Donosti : una cena a la vasca

Hace años que no venía a mi mente la idea de visitar el Centro Vasco, en especial su restaurante Donosti, pero esta noche decidí que la cena sería allí. Caminamos bajo una noche con amenazante lluvia y llegamos al lugar. Un cambio de temperatura significativo y un claro y hermoso comedor para ubicarnos. En mi básica interpretación de la temperatura, el lugar excedía con mucho el calor de equilibrio y pedí que se regulara de manera que no me muriera en el intento de sostener un equilibrio homeostático decente.

Partimos, como de costumbre con las botellas de aguas que rápidamente fueron acompañadas con pancitos y una salsa de tomate ajo y olivas para untar. Solicitamos además un sorbete de mojito menta fresca y jenjibre para mi personal sed y nos sumergimos en la carta del restaurante.

Las selecciones fueron una corvina crocante en salsa vizcaína sobre un puré de guisantes frescos, cebolla caramelizada y crujiente jamón serrano y una espeluznante merluza austral con tapenade de olivas negras. Exquisiteces!!!

Como era menester, seleccionamos un buena botella de syrah Leyda para acompañar esta exquisita cena, una impresionante muestra de la calidad del vino chileno y el acierto con nuestros platos.

Para los postres, la selección incluyó una torta caramelizada con salsa de queso y suave tofee y una porción de helado crocante, un postre compartido y era imposible comer más.

Qué rico es el Donosti, la atención muy familiar y la cocina excepcional!!

 

Camarón de Gorbea : rico almuerzo

En el mismo sitio en que estuvo algún tiempo el Don Peyo en barrio Manuel Montt, comenzó hace un par de meses a funcionar el Camarón de Gorbea, un restaurante antiguo del sector centro y que incursiona ahora en Providencia con sus ricos sabores.

Llegamos relativamente tarde por lo que había poca gente y pudimos ubicarnos bien en el comedor del primer piso. Partimos con los habituales kir royal y agua mineral, mientras llegaba nuestra entrada, un plato de locos apanados deliciosos.

Si bien la tentación del lugar claramente son los camarones, igual es posible seleccionar variedades del mar como una albacora sellada y ensaladas de mi partner y mi congrio al ajillo con puré que me devoraría junto a esa exquisita reserva de pinot noir de Montes 2010. reservamos para otra ocasión el disfrutar esas enormes porciones de camarones que sirven en este lugar.

Para los postres, una torta tres leches y un puré de castañas sumados al rico café negro de rigor.

Rico lugar, un potente reemplazo para Don Peyo.

BocaNariz VinoBar : un acierto en Lastarria

Tras casi dos meses de ver como se remodelaba una casona en barrio Lastarria, poco a poco fue tomando forma algo que adiviné interesante especialmente cuando pude ver desde una ventana una colección sorprendente de sacacorchos en una pared interior, luego noté la pizarra del tamaño de una pared completa y que mostraba la enorme variedad de vinos que comenzaban a prometerse a mi ansioso paladar.

A fines de mayo 2012, paseando con una amiga milagrosamente lo encontramos abierto y con comensales en algunas mesas. No lo dudé un instante e ingresamos rápidamente instalándonos en una de las pequeñas mesas. Pronto apareció la bella morena que hace de anfitriona y nos preguntó por las invitaciones. Ufff!!!, era una recepción privada porque aún no podían abrir por falta de la patente de alcoholes. No obstante ello, en menos de una semana harían la inauguración. Intento fallido, pero nos permitió recorrer el lugar y está increíblemente cool.

Días después, con motivo de una pequeña reunión con una antigua amiga, me pareció una excelente opción ir de una vez a probar el lugar.  Nos encontramos en la puerta del sitio y la morena nos condujo a la mesa que elegimos y nos fue a buscar al sommelier que nos atendería.

