos al restaurante C para disfrutar un panzotti de masa con aceitunas amargas relleno con zapallo camote y salsa cremosa de queso azul (algo maravilloso) y un  ravioli de pasta de espinaca y centolla, todo lo cual acompañamos con una buena botella de carmenere De Martino 347. Tras los cafés, debíamos regresar a Santiasco.

Unas pequeñas vacaciones, con eternos e inolvidables disfrutes. La cacería de graffitis la publiqué en krrtrekking.cl y están muy lindos.

 

Regreso a Mexicana Restaurante

Esas noches en que a todos se les ocurrió ir a restaurantes, es la peor situación cuando quiero cenar tranquilo en el barrio Italia. Tras dar una larga vuelta por todos mis lugares conocidos y cuando estaba dispuesto a abandonar el barrio, me encontré con un viejo conocido, el restaurante mexicana.

Creo que han pasado unos 5 años desde que estuve ahí, nada ha cambiado. Es como un deja vu, camino observando paredes, muebles, adornos y todo es igual, incluida la sencillez. Apenas elijo una mesa, se acerca amable una chica con la carta. Rápidamente elijo una cerveza erdlinger negra y un plato de ajíes rellenos de puré de porotos negros y queso fresco. Estaban potentes y me consumí apresuradamente mi fresca cerveza.

No contento con el tremendo plato anterior, ordené una porción de burritos rellenos de carne, arroz, queso y porotos. A pesar de mi esfuerzo por prolongar el disfrute de estos sabores, una señal desde mi estómago que me decía que era suficiente. Demasiado rico!

Claramente no iba por el postre asi es que llamé a la chica y le encargué un café negro y la cuenta. Era necesario regresar a casa, caminando como corresponde.

Regreso a Zully para solo disfrutar

Con un gran amigo, nos debíamos un buen almuerzo para ponernos al día del trabajo y de sus vacaciones. Cuando me recuerda que podría ser una buena opción el rico restaurante Zully, mi respuesta inconsciente fue «ya no debe existir», pues hace años que no lo visitaba y francamente son pocos los lugares que logran permanecer salvo que sean «taquillas» y en el barrio alto. La duda me obligó a verificar en Google y para mi sorpresa, si existía y muy activo.

Un taxi nos acercó al lugar y a pasos apresurados nos fuimos internando en el barrio Concha y Toro para llegar a esa casa impresionante en donde está este increíble restaurante. No había mucha gente, era temprano, nos ubicamos entonces en el salón de la esquina con fotografías de fútbol americano en blanco y negro. Todo combinado con las mesas de impecable negro y la loza en uso.

Partimos con una copa de espumante a la que se añadió pronto la porción de pan caliente y mantequilla. Un primer plato de pollo al pilpil, seguido por un filete de pato con risotto al tomate. Una combinación precisa para una copa de carmenere.

Cerramos con creme brulée, té para mi amigo y café bien negro para este servidor. No cabe duda, hay Zully para rato!!

 

Un Oasis : un lugar extraordinario

Tenía pendiente un almuerzo de trabajo con un buen amigo y colega, quien me había pasado bastante tiempo atrás el dato que en el mismo lugar del Ambrosía había un nuevo restaurante. Esas son palabras mágicas, pues de solo recordar mis frecuentes visitas al exquisito Ambrosía, solo esperaba el momento de poder visitarlo.

Caminamos bajo la canícula santiasqueña aproximándonos hacia la Casa Colorada y bastante acalorados nos instalamos en el comedor con aire acondicionado. Siempre me ha gustado la terraza, pero con más de 33° celsius no era factible.

Hago una minuciosa revisión visual del restaurante y de verdad muy pocos cambios, lo esencial permanece incluso el mobiliario. Ahora quedaba por saber si la cocina estaría a la altura.

Partimos con unas entradas compartidas de  calamares crocantes con salsa tártara y tostadas junto a un pilpil mixto de camarones, pulpo y calamares. Deliciosos!!

Para los fondos, mi amigo salva con un salmón patagónico a la plancha con papines chilotes salteados al cilantro, mientras yo atino con una tilapia a la plancha con puré rustico ( cebolla, cilantro, aceituna y tocino) que bien se merecían una botella de pinot noir William Cole.

