Casa Galos y Casa Luisa : maravillas de Valparaíso

Originalmente habíamos planificado para el fin de semana largo de este agosto irnos a disfrutar Valparaíso, pero debimos postergar por fuerza mayor, así que canjeamos la reserva para el fin de semana siguiente con la ventaja de tomar la mejor habitación del Casa Galos en cerro Alegre.
Conocemos muchos hoteles boutique en Valparaíso, pero Casa Galos nos sorprendió. No solo es hermoso sino que tiene comodidades inesperadas además del excelente servicio. Cuenta incluso con ascensor a pesar de tener solo tres niveles incluida una terraza impresionante, una de las mejores vistas de la bahía y ciudad. En lo personal preferí siempre usar las lindas escaleras de madera y así tener la oportunidad de disfrutar el buen diseño y la decoración cuidadosa y elegante. En cada nivel hay patios y salas de estar, un verdadero oasis.

La primera noche fuimos a cenar a uno de nuestros restaurantes favoritos, el Concepción. Como siempre,  delicias que se agradecen. Al siguiente día fuimos a conocer Casa Luisa, un restaurante que avistamos el día anterior y que nos habían recomendado. Un sitio pequeño y acogedor, pocas mesas y atención muy gentil. La carta resultó ser una maravillosa historia del origen del lugar, una familia antigua y en donde cocinan sus propias recetas dos generaciones.

La primera sorpresa fue un appetizer formidable con una sopa y un acompañamiento con base de rúcula, queso de cabra, zuchini decorado con repollo caramelizado, aceite de oliva y especias. Increíble!!. Esto aterrizó en nuestra mesa justo después de llegar los aperitivos, un sour y un negroni impresionantemente rico.

Para los fondos, fuimos por las pastas caseras. Mi compañera se encantó con unos agnolottis rellenos de carne mechada con una salsa crema al carmenere adornado con un toque de queso azul y para mí unos ravioles negros rellenos de pulpo, queso crema, ciboulette, sazonados al ajo y aceite de oliva, adornados con grandes camarones y trozos de pulpo. Acompañamos estas delicias con una botella de Tinta Tinto cabernet sauvignon.

Los postres fueron otra sorpresa, para mí un brownie rodeado con berries y una bola de helado encima y para ella un culan relleno de lúcuma y toffee con helado de vainilla, manjar y pequeños merengues. Después de tanto placer gastronómico, fue bienvenido beber un buen café negro. Trip Advisor ubica en el puesto 2 de 393 restaurantes en Valparaíso, lo cual respaldo absolutamente. Es magnífico.

Al atardecer, la cita fue en la terraza del hotel en donde una pareja de jóvenes músicos nos deleitó con un concierto de jazz vocal acompañado solo de una guitarra eléctrica. Un gran momento, a pesar de las ráfagas de viento que sentimos.

Al siguiente día nos fuimos a almorzar al Pasta e Vino ubicado en el hotel Gervasoni. Allí partimos con unas bruschettas de locos y papas hilo y un pimentón relleno con queso de cabra, camarones y cilantro envueltos en masa philo. Seguidamente, nos fuimos por la especialidad, Pastas!!. Ella prefirió un ravioli de locos con salsa cremosa de parmesano y sauvignon blanc y en mi caso un plato de ravioli de habas salteado con camarones y reducción de naranja,  todo bien acompañado de una botella de Tabali Pedregoso Syrah.

No fuimos capaces de comer postre así que pasamos al café y completamos los placeres de este viaje que llegaba a su término.

Disfrutando Valparaíso una vez más

Visitar Valparaíso después que pasa el verano, es una de mis aficiones preferidas. Este lindo puerto es un lugar ideal para disfrutar un fin de semana con su inmensa oferta de todo lo que me gusta, restaurantes, graffitis, arte y linda arquitectura.

En esta oportunidad nos alojamos en la casa del pintor Thomas Somerscales, quien a pesar de no ser tan relevante en el arte, salvo por su registro de la guerra del Pacífico, legó esta preciosa casona a Valparaíso. Es una casona con más de 140 años, la cual fue restaurada y dispuesta como un hotel boutique  destacado en el Cerro Alegre.

Partimos la incursión gastronómica en el bien recordado Cocina Puerto, un exquisito restaurante de comida chilena. Un Sour de maracuya y otro con jenjibre, para disfrutar la entrada, una provoleta y mariscos en donde abundaban cholgas, choritos y langostinos. Seguimos con un pastel de jaibas y un cancato Real que llevaba pavo, queso, tocino champiñones, tomate, alcaparras y una base de papas asadas a las finas hierbas. Platos deliciosos que acompañamos con un Malbec mendocino Finca La Linda.

