La Bodeguita de Cristóbal : regreso a un clásico

Este sitio en Bellavista  debe tener unos 15 años de existencia pero cambio de dueño hace un par de años y esta noche en que caminábamos sin rumbo en busca de algo nuevo, apareció la oportunidad de probar.

Instalados en la terraza, el único lugar con una temperatura aceptable, partimos por pedir una jarra de sangría, una solución deliciosa para la sed y el calor.

Después nos dimos maña para elegir, entre la abundante oferta de opciones, las tapas que nos dieran fiera muestra de la capacidad del lugar. La selección resultó muy ecléctica, tapas de jamón serrano, tortilla de papas, gambas al ajillo, croquetas de la casa (pescado), todo acompañado de un ensamblaje con syrah, merlot y cabernet sauvignon.

Desde nuestra posición podíamos observar una próxima salsoteca en la que se asomaba una mujer gorda impresionante, reluciente en su vestido azul  de fiesta, invitaba a los paseantes, muchos extranjeros, a pasar al sitio de bailes. Una anécdota muy particular.

La delicia de las tapas la continuamos con los postres, donde  nada mejor encontramos que un tocino del cielo (un típico postre andaluz)  y helado de turrón.

Gran cena, divertida y llena de sabores.

 

Santiago a Mil : otra semana de disfrutes

Siguiendo la locura que me provoca el mes de enero de cada año con la masividad de los espectáculos culturales que ofrece Santiago a Mil, inicié otra semana de intensa actividad.

La primera obra de la semana resultó una delicia insospechada. Se trataba de Ícaro, una obra sorprendente en que el director, autor y actor es un virtuoso clown. Esta obra lleva 20 años recorriendo el mundo y el español que habla Finzi Pasca, el maestro responsable de todo esto,  claramente lo aprendió en México. Llena de ternura y caricias al alma, es una obra para todas las edades, para todas las creencias y sobretodo para todos los seres humanos. Demasiado linda!!

Con la maravilla metida en el cuerpo, nos fuimos a buscar un lugar en el boulevard de Plaza Ñuñoa. Allí comentamos y reímos una y otra vez recordando la experiencia vivida en el rico local del Tapas y Birra. Unos tragos y una deliciosa tabla fue el acompañamiento propicio para la tertulia.

La siguiente obra en la selección que hice este año fue Mi Marilyn Monroe,   una obra deliciosa con una actriz legendaria, Carmen Barros, quien pese a sus años es realmente hermosa en amplio sentido. La obra pertenece  al maestro Alejandro Goic, quien sorprendido con la curiosa biografía de Marilyn Monroe, nos muestra ese lado bastante menos conocido de la rubia, mujer reflexiva, inteligente e iconoclasta. Antes de disfrutar la obra, estuvimos un rato en el Bar Mori, actual habitante de lo que fuera el rico Amorío, en donde probamos las exquisitas pizzas a la piedra que ofrecen.

Pronto fue el turno de otra obra notable, también en formato de monólogo y con la extraordinaria actuación de Heidrun María Breie, actriz y directora quien junto a Daniel Muñoz dieron vida a este ángel que quiere ser humano. El rey del plagio, es una obra tensa e inteligente, marcada por el virtuosismo de Breie, quien domina con soltura y controla cada ruido, cada gesto que hay en la sala, para integrar en su actuación la potencia del propósito del personaje. Salimos gratamente sorprendidos de esta notable experiencia.

Por supuesto que en este periplo no podía faltar algo de marionetas y así llegó el día en que iríamos a ver Sobre la cuerda floja, una obra de la Compañía Milagros creada por las actrices Paola Giannini y Aline Kuppenheim y de quienes ya disfruté El Capote. En esta ocasión pudimos apreciar el gran progreso de la técnica y la delicia de los detalles con que cuentan esta triste  historia acerca de la muerte, la pérdida de un ser amado en la incomprensión de una niña y la incapacidad del adulto de comunicar esa cotidianidad que supone morir. Una obra hermosa y llena de magia.

