Almorzando rico en Puerto Fuy

A pesar que el barrio de Nueva Costanera no es de mi especial predilección, debo reconocer que hay restoranes excepcionales. Uno de ellos es Puerto Fuy.

Llamé temprano para asegurar una buena mesa y cerca de las 14 horas nos encontrábamos ingresando. Una atenta anfitriona se encargó de nuestros bultos y nos hizo pasar al comedor. Fresco, bien ambientado, sencillo y disfrutable. Buena música, al volumen adecuado. Todo presagiaba un gran almuerzo.

Partimos, dado el calor desde donde veníamos, con un aperitivo adecuado Kirk Royal, fresco y bastante neutro para no complicar el sabor del disfrute posterior. Pedimos una entrada para compartir, locos en distintas presentaciones, un ceviche, un loco apanado sobre salsa verde, un loco trozado cubierto con un apanado de mantequilla (exquisito e insólito) y un pote de leche de tigre. Notable!!!.

Para cambiar de sabores, una bolita de granizado de limón de pica y albahaca, increíble. Los platos de fondo, Turbot con tomates perla, una sopa deliciosa e incógnita, puré de zapallo y otros aderezos que no recuerdo y un Mero sobre una alcachofa barigoule y coulis de tomates emulsionados en mantequilla, encerrados en un cuadrado de puré de aceitunas, más verduras diversas. Todo esto acompañado por un delicioso exponente del Pinot Noir de Leyda. Sencillamente magnífico.

Concluido el placer de los platos de fondo, avanzamos a los postres, previa degustación de otro granizado que sirvió de intermedio virtuoso hacia lo dulce. Una parte del placer es la presentación y claramente en Puerto Fuy lo saben, pues los platos son visualmente increíbles. Finalmente el café, posible de endulzar de 10 maneras distintas, incluida la miel en polvo y cristales de azúcar. Todo increíble, bien servido, una presentación de lujo y un placer extraordinario.

Que gran sentido de la experiencia y del placer. Puerto Fuy es un restorán plenamente disfrutable.

Puerto Fuy : otra deliciosa opción

Entre los restoranes que aparecen en Nueva Costanera, comuna de Vitacura, se encuentra Puerto Fuy. Barrio cuico y turístico, pero interesante.

Armado en una amplia casa del sector, este lugar se distingue claramente por su cocina, pues la decoración es profundamente minimalista.

La primera sorpresa es que cada pausa gastronómica se acompaña con un bouquet de degustación. En buen chileno, un bocado de algo sorprendente que no sabes que es hasta que lo comes. Lo dejo a la imaginación ya que es una nota de distinción del local.

Partimos con un pulpo glaceado en salsa de anguila sobre una papa rosti con panceta y coulis de tomate emulsionado en aceite de oliva, divino. Rica textura, adecuada temperatura y un sabor agridulce extraordinario. Pausa.

Aunque el maridaje de vinos no es el fuerte del lugar, el ensamblaje de cabernet sauvignon-syrah, no estaba nada mal, seguimos con un Mero con alcachofas barigoule y coulis de tomates (un cuadrante de pasta de aceitunas que encierra un batido de tomates) en un plato que parece una pintura de Joan Miró. El desplante visual se agradece, ya que el goce es multisensorial.

El postre, magnífico, en un plato gigante se conjugan sabores de helados, mouses, chocolates y mermeladas. Gran trabajo del chef

Luego, solo queda tomar un buen café y saborear un cigarrillo (zona de fumadores pueh!)

Gran lugar, merece ser conocido.