De la carta, breve por cierto pero delicadamente enfocada en selecciones propicias de maridar con la gran variedad de vinos, seleccionamos el plato de jamones (ciervo, llama y jabalí) y con ayuda del argentino sommelier, muy conocedor por cierto, pedimos una variedad de copas de degustación, tres por cada uno. Odfjell Orzada, Santa Carolina, De Martino Alto, Koyle Royale, Rukumilla, Botalcura El Delirio cubriendo la variedad de sabores combinables que incluían cepas como syrah, petit verdot, carignan, nebiolo y unos ensamblajes.

Fue una divertida conversación especialmente animada por el descubrimiento de la enormes diferencias entre las combinaciones de comidas y vinos. Lo divertido es que  mi amiga no podía creer que hubiese tal cantidad de opciones.

Para cerrar la experiencia, pedimos un postre, un ganache de frambuesas y chocolate que combinamos con un rico oporto.

Fue una delicia de principio a fin y habrá que volver de todas maneras.

Casa Luz : exquisita nueva opción en barrio Italia

Tras un prolongado cierre del restaurante De Cangrejo a Conejo, finalmente amaneció un nuevo lugar de disfrutes. Se trata de Casa Luz, un sitio que hoy visitamos para disfrutar su oferta.

Un sitio perfectamente diseñado para el disfrute estético y por supuesto gastronómico. Mucho ladrillo a la vista, grandes espacios, iluminación bien pensada y sobretodo oportuna y diligente atención.

Por esas curiosas circunstancias de la vida, fuimos los primeros en llegar, aunque solo por minutos de diferencia. Ubicados en donde nos pareció más cómodo, comenzamos el disfrute con una Provoleta con chorizo picante junto a los aperitivos Casaluz sour (vodka sour) y un  amaretto sour.

Mientras nos dejábamos regalonear por la buena música de guitarras y baladas, revisamos la carta y nos inclinamos por un filete con papas puente, huevo de campo pochado, aceite de trufa y unas increíbles entrañas a la parrilla con risotto de mote y calabaza. Ambos platos se merecían una delicia como es el increíble ensamblaje Parcela 7 de Von Siebenthal.

Para los postres, nada mejor que un Tarte Tatin y un Parfait de chocolate y cardamomo, delicias que cerramos con un buen café arábigo.

Gran lugar!!!

Magno Club : una cena sorprendente

Esta noche tenía un propósito claro, saber que tal era la cocina de este lugar que visité unos meses atrás. Esa primera incursión fue más bien superficial y era necesario algo más profundo para formarse una opinión.

Ingresé al enorme comedor para elegir una mesa enfrente de un ventanal con vista a la calle y que al mismo tiempo me permitía mirar los lindos reflejos de las llamas de una gran chimenea.

Partí como suele ocurrir pidiendo una botella de agua mineral sin gas mientras hojeaba la interesante carta. Platos diversos, desde unos muy chilenos, pasando por platos típicos de la cocina peruana y otros de la tradición thai. Mis ojos quedaron pegados en lo que sería mi entrada, un timbal de locos.

Me entretuve un rato con los panecillos y la salsa de untar hasta que apareció mi entrada. Un plato enorme y sobretodo delicioso. Me adelanté a ordenar mi plato de fondo, una albacora a la pimienta rosada junto a una botella de Syrah Nimbus Estate 2007 que me pedía a gritos ser elegida en la carta de vinos.

Comí lentamente disfrutando cada bocado, extasiado en los sabores, la delicada música lounge y los reflejos parpadeantes de las llamas de la chimenea. Una cena sorprendente no solo por la buena cocina sino por lo disfrutable del ambiente.

Cerré esta incursión con un buen café negro mientras recorría con la mirada este lindo lugar.

Trekking al Aconcagüa : un paseo genial

A fines de enero comenzó a gestarse lo que prometía ser un paseo filete para comenzar un buen año. Con el paso de los días, tomó forma y ya a fines de febrero era un compromiso. Un grupo de 8 personas iríamos al majestuoso Aconcagüa, el más alto de esta parte del mundo en un trekking de acercamiento y conocimiento, pero sobretodo de disfrutes en la montaña.

