Nuevo krrtrekking : del cerro al almuerzo

Una mañana asoleada, francamente hermosa, me desafió a hacer algo al aire libre y de paso botar tensiones en mi cleta. Preparé una pequeña mochila con algunas cosas incluyendo un par de revistas que seleccioné rapidamente, tomé mi cleta y me dirigí hacia el cerro San Cristóbal.

Poca gente y vehículos, algo muy agradable que pocas veces se da en Santiasco. Pronto llegué al acceso por Pedro de Valdivia Norte, lugar en donde normalmente hago unas pocas elongaciones para prepararme para el ascenso.

La subida bastante en solitario, solo alcancé a 4 ciclistas en mi recorrido y me sobrepasó uno. Un trayecto marcado por la variedad de colores, pues la curiosa lluvia de primavera de días atrás, lavó la mugre y los árboles y arbustos lucían hermosos.

Ya en la cumbre, seguí el rito de comprar un jugo de mote con huesillos (sin mote y sin huesillos, ya que lo que disfruto es el sabor y la temperatura exquisita para matar la sed y el calor). Me instalé en uno de los asientos, con el sol secando mi espalda y me dispuse a leer las revistas. Entretenido proceso, solo interrumpido por un ataque de estornudos que me asoló y que refleja la cantidad de pelusillas  que hay en el aire y que claramente absorbí durante el ascenso. Me parece que estoy inaugurando una nueva etapa de mi vida, estoy francamente alérgico.

Terminada mi lectura, me lancé vertiginosamente hasta el cruce con el camino que lleva hacia La Pirámide y de ahí me fui gozando el camino que da hacia el lado norte de Santiasco. Ya en La Pirámide, retorné por el otro camino para llegar nuevamente al cruce y enfilar de regreso al acceso por donde ingresé al parque.

Rico periplo que decidí ampliar, dirigiéndome en zigzag por las calles de Providencia con destino a Plaza Ñuñoa. Que buen paseo, hoy la ciudad estaba ideal para recorrerla en cleta.

El hambre comenzó a hacer estragos en mi mente, por lo que decidí que en algún buen sitio de Ñuñoa almorzaría rico.

Buen krrtrekking sabatino!!!

Biketrekking al cementerio : un día especial

Se aproximaba el día en que se cumplían seis meses desde la muerte de mi padre (uno de mis dos duelos más grandes) y era menester una jornada de aniversario pero en la forma adecuada a mi estilo. Así es que inventé un biketrekking preparatorio en el cual involucrar a mi hermanito, el único que sigue mis locuras fileteras.

No soporto una vida insufrible, que a muchos gusta, pero que a mi me provoca la necesidad de hacer otras cosas. Así es que invité a mi hermano a un día de disfrutes que incluía visitar a nuestro padre y preparar de la mejor forma posible la visita oficial de nuestra madre al parque El Prado, el día del aniversario.

Lo que para muchos puede ser un tema escabroso, para mi es solo un evento que debe ser disfrutado, pues la vida está para eso. Así que nos juntamos en Plaza Ñuñoa y mientras esperaba la llegada de mi partner, fui a la heladería Filippo a buscar un rico helado, una mezcla de arándanos y mango extasiante. Mi partner que llegó un poco después eligió otra combinación deliciosa. Gran heladería.

Con nuestras cletas, nos dirigimos zigzagueantes por las calles de Ñuñoa. luego Macul y finalmente en La Florida para llegar a elegir flores, hermosas flores para adornar el lugar que nuestro viejo tiene para reposar eternamente. El lugar merecía una buena limpieza, así que afanosamente lo transformamos en un lujo, para  luego incluir algunas piezas bien pensadas que permitirían agregar en lo sucesivo bonitas flores.

Pienso que hicimos un buen trabajo, ya que quedó hermoso y el sol comenzó a declinar. Tomamos nuestras cletas e iniciamos el regreso, haciendo cabriolas entre las calles y los obstáculos naturales. Sufrí una caída espectacular aunque sin consecuencias graves, mientras corríamos de regreso, pero me hizo sentir tan vivo que fue necesaria, fue un refresco en la rutina!!.

Nuestro destino, un almuerzo pantagruelico en casa de nuestra viejita (nunca tanto), quien nos regalo lo mejor de su producción gastronómica.

Gran paseo, la vida continúa!!

Biketrekking Embalse El Aromo : gran jornada

En marzo pasado me inscribí para este MounTainBike (MTB) en el lindo Embalse El Aromo, una promesa de bonitos paisajes y exigente itinerario de cleta.

