Curso de montañismo I : gratificante experiencia malaya

Si bien solo llevo 6 meses divirtiéndome en la montaña, me pareció razonable que una actividad tan disfrutable al no estar exenta de riesgos, requería un poco de conocimientos y de experiencia de expertos. Aunque mi enfoque no es precisamente competitivo ni de rango deportista, bienvenido saber algo más. Así que este fin de semana, lo dedique a gozar el aprendizaje de técnicas y otras yerbas que me permitan hacer mucho mejor la experiencia que ya vengo teniendo.

La preocupación por las técnicas de montaña comenzó a aparecer en nuestras conversaciones entre algunos Malayos hace un tiempo y pienso que la iniciativa de un curso de montaña para Malayos es una gran oportunidad de mejorar los niveles de seguridad de los frecuentes paseos del entusiasta grupo.

Una partida un tanto accidentada, por la escasa puntualidad del grupo asistente (David, me acostumbré a tu british performance!!!), sin embargo, los 11 asistentes hasta ese momento ya veniamos haciendo buenas migas. Un grupo entretenido y variopinto, con predominancia de juventud, lo cual hizo especial el humor de esta jornada. Un doceavo asistente nos alcanzó gracias a un percance mecánico de nuestro transporte.

Primer día dedicado a datos históricos y útiles sobre montañismo, campamento, utensilios diversos y orientación. Una experiencia práctica puso en evidencia lo importante del uso eficiente de una brújula, aunque existan GPS y tantos gadgets electrónicos fantásticos.

La cocina del día en cada cordada fue diversa, desde quienes no sabían como hacer funcionar su cocinilla, hasta las expresiones extremas del buen gusto gourmet. Sobre gustos no hay nada escrito o quizás, se ha escrito demasiado, pero nunca es tan divertido. Por mi parte, aproveché mis aceitunas negras descarozadas, combinadas con fideos tricolores, queso de cabra al orégano, salame italiano y cortes en juliana de jamón de pavo ahumado. Exquisito!!!

Una mochila bien armada se para en 90° sin esfuerzo, el armado de una carpa puede ser una pesadilla cuando hay viento, existen 14 montañas por sobre los 8.000 metros y Luksic financió la puesta de un libro de visitas en todos los 6.000 metros de Chile. Que freak y al mismo tiempo, que fantástico.

Estaba haciendo una cordada de a uno, hasta que junto a otros dos «independientes» decidimos operar en equipo. Con ello, formamos un grupo muy divertido y super funcional, ya que todo lo que necesitábamos lo teníamos cubierto. Así vale la pena «encordarse», nos fuimos a una carpa común (habiendo tres), para cuando decidiéramos a dormir. Dado mi afán por disfrutar cada oportunidad existente, me puse a observar las estrellas y jugamos a identificar aquellas estrellas que sirven para orientarse. Cada cual sacó conocimientos a relucir, ¿Como descubrir el norte a partir de las Tres Marías, como encontrar el sur con la Cruz del Sur?. OK, Fin de la primera y divertida jornada.

Una noche de sueño sobresaltado, me resulta complicado dormir acompañado y más cuando hay pendiente (estábamos en un cerro en Yerba Loca) que me obligó a hacerme consciente de cada movimiento. Me queda claro, que dormir en plano en la ciudad es un acostumbramiento brutal.

A las 7 de la madrugada, salimos de la carpa a preparar desayuno. Contundente esfuerzo para asegurar una buena jornada, cuesta mucho desperezarse cuando no hay ducha disponible. Pero es rico comer y en eso no hubo pudor.

Clases de nudos, ufffff!!!!!, no me acuerdo ni de los nombres pero se que hay nudos útiles por doquier.Para dar el examen voy a tener que estudiar!. En todo caso, me divertí mucho viendo las distintas opciones y las dificultades que teníamos para seguirlas. Es increíble lo que se puede hacer con una cuerda, más aún cuando se aprende a hacer enredos con una cuerda y la gracia es que después se pueda desenredar. Celebro el ingenio humano y el buen humor del grupo, nos reímos mucho.

Después vendría un rico almuerzo de cordada (cocinar juntos es buena opción para conocerse), preparamos fideos tricolores combinados con pescado y sabores de champiñones proporcionados con una «sopa para uno». Bajarán nuestros umbrales o simplemente estamos más dispuestos a disfrutar cuando es «lo que hay»??.

Por fin, tras el almuerzo nos vamos a practicar rescate en montaña. Una clase muy divertida, pues hay multiples opciones, algunas dolorosas, pero al fin y al cabo, posibilidades para atender a un compañero malogrado en la montaña.

Cerrando la jornada, nos entretuvimos desarmando el campamento, haciendo evaluación de la jornada y prometiendo que el próximo fin de semana será mucho más divertido.

Largo viaje de retorno a Santiasco, solo queda una semana para la siguiente sesión.