La obra que cerraría mi incursión en el Santiago a Mil fue la maravilla que traía el Theatre du Soleil. Me refiero a Los náufragos de la loca esperanza. Una obra de esta compañía francesa tan famosa por hacer teatro popular de calidad y que fue la cuna formadora del gran Andrés Pérez. Tres horas y 45 minutos de este viaje espeluznante en la aventura de un utopista quien  filma una película muda sustentando sus ideales socialistas y que se basa en una obra inconclusa de Julio Verne. No pudo haber mejor cierre para esta incursión en el arte teatral que disfruto cada enero, quedé profundamente agradecido de haber tenido la oportunidad de hacerlo.

Santiago a Mil me hizo correr, pero también gozar experiencias inolvidables.

 

La Pescadería : un aporte al barrio Bellavista

Noche calurosa de verano y con ganas de cenar algo rico y de preferencia en un lugar desconocido. Por lo tanto, definí una ruta en dirección al barrio Bellavista y comencé a caminar.

En calle Mallinckrodt se acaba de instalar un restaurante que tiene presencia en Borderío,  con fama de gourmet y rico. Se trata del nuevo local de  La Pescadería de Walker. Un sitio tan nuevo que de no mediar mi curiosidad, no habría ingresado pues salvo una pareja, estaba vacío.

Un local grande, espacioso con mesas por la periferia y unos grandes mesones por el centro, una ambientación sencilla pero con estilo. Mientras me preparaba para conocer que sorpresa recibiría esta noche, pedí mi habitual  agua mineral sin gas y solicité las cartas.

Lo primero que llama la atención es la estupenda variedad de platos marinos y como me gusta averiguar más, conseguí saber que además, fuera de la carta, habían locos. Mmmmmhhh!!, irresistible y como no estaba claro como podía servírmelos, vino el mismo chef a negociar conmigo como sería mi entrada. Finalmente, resultó un conjunto de locos de mediano tamaño, delicadamente blandos reposando en una cama de lechugas y un set de 4 salsas para probar sabores. Maravillosos!!

Para los fondos, nuevamente en animada conversación con el chef, terminé por pedir una corvina a la plancha con una salsa roquefort y acompañada con papas hilo. A este plato agregué el delicioso acompañamiento de una botella de Montes Limited Selection pinot noir frío y mantenido en la cubeta de agua y hielo como me gusta.

Una delicia que disfruté lentamente en la tranquilidad sorprendente del lugar y que solo pude cerrar, cuando bebí mi café negro.

La Pescadería dará que hablar, está genial!!!

Krrtrekking en Valparaíso, una jornada deliciosa

Este debe ser el paseo que más quiero, no solo porque el puerto es adorable sino porque siempre hay muchos filetes para disfrutar. debíamos ir a Valparaíso porque era necesario recoger un server para alojar el sitio de una iniciativa que estamos trabajando, pero después de todo solo  era una excusa para poder salir a disfrutar

Visitar el puerto de Valparaíso siempre es grato y especialmente ir a sus cerros, llenos de sorpresas gastronómicas. Todo partió con un buen propósito, pasar a la casa de un amigo quién nos vendía un servidor pro para montar Bancoideas, que ya requería algo mejor que el tarro noventero en que lo teníamos montado. No obstante ello, teníamos claro que íbamos a pasar un buen día disfrutando la quinta región.

Nos acercamos al cerro Bellavista y comenzamos a caminar, la única forma de conocer de verdad un lugar, fotografiamos increíbles grafittis y pinturas famosas que adornan preciosamente los faldeos de este cerro.

Tras unas cuantas vueltas, el hambre comenzó a manifestarse y tratando de no terminar en los lugares conocidos, el instinto travieso nos condujo a un sitio que estaba inaugurando su primer día. Me encanta ser parte de la fiesta de un primer intento y mejor aún cuando hay tanta energía ´puesta en ello. El lugar anteriormente estaba ocupado por un restoran muy poco atractivo, pero ahora me di cuenta que había algo más y decidí invitar a mis acompañantes a pasar. Una grata intervención de la arquitectura original, privilegiando los espacios y sobretodo la increíble vista de la costa.

