Paseando en cleta el mejor krretrekking

Como casi todos los sábados, tras un reparador sueño, tomo mi fiel cleta y salgo a recorrer las calles de Santiasco con el modo caza de graffitis ON y siempre con ganas de disfrutar un buen rato. Comencé por el Parque Forestal para seguir por las ciclovías hacia el centro en busca de unos graffitis dateados, algo que fotografié en detalle. Luego seguí hacia la zona de Plaza Ñuñoa para revisar la oferta gastronómica que por cierto, incorpora una nueva sede del divertido restaurante The Clinic en el mismo lugar en que estaba La Terraza y posteriormente el 35 mm. De ahí me volví hacia la costanera y seguí hacia el Parque Bicentenario, llenísimo de gente con muchos niños y animados disfrutes familiares. Enfilé hacia La Pirámide y subí el cerro San Cristóbal hasta la plaza Antilén en donde aproveché de beber un jugo de mango y arándanos preparado a pedido en el mismo lugar. De ahí hacia la cumbre del Cerro en donde un rico jugo de mote con huesillos, sin mote ni huesillos me regresó la energía para poder volver a mi departamento. Antes aproveché de visitar la exposición de esculturas de aluminio en el Parque de Las Esculturas, una preciosa muestra que también incluí en mis fotografías.

Durante mi regreso, me percaté que algo pasaba en el río Mapocho, las cletas estaban bajando al lecho del río y era legal!!. No perdí un segundo, enfilé por la rampla y realicé mi primer circuito en lo que espero sea una nueva ciclovía en Santiasco. Qué maravilla, correr mi cleta por el lecho de piedras del río Mapocho, algo inesperadamente delicioso.

Lindo paseo, completamente repetible.

 

Krrtrekking en Bogotá : una semana de disfrutes

Este viaje lo planifiqué en enero en una noche que sentí nostalgia por viajar. No tuve tiempo de chequear muchas cosas, pero aseguré la más relevante, un hotel boutique en el barrio La Candelaria en el casco histórico de Bogotá llamado Muisca, una hermosa y antigua casa remodelada para constituir un verdadero museo histórico. Una belleza ubicada en la calle más empinada de la ciudad, no en vano la calle 10 es conocida como la Calle de la Fatiga o la Calle del Calvario. No pude evitar reminiscencias del viejo Valparaíso. Llegué bastante avanzada la tarde y tras instalarme, pedí un plano de la ciudad para poder ubicar donde realizar cambio de monedas y poder cenar algo rico. No me fue bien con el cambio, pero encontré un sitio de comida mexicana en donde, tarjeta mediante, podría cenar. Un síntoma, es difícil conseguir lugares que acepten tarjetas de crédito y más aún, que tengan vino, algo que corroboraría más adelante. El restaurante Enchiladas, me permitió beber un cuba libre decente  con unas quesadillas con frijoles y luego un delicioso taco pastor.

El primer contacto visual con la ciudad me sobrecogió, hay edificaciones del 1600 en muy buen estado de conservación y funcionales, además quedé sorprendido con la limpieza, debe ser la ciudad más limpia que he conocido en 30 años. Impecable!!

Tras una noche de descanso y un abundante desayuno en una de las terrazas de mi hotel, en donde disfruté unos huevos revueltos con tomate y cebolla muy ricos además del café con leche, fruta y pan; decidí partir el recorrido en el formato que acostumbro, caminando y con mi cámara fotográfica en formato de caza de graffitis.

Recorrí la Carrera 7 desde la calle 5 (la ciudad se mapea en Carreras y Calles, lo cual hace muy sencillo ubicarse) para encontrar las dependencias del gobierno, la mayoría de los edificios institucionales relevantes y tras unas 20 cuadras, el fantástico Museo Nacional y el Parque Metropolitano. Fascinante la belleza de las mujeres colombianas, es definitivamente algo imposible de evitar notar. Carrera 7 es además una calle que se cierra al tránsito vehicular y se constituye en varias decenas de cuadras de ciclovía y paseo peatonal, un gran acierto.

Regresé hacia el centro en búsqueda de un restaurante que aceptase tarjetas de crédito ya que siendo domingo no era factible realizar cambios de moneda. El restaurante El Corral, en formato muy internacional, me permitió disfrutar una limonada de coco, luego un petit filet con papas en espiral y acompañar con una botella de Malbec argentino 2011 La Linda. Una combinación estupenda para mi primer almuerzo en la ciudad, que cerré con un buen café negro.