Iniciamos un paseo por esas calles con pendiente que te hacen ir lento pero atento a todas esas sorpresas que estas calles ofrecen. Una buena cacería de graffitis ya que aunque parezca inverosímil, siempre encuentro nuevos aportes al arte callejero y que pasan a la colección de Krrtrekking. Pronto anocheció así que fuimos a la terraza del Taulat para beber unos tragos, un mojito irlandés y el típico Ron con coca light, para poder despedir este primer día.

Tras un delicioso desayuno casero, salimos a pasear en el Metro hacia las ciudades aledañas. Este viaje es una buena opción para disfrutar la costa, visitar los hermosos cerros y escuchar buena música en vivo en el carro. Tras llegar a Quilpué, bajamos a realizar una visita al centro de la ciudad, cazar algunos graffitis, decidimos que un buen aperitivo mirando el mar y en la exquisita terraza del hotel Miramar, era la mejor idea del momento. Era una mañana algo húmeda y con pequeños chubascos, pero justo que salimos del metro y caminamos hacia el Miramar, nos llovió profusamente. En la terraza techada del bar del Miramar, nos pedimos unas empanaditas queso, café y té. El tiempo pasó agradable en la conversación mientras pasaba la lluvia. Antes de irnos, aprovechamos de probar unas copas de espumante, ahora con la mente puesta en el restaurante que visitaríamos a continuación.

Lo habíamos visto el día anterior y la curiosidad de un nuevo restaurante nos llevó a El Internado el cual  funciona desde noviembre pasado. Una enorme planta libre al interior de una gran casona, da vida a este lugar, en donde lo más destacado es la cocina, con más de decena de cocineros en acción. Lo interesante es que la comida es original y bastante gourmet. Recorrimos la carta con deliciosas sugerencias para quedarnos con una Entraña a la pimienta con cebolla caramelizada, tomate deshidratado y papas asadas rellenas con champiñones queso parmesano, tocino y cebollin, además de una Albacora sobre un puré de arvejas, unos tomates y el fantástico  pebre de mango con tocino crocante. Fantásticos platos!!. Estos platos lo acompañamos con una botella De martino 347 un rico carmenere. Superados por la sorpresa, decidimos probar un postre de brownie tibio con chocolate, mantequilla de maní además de helado de vainilla y una sabrosa salsa de frutillas. Excelente lugar!!.

Lo siguiente era alcanzar a llegar a tiempo para tomar nuestro transporte de regreso a Santiasco.

Krrtrekking V&V : delicias en el puerto

Un lúdico  paseo por Valparaíso y Viña del Mar (V&V) que inventé el 2001 y que repito de vez en cuando. La verdad es que cada vez es demasiado distinto, pues siempre hay nuevos lugares que visitar y algunas pérdidas que lamentar.

Aprovechando el fin de semana largo, me organicé una deliciosa jornada que comenzaría temprano abordando un bus que me dejara cerca del mediodía en Valparaíso. Un viaje en que aproveché de terminar un buen libro, After Dark de Haruki Murakami. Cada vez me gustan más los autores japoneses, son una revelación.

Bajando del bus me dirigí caminando hacia el cerro Bellavista en búsqueda de algún rico restoran. Tras muchas vueltas, noté que habían varios cerrados, pero el siempre bien posicionado Gato Tuerto me brindó la oportunidad de un buen almuerzo en privilegiada ubicación para mirar y fotografiar el puerto. Un delicioso mahi-mahi sobre couscous con garbanzos y pasas rubias, algo de salsa picante, alfalfa y especias. Acompañé con una botella de Pinot Noir William Cole 2009 que estaba fantástica. Desde el balcón, pude tomar algunas fotografías al barco Cerro Alegre encallado tras el último temporal en el puerto. Para los postres, nada mejor que un Kulfi de chirimoya. Delicioso!!

Caminando me fui a instalar a mi hotel, el Manoir Atkinson, un hotel boutique maravilloso que bien merece un premio por puro placer. Salí con ganas de una cerveza y pasé al Brixton, pero a los 10 minutos de espera me fui, no tengo paciencia para los lugares que atienden mal. Debo destacar que se cumple mi máxima, segundas oportunidades, segundos problemas, el Brixton siempre ha atendido mal. En todo caso, no hay problema, hay tantos lugares deliciosos en Valparaíso que es solo anécdota.

Tras muchos paseos y fotografías de grafittis, una pasión personal, llegué al Abtao, un restorán precioso. Lindos muebles y sillas de buen diseño, un pequeño pero delicioso bar con un piso de madera definitivamente lujoso. Una copa de espumante (champaña brut) fue un buen comienzo mientras revisaba una carta llerna de pastas, risottos, ensaladas, carnes y pescados. Me decidí por un risotto Abtao, locos, camarones ecuatorianos, queso parmesano, cilantro, champignones con vino blanco. Acompañé con un pinot noir Morandé Terrarum delicioso. La carta dxe vinosx era excelente, la música soul y ambient deliciosa incluyendo voces exquisitas como Sade. Lindo lugar, rojo y negro en paredes y manteles, el lugar cuenta con varios salones muy bien preparados. Para los postres, un suspiro limeño de arándanos con limón y albahaca, maravilloso!!!

