Más filetes disfrutados en Santiasco durante mayo 2013

Siempre he pensado que muchas personas aún teniendo la posibilidad de ir a muchos sitios, evitan probar nuevos por temor a equivocarse, lo cual evidentemente los resta de muchas experiencias deliciosas. En mi caso, funciona al revés, siempre busco nuevos lugares y si no lo logro, me repito aquellos que merecen un retorno.

Una sanguchería imperdible es la Ciudad Vieja en barrio Bellavista, pues a pesar que he probado casi toda la carta, siempre me sorprende con sus sabores. En este lugar, debo confesar que el sándwich que me fascina es el chivito (carne, huevo, lechuga, tocino, tomate, queso, mayonesa y jamón) que queda increíble con una buena cerveza Kross Stout. Es una solución perfecta para hambres desatadas.

Un sitio que visité por muchos años en calle Chile España, se trasladó al mismo lugar que hasta hace poco ocupaba el Camarón de Gorbea en barrio Manuel Montt. Me refiero a la Casa Vieja, comida bien chilena y sabrosa. Para la entrada que mejor que un  arrollado de huaso con puré de palta, imperdible!. Lo compartimos mientras disfrutábamos un pisco sour a la chilena y una vaina.

Para los fondos, un filete tiroles con puré y en mi caso, un filete Casa Vieja con puré picante. Esa multitud de sabores se merecía un ensamblaje de buen nivel, así es que pedí una botella de Quattro. Buena cena!!

En los postres, un tradicional almendrado y un delicioso sorbete de mango, seguidos de café negro para despedir el reencuentro.

Una noche después de un trabajoso día, regresé al Tambo por una buena cena a la peruana. Inicié la sesión de placer con una causa de camarones con una copa de sauvignon blanc. Animado por la buena música que escuchaba, con Nina Simone, Coldplay, Every Thing but the Girl, me incliné por pedir un Tambo saltado, muy tradicional y sabroso el cual acompañé con una copa de carmenere de Max Errázuriz reserva. Rica y silenciosa cena!!

La noche que vimos la excelente obra Cuestión de Principios, nos fuimos a conversar y cenar al Squadritto. Este debe ser uno de los restaurantes que más he visitado en la última década y la verdad es que no me cansa. Partimos probando unos cocktails, una Patigiana, (champaña cointreau, limón azúcar) y un Rossini (jugo frutilla, limón, champaña y goma), francamente exquisitos. En vez de pastas, esta vez nos tentamos por las pizzas a la piedra, por lo que llegaron a la mesa una Chianti (sabrosa ricotta con espinacas, tocino y jamon pierna) y una Valentina (ricotta, queso de cabra, jamón pierna y pimienta). Delicias que merecían el buen vino que elegí en la carta, un Ortega Fournier del valle del Maule, una combinación virtuosa de cabernet sauvignon, cabernet franc, merlot y carmenere. Como se ve, fue una noche de sabores múltiples.

Los postres no se dejaron esperar y nos servimos unos crepes al uso nostro limón y un típico tiramisú. Cerramos con un corto y fragante ristretto.

Ya había comentado acerca de este sitio argentino, La Percanta, un lugar al que prometí volver. Esta noche estaba bastante cálida a pesar de la fecha y me quedé en la terraza. Para iniciar la experiencia seleccioné una cerveza artesanal que no había probado, me refiero a la Mestiza Irish Stout, una cerveza negra sin filtrar fantástica.

Como ya conocía la oferta en carnes rojas, cambié a blancas y me pedí un crocante de salmón acompañado con un sorprendente zapallo dulce al rescoldo con queso de cabra y rúcula. Esta exquisitez la acompañé con una botella de Santa Carolina Specialities Dry Farming de la cepa carignan. Tras tanto placer, solo quedaba que bebiera mi caliente ristretto.

La última incursión que compartiré es el regreso al viejo Caramaño. Este lugar lo conozco desde mis tiempos de universitario y es increíble que aún sigue en el mismo lugar, con los abundantes rayados en sus paredes (alguna vez también escribí allí) y con muy pocas modificaciones en el diseño.