Al siguiente día, cambié a la terraza superior del hotel el momento del desayuno, lo cual me permitió una vista preciosa de la enorme ciudad. Ahí constaté que sus dimensiones eran muy desafiantes y que tendría que esforzarme más en mis caminatas si quería conocer lo que interesaba. Temprano inicié mi caminata desde Carrera 1 con Calle 10 con el objetivo de llegar a Carrera 11 con Calle 82, en medio del Barrio «Rosa», algo así como Isidora Goyenechea en el Barrio El Golf de Santiasco.

Fue una caminata llena de detenciones pues encontré una gran cantidad de buenos graffitis que registré para la posteridad. Cuando logré dar con el restaurante Andrés Carne de Res, muy recomendado por amigos, di por cumplido mi primer hito. Un restaurante con un formato de club nocturno, aislado de la luz solar, con una muchachada divertida en la atención de las mesas, demasiado turístico y al estilo yanky. Sin embargo, la carta es un prodigio de ofertas presentadas en un formato cercano al comic. Quedé instalado en la zona del local llamada Lujuria, y una pelirroja preciosa (Karen) fue mi anfitriona junto a su joven compañero. Cansado y sediento, partí con una buena cerveza colombiana y un Patacón con queso y hongos. Para los fondos, una punta de anca en salsa de vino acompañado con unos tomates rellenos de puré de papas. Acompañé con una botella de un ensamblaje argentino Vistalba 2007. Evité consumir vino chileno, muy abundante en la oferta, ya que no tenía sentido, a pesar que habría estado excelente.

El plato lo sirven en una fuente de metal caliente por lo que chisporroteaba de manera impresionante. Afortunadamente lo tienen previsto y me pasaron un delantal de papel sin el cual habría quedado lleno de aceite. La carne esta sabrosa pero demasiado fibrosa lo cual fue un desafío a mi dentadura y paciencia.  Para el postre unas ricas brevas y por supuesto el cierre con un café ristretto.

Regresé caminando nuevamente zigzagueando entre las calles para atrapar más vistas y graffitis del entorno, lo cual me tomó varias horas. Tiempo adecuado para llegar a un happy hour en que disfruté un mojito mientras revisaba el día vivido.

A estas alturas de mi periplo, caí en la cuenta que muy poca gente fuma y que en la totalidad de los restaurantes está prohibido fumar, algo muy parecido a lo que recientemente se instituyó en Chile. Aparentemente hemos imitado algo más que el TransMilenio colombiano. Cabe destacar que en las calles en que circula locomoción colectiva (Avenida Caracas por ejemplo) el aire es francamente irrespirable, por lo cual es muy agradable que existan calles solo peatonales y con ciclovías.

El siguiente día, martes 9 de abril, se realizaba una marcha por la paz la que debe ser la multitud más grande que he vivenciado en mi vida, alrededor de 1,5 millones de personas de todas las edades marchando por las principales calles de Bogotá. Me uní naturalmente a este clamor que además se desarrolló en la más absoluta tranquilidad y alegría. Impresionante demostración de civilidad y que fue coronada con algo ejemplar. Al terminar la manifestación, cuadrillas se desplegaron por todas las calles realizando limpieza lo que permitió que esa misma noche no quedaba huella de la basura que naturalmente queda tras el paso de tanta gente. Mezclado en la muchedumbre me fui acercando a los lugares que yo quería conocer. La primera parada fue el famoso Museo del Oro tras haber visitado la Casa Museo Quinta de Bolivar, una pequeña hacienda en que vivió el Libertador. El almuerzo fue en un exquisito sitio llamado Andante Ma Non Troppo, un lugar de pastas deliciosas en el cual disfruté un plato de spaghetti a la putanesca con unas cervezas negras colombianas. Esa tarde, descansando un rato en mi habitación, escuché parte del discurso presidencial ante la multitud en marcha, un texto en que se apologizaba a la policía y el ejército como garantes de la paz. No pude evitar el sarcasmo. Esa tarde conocí un lugar de jazz, llamado La Hamburguesería, aunque solo los viernes hay tocata en vivo, la selección musical que se escucha es fantástica. Un buen happy hour, mientras observaba los blancos muros con posters de Duke Ellington, Thelonious Monk, Billie Holiday, Miles Davis y John Coltrane. Tod eso terminó por darme mucho hambre y pedí una hamburguesa de la casa con salmón ahumado, queso crema, roast beef, papas criollas, tomate y lechuga junto a un mojito delicioso. Buen cierre de un emocionante día.

El siguiente día, merecía un desafío mayor y éste sería el ascenso al santuario del Monserrate, una basílica ubicada en la cumbre de un cerro a 3.200 msn de altura. Un sudado paseo que me tomó 45 minutos de ascenso para obtener una vista envidiable de la ciudad. Gracias a mis salidas habituales con mi Club Los Malayos, tengo el estado físico adecuado para estas subidas, pues me sorprendí con la cantidad de gente en estado de fatiga extrema que encontré en el camino. En todo caso es como subir el cerro San Cristóbal pero desde una cota en 2600 msn. Un paseo genial!!!