Ciertamente ascender el Aconcagüa creo que está aún lejos de mis posibilidades, es una expedición de muchos días y de gran entrenamiento previo, pero eso no obsta para ver en terreno que puede significar esa posibilidad.

Pedí un día de vacaciones previo a un fin de semana y a las 7 AM estaba instalado con mi mochila bien preparada en el punto de encuentro. En menos de 10 minutos, ya aparecían los vehículos y pronto ya íbamos camino hacia el Paso Los Libertadores, llenos de alegría y ansiosos de disfrutar este trekking tan esperado.

Unas pocas horas y ya cruzábamos la frontera y nos fuimos directo hacia Penitentes, en donde arrendaríamos las mulas que transportarían la carga más pesada, comida y artículos de campamento. Realizada la tarea, solo quedaba almorzar algo rico en la Hostería Refugio Aconcagüa. Por supuesto, en el almuerzo, una sobredosis de proteína de sabrosa carne argentina.

Concluído el almuerzo, nos desplazamos hacia el acceso del Parque Provincial Aconcagüa a registrarnos y pagar el peaje por el paseo. Ahí me enteré que dependiendo de la extensión del trekking hay tarifas diferenciadas, incluyendo la exótica condición que si vas a hacer cumbre en el Aconcagua hay que ir a depositar el importe a Mendoza.

Un parque de 65 mil hectáreas, muy bien cuidado y con una sorprendente infraestructura incluyendo helicópteros para transporte y rescate. La verdad es que nunca habia visto algo así y me deja la sensacion que los argentinos manejan con mucha más inteligencia que los chilenos sus recursos turísticos.

Cumplidos los trámites administrativos, comenzamos la caminata hacia Confluencia, lugar en que armaríamos el campamento base. Un camino delicioso, con un sol ardiente pero una brisa apropiada para no sucumbir. Caminar y conversar es parte disfrutable de estas excursiones y sobretodo cuando ya nos conocemos algunos. Teresa, por ejemplo, es una poderosa montañista y entrañable ciclista con quien ascendimos el Volcán San José hace unos años, otra conocida es una compañera con quién recorrimos el desierto florido en otra ocasión. Los demás, todos adorables, aprendí a conocerlos bien durante este paseo mediante exquisitas conversaciones y especialmente compartiendo momentos inolvidables.

Una vez que armamos el campamento en Confluencia, incluida una carpa comedor, nos dispusimos a preparar nuestra primera cena de montaña. Sorprendente encontrar no solo a los guardaparques, muy organizados y bien preparados, sino que las evidencias de una actividad febril del verano que se iba. Varios domos e instalaciones de las empresas de turismo de montaña, que incluyen hasta baños químicos que estaban en proceso de desarme por el fin de temporada. Es otro el nivel, me sorprendí una y otra vez.

Una noche estrellada maravillosa, la temperatura fantástica a pesar de la altura y la promesa de un siguiente día exigente  pero lleno de aventuras.

Despertamos temprano para hacer un contundente desayuno y prepararnos para un día de gran caminata. El cielo se veía despejado, la temperatura algo fresca pero con muy buen pronóstico. Preparamos nuestras mochilas y comenzamos la ruta hacia Plaza Francia, base de la pared sur del Aconcagüa, nuestro foco de interés.

A medida que pasaban las horas y avanzábamos hacia nuestro destino, el cielo comenzó a ponerse negro, lleno de nubes, y el viento se hizo sentir con grandilocuencia. Hicimos una pequeña variante para encontrar un exquisito remanso en medio del glaciar de Horcones interior, un sitio maravilloso que nos permitió hacer nuestra pausa  de almuerzo y tomar lindas fotos. Lo más sorprendente para mí fue la gigantesca presencia de la pared sur del cerro Aconcagüa, es indescriptible su tamaño y ferocidad, definitivamente es de pocos amigos. En las conversaciones con Gastón constaté que su dificultad es tremenda, son cinco dias de ascenso, durmiendo en vivac colgado cuatro noches, demasiado, ciertamente demasiado.

