Paseo nocturno por barrio Italia : rica experiencia

Días laborales muy extremos y ya  por demasiado tiempo, debo compensarlos con algo entretenido y especial. Esta noche decidí deambular por el barrio Italia en busca de algo interesante y ojalá novedoso.

Tras dar unas pocas vueltas encontré un restopub bien escondido pero con bastante concurrencia. Se trata de Narciso, con un grupo muy enfiestado en su interior y en estridente conversación. Preferí dar otra vuelta en otra dirección y el sonido delicioso de un cuarteto de jazz en vivo, me sedujo de inmediato. Un pequeño sitio llamado L’aperitivo, que está al fondo de una pequeña galería con locales de arte, diseño y moda, componentes propias de este barrio cool. Bueno, el local estaba completamente lleno, así que solo me quedó disfrutar un rato en la barra mientras acumulaba hambre para ir a cenar a un sitio interesante.

Un buen tema de jazz y ya estaba en camino a la mitad del mundo, el restoran que elegí para cenar esta noche. Ubicado hace tantos años en la esquina de Condell y Rancagua, sabía lo que encontraría. Para mi sorpresa muy poca gente, quizás era muy tarde, pero igual me atendieron amablemente. En todo caso, prefiero los locales con pocos contertulios, son más silenciosos y se disfruta más la experiencia. Música latinoamericana con mucho Inti Illimani, algo adecuado considerando que el dueño es un integrante original del grupo (Max Berrú), así que me instalé a disfrutar, partiendo con un aperitivo ecuatoriano al 100%. Una mezcla deliciosa del llamado Espíritu del Ecuador (parece un licor de almendras) con jugo de naranjas, de piña y curazao. Exquisito!!!

Tentado como soy, elegí una entrada de palta rellena con camarones, ecuatorianos como corresponde, que solo consiguió abrir más mi apetito voraz. Revisé con cuidado la carta y encontré un plato de Encocado de reineta, una receta típica, con una reineta a la plancha con sofrito, salsa de coco, arroz blanco y plátanos fritos. Una maravilla que no había probado antes. Acompañé con un Syrah, vino reserva de Santa Emiliana (la carta no es muy extensa y tuve que elegir este vino como segunda opción, pero nada mal)

Una cena tranquila que recobró la calma en mi mente y cuerpo, algo que necesitaba con urgencia. Un gran krrtrekking!!

Ciudad de México : un nuevo sitio para disfrutar

Ocupa la misma casa de un antro al que nunca quise ingresar, la Picada de Lucho Jara, siempre me pareció inaceptable aunque estuviera al frente del La mitad del mundo. Sin embargo,  desde hace un mes aloja a un restoran decente y mexicano, una de las delicias gastronómicas que me gusta disfrutar.

Un local nada ostentoso, pero ambientado muy a la mexicana, con colores cálidos, cuadros acerca de la cotidiana relación entre la vida y la muerte (algo iconográfico de la pintura mexicana), además de los típicos adornos tradicionales de papel picado. El lugar definitivamente bien ambientado.

Para llevar menos de dos meses al aire, sorprende con bastante gente y una pertinente atención de amables mozos. Mientras se escuchan sabrosas baladas mexicanas, pido mi tequila blue de la casa para comenzar el disfrute.

Partí con unas quesadillas que imaginaba un plato sencillo y frugal y de pronto me encontré con un enorme plato de quesadillas mixtas (pedí una combinación con carne de res, pollo y camarones completamente fuera de la carta), magnífico!!.  la combinación de tomate, aceitunas y salsa mexicana me extasió.

La carta del sitio es sencilla pero linda y fascinante,  por ejemplo, tiene fajitas para armar en tres pasos, ideal para cuando se va en grupo. Pedí una botella de vino de un buen ensamblaje, un Montes Limited Selection 2010, una rica mezcla de cabernet sauvignon y carmenere, un vino de apreciable acidez y gran volumen.

Hambriento como siempre, o casi siempre, me entusiasmé con otro plato. Pedí un taco al macho, un tremendo plato con pollo, tocino, pimentón, queso fundido y cebolla, que fue una delicia de sabores.

Desbordado con tantos ricos sabores y la abundancia de esta cena, intenté pedir un postre, pero me arrepentí a tiempo ya que era demasiado y solo había espacio para un café negro.

Rico lugar, sencillo, sabroso, abundante y bien atendido, merece ser revisitado!!

Cumpleaños al estilo filetario : gran disfrute

Una gran amiga se encuentra de cumpleaños  y coincide que hay un viernes y un sábado disponibles y me encanta disfrutrarlos.