Bajé del cerro para seguir mi cacería de graffitis hasta que el hambre me venció y encontré un interesante lugar de nombre mapuche, el restaurante Kutral, cocina de autor de un famoso chef en donde disfruté una exquisita cerveza artesanal Las 3 Marías roja, un churrasco en croute de champignones al ajillo y chutney de mango acompañado de puré de papas, chorizo y focaccia. Una media botella de Malbec Norton mendocino del 2009 completaron el disfrute.

El siguiente día lo dedicaría a los museos, ya que hay muchos en Bogotá. El primero fue el Museo de Arte Colonial donde aprendí algo sorprendente, Haití fue el primer país en independizarse de sus colonizadores y miren como está hoy. También, constatar que Inglaterra, Portugal, Francia, España y Rusia durante mucho tiempo se repartieron el mundo a su antojo y que aún en nuestros días siguen existiendo colonias. A continuación el Museo de Trajes Regionales de Colombia, el Museo de la Independencia o mejor llamado la Casa del Florero. Impresionantes muestras del esplendor de las castas dueñas de nuestros países y su influencia en la cultura local. Finalmente, la historia que conocemos de nuestros terruños está íntimamente ligada a la vinculación con los colonizadores y sus formas de división del trabajo.

Por la tarde, un merecido cóctel en el restopub El Corral, con un chocolate Martini, una mezcla de vodka, vainilla y chocolate, mientras observaba a una hermosa morena que chateaba en soledad en forma frenética hasta que llegó al encuentro su amante. Pronto decidí que era mejor idea volver al lugar de jazz que había descubierto. Sigo pensando que éste es un lugar extraordinario, espacioso, tranquilo, con una música fantástica y una oferta llena de sabores inolvidables. Este día partí con una cerveza negra para acompañar pronto una hamburguesa árabe, vegetariana completamente, con falafel, hummus y tabulé, acompañada con papas francesas.

Dado que mi primera incursión al barrio rosa fue puntual, el siguiente día en Bogotá, fue dedicado a recorrer esta oferta turística. Siento algún recelo en hacer esto, pero me da un punto de comparación con otros países y por lo demás, material para conversar con quienes visitan solo eso en sus viajes al extranjero. Así como pensé que era muy parecido al Barrio El Golf, hoy concluí que era una mezcla con el Barrio de Alonso de Córdoba y Nueva Costanera. No falta ninguna tienda internacional relevante como tampoco las presencia de mujeres bellísimas en acto de consumismo desatado. Algo novedoso es la gran cantidad de casinos de juegos, casi uno por manzana, lo cual muestra la evidencia de mucho dinero (y quizás lavado de éste). Los malls son iguales a los que estamos acostumbrados a ver en todas partes, con preponderancia de jóvenes y bellas nínfulas consumistas. La diferencia que puedo hacer notar es la exacerbada seguridad, ningún vehículo ingresa al estacionamiento del mall o de un edificio público sin una revisión exhaustiva de un guardia y un perro caza explosivos. Algo similar ocurre en museos en que jamás pude ingresar sin una revisión de mi pequeño bolso en donde porto lo básico para atender mis krrtrekkings. Es grosera la obsesión, aunque probablemente tiene que ver con la historia colombiana.

Almorcé en La Esquina de la Mona, un sitio normal pero con buena sombra para un cálido día. Una pechuga de pollo con miel mostaza rellena de jamón y queso acompañada de papas criollas, tras haber consumido unas empanaditas bogotanas exquisitas. Para acompañar solo conseguí una helada cerveza Club Colombia negra. Destiné el resto de la tarde para hacer unas pequeñas compras para regalos.

Mi último día, partió temprano, tras desayunar realicé checkout y dejé mi mochila en custodia. Salí a visitar el museo militar solo para saber algo más de este curioso país.  sabían que Colombia participó en la guerra de Corea?. Una guerra de USA llena de matanzas horrorosas de civiles que nadie podría sentir orgullo de haber sido parte.  Visité para limpiar mi aura el Museo de Arte Moderno, un edificio de 4 plantas muy bien dotado con piezas de arte geniales. Me reconforté con los humanos!!