Se trataba del restaurante Confieso que he comido, (lindo nombre), un emprendimiento de un profesor de gastronomía del Inacap y varios alumnos que le acompañan en esta aventura.

Instalados en la mejor posición del lugar, nos relajamos y dispusimos a disfrutar. Chic@s nervios@s, quienes atendían, después de todo era su primer día, adornaron la mesa y tomaron el pedido. Iniciamos el disfrute con pisco sour con albahaca, y pronto llegó un appetizer con un cubito de congrio crudo con cebolla morada caramelizada y verduras al dente, una delicia increíble de regalo del chef.

Pedimos nuestros fondos, Penne con salsa de mariscos para dos de nosotros, también un congrio con pastelera de choclo, unas delicias que disfrutamos junto a un pinot noir Leyda 2010. Terminados esos platos recibimos el regalo de otro appetizer  con maracuyá, ideal para limpiar las mucosas.

Salí a fumar un cigarrillo y el dueño del sitio me siguió para conversar un rato. Profesor del Inacap, renunció para formar con un socio este lugar, de paso arrastró algunos alumnos, quienes muy nerviosos, fueron nuestros circunstanciales mozos.  Entusiasmado y comprometido con su proyecto, me dio la mejor impresión y le deseé lo mejor, disfruto mucho estos momentos.

Extasiados, nos abalanzamos sobre unos postres, tartaleta de nueces y arándanos, sobre la que no hubo discusión, solo placer y el respiro de un té de hierbas.

Que rico lugar, aún partiendo hoy, promete ser un acierto en la oferta gastronómica de Valparaíso. Seguimos nuestro paeeo, fotografiando la increíble muestra pictórica que hace de del puerto un gran sitio, visitando la miriada de pequeños locales de artistas, muchos de ellos extranjeros enamorados de este territorio maravilloso.

Caminando por varias horas, cambiando de cerros, llegamos a un sitio para tomar onces, una práctica muy criolla, me refiero a La Colombina, un lugar tradicional del cerro Concepción, en donde bebimos café y pasteles, en mi cso un increíble café helado, sabores que fueron el preludio de nuestro final y verdadero objetivo, retirar nuestro nuevo servidor-

 

Le fournil, una cena de madrugada

Tuve un día extraordinariamente ocupado y cuando fui capaz de sentir mi cuerpo, constaté que estaba furiosamente hambriento. El problema era que pasaban la 1:30 horas, es decir una madrugada y yo con mi hambre galopante, extremo en todo sentido.

Una rápida revisión mental y aposté que en el Patio Bellavista debía haber algo operando por lo que rapidamente me desplacé hacia ese lugar. No me equivoqué, había una ebullición de gente, muchos sitios abiertos y me relajé para poder elegir algo rico.

Tras un par de vueltas, claramente mi mejor opción era Le Fournil, un lugar que incluso mejor habría aprovechado más temprano pues tuvo  una sesión de jazz. Sin embargo, tengo buenos recuerdos del sitio y no los dejaría de usar.

Me instalé en la terraza, con fresca brisa a pesar que la temperatura ambiente seguía siendo alta. Mientras bebía mi ritual agua sin gas, revisé la carta y me pareció atractivo un tournedo de filete de res a la pimienta con ratatouille, para el cual encargué, desde la carta de vinos un petit verdot de  Santa Carolina 2009.

Mientras esperaba, se acercó otro mozo, a quien conozco muy bien pues trabajaba en Ambrosía y siempre me dio una atención de primera. Conversamos acerca de su elección de abandonar su trabajo anterior y dedicarse a Le Fournil, no me cabe duda que será un gran aporte pues tengo los mejores recuerdos de su atención de calidad. Rara especie, profresionales del servicio en restaurantes hay pocos y este muchacho es notable.

Me divierte el hecho que él piensa que escribo para alguna revista, pues tomo notas mientras como algo rico, pero le comenté que simplemente soy un gozador amateur, que disfruto comer y que escribo para no olvidar lo que he disfrutado.

