El Ancla : rica experiencia

Cenar en un nuevo lugar representa un gran atractivo para mí y dejo que mi intuición me guíe a la hora de salir de búsqueda. De esta forma azarosa, caminando con una amiga, llegamos a un restoran que ocupa la misma hermosa casa en donde hasta hace menos de un mes estaba el Robinsonia y antes de éste, el Delirio Absenta y antes el One Nine One, hasta donde mi memoria permite recordar.  Muchas veces he pensado que ningún restoran sobrevive esta esquina por mucho tiempo, pero al ver la cantidad de comensales disfrutando, he quedado gratamente sorprendido.

Este restoran es conocido en la comuna de La Cisterna y esta incursión en Providencia viene precedida por una gran fama de sabores y esta cena, me lo confirmó.

Como resulta irresistible para mí usar una linda terraza, los pasos fueron directamente a ella y con la iluminada suerte que recién se desocupaba la única mesa disponible. Espectacular vista hacia el cerro San Cristóbal y en una noche definitivamente estival.

Partimos con un ceviche imperial, un ceviche extraordinario conn pescado, cebolla morada, camarones, ostiones, calamares y pulpo, disfrutados como corresponde con un delicioso pisco sour a la peruana.

Posteriormente, la tentación fue demasiada, pedí una enorme  bandeja con locos, potes de salsa tártara, mayonesa y salsa verde y una porción de papas mayo. Para esta delicia, una botella de pinot noir  Alto Vuelo de William Cole 2009 en su cubeta de agua y hielo como corresponde. No estoy 100% seguro, pero deben ser los locos más ricos que he probado en varios años, un manjar!!

Extasiados, solo quedó tomar un café una cena maravillosa y un servicio de primera. Cómo hace la diferencia que un restoran tenga mozos profesionales.

Robinsonia : un paseo por la isla de Robinson Crusoe

A media semana y tras agotadoras jornadas laborales me merecía un relajo gourmet. Hace pocos días pasé con mi cleta por tercera vez por este lugar y me prometí visitarlo. No me arrepiento.

Aunque he estado en esta misma hermosa casa al menos con tres nombres de restorán distintos, no puedo creer que éste vaya a tener la mala suerte de sus antepasados. Creo firmemente en que se puede construir el futuro y este lugar alguna esperanza me debía dar a mis ciudadanas creencias.

Debí tocar el timbre para ingresar y la hermosa casa se ofreció generosa para mi elección. Partí con un aperitivo potente, un mojito robinsonia (vodka, licor de murtilla y albahaca), delicioso!!. El apetito se hizo presente, mientras la música con deliciosa base de jazz me entusiasmaba cada vez más.

La carta abundante en tragos y artes de pub, se desplegaba ingenua en ricos platos de entradas y fondos. Aperitivos estándares, cervezas artesanales (eso siempre se agradece), copetes de ron, vodka, whisky y los tragos de la casa en donde seleccioné mi trago inicial.

La carta ofrece entradas exóticas, pulpo, cangrejo, bacalao, incluso empanaditas sorpresa, pero claramente los fondos y los sandwiches son más fuertes. por ejemplo, un vidriolazo robinsoniano, que consta de un pan ciabatta con vidriola a la plancha, tomates, palta, lechuga y mayo o allioli (o sea ajo y aceite). También ofrecen sandwiches, como un vidriolazo robinsoniano, que consta de pan ciabatta, vidriola a la plancha, tomates, palta, lechuga y mayo o allioli.

Los fondos van desde breca, vidriola, bacalao (las tres especies endémicas de la isla) hasta los currys, pulpo, chupes, conejo, cabrito y atún. He aquí la buena fórmula del lugar.

Elegí una Vidriola Robinsonia, un pescado grillado, con risotto de setas y salsa de chicha morada. Una maravilla!!! . A pesar que la música divagaba entre el jazz, el lounge y la balada, hay que reconocer que el buen gusto ordenó la realidad maravillosamente.

Para esta exquisita combinación, conseguí un William Cole Alto Vuelo 2006 Pinot Noir, un pequeño lujo, que vino de maravillas con este plato.

El servicio me sorprendió cuando la amable chica que me atendía me comentó que hoy habían recibido un atún de la isla de 76 kg., un ejemplar singular!!!. Siguió sorprendiéndome, cuando más tarde me invitó coquetamente a recorrer el lugar. Una maravilla, nadie sabe cuanto disfruto un buen diseño, una gran arquitectura y sobretodo una buena atención.

En las paredes se puede verificar muchas fotografías de productos marinos, de pescadores, de circunstancias. En el piso, una maravilla de maderas, un parquet de lujo, algo dificil de encontrar. Para los postres, un crème brulet de guayabas, que rico!!!

En fin, ricos placeres isleños para una incursión en santiasco bajo la lluvia. Deliciosa aventura!!!!