Disfrutando imperdibles en el Municipal

Comencé a utilizar mi abono del Teatro Municipal con una seguidilla deliciosa de espectáculos, los cuales me han brindado un tiempo inolvidable de goce.

Partí con una sesión de danza contemporánea a cargo del Trisha Brown Dance Company, un grupo especialmente talentoso y al mando de la famosa coreógrafa y artista visual Trisha Brown.

La presentación incluyó 4 seleccionadas  piezas, Le Yeux et l’ame que puso muy alta la vara con un despliegue formidable de coordinación y bella coreografía acompañada de una música fantástica. Minutos después le siguió una pieza en extremo perturbadora, tuve la sensación permanente de que nada calzaba con nada y sin embargo el baile era bello por su virtuosismo. Esta danza llamada Foray Foret, fue el preámbulo para ir a un intermedio.

Al regresar de mi reflexivo intermedio, una maravillosa pieza de una bailarina solista, quien hace un acto de magia corporal, ya que jamás muestra el rostro manteniéndose de espaldas al público. Todo un desafío para poder expresar armónicamente sus exquisitos movimientos. Notable!!

Para el cierre, Set and Reset, una pieza vertiginosa, llena de geometría y movimientos rápidos, el nivel de coordinación de los bailarines es sorprendente, un continuo de energía en el escenario. Preciosa obra!!

Unos días después, me tocaba disfrutar Ravel y la Apoteósis del Vals, un nombre que solo sirve de excusa para que el director israelita Rani Calderón haga una demostración de lo que es capaz de sacar a una inspirada Orquesta Filarmónica de Santiago. Partió con una pieza maravillosa de Claude Debussy, Jeux Poeme Danse, sonidos envolventes, una verdadera ensoñación poética.  Le siguió el concierto para violín N°5 en La Mayor de Mozart, con un tremendo violín solista Emmanuele Baldini, un prodigio de interpretación que erizaba los vellos.

Vino un intermedio, claramente necesario para el descanso de la orquesta y para que el público sopesara la deliciosa oportunidad de esta sesión de buena música. Al retorno, dos piezas magníficas de Maurice Ravel, Alborada del Gracioso y La Valse, la primera una exquisita pieza para piano y la segunda una compleja pieza de vals que poco a poco deja de serlo en una estructura de disipación que finalmente termina siendo nuevamente un vals tradicional. Formidable!!

Una nueva espera y pronto llegó el día en que se presentaba el afamado pianista chileno Alfredo Perl. Consciente de su sobresaliente talento, se comporta como un divo durante toda la función, llegando incluso a cortar una pieza porque había gente tosiendo. A pesar de su ego desatado, su talento es sobrenatural y las piezas de Beethoven, Ravel y Liszt, nos dejaron boquiabiertos y alucinados. Un pianista de quien debemos sentirnos orgullosos.

Tendré que esperar unas semanas para volver al Municipal, que cada vez me gusta más.

Ricardo Castro : un concierto de piano delicioso

Aunque fue todo un atado, ya que cambió la fecha inesperadamente y me tuve que acomodar en otra fecha que no tenía considerada, me hice el espacio en mi agenda y me sumé al placer de una buena sesión de piano en manos de un maestro excepcional.

Este Bahíano, es un verdadero genio del piano y además desde los 3 años de edad, por lo que tener la oportunidad de escucharlo es una delicia que no me perdería por nada. El concierto comenzó con algunos minutos de retraso, pero desde el comienzo quedó claro que era una maravilla. Una selección de piezas de Mozart, fue la primera salida. Luego vino una arremetida de partituras de Beetovhen con lo que eclipsó al nutrido público, que llenaba el Teatro Municipal. Tras un receso vino la selección de Chopin, claramente la especialidad del pianista.

Tras la espasmódica y deliciosa interpretación, el maestro se dió maña para recordar al gran chileno Claudio Arrau con una arreglo de Lizt para El Rigoletto, y posteriormente con una deliciosa pieza de Schubert.

Maravillosa presentación, el piano es una maravilla que siempre sorprende!!!

Concierto de mediodía : un filete musical

La Orquesta Filarmónica de Santiago, dirigida por el maestrísimo José Luis Dominguez, se dio cita en el Teatro Municipal para un concierto extraordinario.

Puntualmente, llegan al escenario los músicos vestidos de riguroso negro y con sus instrumentos a cuestas. Seguidamente, la primer violín, llega para los ajustes de tonos (un rito de orquesta antigua) y finalmente, entre aplausos, aparece Domínguez.

La Sinfonía Nº7 La Mayor OP92 es probablemente una de las mejores obras de Beethoven, por lo menos, para quienes fuimos a disfrutarla hoy. Beethoven compuso esta obra estando completamente sordo, lo cual es increíble. La diversidad de sonidos (flautas, trompetas, oboes, junto a violines, cellos y contrabajos), la rapidez de los cambios y el uso fantástico de las percusiones, me erizaron todos los vellos cada cinco minutos.

La incorporación en el tercer y cuarto movimientos de un vibráfono, panderos, bombos y piano, anunciaba lo apoteósico del ritmo que se expresaría. La música es excepcional, vibrante, una verdadera fiesta y al concluir, el teatro se llenó de vitores y aplausos, completamente merecidos. Una verdadera maravilla!!!!