A pesar que pude desilusionarlo, me vino a ver un par de veces más para comentarme por ejemplo, que ya iba a estar la programación de jazz del lugar y que le estaba yendo bien en este nuevo trabajo. Me alegré con él, es delicioso poder trabajar en lo que nos gusta y además poder compartirlo con gente que lo aprecia.

Pasadas las 2:30 AM emprendí el regreso a mi hogar, tras una cena deliciosa a pesar de la ruidosa vecindad.

 

Majestic, una delicia dominguera

En Santiasco, pocos locales mantienen el nivel gastronómico y el servicio como mi querido Majestic. No solo es visitable en días hábiles sino también estos domingos fomísimos (fomingos) que detesto.

Fiel a algunos ritos comencé preparando mi cuerpo con una agua mineral sin gas, mientras pedía unos ricos appetizer, Mix Veg Snacks y samosas pakona paneer y tikki, unas increibles croquetas de papas.

Para los fondos, la tentación la puso un fish amarsari, filete de congrio frito marinado con anís y harina de garbanzos con un rico mutton biryani, arroz cocido con carne de cordero y especias indias. Goloso como acostumbro, pedía una porción de cheese nan, el delicioso pan con queso y una botella de pinot noir Viña Mar, servido a la temperatura correcta.

Un placer de dos horas de duración, una maravilla que solo un buen sitio puede dar. Majestic merece sobrevivir este 2012 pletórico de apocalípticos desastres.

Por cierto, no abandoné el lugar sin beber mi café negro de rigor, los ritos son siempre una entelequia.

Volviendo a Pachamama por una buena cena

En uno de esos días en que comienza a sentirse cierto tedio por el calor y la sobrecarga laboral, necesita algún disfrute potente. Mi buena estrella me aseguró además compañía, por lo que esta vez la cena sería compartida.

Llegamos al Pachamama un poco después de las 22 horas y para mi sorpresa, estaba llenísimo. Es increíble como en poco tiempo, este lugar alcanzó la predilección de mucha gente. No obstante ello, muy rápidamente tuvimos nuestra mesa preparada y encargamos los pisco sours peruanos de rigor.

Para amenizar los preparativos nada mejor que un  pulpo al olivo, plato clásico de la exquisita gastronomía peruana, consta de blandas láminas de pulpo con aceite de olivas y una delicada salsa de aceitunas, qué maravilla!!!

Mientras acomodaba progresivamente la sensación térmica en mi cuerpo, pensaba como nadie más tiene esta terrible aversión al calor. En fin, normalmente tardo unos 10 minutos en ambientarme. En ese tiempo, hojeamos la carta para hacer una adecuada selección de platos.

Mi partner se fue por un tradicional ají de gallina y por mi parte, me tenté con un sudado Pachamama, pescado al vapor con vino blanco, cebolla, tomate, cilantro y las típicas especias peruanas. Un plato genial para cena, liviano y sabroso. Cómo es natural, busqué en la carta de vinos algo apropiado para acompañar el disfrute y el elegido fue un Pinot Noir Montes Selection del 2009, frío como corresponde. Igual solicité la cubeta de agua y hielo, para mantenerlo en la temperatura de servicio.

No cabe duda, este restaurante peruano es una delicia!!.

Donde Landeo, un almuerzo que fue cena

Hoy fue unos de esos días intensos, tanto quehacer que ni siquiera tuve tiempo de almorzar. Tras concluir las reuniones y contestar algunas decenas de correos, decidí que era hora de compensar.

Con la mente sintonizada en el disfrute dejé que el azar decidiera adonde ir. Unas pocas vueltas en la zona de Bilbao y de pronto, tengo ante mí, un lugar que disfruté hace un par de años, cuando partía el restaurante peruano Donde Landeo.

Un cambio que aproveché de inmediato, es que habilitaron el antejardín de la casa con una pequeña pero sombreada terraza. Allí me instalé y pedí, por supuesto, un buen pisco sour peruano y minutos después, un chicharrón de calamares acompañados con salsa de mayo y verde y una salsa de rocoto. Excelente comienzo de este tardío almuerzo.