Nada que decir o quizás todo, ya que el lugar es lindo, la sensación de oasis es perfecta (pleno centro), buena atención y la gastronomía de buen nivel. Me parece que claramente hay una buena opción en Santiasco!!.

Tras el flan de zanahoria y un té que se sirvió mi amigo, sin faltar mi rico café, cerramos una buena reunión de trabajo.

 

The Singular Santiago : un lugar para disfrutar

Había pasado poco tiempo desde que se terminó la construcción de este lindo hotel en pleno barrio Lastarria y ya me sentía llamado a probar su restaurante y bar del primer nivel. Antes de acabar el 2014 tenía que visitarlo y por supuesto encontré el mejor momento para concretar.

Esta noche habíamos salido en búsqueda de un buen disfrute y casi sin pensarlo estábamos sentados en una pequeña terraza que el hotel tiene hacia calle Merced. Diligentemente bien atendido, con una ambientación elegante y de bastante buen gusto, fue un buen recibimiento.

Para iniciar el disfrute, un burbujeante Kir royal y un Pisco sour para mi partner. La carta presenta una pequeña variedad de platos, pero todos interesantes por lo que debimos dedicar unos minutos a analizar las opciones. Nos decidimos por compartir a modo de entrada un salmón ahumado con blinis de quinoa y para los fondos finalmente nos quedamos con una corvina a la sal con verduras, espárragos, habas y puré de arvejas y otro plato de congrio dorado en coccion lenta con pure de paillar y una emulsion de hinojo

De la carta de vinos fui seducido por una botella de Amayna pinot noir que me trae entrañables recuerdos y nos dedicamos a saborear las exquisiteces que coloreaban la mesa invitándonos a vivir un buen rato.

No resistimos la tentación de probar la repostería y encargamos unos Crepes suzette al grand manier con helado vainilla y un bizcocho chocolate lúcuma y helado de cochayuyo. Geniales!!

Al cierre, solo quedaba la contundencia de un negro y caliente café express para completar esta rica experiencia.

Quitral : almorzando lo que se merece mientras se trabaja

Una nueva y necesaria reunión de trabajo, me hizo recordar un lugar que descubrí hace unos pocos meses y que merecía ser revisitado. Invité a mi colega al Quitral en el lindo boulevard Lastarria.

Tras un breve viaje en metro, llegamos e iniciamos la reunión con unos ricos kir royales acompañados con un appetizeer de salmón en dos texturas, formato tártaro y el otro montado en láminas marinadas en betarraga, Buen comienzo!!

Para los platos principales, la selección incluyó un sorprendente congrio frito, un interesante trozo de congrio envuelto en batido tempura con  tinta calamar  sobre un puré de zapallo y delicado pebre, junto a un salmón encostrado en especias con quinoa y puré de aceitunas y albahaca además de tomate cherry más cebollín rostizado. Estos deliciosos platos los acompañamos con un pinot noir Viu Manent a buena temperatura.

Esos pequeños detalles que hacen la diferencia, no favorecen a Quitral, pues al dejar la botella en la tina de agua y hielo aparte, no se preocuparon de estar atentos al momento en que deben rellenar las copas y debí levantarme un par de veces a buscar la botella.

Para los postres, un rico mousse de chocolate (bolitas de mousse de chocolate blanco y bitter – hechos con belcolade, puro chocolate belga – con helado de frutos del bosque) y una selección llamada churromanía, una pequeña y deliciosa grosería.

Habiendo trabajado como correspondía, el cierre merecía un buen café y para mi amigo su té de rigor.

Salvo por los detalles de servicio (punto de mejora), Quitral es un buen exponente de la comida chilena 2.0

 

Barrica 94 : una maravilla en Patio Bellavista

Parece raro encontrar un buen lugar en un boulevard atestado de ofertas de nivel discutible debido a la presión por gustos masivos y de bajo precio. Es un tema histórico y se fue agudizando con el paso de los años con algunas excepciones. Sin embargo, contra todo pronóstico, he encontrado un sitio que ya he ido 3 veces y me tiene francamente impresionado.