Mi último almuerzo lo hice en el Centro Cultural Gabriel García Márquez, mientras revisaba mis notas de este krrtrekking exquisito. Ahí tuve ocasión de interrogar a la bonita moza que me atendía acerca de porque las chicas alisaban el cabello. Sorprendentemente, la gran mayoría de las colombianas lo hacen porque de alguna manera olvidan el paso de la mezcla de razas milagrosas que les da su belleza inigualable.  Europa, África y los indígenas colombianos se mezclan para ese todo delicioso, sin embargo ellas tratan de borrar parte de ello. El dato freak es que en algunos lugares de trabajo se lo exigen!!!

Un gran país, lleno de injusticias milenarias, lleno de abusos institucionalizados, pero con una juventud pujante, preclara y con ganas de hacer algo distinto. Me fui lleno de energía esperanzadora, digan lo que digan, el pueblo latinoamericano cada vez más comprende que esto debe cambiar.

Les regalo mi selección de fotografías de este rico paseo.

 

 

 

 

 

Volcanes y lagunas andinas por una semana

En verdad he tardado más de la cuenta en hacer un nuevo relato de los disfrutes que he vivido las últimas semanas. No obstante ello, creo que esta crónica de un delicioso viaje al sur de Chile es una excelente muestra de lo que se puede hacer en pocos días con la mayor eficacia en secreción de serotonina y endorfinas para cualquier ser humano que gusta del aire libre, las montañas y sobretodo pasarlo bien.

Los prolegómenos me los ahorraré ya que mi nivel de ocupación laboral solo me permitieron intermitentes contactos por correo electrónico con mis maravillosos compañeros de aventuras, así es que me situaré en la madrugada de un sábado en que debí despertar muy temprano para completar de armar mi mochila y trasladarme al hogar de los amigos que pondrían el transporte para que cuatro aventureros viajaríamos hacia el lago Villarrica, lugar en donde teníamos arrendadas un par de cabañas en donde los 8 miembros de este divertido grupo tendríamos un centro de operaciones.

Las cabañas a la orilla del lago Villarrica no podían ser más adecuadas para el disfrute y que tras las horas de viaje, nos esperaban con la sorpresa de un rico asado que un par de malayos tenía preparada para recibirnos. Cabe destacar que los 8 de la fama, veníamos de lugares distintos dado el periodo vacacional y que internet mediante nos habíamos coordinado para coincidir en esta aventura.

Este día sábado fue de abrazos y mucha comida deliciosamente preparada por nuestro gran León, el cocinero de ocasión quien se esmeró en deleitarnos con varias preparaciones excelentes para acompañar el asado, Buen vino y mejor conversación fue el tránsito temporal hasta que todo el grupo al atardecer, terminó de completarse.

Antes de ir a descansar, acordamos que el primer destino serían los Nevados de Sollipulli, un destino que prometía una cumbre excepcional. A la hora acordada, todos desayunados y ganosos, abordamos los vehículos para trasladarnos a nuestro destino y comenzar el ascenso atravesando esos bosques maravillosos de Araucarias que cubren la zona y que hacen la mayúscula diferencia con otras partes de Chile. Tras atravesar esos bosques húmedos llegamos a una zona de piedras volcánicas que nos acompañaron mientras adivinábamos el sendero hacia ese cráter lleno de un glaciar  que divisábamos en la altura.

Al llegar a nuestro destino, la belleza sobrecogedora de un glaciar gigantesco, 4 Km de diámetro y según dicen, 200 metros de profundidad en el cráter. Ahorro palabras dejándoles las fotografías de este primer hito vacacional. Esa noche aprovechamos la carne sobrante del asado del día anterior y cenamos un Valdiviano maravilloso.

La mañana siguiente decidimos incursionar en el Parque Nacional Huerquehue en la ruta hacia el San Sebastián. Temprano comenzamos a ascender por un sendero que incursionaba en un precioso bosque de flora nativa de coigües y lengas que poco a poco se convirtió en un bosque de araucarias extremadamente denso y con pendiente. Nada nos amilanó en el avance y tras cruzar la pampa Quinchol aparece otro bosque de especies nativas que desafían la gravedad debido a la pronunciada pendiente. Finalmente llegamos al mirador, un lugar demasiado hermoso pues la vista a las lagunas Tinquilco, El Toro, Verde y San Manuel son de una belleza apabullante. Extasiados, permanecimos bajo el sol y azotados por un fuerte viento fascinados con tanta maravilla. Revisen estas fotografías para confirmar lo que les relato. Esta noche, tras regresar a Pucón, pasamos a comprar un buen costillar y otras delicias para preparar un buen asado de cierre de la jornada.

