El Ganso y la Parrilla : un cambio necesario

Buscar lugares para comer rico en el centro de Santiasco es una obsesión que me acompaña hace algunos años y que reconozco nacida de mi inconformismo estructural con la apabullante oferta de comida rápida que basurea el centro. La enorme cantidad de personas que trabaja en el centro perfectamente permite tener ofertas para comer con más calidad y a precios razonables.

Para justificar la incursión, nada mejor que una reunión almuerzo para poner al día muchos temas con un viejo partner. Lo llevé directo al Paseo Bulnes, un sector que debería estar lleno de ofertas gastronómicas y podría convertirse en poco tiempo en un polo del disfrute. No hay tráfico vehicular, es un paseo peatonal, cuenta con grandes espacios y lindas fuentes de agua, es definitivamente perfecto!!.

El lugar elegido para la ocasión, el ganso y la parrilla; en abierta referencia a una de las tabernas de la masonería del siglo 18; es un sitio de tamaño mediano, muy sencillo pero bien atendido. El rumor de conversaciones en su interior, nos llamó la atención por lo animado y a pesar de haber dado una vuelta viendo otras opciones (pues las hay), regresamos a instalarnos aquí.

Afortunadamente, allí estaba una mesa libre, la única, para que pudiéramos iniciar nuestra reunión. Agua mineral para refrescar gargantas y luego sumergirnos en la carta, bastante abundante para nuestra sorpresa. Los platos, acordes al hambre desatada, una enorme hamburguesa casera en formato «a lo pobre» y un trozo tremendo de lomo con puré al merkén sumados a una buena botella de cabernet sauvignon, fue nuestro potente acompañamiento mientras analizábamos una multitud de temas y armábamos estrategias para resolverlos.

Un almuerzo largo y entretenido, gozando esas opciones escondidas de santiasco.

Patagon : una picada en Paseo Bulnes

Ya casi es una obsesión, pero no dejo de buscar un nuevo lugar para el almuerzo típico de día laboral, intentando que no solo sea rica la comida sino que permita disfrutar una buena experiencia.

Inicié mi caminata considerando nuevas coordenadas, con el ánimo de ser sorprendido por algún sitio en el hermoso Paseo Bulnes, que bien se merece una oferta culinaria acorde a la expectativas que provoca.

Una rápida incursión me permitió sopesar lo que podría ser interesante y preseleccioné dos sitios, la Fuente Italiana y Patagon, ambos lugares en un formato más propio de fuente de soda, pero con el aliciente de tener mesas en el mismo paseo y al lado de una rica fuente de aguas.

La Fuente Italiana, un fiasco, a los cuatro minutos decidí abandonarla. No soporto la demora en el primer contacto, algo tan simple, ya que hubiera bastado que entregaran la carta y me habría quedado. Así que el destino decidió que Patagon era la opción del día.

Apenas me ubiqué bajo la deliciosa sombra de un paraguas, justo al lado de la fuente de agua, recibí la atenta visita de una muchacha con la carta en sus manos. Las opciones, un poco lejos de la cocina que más gusto, tenían la abundancia y la simpleza como atributos. Me preparé para una dosis extra de grasas y sabores intensos, pidiendo una escalopa kaiser con papas fritas y huevo frito. Uffff!!!, eso es colesterol puro, pero un desarreglo posible de gozar.

Francamente estaba muy rico, abundante y sobretodo enmarcado en la delicia del lugar, ese sonido de las columnas agua golpeando la superficie de la pileta, una pequeña brisa y la tranquilidad de un lugar sin automóviles. Un verdadero oasis para almorzar tranquilo y en pleno Santiasco.

Buena experiencia!!