No tuve muchas opciones de entrenamiento pero lo cortés no quita lo valiente y decidí que antes de enfrentar el despliegue de energía la mañana del sábado, debía darme un gusto energético la noche del viernes. Así, mi jornada de biketrekking se inicia en un pequeño pero gourmet lugar, Del Cocinero Bistrot en el sector de Pedro de Valdivia.

Elegí una mesa en la terraza, llena de extranjeros que gustan de la bohemia santiasqueña y partí con la usual botella de agua mineral que refresca mi garganta atribulada de largas jornadas laborales. La carta muy interesante, la hojeé en busca de pastas (comida indispensable para mi siguiente actividad) y encontré unos raviolones de albahaca rellenos de queso de cabra, que no dudé un instante en ordenar. Mientras solicité una copa de merlot (según conversamos con el mozo, la oferta en copas era harto mejor que las medias botellas disponibles), un Chateaux Los Boldos Reserva, de interesante cuerpo y especialmente ahumado, lo que me gustó de inmediato. Si bien el local es pequeño, llama la atención que los mozos sean tan poco proactivos, si no fuera por la calidad de la comida, nadie perdonaría el servicio.

El plato de ravioles, precioso, fue un manjar de sabores ya que no solo cumplía la promesa del queso de cabra sino que traía unos trocitos de nuez que quedaban magníficos en la combinación. Extasiado con los sabores, me entusiasmé  con un postre y elegí unas papayas rellenas con mousse de pisco sour, algo fresco y exótico. No me equivoqué, fue un cierre fantástico para mi cena previa al MTB.

Tras un sueño reparador, pasadas  las 7:30 horas me pasan a buscar y enrutamos hacia la quinta región con las cletas colgando en la parte trasera del vehículo. Tras diversas peripecias, logramos llegar media hora antes de la partida, con tiempo suficiente para embetunarnos con bloqueador solar (más de 25° celsius y totalmente despejado), adecuar nuestras cletas y ponernos en la línea de partida.

El circuito que recorrimos fue fantástico pero muy duro, muchas subidas y escalofriantes bajadas, demasiadas espinas (pinché dos veces), pero lleno de adrenalina. Fue increíble ese recorrido de 23 kilometros en medio de paisajes hermosos y flora silvestre. Cerca de dos horas de agotamiento delicioso para botar stress y todas las malas vibras que santiasco suele prodigar.

Una vez que estuvimos nuevamente juntos, entusiasmé a mi partner para ir a disfrutar de la quinta región y no costó mucho. Nos dirigimos hacia Con Con a comer empanadas en Las Delicias, empanadas de pino de locos, camarones con queso, aceitunas con queso y unas refrescantes chelas. Muy bien, pero como aperitivo, es que teníamos demasiado hambre!!.

Avanzamos por el hermoso camino costero y nos estacionamos en el restaurant Albatros (viejo conocido de mis tiempos horconinos) para disfrutar de la hermosa vista y comer como corresponde. No vendían ceviche, por lo que nos vimos obligados a saltarnos los pisco sours, luego pedimos albacora en distintas combinaciones y distintos acompañamientos, delicioso almuerzo que amenizamos con un fresco sauvignon blanc de Ventisquero en su temperatura ideal. Terminado el placer del almuerzo, no fue posible evitar pedir un postre, asi que uno de papayas para mi partner y unos panqueques celestinos para mi goce. Uuufff!!!

Nos vimos obligados a salir a caminar un rato, ya que con tantos placeres gastronómicos, literalmente no quedaba espacio ni siquiera para el aire.

En fin, tras una rica caminata bien conversada, volvimos al vehículo y retornamos a santiasco.  Gran día!!!!

Un sábado de disfrutes sencillos : gran día

Hace tres semanas que miraba a mi adorada cleta estacionada en mi estudio y me sentía culpable por no haber salido a pasear con ella. Así es que este sábado era el momento adecuado.

Tras un desayuno frugal, mientras leía algunas revistas y escuchaba buena música, preparé lo necesario para una jornada con mi cleta. Salí rumbo a Providencia para hacer algunos trámites obligados y poco tiempo después ya estaba en la entrada de Pedro de Valdivia Norte, dispuesto a disfrutar un buen paseo.