Siguiendo mi instinto terminé visitando un lugar que no me traía buenos recuerdos en la atención, pero si me encantaba la compañía de ese entonces, el Poblenou, una prueba de fuego. La música electrónica exquisita y continua, acompañó ese mojito reflexivo y lleno de nostalgia.

Un lugar exquisito, declaradamente orgánico, es el Epif. Me disfruté un trago con frutas fresco y delicioso, mientras escuchaba la buena música del sitio.

El desayuno en el hotel, una maravilla, sentado en el pequeño comedor como si fuera mi casa, encontré el plato de frutas trozadas, el jugo de naranjas recién exprimidas, el rico café con leche y el jamón y queso necesario para sentir placer. Tras esa maravilla, me fui a tomar el metro y me dispuse a pasear hasta Limache. Un pueblo tan tranquilo que sus propios habitantes se sorprenden de ser visitados, es una tranquilidad que abisma y al mismo tiempo intranquiliza la mente.

Buscando un rico lugar para almorzar, encontré Sabor y Color, una casa preciosa y una ambientación precisa para restoran y cafetería. Partí con un pisco sour de manzana y albahaca. Luego una ensalada de quinoa, con palta, pimiento rojo, con una base de lechuga y aceitunas negras para abundar en una corvinilla rellena de camarones con una salsa de menta y limón. El vino, un pinot noir Céfiro reserva 2009, una maravilla. Música folcklorica elegante y permanente, una delicia para tanto extranjero visitante en el lugar. La casa es hermosa, con colores vivos y una decoración sencilla y oportuna.

Saltándome algunos lugares, les comento que llegué al Café Irlandés, que presenta una selección de cervezas extraordinaria. Elegí una Brueguel Amber Ale de 5.7° genial, mientras observaba el lugar, onda antro, con buena música ochentera, marillion, culture club y muchos más.

Una cena rica tenía que ser en Le Filou de Montpellier, mi restorán francés en los cerros de Valparaíso. Pedí un filete de avestruz grillado al roquefort (ohhhhhh, que rico es), mientras tanto disfruté su pate de foie y trocitos de pan. El vino, infaltable en una buena cena, fue un Chateau Los Boldos cabernet sauvignon y syrah, Momentos del 2008, una delicia. La música pop francesa dió el toque ambiental perfecto a esta experiencia. El plato fue más allá de mis pretensiones, un couscous con almendras y pasas, un salteado de verduras y los trozos de avestruz en la salsa de roquefort, me extasiaron al límite. Ante tanto placer, para los postres me la jugué por un mousse de chocolate a la naranja (creme brulée al fin y al cabo). Qué rica cena!!!

El desayuno en el lugar adecuado, el Café del Poeta, con jugo de maracuyá, un sandwich de ave palta mientras escucho a Lorenna McKennit, tranquilo. Aquí decidí cambiar a Viña del Mar, segunda parte del krrtrekking V&V.

El Enjoy del Mar es un sitio de Viña que me gusta y no me traicionó.  Un congrio al sartén con mantequilla perfumada y salsa de locos sobre tomates maduros con albahaca y menta, acompañado de puré de papas al olivo y endivias grilladas con miel. Una delicia que se disfruta con esa tremenda vista del mar que tienen las terrazas de este lugar.

Un postre de delicias de mouse de limón casero sobre salsa de butter de nuez, grissini de chocolate amargo y vino con frambuesa. Algo definitivamente delicioso!!!

Como me gusta V&V, aunque debo reconocer que me gustaba más con mi único amor.

Gato Tuerto : un clásico del puerto

Cada vez que había intentado comer en este lugar del Cerro Bellavista, ocurría algún percance que lo evitaba. Esta vez, lo conseguí.

Llegamos bastante tarde a esta increiblemente hermosa casona para probar un almuerzo sentados en la enorme terraza con una de las mejores vistas al puerto de Valparaíso (solo le compiten el café Atkinson y el restorán C). Unos pocos comensales y una floja, muy floja atención, pero poco a poco fue tomando algo de ritmo. Aunque fuimos los últimos clientes de ese día a quienes el notable chef cocinó, pasó la prueba del sabor.

Este restorán cuya especialidad podría denominarse eclecticismo étnico, posee comida italiana, tailandesa, española, japonesa, indonésica, india, marroquí y más, además llama la atención por su fantástica arquitectura y bellísima vista, no en vano es uno de los lugares preferidos de los turistas extranjeros.