Claramente era el primer cliente de la  jornada vespertina del sitio, por lo que se apareció hasta el chef a saludar. Conversamos un rato acerca del restaurant y sus anteriores emprendimientos. este hombre conoce el oficio y le va muy bien. Incluso me comentó acerca del menú que tenía diseñado para la cena en las fiestas de fin de año.

Ya era hora de decidir por el plato de fondo y no tuve dudas, pedí un filete a la pimienta con spaguetti a la huancaína, adivinando los sabores que disfrutaría. de paso, añadí una botella de ensamblaje Trío (cabernet sauvignon, cabernet franc y syrah) del  2009, con lo cual aseguraría la plenitud.

Para los postres, nada mejor que un tradicional suspiro limeño y un café negro.

Cuando dejé el lugar, ya era de noche y mi almuerzo – cena seguía pegado en mi retina y en mi sonrisa placentera. Qué rico el restoran!!!

 

Del Beto, buena comida chilena

Hoy estaba antojado de comer comida chilena, me sale extraño decirlo, pero siempre he pensado que enfrente de nuestros vecinos latinoamericanos, la comida chilena tradicional palidece y resulta bastante fome. Sin embargo, jamás pierdo la esperanza de encontrar y probar posibilidades de sorprenderme.

Una salida con partner, asi es que además de comer rico hay buena conversación. Los pasos nos llevaron hasta un viejo conocido, Del Beto en Manuel Montt. La casona preciosa como siempre y el atento servicio de los mozos, nos recibieron y condujeron hasta nuestra mesa en el salón más fresco, colindante con el patio.

Fiel a mis gustos, partí con una rica vaina mientras una coca light refrescaba a mi partner. La carta abundante, la recorrí un par de veces tras alguna delicia que no hubiese probado antes y aparecieron los dos platos que marcarían la cena. Mi partner eligió una reineta rellena con jaiba y salsa de camarones y para hambrienta humanidad, un cancato de salmón, es decir, un filete de salmón relleno con queso y longaniza, una bomba de sabores.

De la carta de vinos, seleccioné algo con suficiente sostén para los platos, un ensamblaje JBouchon Chicureo de  carmenere y syrah del  2010.

A no dudar, esta fue una cena potente y muy entretenida. Después de todo, en la comida chilena también hay buenos disfrutes.

La Taverna de la Piazza, una cena exquisita

Un problema que existe en Santiasco los días domingo es que resulta muy difícil conseguir un buen lugar para cenar, lo que adquiere carácter de tragedia cuando se tiene un ataque de hambre y se está demasiado cansado como para cocinar. Por suerte, recordé que recientemente se había inaugurado un boulevard en los bajos de la Municipalidad de Ñuñoa y hoy era perfecto para visitarlo. A pesar del hambre, decidí juntar más y me fui caminando desde Providencia hasta la Plaza Ñuñoa. Grande fue mi sorpresa el constatar que todos los locales, lindos por cierto, estaban cerrados o en el punto de cierre y ni siquiera pasaba de las 22 horas. Decepción!!!

No obstante lo anterior, recordé una disfrutable cena en un restaurante muy cercano, me refiero a la Taverna della Piazza. Apenas me instalé en la terraza, pude constatar que estaba bastante lleno y ningún asomo de querer cerrar. Me relajé y pedí la carta y una botella de agua mineral sin gas.

Lenta,mente recorrí la carta hasta que fui seducido nuevamente por un filetto piamontesse, un trozo jugoso de filete, con  cebolla caramelizada, abundante  queso azul sobre una base de puré rústico de papas con champignones al vermouth y queso parmesano. Maravilloso!!!!!!

Mi plato fetiche merecía un vino de textura amplia y de la carta de vinos, muy buena por cierto, seleccioné un Trío, mezcla tinta con  merlot, syrah y cabenet sauvignon. Divino acompañamiento para dar forma a una placentera cena.

Esta Taverna della Piazza es una gran opción dominical!!