Subí en el tiempo habitual hasta la cumbre, disfrutando ese aroma especial que tiene el cerro después de un poco de lluvia y con el clima delicioso de esta mañana. Los árboles se ven más verdes y hay una cierta luminosidad que me fascina, a pesar de la molestia ruidosa que supone el paso de algunos automovilistas que todavía insisten en ir a este cerro.

Ya en la cumbre, el premio habitual en la forma de un mote con huesillos, pero sin mote ni huesillos, ya que adoro más el jugo. Terminado el brebaje, me fui cerro abajo para conectar con el sector de la Pirámide y dar vueltas por esa zona, un regreso hasta la plazoleta para beber un rico jugo de arándanos, plátano y kiwi que me inventé con la complicidad del chico que atiende ese kiosco del lugar. De ahí una rápida subida a la piscina Antilén para admirar la vista y la soledad que hay en estos días en el lugar. Bajada vertiginosa hasta el cruce que me lleva otra vez hacia la cumbre del San Cristóbal, en donde el hambre me venció. Una rica empanada de pino vino a saciar mi deseo (me faltó una copa de vino).

La bajada perentoria pues debía llegar a tiempo a almorzar respondiendo al compromiso que había tomado con mi vieja. Por la tarde, tras un almuerzo pantagruélico y exquisito, era hora de ir al supermercado.

Hace casi un mes que no iba al supermercado, esperando que se renovaran los congelados, ¿porqué desconfío tanto de los mercaderes? (seguro que con terremoto y apagón, se rompió la cadena de frío). En fin, una larga pasantía por el Jumbo, para reabastecer mi despensa y mi refrigerador.

Ya en casa, me dediqué a uno de mis ritos especiales, preparar los congelados de mis ingredientes de cocina basados en verduras frescas. Una larga sesión de cortes y clasificación de pimentones, champignones, cebollines y otras verduras, que una vez congeladas serán mis suministros deliciosos para cocinar en forma eficiente.

En fin, solo me queda preparar mi mochila para salir mañana a la montaña. Gran sábado!!!

Biketrekking : auditoría 2.0

Hace unas semanas atrás inicié un nuevo tipo de disfrute que llamé biketrekking y que me permite disfrutar Santiasco en mi cleta. Una variante que me gustó es hacer un chequeo vivencial de las ciclorutas y de ahí que relato a continuación mi segunda auditoría.

Partimos el paseo por la linda ciclovía de Pocuro, probablemente la mejor lograda de todas las existentes en Santiasco. Conduce rápida y disfrutablemente hasta Tobalaba, cruzando miradas con muchos usuarios de la ruta y hasta un pequeño percance con una hermosa chica en patines que se cae estrepitosamente (sin daños) enfrente nuestro.

Cruzamos Tobalaba y allí nace otra ciclovía por Isabel La Católica (lo sería?), esta vez por la calle pero bien señalizada y con una protección de topes de goma. Allí vi el primer semáforo para ciclistas en este recorrido, que lindo!!. Un detalle que te hace sentir considerado.

La cicloruta termina en Américo Vespucio, pero allí en forma natural se dispone de una ciclovía por dentro del parque central. Gente corriendo, otros aprovechando las barras de ejercicios o simplemente caminando en un día soleado y hermoso. salvo por el cruce en avenida Colón, es un trayecto seguro y bien señalizado que nos lleva hasta el sector de la Pirámide. En este sector ya no existe ciclovía, pero con un poco de ingenio y cierto arte de evitación de obstáculos, nos lleva a la entrada del maravilloso Parque Metropolitano.

Nos adentramos en el Parque, ascendiendo por sus lindos caminos y deteniéndonos para tomar fotografías de las flores y árboles en primaveral esplendor. Un mote con huesillos, fresco intermedio y descendemos rápidamente (51.6 Km/hr marcó mi velocímetro) hacia el sector de Pedro de Valdivia Norte.

Ya en el plano, enfilamos hacia el sector de Bellavista, deambulando libremente entre sus calles hasta encontrar en Santa Filomena con Pío Nono, un nuevo segmento de ciclovía. Bastante práctico, nos dejó en el Parque Forestal y allí enrumbamos hacia el Bellas Artes. Cada día está más lindo este parque, uno de mis favoritos.

En el taquillero sector de Bellas Artes, un nuevo stop, ya que las cervezas belgas y alemanas son una delicia que no dejo pasar. Nos bebimos una cerveza alemana exquisita en el Psicosis, antes de seguir hacia calle Carmen. En la intersección con calle Curicó, nos separamos y decidí continuar mi auditoría por la ciclovía que ahí comienza.