Nuestro almuerzo se vió rápidamente interrumpido por los relámpagos y truenos que anunciaban un cambio brutal del clima. Fueron solo minutos para ponerse ropa adecuada y de súbito ya estabamos siendo bombardeados por una lluvia de granizos poderosa. A pesar de todas mis capas, los proyectiles de hielo me agujeaban la cara y poco tiempo después se transformó en una copiosa lluvia. Definitivamente, era hora de volver raudos al campamento.

Fueron varias horas de caminata bajo la lluvia, divertidos por la situación y asombrados sobretodo por los resonantes truenos y avalanchas que se producían en los cerros que encajonaban nuestro camino. Sin novedades llegamos al campamento, algunos tan agotados que incluso decidieron dormir un rato. Por mi parte, me dediqué a juntar agua ya que se cortó el suministro, pues la presión soltó las mangueras que traían el líquido desde las vertientes del sector.

Finalmente, nos mantuvimos protegidos en la carpa comedor, tomando bebidas calientes, comiendo cosas ricas, contando historias y haciendo tiempo para poder hacer la cena. Una tarde muy entretenida y amenizada por la inclemencia del clima.

Esa noche no solo llovió sino que después cayó una gran helada, de tal suerte que cuando me levanté al dia siguiente antes de las 7 de la mañana, la carpa estaba con una pesada capa de hielo. No pasamos frío, pero la noche igual fue de sobresaltos por los tremendos truenos.

Tras el poderoso desayuno del último dia, desarmamos el campamento y comenzó el regreso. La lluvia causó estragos en el camino, fueron muchas las avalanchas de barro y la formación de morenas impresionantes, que se levantaron en murallones de rocas y barro de hasta tres metros de altura. Tuvimos que improvisar rutas para poder volver una y otra vez al sendero principal, flagelado por los derrumbes.

Cuando definitivamente pudimos llegar al punto de entrada al Parque, nos encontramos con la sorpresa que uno de los vehículos había perdido la batería, debido a que las luces quedaron encendidas. Por más de una hora estuvimos intentando hacer partir el motor hasta conseguirlo y pudimos desplazarnos nuevamente a Penitentes a recoger equipaje y almorzar.

El regreso, terriblemente demorado en la aduana chilena (qué ineficientes!!!), nos llevó finalmente a Santiasco para dar por terminado este delicioso paseo.

Me encantó conocer el Aconcagüa, creo que volveré y por cierto, hice una selección de fotos para recordar el disfrute.

TapasPassion : demasiado rico

Un día especial pues me juntaba con una gran amiga a quien no veía hace varios meses debido a mi especial sobrecarga laboral y también extra-laboral. Nos concertamos con una semana de anticipación para ir a comer algo rico juntos y dar rienda suelta a una puesta al día sin límites de tiempo.

A la hora prevista, pasé por ella a su lugar de trabajo y caminamos hacia un nuevo destino en la zona de Pedro de Valdivia. Un sitio que divisé varias semanas atrás en mis habituales paseos de reconocimiento en cleta. Por fuera, se veía interesante, marcado por la idea de españolas tapas, pero en su interior me llevé una sorpresa mayor.

Un local hermoso, bien diseñado, con un estilo muy moderno, algo muy evidente en el mobiliario delicadamente elegido, los colores, el minimalismo estético y la grata atención.

Elegí la terraza interior, tranquila, bastante espaciosa y moderada por el delicado sonido del agua cayendo por una pared y suficiente sombra para un buen estar.