Un nuevo día, traía la inquietante noticia que venía lluvia, lo cual no nos hizo cambiar de opinión e igual decidimos subir el Quetrupillán.  El acercamiento estuvo auspiciado por un sol intermitente pero con una temperatura bastante alta, lo que sumado a la humedad, me hizo transpirar bastante. Cuando llegamos a la zona fuera del bosque, un peladero realmente, nos percatamos que con una rapidez asombrosa el volcán se cubría de negras nubes y neblina. Allí decidimos esperar a todo el grupo y evaluar la situación. Un arriero que pasa por el lugar nos comenta que hace unos meses se habían extraviado unos extranjeros en el lugar y que todavía no los encontraban y que la visibilidad era pésima en estas condiciones. Bueno, para estos casos yo aplicó la regla maestra de mi vida, yo vine a disfrutar no a sufrir, lo cual fue respaldado por mis amigos y sin complicarnos decidimos descender y ocupar el resto del día en otra aventura disfrutable.  Decidimos ir a un pueblo cercano a almorzar aunque era bastante tarde, pero fuimos afortunados pues encontramos un lugar con una oferta de comida mapuche que nos tentó. Además de las fantásticas sopaipillas, jugos cremosos, humitas, pastel de choclo, lo que fascinó fue la tortilla de brotes de coligüe. Un gran festín que nos obligó ir a buscar un lugar para caminar y fue a la zona de Puesco en donde recorrimos una hermosa laguna llena de totoras y que antaño fue un santuario de patos. Nuevamente, les dejo fotografías de la rica jornada.

Esa noche comenzó a llover fieramente muy temprano, por lo que ya en nuestro refugio nos dedicamos a preparar una cena aprovechando todos los aportes gourmet que cada integrante llevó al paseo para deleite de todos. Una cena impresionante en donde aprovechamos de revisar fotografías que proyectamos en un telón.   Hay que reconocer que fuimos muy bien preparados.

La mañana siguiente partió tarde debido a la incesante lluvia nocturna y a lo inestable del clima. Como no había intención de quedarnos encerrados, tomamos la decisión de ir a Lican Ray a pasear y por supuesto comer. Recorrimos un cerro a un costado del bello lago Calafquén repleto de copihues y especies nativas y que tenía la ventaja de poder descender de vez en cuando a las pequeñas playas en la orilla del lago que nos brindaban deliciosas imágenes del lugar. Cuando ya estábamos suficientemente hambrientos nos fuimos a un gran restaurante de la playa principal para disfrutar un almuerzo como lo merecíamos. Embarcados en el goce, decidimos que era un buen día para visitar las termas geométricas y no hubo quejas. Terminamos sumergidos en esas aguas termales por horas, un disfrute impresionante y que solo la helada noche nos obligó a dejar. Sobran comentarios, casi a medianoche pasamos a comer unas pizzas por el camino y rápidamente a dormir. Por supuesto, hay fotos para compartir.

Un nuevo día, una nueva aventura. Esta vez nos fuimos al Santuario El Cañi, un ex fundo aserradero que hoy administra una microempresa y que ofrece un exquisito lugar de bosques y lagunas paradisíacas. La belleza  del silencio solo interrumpido por graznidos de aves y golpeteos de pájaros carpinteros, nos regaló un trekking inolvidable. También les regalo las fotos que registré antes de la muerte de mi cámara.

Viendo que se acababan las vacaciones, el último día decidimos disfrutar la cabaña en la orilla del lago Villarrica y lo dediqué a conversar con mis entrañables amigos todo el día, mientras bebíamos buen vino y comíamos lo que íbamos preparando en sucesivas incursiones de los experimentados cocineros de este genial grupo. Un día inolvidable que coronamos con juegos y proyecciones del abundante material fotográfico de este paseo al sur. La única deuda fue el volcán Villarrica que nunca despejó por lo que no pudimos subirlo.

La mañana siguiente fue la despedida y el retorno. Lindas vacaciones!!!!

Zocca : buena opción en Bellavista

Este sitio ya debe tener un par de meses ubicado en la nueva zona de locales (Dardignac)  en el Patio Bellavista y ya he tenido la oportunidad de visitarlo un par de veces. Amable atención aunque escasea el conocimiento de los mozos en algunas materias, algo que el administrador debiera mejorar.

Una interesante oferta de pastas y de pizzas lo cual era mi objetivo esta noche de paseos. Entre las pizzas me entusiasmé por una Diávola, fina masa a la piedra con mozarella, ricota, tomate, jamón acaramelado, queso de cabra y hojas de albahaca. Exquisita!!

Para acompañar mi merienda, elegí de una larga lista de tragos algo poco habitual en mis gustos, un bloody Mary bien hecho, porción adecuada  de vodka, jugo de tomate, limón y sabrosos aliños.

El ambiente bastante jovial, con harta iluminación, con 3 pisos para atender a mucha gente y muchos televisores con vídeoclips del momento. Además, muy importante para mí,  una disfrutable terraza que invita a ser visitada en este periodo de canícula en Santiasco.