Partimos el día viernes, lo que se debe llamar una previa. Siendo un día de exquisita lluvia, me pareció interesante aprovecharla y salir caminando hacia el primer lugar de disfrutes, el exquisito sitio llamado «La mitad del mundo», un lugar esplendoroso, con una oferta de camarones más allá de toda intención.

Partimos con unos tragos exquisitos, mientrass gozábamos una entrada basada en los benditos camarones ecuatorianos. Una vez festinados con agrado, pedimos nuestros platos de fondo, basados en pescados y camarones, como corresponde a este lugar y acompañados de un rico ensamblaje tinto para asegurar el placer gastronómico.

Este cumpleaños c0ntinuaría un día después, cuando iríamos a cenar al riquísimo Pad Thai, para disfrutar unos jugos exóticos y unos platos increíbles, arroz frito con camarones, fideos de arroz y muchos, pero muchos camarones y picante, Una cena deliciosa, llena de sabores aunque la atención haya sido deficiente.

Como no podía terminar así, nos fuimos a gozar el after a Blu3, un sitio que sabe dar el toque final adecuado a cualquier carrete, buena música y tragos deliciosos.

Buen cumpleaños, disfrutes en cascada!!!

Olivié : comida rusa e historia

Elegir un nuevo restaurant para un almuerzo de sábado, a veces resulta complicado. Son muchos los lugares que simplemente no abren los fines de semana y los que lo hacen, ya los he visitado muchas veces. Sin embargo, la fortuna me acompañó y encontré el Olivié, un restaurant ruso que abrió sus puertas hace unos cuatro meses.

Una casona justo al costado de la Mitad del Mundo, el conocido restorán ecuatoriano de Max Berrú (ex-Inti Illimani)en calle Rancagüa, aloja este sitio que sin pretensiones publicitarias, abre la oportunidad de explorar la comida rusa.

El lugar decorado elegantemente, buen espacio y agradables colores y temperatura. Mucha madera y cuadros, además de muy buena música rusa moderna para acompañar.

Desde el comienzo, me atiende un mozo con una fisononmía claramente chilena, pero que hablaba perfecto ruso con los dueños. Atento y muy educado, el mozo me ofreció la carta de comidas y de vinos. Tras mi agua mineral helada y sin gas, rápidamente me tenté con una ensalada de entrada, Buzamina, unas finas láminas de cerdo a las finas hierbas con un dressing picante. Pero para mi sorpresa, era el único plato que no tenían. Puchas!!!

Decidí recorrer con detalle la carta para analizar su variedad y volver a ser tentado. Entretanto, mi curiosidad terminó por hacerme preguntar al mozo como sabía hablar ruso y la historia que escuché me dejó perplejo. Este educado y servicial mozo, resultó ser el hijo de un folklorista, defensor de los DDHH y famoso locutor chileno, René Largo Farías, salvajemente asesinado hace varios años. Con él y su madre, René el mozo, vivieron el exilio en Mexico en donde estudió Oceanografía (Biología Marina) y hacia 1986 se fue a estudiar periodismo a la universidad en Leningrado en donde vivió los tiempos de la Perestroika. En Chile se dedica a atender turistas de esa zona del mundo y casualmente había recalado en este restorán ruso para atender y contarme sus deliciosas historias. Notable!!!!

Para almorzar pedí una pasta rusa, Pelwery con pavo, masa rellena de pavo con una salsa de champiñones. Mientras esperaba mi plato, me trajeron un aperitivo típico de la casa y de Rusia, Sakowska (creo), un pequeño vaso de vodka muy helado, acompañado de dos pequeñas fuentes, una con zanahoria rebosada y otro con chucrut. René me dejó claro que el objetivo es disponer algo que comer para poder pasar el vodka. Me contó que en sus tiempos de universidad en Rusia, cualquier cosa servía, un trozo de pan negro e incluso una cucharada de mantequilla.

Mi pasta, preciosamente presentada y con un aroma tal que solo agigantó mi hambre. Condimentada perfectamente, fue un manjar en mi boca, el sabor del pavo, las especias y sobretodo los champiñones. Acompañé con una botella de vino cabernet sauvignon que maridó de maravillas con el plato.

Para el postre, un Bichiky con ricota, un delgada masa recubriendo la pasta de ricota y con salsa de frambuesas encima y algunas gotas de manjar en el plato. Exquisito.

Al cierre, un potente café negro y mis agradecimientos a René Largo, el extraordinario mozo del restaurant.