Quedé francamente sorprendido de la falta de educación de los automovilistas que sin asco, se estacionan en la ciclovía. me divertí fotografiando a la mayoría de los autos que encontré. El caso más patético y broche de oro de la oligofrenia de algunos, fue un tarado y amigotes haciendo una parrillada en la ciclovía (imagino que para no ahumar su casa). No pude sacar la fotografía porque corría riesgo mi integridad física. En fín, hay algunos ejemplares interesantes no?.

La cicloruta, bastante buena salvo por la necesidad de esquivar árboles, letreros y autos me llevó hasta la avenida Las Industrias en la comuna de San Joaquín. Si bien había una continuación, el hambre pudo más y decidí regresar.

Retorné hasta encontrar la ciclovía que va por el parque central de avenida Matta, una ruta bastante bien lograda y que termina en Vicuña Mackenna, aunque me puso rápidamente en el Parque Bustamante, en donde pude comenzar la última fase de mi biketrekking.

Comencé a zigzaguear por las calles, disfrutando la diversidad arquitectónica de este sector entre Providencia y Ñuñoa, hasta que conseguí ensamblar en la ciclovía de Antonio Varas y llegar a casa.

Conclusiones de la auditoría : no existe conectividad entre las ciclovías (bueno, ya lo sabíamos), el principal problema es la falta de educación (de los motorizados y otros) y que a veces la ciclovía, es más un discurso políticamente correcto que una realidad funcional para el ciclista. Con todo, igual es disfrutable el paseo.

Junta Nacional : casero y con estilo

Con ganas de recorrer la ciudad, inventé un biketrekking con mi partner y señora, para pasear y disfrutar la ciudad.

Pasé por ellos con mi bólido de dos ruedas para llevarles por zigzagueantes rutas hacia la zona poniente de Santiasco.

El primer paso fue encontrar una ciclovía por la cual circular con menos peligro que lo normal. ¿cuando existirá una carretera para bicicletas?. Los tramos existentes están desconectados entre sí y hay ciclovías que dan risa, por que hay que ser contorsionista para seguirlas.

Iniciamos el periplo cletero buscando la ciclovía de Santa Isabel, para viajar hacia el barrio poniente, calles de adoquines, casas viejas, arquitectura de primer nivel
pero abandonadas a las huestes del tiempo. Unos lindos grafittis nos dieron la alegría moderna, la contestataria, la rebelde, en fin, un poco de vida entre tantos años de cemento.

Llegamos a los territorios de la vieja Universidad Arcis, deambulamos por la vieja sede del Fortin Mapocho y nos fuimos al Vaticano Chico, admirando las viejas y monstruosas iglesias del sector. Un chispazo de ingenio, y pronto ya estabamos recorriendo ese maravilloso lugar que es el barrio Concha y Toro, el Zuly, el Cafe Tales, cuanta magia tienen esos lindos sitios y que mal aprovechados están lugares tan hermosos de Santiasco.

El hambre arreciaba, asi es que decidimos hacer una incursión forzosa por el centro del monstruo, la ciclovía que va por el centro de la Alameda, un desafío para ojos despiertos y brazos agiles, aunque pronto se nos acabó y terminamos frente a La Moneda, para enfilar por avenida Bulnes, deliciosa calle, un paseo peatonal, con lindas fuentes de agua y diversos registros balísticos de los disparos que décadas atrás iban dirigidos al Palacio Presidencial.

Llegamos nuevamente a Santa Isabel para enrutrar hacia calle Jofré, con una idea de sitio que finalmente no fué, por lo que seguimos hacia el Parque Bustamante y
en el espasmo de un hambre de campeonato, arribamos al Junta Nacional, justo al frente del parque.

Tras amarrar nuestras bicicletas en un poste bien ubicado enfrente del local, nos dispusimos a gozar. Partimos por disfrutar unos pisco sour con albahaca y otro con menta, fantásticos. Amenizamos con unos camarones con pollo al ajillo, un verdadero banquete de corte casero, lleno de olores y sabores, nos sorprendió por tamaño y calidad. Gran aperitivo!!

Los platos de fondo, considerando la diversidad de los comensales, fueron un desafio para elegir el vino. Unos tallarines al dente con mechada (enorme!!), una trilogía de chupes (camarones, ostiones y jaiba) y un grandilocuente Bife a la campesina
se dieron maravillosamente con el syrah reserva 2007 de Chateau Los Boldos. Una delicia notable.