Me gusta que aparezcan opciones para probar y disfrutar de la comida. En este caso, con algunas pequeñas mejoras, este restaurante se ganará muchos adeptos.

 

Patacón : nueva opción en Bellavista

En el mismo local en que dio sus primeros pasos la rica pizzería Waldini, se instaló este restaurante. El lugar luce exactamente igual a como lo conocí excepto por el cambio de nombre y el origen del personal. De hecho, con un chef dominicano, claramente se nota el cambio de los sabores y la carta de platos fue por completo sorpresiva.

Partí por solicitar una tabla de patacones que nunca llegó, pues uno de los mozos se confundió y las llevó a otra mesa y cuando trae mi plato de fondo, cae en cuenta del error y yo le suspendo la orden. De todas formas prefería dedicarme al plato que ya estaba en mi mesa.

Mi elección resultaba novedosa comparada con platos de restaurantes de otros países. Se trataba de una  suprema de pollo marinada en coco y especias,  apanada en panco de maní y escamas de coco con un rico puré rústico de yuca como acompañamiento. Para este plato pedí la carta de vinos, pero no encontraba algo adecuado. Cuando le expliqué al caribeño mozo que me interesaba un syrah, comenzó a hurgar en el bar y de pronto llegó con una botella que no estaba en la carta, una impresionante botella de Las Casas del Toqui Syrah reserva del 2006. Fantástico descubrimiento y al precio de las que estaban en la carta.

Un plato escandalosamente sabroso que disfruté lentamente mientras bebía ese notable vino. Para el postre, no resistí la tentación de probar uno 100% dominicano, un  plátano al caldero con helado. Una delicia aunque algo empalagosa.

Interesante la oferta de este lugar, debe mejorar el déficit atencional de los mozos pero la cocina está muy buena.

 

Un nuevo Krrtrekking para disfrutar la ciudad (lo que queda)

Tras un lamentable accidente que sufrí en una competencia de MTB, he debido permanecer en la ciudad, encerrado en santiasco, ya que no tengo habilitado para otras correrías mi brazo derecho. Sin posibilidad de ir a la montaña ni andar en cleta, la opción es caminar, caminar tanto como pueda y eso igual lo disfruto sin ningún pesar.

Esta mañana desperté con ganas de caminar mucho, necesitaba sentir que quemaba calorías, stress y esos pensamientos que el cansancio laboral y los recuerdos que a veces despiertan y que no hacen bien.

Cargué mi cámara y otros accesorios y comencé el viaje hacia el MAVI, el museo de artes visuales en barrio Lastarria, una exposición deliciosa llamada El Progreso del amor de José Pedro Godoy me dio la bienvenida. Una delicia de sensualidad y erotismo en piezas magníficas y que juegan con el imaginario del ser humano y de toda la naturaleza en permanente ejercicio del amor. Recorrí además una variopinta muestra de arte de los 90 con diversos autores colaboradores del proyecto MAVI.

Los pasos siguientes me llevarían directo al Museo de bellas Artes, MNBA, mi museo favorito desde el fin de la dictadura, donde siempre encuentro algo notable para disfrutar. En esta ocasión, las revisiones históricas que solo este museo puede hacer dada la gran cantidad de obras que almacena, además una nueva revisión a la sorprendente muestra del arte de Gonzalo Mezza en el subterráneo.

La siguiente estación de este krrtrekking era por supuesto, el MAC en donde lentamente recorrí la nueva exposición de esculturas en el primer piso, las sorprendentes y potentes fotografías de Andrés Racz en el zócalo. Qué vida la de este artista comprometido!!

Continuando la caminata, me fui hacia el Centro Cultural Estación Mapocho en donde se encontraba una muestra impresionante de maquetas de arquitectura basada en madera, decenas de proyectos para los lugares más insólitos, con miradas ecológicas, pensando en el bienestar holístico que pocas veces se logra en la realidad. Me encantaría que esos proyectos se construyeran y dejarán de ser solo buenas intenciones.

Esta incursión al viejo edificio me permitió hacer una exquisita sesión de fotografías resgistrando la belleza de la construcción de fierro que sostiene este monumental edificio. Les dejo el link para que lo disfruten.

Concluido el paseo por los museos, comencé a acercarme hacia el cerro San Cristóbal, mi oportunidad para hacer un ascenso. Caminé zigzageando por el barrio Recoleta, el barrio Bellavista (tomando algunas fotografías de arte callejero) y llegué a la entrada Pío Nono para comenzar a acercarme al sendero Zorro Vidal a partir del cual en 20 minutos llego a la cumbre del cerro San Cristóbal. Es curioso, pero en cleta hago el mismo tiempo hasta la cumbre por la entrada de Pedro de Valdivia Norte. Una delicia de paseo!!