Comencé con una vaina, mientras decidía cual plato de cocina chilena vendría a satisfacer mis ganas de algo rico. Acudí a mis recuerdos y no dudé un instante en pedir un filete a las brasas en versión a lo pobre, el cual acompañé con un rico Morandé Terrarum Cabernet Sauvignon. Tras beber mi café expreso, salí satisfecho rumbo al jazz.

 

Liguria : un almuerzo de rico de predecible sabor

Cada cierto tiempo regreso inevitablemente al Liguria, en su tradicional local de Manuel Montt. Me gusta que cumplan la promesa de cada plato, a pesar que son los mismos por tantos años. Es extraño, pues si algo me fascina es probar nuevos sabores, pero de vez en cuando, es bueno ir por un sabor conocido.

Partí con mi tradicional agua mineral sin gas, mientras admiro la belleza de una nueva chica que atiende el lugar. Un parecido sorprendente con una sensual actriz motiva observarla. Toma mi pedido, una mechada, esa exquisita e imperdible mechada cocinada por más de 5 horas para que sea una blanda delicia. Carne que acompañé con un rico puré picante y una botella de cabernet sauvignon de Santa Ema, un tinto delicioso del Maipo.

Un almuerzo extremadamente tranquilo, leyendo una revista de national geographics que compré al paso un par de días antes. Mientras soñaba con algunos viajes que quiero realizar para conocer la inmensa belleza de nuestro mundo, fui lentamente comiendo mi rico plato hasta no dejar nada.

Para los postres me entusiasmé con un helado de chocolate Araucano (chocolate mezclado con ese licor de hierbas araucano), delicioso!! y por supuesto, un café bien negro.

Me gusta el Liguria, cumple!!

39 escalones : gran teatro argentino

La segunda entrega de la serie Teatro Argentino que el Teatro Noescafé presenta para disfrute de quienes valoramos la calidad del teatro trasandino y estamos dispuestos a pagar el precio de las entradas, no podría ser más disfrutable.

Llegué justo a tiempo pra saludar a mi partner y fumar un cigarrillo, antes de instalarnos en una estupenda posición que había elegido días antes para atender este encuentro con una obra que derrocha méritos y buenas opiniones.

Precedida por galardones y excelentes comentarios, no sabía lo que enfrentaría, pero pasó poco tiempo para darme cuenta que estaba enfrente de una portentosa obra. Una historia al estilo Hitchcock con misterio, suspenso, recursos de espías y cuanto se pueda usar y combinar con solo cuatro actores en escena. Formidable!!!

Llena de imposturas, la obra tiene por personajes principales a los menos variables, los secundarios definitivamente se roban el escenario, ya que su versatilidad es inmensa, más allá de toda medida. La prensa habla de 150 personajes representados por los 4 actores, yo no se, pero tengo claro que fueron muchos y extraordinarios.

Una obra divertida, intensa, siempre interesante y sobretodo impecable. Cuantas habilidades y técnicas bien hechas, sorprenden definitivamente.

Una muestra deliciosa de las posibilidades del teatro y que un local llenísimo pudo disfrutar. Cuanto me alegro de haber elegido este filete!!!

A la salida, sobraban ganas de conversar y compartir la deliciosa experiencia disfrutada.  Nos fuimos al Ummo, un sitio que siempre tiene sorpresas agradables.

Una tabla mexicana, abundante y sabrosa, acompañada con una botella de vino, una sorpresa el Casa Marin Cartagena cabernet sauvignon, delicioso.

Gran noche y con la mejor luna de los últimos años.

Un Candil para el hambre

Tras el emocionante recital de Patricio Manns, salimos con el hambre a cuestas y muchas ganas de conversar. Los pasos se dirigieron en control automático a ese pequeño local de Providencia con General Canto, El Candil.

Una botella de cabernet sauvignon fue acompañamiento obligado de esos Kebabs delirantes, casi lujuriosos por su sabor y los buenos recuerdos que evocan.

Buena música pop, poco gentío y mucha conversación dieron pauta a la cena. El cansancio de una semana pesada y las expectativas de un weekend disfrutable, trajeron aceleradamente el sueño como postre.

Una película a medio ver, me espera en casa.