Desafío de los Dinosaurios 2009 : una aventura filete

Después que realicé el MTB San Pedro de Atacama, me quedó gustando esta actividad y me inscribí para el ya clásico recorrido desde San Fernando hasta las Termas del Flaco. Claro que no sabía todo lo que me esperaba.

Si en octubre portaba luto, en esta ocasión se sumó uno más terrible y como consecuencia evidente, no tuve oportunidad de entrenar y mucho menos involucrar mi mente en esta actividad. No obstante ello, decidí participar y hacer un disfrute de esta ocasión. Pues bien, me sumé al team de mi empresa que mayoritaria y rigurosamente entrenó por un buen tiempo y que gentilmente aceptaron incluirme, a pesar de mi mala preparación.

A las 4:30 am del sábado junto a varios compañeros nos embarcamos rumbo a San Fernando a sumarnos a quienes ya estaban instalados allá o bien viajaban en sus propios vehículos. Cerca de las 9 horas, en una plaza de armas repleta de ciclistas, comenzamos a reconocernos por la hermosa tricota corporativa que nuestra empresa nos proveyó y que casi media centena portaríamos en la carrera. (La tricota oficial del evento nunca llegó sino hasta ya terminada la carrera, lo cual fue cobrado con mucha vehemencia por toda la multitud en cada ocasión que fue posible. Un feo error de la producción).

Para completar mi lamentable estado físico, había estado el día antes en la montaña caminando por casi 8 horas cumpliendo con un compromiso malayo. Nobleza obliga, pero el dolor de piernas no era chiste.

Diez y media de la mañana y se larga la carrera con más de 1900 participantes, una parte de los cuales partió 39 Km más adelante. Un verdadero caos, más cletas de las que había visto en toda mi vida y todas tratando de avanzar por las calles de San Fernando. Igual divertido, porque no se podía correr e ibamos tan juntos que la única preocupación plausible era no chocar.

Ya en las afueras de San Fernando y en el camino hacia las termas, comenzó a desgranarse el grupo. Los más «Pro», sacaron rápidamente ventaja y los perdí de vista. Por mi parte, mi único objetivo era guardar energía para asegurar al menos llegar a la meta. No conocía la ruta ni había corrido 80 km antes. Un verdadero misterio en cada vuelta de rueda.

Avancé con tranquilidad gozando una agradable temperatura (por fortuna estaba nublado!!) y el paisaje que verdaderamente es encantador. En esta primera parte se avanzó por pavimento, lo cual me facilitó mucho el acostumbrar mi cuerpo al esfuerzo y ya a los 18 Km, dejé de sentir dolor y también algunas partes de mi cuerpo. ¿Habrá algo más incómodo que el asiento de una cleta?

Una anécdota deliciosa, fue en una de las curvas y en subida, había una muchachada y una chica adolescente del grupo me grita «vamos tatita, fuerza!!!». Con eso curiosamente me subió el ánimo, ya que no estaba cansado y ahí supe que iba a llegar.

El pavimento fue rapidamente seguido por camino de tierra (piedras y arena) que claramente ponía mayor dificultad y comenzaron las subidas y bajadas. Ufff!!!, todo lo que se subía se bajaba luego, pero definitivamente el relajo y rapidez de las bajadas no compensaba el esfuerzo ni el tiempo de subida. En estos ciclos de sube y baja, aprendí a recuperar la sensibilidad de las zonas castigadas y cada vez se me hizo más entretenido el proceso.

Hacia el Km 30 encontré la primera estación de abastecimiento y para mi sorpresa, ya casi se habían consumido todo. Solo conseguí unos vasos con agua mineral y tras un par de minutos de estirar piernas, largué de nuevo. Ahora tenía un nuevo objetivo, llegar a la próxima estación antes que fuera saqueada, pues necesitaba urgente comer fruta y conseguir jugo isotónico para reponer mis botellas.

11 km más adelante logré mi objetivo, comí platanos, damascos, naranjas y duraznos, además de varios vasos de jugo. Energizado y con más confianza, comencé a acelerar mi ritmo y recuperar el terreno perdido.

Se sucedieron tres estaciones más y en todas logré comer y beber, lo que significó que me libré muy bien de los calambres. Encontré a muchos cleteros en competencia retorcidos de dolor por los calambres, además de los pinchazos que afortunadamente no sufrí (por cierto, durante toda la competencia cargué en mi mochila un montón de elementos para cubrirme de los percances técnicos y que por suerte no necesité).

La ruta, bordea en casi todos los tramos el río Tinguirirrica, con un paisaje de cordillera precioso con mucha vegetación y hermosos pájaros. El continuo ruido del río refresca la mente y hace placentero el viaje, a pesar del obvio esfuerzo que hay que hacer sobretodo en los últimos 15 o 20 Km.

Ya cruzada la meta, constaté algo sorprendente. En mi mente, la carrera duró algo más de tres horas pero, como comprobaría bastante después, estuve pedaleando por casi seis horas!!!!. No termino de asombrarme de la forma que actúa la mente y donde evidentemente el tiempo no es más que un constructo ajeno a la experiencia personal.

Con un hambre leonina, tras la ducha imprescindible, recorrí el caserío (es mucho menos que un pueblo) buscando proteínas y tras hartas vueltas conseguí unas empanadas. Las encontré deliciosas (en retrospectiva, pienso que eran harto malas).

Hacia las 20 horas nos juntamos a cenar con todo el equipo participante y nos preparámos para disfrutar la premiación, los concursos y la fiesta en las calles. En mi caso, que llevaba dormidas 6 horas en total en dos días, sumado al cansancio de la competencia, simplemente morí pasada la medianoche.