En la cumbre, exigí (bueno, compré) mi premio habitual, un jugo de mote con huesillos que disfruté lentamente mientras miraba detrás del smog la extensa ciudad y secaba al sol mi transpiración. Tras un tiempo prudente, el hambre comenzó a aparecer en mi mente y cuerpo, por lo que decidí que mi destino final sería la sandwichería Ciudad Vieja, un sitio pecaminoso de Bellavista porque es defintivamente irresistible.

Instalado en la Ciudad Vieja, busqué en la carta el más sabroso de los sandwiches y ese, a no dudar,  era un chivito, algo que conocí en Uruguay y que se me hace agua la boca cuando lo recuerdo. Pan frica, lechuga, mayonesa, un bistec de vacuno, pepinillos, jamón, un rico huevo frito, tocino y queso derretido. Una sana diversión, ni tanto pero demasiado rico!!!

Buen paseo, ya vendrá otro.

 

Exposiciones notables del medio año

En el edificio de Telefonica se presenta, al igual que otros años, la impresionante World Press 2012, un recorrido por 170 imágenes de todo el mundo seleccionadas entre cientos de miles de fotografías participantes. Siempre me ha llamado la atención que la mayor parte de las fotografías ilustran el sufrimiento humano, las guerras, los conflictos, la terrible pobreza y sobretodo la infinita capacidad destructiva del ser humano. Por suerte, también se deslizan imágenes de lugares insólitos y de bellezas naturales sorprendentes con lo cual, en parte, compensa el tono visual de esta importante exposición.

Otra exposición deliciosa del periodo la encontré en el Centro Cultural Palacio de la Moneda, partiendo por una interesante muestra de vinilos en la sección de diseño del segundo subterráneo. Una muestra de ese viejo y querido formato de la música y que en Chile permitió que muchos artistas pudieran expandir su arte y crear algunas modas interesantes de la música chilena, la nueva ola, la trova y canción de protesta así como las baladas románticas que todavía algunos deben recordar.

La exposición central estaba constituida por la prodigiosa colección del Museo de Arte Precolombino, hoy en remodelación y que constituye un completo recorrido por las etnias originarias de nuestro país y el desarrollo de su cultura en todas las complejas demostraciones de la creatividad humana.

En el MAC del Parque Forestal, una interesante muestra del arte moderno, bajo el título de Chile años 70 y 80 se repasa esa porción de historia del arte más militante y comprometido con el mundo social o simplemente experimental. No todo se comprende con facilidad pero es una evidencia ineludible de la actividad de nuestros artistas en tiempos de dictadura.

La última sala que visité es una del GAM, para ver Blanca Montaña, una muestra recopilatoria de los últimos años de la arquitectura nacional, sorprendente la variedad y originalidad de los proyectos nacionales, una buena nota para las generaciones jóvenes de la arquitectura nacional, con propuestas atrevidas y especial respeto por el entorno.

Un buen panorama para estos días fríos.

Santería : un picoteo muy rico

Una noche como muchas otras, vagando en la oscuridad con la idea de disfrutar algo rico que marcara la diferencia con otras noches.

Llegamos a Santería, en Chucre Manzur, para partir con un Cholo Sour y un Mojito Albahaca, tragos muy interesantes en el universo del disfruten de este viejo lugar.

Una conversación intensa acompañada de la buena música del lugar, a pesar de haber cenado antes , aún podíamos gozar unos Camarones apanados y unas cpas de buen vino.

La comida solo es una excusa para prolongar el disfrute de una noche.

 

Nuevo Krrtrekking sabatino : disfrutando el arte callejero

Desperté algo acalorado, ya era bastante tarde y tras el reparador sueño sentí ganas de salir de paseo con mi adorada cleta. Mochila, cámara fotográfica, agua, algo de dinero y comenzamos el paseo.

La primera parada en el barrio Lastarria fue en el Mesié Quiltro, pretendía tomar un buen café y quizás comer un rico sandwich gourmet, pero nunca apareció la atención y yo me aburro rápido. Así que tomé mi cleta y me fui al Café del Ópera, en donde además de un rico jugo natural me devoré un baguette completo con queso camembert, rúcula y pesto de tomate, al cual pedí añadir trozos de palta. Un desayuno a lo campeón.

Con toda esa energía en el estanque, me dirigí hacia la zona poniente de Santiasco usando el Parque Forestal para llegar a la zona del Parque de los Reyes y comenzar un divertido zigzagueo por los barrios Brasil  y Yungay, en donde encontré una gran cantidad de grafittis deliciosos.