Partimos encantados con unas copas de sangría tapaspassion, un fresco elixir ideal para los días de canícula excesiva de este Santiasco.

Revisada la carta, claramente el estilo es lo pequeño y sabroso. Así que salomónicamente propuse que cada cual eligiera 3 tapas y que compartiéramos los sabores seleccionados. La lista de delicias resultó en unas gambas con gabardina, unas exquisitas patatas bravas, las increíbles bombas de carne, unas potentes croquetas passion, los exóticos pintxos de hongos con jamón y un increíble arroz cremoso con setas, recomendación de la atenta moza.

Como era de esperar, busqué en la carta de vinos algo especial y me encontré un viejo conocido, un Pinot Noir William Cole Mirador, fantástico para acompañar el festín.

Considerando la increíble calidad del lugar, me sorprendí que no hubiese muchos comensales. Quizás, no era el día más típico, pero me asombré con la oferta. Delicioso!!!!

Al final de nuestra larga tertulia, no había espacio para postres pero si para un buen cafe negro, que disfrutamos lentamente mientras cerrábamos esta experiencia exquisita.

100% recomendable, TapasPassion es una maravilla.

 

Boudoir : un lugar delicioso

Esta noche era nuestra habitual junta de trabajo con mi hermano para ver nuestros proyectos y aprovechar de conversar de sueños e ideas. Fue una sesión muy ejecutiva amenizada por unas heladas cervezas para hacer frente al calor asfixiante de Santiasco.

Como era la última sesión antes que él saliera de vacaciones, decidí hacerla especial y lo invité a disfrutar una cena en un sitio que tenía previamente elegido en mis contínuos paseos en cleta por la zona de Bellavista.

Nos fuimos caminando y conversando hacia el Boudoir, un estiloso lounge bar francés que lleva unos pocos meses por ahí y que aposté, seguro estaría muy bueno.

Una casa de arquitectura notable, decoración muy afrancesada, algo kitsch pero se ve bien y lo mejor, la atención desde el primer instante verdaderamente plausible. Nos instalamos en la semi penumbra que domina el lugar específicamente  en la zona del patio interior. Todo muy ad hoc, probablemente para enamorados, pero como yo amo a mi hermano menor, me pareció igualmente apropiado.

Pedimos unos kir royales para iniciar el disfrute, mientras hacíamos maravillas tratando de ver la carta con tan poca luz. En todo caso con la excelente atención del mozo, llegamos con rapidez a determinar cuales serían los platos. En mi caso, me dejé seducir con un filet roquefort, un exquisito filete a la grilla con tocino roquefort, pepinillos y cebolla caramelizada, mientras mi hermano cedió ante una Res en vino, compuesta por una carne mechada cocida en vino tinto cebolla frita y salsa dijon.

Con la promesa de esos sabores, de la carta de vinos no me quedó opción mejor que elegir un Parcela 7, el rico ensamblaje tinto que combinó perfectamente con la delicia de esos platos.

Fue una cena maravillosa, mucha conversación acerca de los logros del trabajo conjunto en nuestros proyectos, muchas nuevas ideas y todo ello amenizado por una  música lounge exquisita, a pesar que la temperatura ambiente es muy alta para mi gusto. (Regalo útil : un sistema de aire acondicionado).

Al final, Boudoir es una experiencia fantástica!!!

La Pescadería : un aporte al barrio Bellavista

Noche calurosa de verano y con ganas de cenar algo rico y de preferencia en un lugar desconocido. Por lo tanto, definí una ruta en dirección al barrio Bellavista y comencé a caminar.

En calle Mallinckrodt se acaba de instalar un restaurante que tiene presencia en Borderío,  con fama de gourmet y rico. Se trata del nuevo local de  La Pescadería de Walker. Un sitio tan nuevo que de no mediar mi curiosidad, no habría ingresado pues salvo una pareja, estaba vacío.