En resumen, una experiencia completamente repetible aunque con mejor preparación, ya que es indispensable. Viva la cleta!!!!

MTB San Pedro de Atacama : nuevo disfrute

A comienzos de septiembre me enteré que se realizaría por primera vez una competencia de mountain bike (MTB) recorriendo los hermosos parajes del desierto alrededor de San Pedro. Fue demasiada la tentación y me inscribí.

Mi plan era muy simple, aprovechar el recorrido para tomar fotografías y disfrutar del extraordinario paisaje de la zona de San Pedro. Tras resolver diversos aspectos logísticos (viajar con la cleta en avión es todo un tema), me embarqué en la tarde de un viernes y ya pasadas las 17 horas me encontraba almorzando rico en La Casona, un buen lugar de San Pedro.

Despues de dar unas vueltas por este pintoresco pueblo que ya había visitado un par de años antes, me fui al hostal a preparar mi cleta y mis provisiones para el recorrido MTB.

Hacia las 20:30 horas, arriba de nuestras cletas nos fuimos al hermoso hotel Kunza, ubicado en las afueras de San Pedro. Allí nos esperaban los organizadores para darnos las instrucciones de la competencia, repartir las tricotas y comer una tallarinada (indispensable carga de carbohidratos para tener la energía requerida en la mañana del sábado, día de la carrera).

La sorpresa fue mayúscula pues no era una simple tallarinada, era un festival de platos con masas exquisitas, lasagna, ñoquis, tallarines y lo que más me gustó, unos fettuccinis con camarones y palta. Mmmhhhh, que rico!!!!!

Como los bebestibles eran solo bebidas, compramos una botella de buen vino merlot que elegí y que fue la delicia de todos (aunque hay fanáticos que solo beben agua). Una vez alcanzado el éxtasis (hartazgo dirían otros), nuevamente en nuestras cletas, cada cual a su lugar de hospedaje.

La mañana del sábado comenzó temprano, ya que había que asegurarse de todos los detalles y asegurar llegar al punto de partida en la plaza de San Pedro a la hora adecuada. Allí se había armado un conjunto de arcos inflables enormes para constituir la zona de partida y la meta para el regreso de los casi 100 cleteros.

Un mar humano de participantes echándose bloqueador o haciendo estiramientos o simplemente conversando, muchos turistas curiosos y también niños, ya que mientras estuvieramos en el recorrido, estaba planificado un circuito con los pequeños en cleta. Que linda iniciativa!!.

Ubicados en la partida, debimos seguir a la camioneta del juez hasta un punto en las afueras en donde ya se podía comenzar a correr. Fiel a mis planes me fui tranquilo y cada cierto rato me detuve a tomar fotografías. Sin embargo, tras unos kilómetros, me di cuenta que el paisaje no era tan fotogénico, mucha tierra, cerros de arcilla y sal que se repetían. Comencé a dudar de mi idea.

El panorama comenzó a hacerse un poco más complejo cuando debimos cruzar como 15 veces un brazo de río donde al menos la mitad de las veces nos obligaba a cargar en los hombros la cleta y cruzar con el agua hasta las rodillas. Uhhh, se pudo interesante la cantidad de barro que llegué a tener hasta en las orejas.

En fin, abandoné por un buen rato la fotografía y me puse a correr a todo lo que era capaz y ya como en el kilómetro 20 había una primera estación de suministro con vasos de agua y gatorade (muy malo, estaba insípido). De ahí en adelante decidí beber de mi camelback.

Un punto interesante fue más adelante cuando debimos cargar las bicicletas y subir como 50 metros por un cerro. En cada paso, me hundía en la arena y piedras, era un acarreo infernal. Arriba encontramos un segundo puesto de suministros, que en realidad solo usé para comer trozos de fruta y estirar las piernas. Tras eso, una bajada vertiginosa con mucha arena que hacía perder el equilibrio, uhhhh miedo, pero bueno, yo había elegido hacer esto y estaba disfrutándolo.

Mucho más allá tocó pasar por un túnel, un lugar muy obscuro y lleno de rocas, por lo que claramente se nos había indicado caminar y eso hicimos todos. De ahí en adelante, el camino en bajada fue rápido, muy rápido y con toda la atención puesta en los hoyos enormes (los habían marcado con tiza para evitar lamentar accidentes, gran idea!!) y de ahí no paré de correr hasta que crucé la meta en la misma plaza en donde partimos. Me dieron una linda medalla y me puse a esperar a mis amigos que habían elegido una ruta 20 Km más larga. Después de un rato de asarme con un sol implacable, decidí que lo mejor era ir a ducharme y sacarme la enorme cantidad de barro que recolecté en mi ruta.

Cuando regresé tras limpiar mi cleta, encontré a mis partners e hicimos la espera hasta que llegaron todos los del grupo que formamos espontáneamente la noche anterior.

Finalmente nos fuimos a un largo almuerzo en un exquisito lugar gourmet el Todo Natural de San Pedro. Una experiencia de sabores y buena onda.

Esa noche fue la ceremonia de premiación y ahí me reí mucho al saber que había ganado el tercer puesto en mi categoría, lo que se sumó a otro tercer puesto de otra categoría de Jorge, un primer puesto de Vicente en la categoría más joven y el primero de nuestra amiga Magda. Fuimos un team muy premiado!!!!. Después de eso, un asado espectacular, que buen carrete. Mis felicitaciones a los organizadores Travel Time y Aventuras Aconcagua.

MTB San Pedro, una experiencia filete!!!!