Genovese : nueva opción en Barrio Italia

Esta noche tenía la firme convicción que mi hambre me conduciría a un buen y nuevo lugar, por lo que salí a caminar sin rumbo preciso. Tras constatar la permanencia de varios sitios filetes y que podrían ser mi plan B, decidí explorar por calle Condell y de pronto, un nuevo sitio, con menos de un mes en marcha.

Una linda casa y un pizarrón en discreto atril anunciando tenedor libre como posible tentación. Miré a través de las ventanas y logré divisar que existía una terraza en un patio interior. Esa es una clave que jamás dejo de atender y por supuesto que decidí ingresar.

Una chica que finalmente resultaría una maravilla en calidad de servicio, me comenta -una vez que me instalé en la terraza cerca de un frondoso y cargado árbol de limón- cual es la oferta del lugar. La especialidad claramente, pastas y en una modalidad interesante para esta noche. Fettuccinis, raviolones y ñoquis, con la posibilidad de combinar con pesto casero, salsa pomodoro y salsa alfredo. Ofrecen una copa de vino y todo por un módico precio. Además hay opciones de pizzas y platos con mechadas.

Decidí innovar un poco y cambié la copa de vino por una botella de agua mineral sin gas y pedí mi primer plato, ñoquis con salsa pomodoro y una botella del mejor merlot disponible en el lugar, un gran reserva Tarapacá merlot 2008.

Un plato delicioso y abundante, lo cual no me amilanó, sino que exacerbó mi apetito y pedí a continuación un plato de raviolones al pesto. Estupenda elección, que disfruté largamente mientras observaba el bonito patio con sus jardineras laterales iluminadas con focos. La chica, atenta a cada movimiento de los clientes, se adelantó casi siempre a mis pensamientos y me sentí atendido como los dioses. Un lindo detalle arquitectónico es la existencia de varios arcos romanos en la construcción, imagino creados como parte de la remodelación de la casona.

Por supuesto, fiel a mis propósitos, pedí el tercer plato (solo para campeones golozos), unos fettuccinis Alfredo. Reconozco que no fui capaz de comerlo completo, pero si el 80% del delicioso plato tan bien acompañado con el vino elegido. La música noventera a volumen adecuado es una buena opción del restoran.

Bueno, no quedó espacio para el postre, pero si para un buen café, el cual llegó preciso en manos de la atenta chica. Me di por satisfecho con plenitud, este lugar promete!!!

Greca : rica cena de media semana

Esta incursión de disfrute tiene mucho tiempo de incubación, siempre quise ir acompañado con alguien muy especial, pero resultó que la vida es muy sabia y terminé yendo solo.

Ubicado en el barrio Italia, es un local pequeño con un piso y un altillo. El espacio muy bien distribuido para crear la sensación adecuada en los comensales. En las paredes unas lindas pinturas en donde descubrí que eran reproducciones de los sensuales dibujos de Milo Manara, muy bien logrados. La música variada e interesante, Sade, tango electrónico, Thievery Corporation, Paul Anka, Budha Bar, buena selección!!

Partí con un kir royale mientras revisaba la carta de platos. Encontré un ceviche greca que constaba de salmón y camarones, pero me decidí por una entrada de calamares y saganaki, unos exquisitos calamares a la romana, queso de cabra apanado y una salsa tzaziki (que resultó ser yogurth y pepino).

En la espera, llegó un plato con panes calientitos con un pote de salsa de yogurth y merkén, fantástica!!. La carta ofrece ensaladas diversas y apetitosas, platos principales basados en camarones, salmón, lenguado, filete, solomillo, incluso cordero y fetuccini. Realmente, muy variado, aunque en los postres se les acabó la creatividad.

Un plato que me llamó la atención fue el Kotopoulo Capresse, una suprema de pollo a las finas hierbas, con tomates, queso de cabra, albahaca y pimentones salteados al ajillo. Mmmhhh.

Tras descartar varias opciones, finalmente me quedé con un filete Alejandro Magno, un filete de res relleno con queso de cabra, aceitunas y tomates con una salsa al vino tinto y todo montado en una cama griega, maní y pasas. No tardé en pedir la carta de vinos para descubrir que no tienen y tampoco saben mucho de vinos, asi es que me fui al bar y seleccioné la botella que combinaría mejor. Obtuve un cabernet sauvignon de Aresti 2008. Considerando el conjunto, estuvo francamente delicioso!!!!

Otro pequeño detalle indeseable es que solo operan con cheques y efectivo. Afortunadamente siempre tengo mi plan B en la billetera y no fue problema.

Rico lugar para cenar tranquilo alguna sorpresa sabrosa.