Un local grande, espacioso con mesas por la periferia y unos grandes mesones por el centro, una ambientación sencilla pero con estilo. Mientras me preparaba para conocer que sorpresa recibiría esta noche, pedí mi habitual  agua mineral sin gas y solicité las cartas.

Lo primero que llama la atención es la estupenda variedad de platos marinos y como me gusta averiguar más, conseguí saber que además, fuera de la carta, habían locos. Mmmmmhhh!!, irresistible y como no estaba claro como podía servírmelos, vino el mismo chef a negociar conmigo como sería mi entrada. Finalmente, resultó un conjunto de locos de mediano tamaño, delicadamente blandos reposando en una cama de lechugas y un set de 4 salsas para probar sabores. Maravillosos!!

Para los fondos, nuevamente en animada conversación con el chef, terminé por pedir una corvina a la plancha con una salsa roquefort y acompañada con papas hilo. A este plato agregué el delicioso acompañamiento de una botella de Montes Limited Selection pinot noir frío y mantenido en la cubeta de agua y hielo como me gusta.

Una delicia que disfruté lentamente en la tranquilidad sorprendente del lugar y que solo pude cerrar, cuando bebí mi café negro.

La Pescadería dará que hablar, está genial!!!

bikekrrtrekking : una rica experiencia

Hace tiempo que no acudía a este formato de disfrute y fue un acierto. Tomé mi cleta muy temprano, animado o quizás obligado por el calor. Habia que salir al aire libre a desayunar.

Me fui esperanzado hacia el barrio Lastarria, donde muchas veces disfruté un buen desayuno, pero me encontré con una ocupación monstruosa en el café del museo de la plaza Mulato Gil y cerrado mi querido café en calle Rosales

Después de unas vuelta en cleta llegue al cafe Lastarria en donde pedi un rico jugo de mango (primero fue uno de maracuya), ésta fue la primera parada de este viaje de disfrutes

Seguí el paseo zigzagueando por el barrio Recoleta tomando fotografías de los hermosos grafittis que adornan muchas paredes del barrio. Di muchas vueltas atrapando imágenes esplendorosas del arte callejero.

Culminado el proceso me fui a la entrada Pío Nono del cerro San Cristobal y ascendí a marcha forzada por este camino. Resoplando con gusto pude llegar a la cumbre del cerro en donde bebí gustoso un buen vaso de de jugo de mote con huesillos, sin mote y sin huesillos como a mi me gusta.

Tras un breve descanso me dispuse a descender hacia el cruce que lleva hacia La Pirámide. En la plazoleta Antilén aproveché de beber un jugo natural de melón y plátano (cada cual elige la combinación que le apetezca) y continué hacia mi siguiente destino.  Fui a dar una vuelta al solitario camino que lleva al cerro La Buitrera y luego me devolví para conectar con la salida que me permitió llegar a la ciclovía en Escrivá de Balaguer (polémico patrono del grupúsculo opus dei). Una ruta deliciosa que me llevó por la ribera del Mapocho hasta Santa María de Manquehue, un territorio de otro mundo. puros 4×4 y autos de marcas europeas, signos visibles de la personalidad de los chilenos atrapados en su interior,

Regresé por el mismo camino con la idea de almorzar en alguna de las terrazas de Borderio,  pero no me sentí cómodo y  preferí seguir de largo y apuntar hacia el barrio Bellavista. Un lindo recorrido por el parque Bicentenario y algunos senderos que finalmente me dejaron conectado con la Costanera.

Raudamente viajé por el parque y me desvié, animado por el hambre, hacia Providencia en donde recorrí muchas calles en busca de algún buen lugar, idealmente uno nuevo. Para mi desgracia, encontré abierto un Dominó, la máxima tentación frente a mí y me vi obligado a comer un «Italia tomate abajo».

Fueron 45 kilómetros de reconocimiento ciudadano, sano ejercicio y disfrutes por montón!!!