Café Urriola : un rico after office

En el barrio Lastarria, se ha ido consolidando la oferta gastronómica en un pequeño pasaje, una suerte de patio delantero de un proyecto inmobiliario al lado del Teatro Lastarria 90. Aquí se encuentran dos sitios exquisitos, la Casa Lastarria y el Café Urriola, hacia donde dirigí los pasos esta tarde. También hay un precioso bookstore y la promesa de una sucursal del Nolita.

Este lugar tiene hace pocos días patente de alcoholes, por lo que recién comienza a mostrar su power. El dueño es un sommelier y por cierto, se ha preocupado de disponer de una carta de vinos muy nutrida y selecta.

Partimos con un ceviche mixto y pisco sour, como es tradición. Tras larga conversación, el hambre se apoderó de mi ser y decidí invitar algo más contundente y aprovechar la carta de vinos. Mi invitada solo quiso un tártaro, pero para mí quedaba mucho mejor una Milanesa Urriola, un enorme sandwich en pan baguette con milanesa, lechuga, tomate, jamón y queso, una contundente delicia. Pedí una botella de un ensamblaje prometedor Estampa Reserva, cabernet sauvignon y petit verdot. Potente caldo tinto de sabores maduros y extasiantes.

Café Urriola, una gran opción para el after office veraniego.

Agustinian Melody : atmósfera intensa

La compañía de teatro italiana Societas, ya nos asombró en la versión anterior del teatro(casi)amil con la obra BR#04 Bruxelles (pueden ver el posteo que hice el 10/01/08) y esta vez su capacidad transgresora de los moldes del teatro nos lleva a la música electrónica, los textos recitados y los ruidos en una perfecta, calurosa y oscura sala.

Imaginen un sitio completamente sellado, lleno de humo y sin luces con excepción de cuatro lámparas de pié (esas típicas lámparas con pantallas de tela blanquecina y ampolletas de baja luminosidad. En la medida que se ingresa, solo se escucha como se rasgan unas extensas telas negras en manos de 4 mujeres completamente vestidas de negro. A medida que pasan los minutos, a los rasguidos se añaden algunas vocalizaciones y de pronto comienza la música electrónica (ahi muchos recién se percataron de la presencia del DJ). La música va subiendo de intensidad hasta hacer vibrar los cuerpos presentes.

Luego se acompaña el rasgar de telas con un recitado en italiano, quejidos, frases recortadas que se repiten una y otras vez, creando una atmósfera un tano angustiosa. De pronto las mujeres comienzan a botar desde la mesa cubierta de telas rasgadas, piedras y quiebran diversos objetos, lo que suma inquietud entre los espectadores, quienes mudos y de pié asisten a esta extraña obra.

Las mujeres se retiran y es el turno del DJ para recomponer la tensión provocada, poco a poco usando la música aquieta todo y finalmente concluye la performance.

Nuevamente estos italianos nos provocan con su novedosa mirada del teatro y su capacidad transgresora.