Se trata del restaurante Barrica 94, elegante, buen diseño, atendido impecablemente y con una oferta de platos y vinos superior. Ahora les comento.

La primera ocasión, partí con mi habitual agua sin gas y seleccioné de la sorprendente carta un montadito de anchoas. Un appetizer sorprendente. Para los fondos, me di vueltas varias veces por la carta, indeciso y al mismo tiempo ansioso por saber que me gustaría más. Finalmente, me decidí por un filete a la parrilla al que añadí una salsa de syrah y acompañé con un puré rústico. Debo admitir, que fui sorprendido no solo por los sabores sino por la presentación y el delicado servicio brindado.

Considerando el plato que comería y la impresionante cava de vinos, me tomé la molestia de ubicar una botella de vino a la altura y llegué a un Corazón de Indio de Marty una exquisita mezcla de Cabernet Sauvignon, Carmenère y Syrah, envejecido en barricas de roble francés. Inmejorable!!.

No fui capaz de seguir con algún postre, así es que esta primera visita concluyó con un buen café negro. Sabía que volvería.

Para la segunda oportunidad fui acompañado, no solo por lo entretenida que es mi partner sino porque sabía que la iba a sorprender. Iniciamos la incursión con agua sin gas y una coca light mientras compartíamos unos crocantes de prieta (rollito tipo primavera rellena de prieta con arándanos y salsa de ají verde) . Esto es fantástico!!

Luego fuimos por un cancato de salmón y para mí un salmón a la parrilla con salsa de maracuyá acompañado de una  selección de legumbres, ambos platos deliciosos. Acompañamos con una botella de pinot noir Maycas reserva especial, que estaba extraordinario. Claramente es un sitio de vinos, pero a eso suma una carta exquisita y muy gourmet.

En esta oportunidad, había que probar los postres, así es que fue bienvenido un cheescake y un pie de limón, mientras bebíamos las tazas de café de rigor. Claramente, este sitio seguía siendo fascinante!!.

Como soy un obsesivo irremediable en temas de disfrutes, pasó poco tiempo antes que invitara a mi partner a una nueva sesión en Barrica 94. Partimos con un maracuyá sour para ella y un rico sour de albahaca para acompañar un gravlax (appetizer que consiste en finas rodajas de salmón curadas en sal, azúcar y eneldo). Éxtasis al comenzar!!

Para los fondos, mi partner se tentó con un garrón de cordero con puré rustico, mientras que en mi caso, quise probar el plato que solo miré en la ocasión anterior, me refiero al cancato de salmón. Como en esta ocasión solo yo probaría vino, pedí una botella de pinot noir Veranda, un pequeño clásico que venía muy bien a mi plato. Después pensé que podría haber probado algunas cepas por copas, pero ya era tarde para cambiar de opinión.

Nuevamente apostamos por los postres y compartimos una torta mil amores y un pie de limón (recordando lo delicioso que era), además de los respectivos cafés.

Ha nacido un gran lugar, imperdible!!

 

Le Flaubert : buen lugar para disfrutar la amistad

Aunque son ya varios años que visito Le Flaubert, debo reconocer que sigue siendo un delicioso lugar que nunca me ha fallado. En esta ocasión, celebrar el cumpleaños de mi querida amiga Carlita, no podría tener un lugar más propicio; especialmente por que a ella le resulta especialmente disfrutable.

No tenía reserva, pero el ser un cliente habitual del lugar da cierta ventaja y, de hecho, conseguimos una mesa en pocos minutos. Partimos con unos frescos aperitivos de kir royale, mientras paseábamos la mirada por la pizarra, el formato tan típico del menú en este lugar.

Carlita decidió por un salmón ahumado mientras que yo reincidí con el delicioso filete Robespierre (disfrutado en innumerables ocasiones). Para acompañar estos ricos platos y sus especiales sabores, elegimos una botella de syrah del valle del Maule. Magnífico resultado.

Siendo el tiempo la variable crítica, tuvimos tiempo razonable para conversar y ponernos al día, aunque no alcanzamos al postre no perdonamos el indispensable café negro que cerró este rico almuerzo.

Le Flaubert, es una maravilla!!