No solo comimos hasta el hartazgo sino que quedamos llenos de ganas de seguir disfrutando. Unos bajativos y un postre descomunal, un pie de manzana tibio con helado y hojuelas de chocolate que disfrutamos a trío. Que bueno!!!!

El lugar, pequeño (con un subterráneo en proyecto) tiene cuento, los muebles de diseño antiguo incluido un buffet clásico precioso, muchas imagenes del pasado, lámparas de lágrimas, muy años 30 y muy bien logrado.

El servicio, de primera, la chica que nos atendió verdaderamente se lució en calidez, oportunidad y simpatía.

En fin, una tarde de krrtrekking deliciosa, totalmente repetible.

Biketrekking de sábado : nueva fórmula

Hoy practiqué una variante a mi habitual krrtrekking, lo hice en bicicleta. Si bien deambulo en cleta muchas veces después de subir el cerro San Cristóbal, en esta ocasión fue un trance deliberado.

Llegar al mirador de la cumbre del cerro, beber un rico mote con huesillos y descansar un poco, fue el preámbulo de espera para que llegara mi partner (supuestamente iba a llegar a esa hora). Como me resulta difícil esperar mucho rato, le avisé telefónicamente que me iba a pasear hacia La Pirámide (ahora que está abierto el paso, tras la construcción del famoso tunel que se perforó en nuestro lindo cerro). Tras recorrer toda la ruta, insistí en llamar sin resultados, así es que decidí volver a subir a la cumbre (hay mala señal para celulares). A medio camino, me encontré con una pareja de amigos que se inicia en los paseos por el cerro. Iban con Cata (una chiquitita de 4 meses) metida en una mochila. Los acompañé hasta dejarlos instalados en el mirador de la cumbre, momento en que supe que mi partner se había ido a su casa. Buena la coordinación!!!!

Acordamos un nuevo punto de reunión y bajé raudo hacia el barrio Bellavista y curiosamente llegamos juntos al Ocean Pacific. El trámite fue un fracaso, no nos podían arrendar el lugar que queríamos para las bodas de oro de los viejos. MMMhhh!!!. Plan B en ejecución.

Nos fuimos ruteando por las calles del barrio Bellavista, pasamos al barrio Recoleta y el hambre me llevó a una picada que conozco hace más de 20 años, El Toro, en calle Loreto. Un lugar propicio para disfrutar un aperitivo. Pedimos un ceviche de salmón (especialidad de la casa) y unos pisco sours. Un plato con piso de lechugas, unos cortes de alcachofas, alcaparras, los trocitos de salmón y palta. Exquisito!!!. Una armonía cítrica acompañada de una maravillosa selección de música lounge.

Tras el aperitivo, nuevo destino, el barrio Brasil. Un vertiginoso paso por el Parque Forestal, luego por el medio del centro de Santiasco, saludamos al paso al siempre filete Majestic y seguimos hacia el Ocean Pacific, en calle Cumming.

Trámite exitoso y unos minutos después, ibamos rumbo al barrio Santa Isabel. Ahí logramos conectar con la ciclovía (la gran deuda del país con sus ciclistas) y admirar la vieja arquitectura del sector y esos entrañables lugares como la feria de libros que hay en la intersección con calle San Diego.

Por fin, llegamos al barrio de Avenida Italia, en busca de unos nuevos sitios que se han instalado. La sorpresa de esa hora, casi todos cerrados (bueno, era un poco tarde).

Se ejecuta de inmediato plan C. Llegamos en cleta hasta el Olivié, un restorán ruso que me encanta y que siempre está abierto cuando se le necesita.

Partimos con agua mineral como de costumbre y tras una insidiosa mirada a la carta, salió la selección perfecta de platos. Beef Stroganoff (carne de res cortada en juliana con champiñones, salsa de tomate, crema, vino blanco y arroz) para mi compañero y para mi hambre atroz una Buzenina (carne de cerdo en láminas, literalmente para cortar con el tenedor, cocida en finas hierbas, con trozos de repollo y salsa de ciruelas) maravillosa!!.

A la selección le pusimos un vino syrah reserva de Casa Silva año 2005 delgado y potente, que nos dio un delicioso placer en la combinación. Realmente, muy rico!!!

Para los postres elegimos una torta Olivié (un bizcocho ruso con crema de leche al limón y chocolate) y una pequeña grosería un Blichiki (crepes rellenos con ricota y salsa de cítrico y menta).

Gran biketrekking, tendrá que repetirse!!