Machu Picchu : un almuerzo al borde horario

Tras una incursión intensa en la 31° feria internacional del libro de santiasco, fueron más de tres horas recorriendo un pulcro lugar atestado de puestos de venta de libros, muchas editoriales, librerías y países representados. En tantos años que visito esta feria, recién caí en la cuenta que alcanzó un estadio de gran profesionalismo pero se ha puesto fome. Como sea, salí con dos magníficos libros que no había visto antes en mis frecuentes visitas a librerías de santiasco y que espero disfrutar en los siguientes días.

Llegué después de las 16 horas al restoran y con el tremendo calor que sentía, solo pude pedir agua, una botella helada de agua mineral sin gas, mientras conversaba con el mozo quien me indicaba que en 10 minutos se cerraría la cocina. Que mala forma de recibirme!!

Tengo claro que son muy pocos los lugares en que la cocina permanece abierta todo el día, por lo que he desarrollado la tolerancia cuando me enfrento a estas situaciones en que mis actividades me impiden ir a un restoran a una hora habitual.

Rapidamente, repasé la carta del Machu Pichu que conozco bastante bien y elegí,  una rica causa de atún para comenzar y seguidamente mi plto de fondo, una corvina al cilantro con arroz y papas cocidas. Delicias peruanas que he disfrutado muchas veces y que son carta segura. Para amplificar los placeres, añadí una botella Cono Sur de reserva pinot noir en su cubeta con agua y hielo para que fuera disfrutable.

Un exquisito almuerzo que pude disfrutar lentamente mientras comenzaba a leer Windows on the World de Frederic Beigbeder, un de mis autores favoritos.

Después de todo, almorcé rico!!!

Feria del Libro : 30 años pasan volando

Aprovechando el calor primaveral, salí a caminar en dirección a mi anual cita con los libros. Perdí la cuenta de cuantos años la he visitado, incluso me recuerdo que se hacía en el Parque Forestal en los tiempos de dictadura. En cualquier caso, treinta años es increíble que ya pasaron.

Caminando por el Parque Balmaceda, seguí por el Parque Forestal, visité un rato los museos (fue rápido porque no había mucha variación respecto de mi anterior visita) y pronto, casi sin darme cuenta,  llegué a estación mapocho.

Bastante público joven, algo fantástico en la era internet, la mayoría buscando libros específicos y otros al igual que yo, dejándome seducir por algún título o promesa.

Cada vez más ordenado y pulcro, el hermoso recinto parece extraído de una fotografía de otro país. El centro cultural Estación Mapocho es una joya arquitectónica y luce mucho mejor con esta actividad cultural. Lo que más me llamó la atención en esta ocasión, fue la presencia de bellas nínfulas atendiendo los más diversos puestos de libros, ya que normalmente han sido viejos libreros los atentos y conversadores vendedores de libros. Además, cada puesto tenía su propia conexión transbank para la venta con tarjetas, notablemente moderno y práctico. Por supuesto que la mayor parte de los descuentos aparecen cuando se ofrece pago en efectivo.

Tres horas deambulando por los pasillos, revisando libros y revistas (hay gran cantidad de comics) para finalmente salir con unos hermosos libros de la editorial Blume, tan lindos como los Taschen, un libro de uno de mis autores favoritos Michel Houellebecq (en rigor una recuperación necesaria, ya que lo presté hace un tiempo y nunca me lo devolvieron) y un librito con un pequeño tratado sobre flores silvestres chilenas, con unas fotografías encantadoras.

El invitado de honor de este año es Chile, por lo que hay mucha oferta de libros de autores nacionales y la presencia de muchos de ellos firmando ejemplares.

Esta FILSA 2010 merece ser visitada y con tiempo para disfrutar la oferta cultural, de hecho hay música en vivo y diversas charlas muy interesantes.

29º Feria del Libro de Santiago : nutrida oferta

Ya casi no recuerdo cuantas ferias del libro he visitado y aunque en más de una ocasión me he prometido dejar de ir, la tentación me vence.

En el ya tradicional Centro Cultural Estación Mapocho, esta feria hace todo su despliegue con una impecable puesta en escena. Todo bien ordenado y funcionando por toda una quincena para que se pueda disfrutar largamente de buenos libros, espectáculos musicales, lanzamientos de obras e incluso del buen acondicionamiento de temperatura, sobretodo cuando arrecia el calor en Santiasco.

Mi recorrido comienza por la izquierda y por la primera zona, descubriendo que a diferencia de otros años, hay pocos locales de ofertones y más bien, hay especial énfasis en la novedad de algunos títulos o la presencia del autor de alguna nueva obra. Claramente la feria se enfoca en gente que gusta leer lo novedoso o que busca algo que sea dificil de encontrar.

Me sorprendió observar la gran cantidad de libros para niños, de verdad que me gustaría ser niño otra vez para disfrutar tanta oferta, con tantos recursos gráficos y multimediales. Hice un religioso recorrido por todos los locales y salí abrazando una bolsa con libros y revistas porque pesaba demasiado.

Mi joyita fue un libro del gran Joaquín Sabina, Ciento Volando de catorce, una exquisita colección de sonetos inmorales, subversivos y de pasiones inexcrutables, que solo un genio como Sabina sabe crear. Genial!!!

Recomendable para todos, especialmente para quienes tienen chicos que gustan de la lectura.

Feria del Libro

El primer viernes de noviembre decidí dar una vuelta por esta destacada feria nacional. Mi objetivo, evitar ir el fin de semana en que todos los chilenos van antes que cierre. Interesante muestra, ampliada significativamente. Igual me sorprendió la sensación plástica del lugar. A mi mente vinieron esas primeras ferias, algo así como el Teatro a Mil (que si costó mil al principio), era más artesanal, lleno de voluntades y ganas de mostrar que Chile era capaz de hacer cultura, aunque costara muchos esfuerzos.

Mucha novelita best seller, una fuerte presencia de editoriales asociadas a universidades y para mí, la gran sorpresa, mucho libro entretenido para niños. No me viene bien a esta edad, pero me entretienen harto. Compré y regalé uno que me gustó mucho.

Entre lo bueno, encontré un libro que se me había escabullido por años, El Corazón del Hombre de Erich Fromm, muy recomendable, a los que añadí, Una Nueva Tierra de Eckhart Tolle (el mismo de ese gran libro El Poder del Ahora, que es muy significativo en mis reflexiones) y una joyita del pasado, de Paulo Freire (el mismo) Pedagogía del Oprimido, infaltable en la biblioteca de la comprensión de la realidad.

Buen paseo, mala la comida. Esta Feria debe invertir en restoranes de mejor nivel.

Veremos el próximo año