Celebrando como excusa en Park Lane

Hace ya un tiempo que no me juntaba con una gran amiga, quien por lo demás fue mi asistente ejecutiva por años, lo cual me dio una buena excusa para juntarnos a propósito del día de la secretaria (algo nada que ver con su trabajo actual).

A la hora señalada, pasé por ella a su trabajo y nos fuimos caminando a un lugar delicioso que no visitaba desde septiembre. Estaba muy lleno, pero el maître muy amable lo resolvió en pocos minutos. Partimos revisando la carta y pidiendo al paso unos ricos kir royale para brindar por el encuentro.

Si bien posee un bufet muy interesante desde hace un tiempo, preferimos pedir a la carta según el instinto del momento. De esta forma, mi amiga recibiría un plato de Costillar cerdo barbecue con toques de vainilla acompañado de papas gratinadas con queso cheddar, mientras que yo me moría por probar un Filete res relleno centolla a la grilla con rollitos vegetales cubiertos masa egg roll y toques de aceite de sésamo. Estos apetitosos platos combinarían fabulosamente con la botella de malbec. Reserva 2011 de Apaltagua originado en el valle del Maule.

Conversando y almorzando lentamente disfrutamos la exquisita cocina de este restaurante y cuando llegó el momento de los postres, de puro golosos, pedimos unas trufas fritas y unas papayas flambeadas, además del café negro de costumbre.

Este sitio tiene elegancia, buen servicio y sobretodo una gastronomía depurada que invita a re-visitarlo una y otra vez.

Park Lane : merecido almuerzo dominguero

Este día comenzó con la idea fija de una caminata exigente para poder ejercitar el cuerpo y sentirme vivo. Nada mejor que un krrttrekking que incluyera un ascenso al precioso cerro San Cristóbal. La primera parte del paseo fue un caminar por muchas calles en donde pudiera fotografiar ese lindo regalo que nos dejan los artistas callejeros, un conjunto de graffitis que son parte de mi colección más apreciada.

Tras esa serpenteante ruta y muchos ánimos a mi compañera de paseo, llegamos a la cumbre y por supuesto al infaltable mote con huesillos, el premio que me espera cada semana cuando voy a este lugar. Tras un breve descanso, bajamos al plano en busca de un buen lugar para almorzar.

No fue fácil, lugares llenos y con pocas ganas de atender nuevos comensales, por lo que me vi en el punto preciso para aplicar plan B, ir a un sitio que pocos considerarían, simplemente porque no se les ocurre. Nuestro destino, el rico restaurante del Park Plaza en Lyon.

Gran lugar, un silencio exquisito solo alterado por unos temas en violín que un músico nos ofrecía como regalo en la soledad del lugar, nada mejor para mi espíritu y paciencia.

Aunque pedí la carta como siempre, nos sedujo la oferta de un bufete delicioso y no nos equivocamos. Una impresionante cantidad de sabores, colores y sabores que hacían imposible declinar la oferta y caminamos sin reclamos a buscar un poco de cada uno de los sabores que ese bufete nos ofrecía.

Saciados de sabores, nos llegó el momento de decidir por el plato de fondo y no fallamos, la elección fue una albacora sobre risotto y camarones para mí y unos fettuccini teñidos con tinta calamar, tomates, paltas y salmón para mi compañera de aventuras.

Debo destacar que cada plato estuvo acompañado por una copa de buen vino, en las entradas un formidable chardonay y para los fondos un exquisito merlot.

Exhaustos de placer, nos fuimos por los postres, demasiado ricos y absolutamente prescindibles ya que estábamos bastante más que satisfechos. Que gran almuerzo!!!

Cerramos tomando lentamente unos cafés negros y juntando fuerzas para seguir nuestro camino.

Celebración en Park Lane : exquisito lugar

Providencia guarda, según mi experiencia, la mayor densidad de buenos sitios para disfrutar tanto al almuerzo como en la cena. Hoy fue el turno del estupendo restorán del hotel Park Plaza.

Al partir un bien preparado Kir Royal y agua mineral sin gas. El lugar prácticamente lleno, lo cual es notable para un día de semana, pero pone de manifiesto que es un sitio bien apreciado. Sin ser muy grande, está delicadamente diseñado, elegante pero sin excesos. La madera fina y el mobiliario apropiado para una buena experiencia.

La selección de platos no fue fácil, ya que la carta tiene muchas promesas gustosas. Desde un pato con salsa pouvradre servido sobre puré de papas camote y chutney de peras, hasta un filete de tilapia o un fantástico tournedo de congrio relleno de camarones de río sobre un soufflé de berros en salsa cremosa o quizás una variedad de pastas. Ufff, que difícil elegir!!.

Un plato fue el filete de ave florentine en salsa de oporto con un atadito de verduras glaceadas y para mí, unos increíbles escalopines de emú en salsa de grano de cilantro acompañado de una mousseline de habas. Exquisitos!!!!.

Para honrar tanta delicia, elegí una botella de un reserva carmenere de Laura Hartwig 2007, un disfrute total.

Con tantos ricos sabores y la inmejorable conversación, no quedó tiempo para postres (en verdad, tampoco quedaba apetito) y cerramos con un buen café negro acompañado de unos chocolatines amargos precisos.

Bien ganado el prestigio, Park Lane es extraordinario.