Una vez agotado el periplo en esa zona, decidí ir más allá y me fui directo hacia el M100 pero estaba cerrado, así que mi siguiente parada fue la Biblioteca de Santiago, en donde encontré una exposición colectiva llamada «EL VESTIDO. NO HAY PUNTADA SIN HILO» del Colectivo Kimkilen, muchas mujeres y peruanos lo cual me pareció muy bien en una exposición chilena. También visité la exposición permanente de la industria del Cobre en el segundo piso y el ausente restaurant del último nivel. Muy tierna la exposición de pinturas de niños en el zócalo y la oportunidad de beber agua mineral en la pequeña cafetería en ese sitio.

Siendo ya varias horas de paseo, decidí regresar a casa para poder cocinar algo rico y concluir este delicioso disfrute sabatino. Dejé unas lindas fotos para compartir.

Krrtrekking en Valparaíso, una jornada deliciosa

Este debe ser el paseo que más quiero, no solo porque el puerto es adorable sino porque siempre hay muchos filetes para disfrutar. debíamos ir a Valparaíso porque era necesario recoger un server para alojar el sitio de una iniciativa que estamos trabajando, pero después de todo solo  era una excusa para poder salir a disfrutar

Visitar el puerto de Valparaíso siempre es grato y especialmente ir a sus cerros, llenos de sorpresas gastronómicas. Todo partió con un buen propósito, pasar a la casa de un amigo quién nos vendía un servidor pro para montar Bancoideas, que ya requería algo mejor que el tarro noventero en que lo teníamos montado. No obstante ello, teníamos claro que íbamos a pasar un buen día disfrutando la quinta región.

Nos acercamos al cerro Bellavista y comenzamos a caminar, la única forma de conocer de verdad un lugar, fotografiamos increíbles grafittis y pinturas famosas que adornan preciosamente los faldeos de este cerro.

Tras unas cuantas vueltas, el hambre comenzó a manifestarse y tratando de no terminar en los lugares conocidos, el instinto travieso nos condujo a un sitio que estaba inaugurando su primer día. Me encanta ser parte de la fiesta de un primer intento y mejor aún cuando hay tanta energía ´puesta en ello. El lugar anteriormente estaba ocupado por un restoran muy poco atractivo, pero ahora me di cuenta que había algo más y decidí invitar a mis acompañantes a pasar. Una grata intervención de la arquitectura original, privilegiando los espacios y sobretodo la increíble vista de la costa.

Se trataba del restaurante Confieso que he comido, (lindo nombre), un emprendimiento de un profesor de gastronomía del Inacap y varios alumnos que le acompañan en esta aventura.

Instalados en la mejor posición del lugar, nos relajamos y dispusimos a disfrutar. Chic@s nervios@s, quienes atendían, después de todo era su primer día, adornaron la mesa y tomaron el pedido. Iniciamos el disfrute con pisco sour con albahaca, y pronto llegó un appetizer con un cubito de congrio crudo con cebolla morada caramelizada y verduras al dente, una delicia increíble de regalo del chef.

Pedimos nuestros fondos, Penne con salsa de mariscos para dos de nosotros, también un congrio con pastelera de choclo, unas delicias que disfrutamos junto a un pinot noir Leyda 2010. Terminados esos platos recibimos el regalo de otro appetizer  con maracuyá, ideal para limpiar las mucosas.

Salí a fumar un cigarrillo y el dueño del sitio me siguió para conversar un rato. Profesor del Inacap, renunció para formar con un socio este lugar, de paso arrastró algunos alumnos, quienes muy nerviosos, fueron nuestros circunstanciales mozos.  Entusiasmado y comprometido con su proyecto, me dio la mejor impresión y le deseé lo mejor, disfruto mucho estos momentos.

Extasiados, nos abalanzamos sobre unos postres, tartaleta de nueces y arándanos, sobre la que no hubo discusión, solo placer y el respiro de un té de hierbas.

Que rico lugar, aún partiendo hoy, promete ser un acierto en la oferta gastronómica de Valparaíso. Seguimos nuestro paeeo, fotografiando la increíble muestra pictórica que hace de del puerto un gran sitio, visitando la miriada de pequeños locales de artistas, muchos de ellos extranjeros enamorados de este territorio maravilloso.

Caminando por varias horas, cambiando de cerros, llegamos a un sitio para tomar onces, una práctica muy criolla, me refiero a La Colombina, un lugar tradicional del cerro Concepción, en donde bebimos café y pasteles, en mi cso un increíble café helado, sabores que fueron el preludio de nuestro final y verdadero objetivo, retirar nuestro nuevo servidor-