Para partir el chardonay sour maridó muy bien con un ceviche. Para los fondos, un rico filete de mero con curry verde y un filete de corvina con curry rojo (muy picante!!). Acompañamos con una buena botella de Syrah que le viene muy bien a estos platos.

Finalmente algo exquisito, kuffi (postre típico de la India) que permitió un rico cierre para esta incursión.

Valpo : krrtreking formidable

Desde hace varios años acostumbro dar una vuelta por nuestro Patrimonio de la Humanidad, me refiero por cierto, a Valparaíso. Ascensores precarios y deliciosos, calles de subida (muy de subida, nunca de bajada), casas magníficas que desafían la gravedad y las inclemencias de un clima marino, un puerto principal venido a menos pero que 24 horas al día trabaja por ser reconocido en el universo de las maravillas que posee nuestro Chilito.

Noviembre es un buen mes para pasear, sobretodo cuando arrecia el cumplimiento de metas laborales y las fiestas de fin de año. Valparaiso amplía sistemáticamente su oferta de opciones filetes, hoteles boutiques, restoranes de calidad premium, paseos culturales de primera y una inclasificable lista de posibilidades para disfrutar el día y la noche del puerto.

Un rápido resumen de este krrtrekking incluye un maravilloso hotel boutique Latitud 33, un lugar para inaugurar el día «El Desayunador», un museo pictórico delicioso al aire libre en un Cerro Bellavista (el cerro que Neruda eligió para su casa en el Puerto), un rico refrigerio en Café Iris, un almuerzo premium en Divino (del hotel Gervasoni), unas maravillas pictoricas en pequeños talleres de arte de libre acceso en los cerros Alegre y Concepción, un café helado con menta en el Café del Jardín, unos tragos geniales para el atardecer en el Epif, una comida Thai irrepetible en el Samsara, un almuerzo extasiante en el C (Concepción) el mejor restorán que he encontrado en Valpo, unas tapas y tragos en el Restorán del Paseo Atkinson y el único punto negro (o blanco según quieras), el pésimo y desagradable «Poblenou», un pequeño y pretencioso sitio del Cerro Concepción que la verdad debe desaparecer, cero gestión, cero concepto de calidad de servicio y peor que todo, nula comprensión acerca del servicio al cliente. No pierdan su tiempo, borrenlo de la lista.

Valparaíso, maravilloso puerto de Chile y un carrete excepcional para cualquiera que aprecia la calidad

Krrtrekking en la 5° región

Hace meses que no había podido destinar un fin de semana para probar lo nuevo o lo disfrutable de la costa en cuanto a oferta artístico cultural.

La incursión parte el viernes muy tarde en Santiasco, con una nutrida sesión de Blues en El Perseguidor en donde se presenta una nueva agrupación con algunos ex-Swingatos, especialmente los talentosos Gonzalo Araya en armónica y Tomás Gumucio en guitarra y voz. Se trata de Los Formidables, pretencioso título, pero no les queda grande, ya que hacen una estupenda sesión de buena música.

Ya que el hambre arrecia pasada cierta hora, fue un buen momento para aplicar una visita, al límite del cierre, al Candil. De hecho, estaban cerrando (parece que era muy tarde) y gentiles con sus asiduos y fieles clientes, nos abrieron la cocina para que pudieramos disfrutar una merecida degustación.

Relativamente temprano, el sábado nos enrutamos hacia Viña del Mar. Una entretenida puesta al día en múltiples temas hicieron el viaje muy rápido. Más tarde nos fuimos a almorzar a uno de los pocos lugares de Viña que hay posibilidad de almorzar a cualquier hora y frente al mar, en una exquisita terraza. Sushi recién preparado que debimos acompañar con cerveza, ya que la carta de vinos del lugar es simplemente minúscula, casi no existe. El maridaje es bastante bueno con una cerveza lager, lo que nos permitió disfrutar sin problemas, un largo y buen almuerzo.

Ya que las conversaciones se alargaron bastante, nos quedó poco rango de tiempo y tuvimos que volar hacia el Jardín Botánico, pues se presentaba en vivo Gepe. Gran espectáculo, un artista sencillo, agradable y con muy buena onda con el numeroso público asistente. El lugar está fantástico para recitales, al punto que uno puede estar recostado en el pasto, ver y escuchar sin problemas. Se anunció que vienen diversos shows para las siguientes semanas, incluida música de cámara y diversos grupos.

Ya en la noche, echamos a andar la brújula para conseguir jazz. Y fuimos afortunados, pues encontramos un lugar muy bueno, el Valparaiso Jazz Club (ver http://www.valpojazzclub.cl/) , ubicado en una zona poco turística del casco antiguo de Valparaíso, quizás un poquito desolado y oscuro. En fin, con ganas se llega y es recomendable ir con cena puesta, ya que lo comestible es una debilidad del lugar (igual al Club de Jazz de Santiago). Hay tragos y vinos, algunas tablas y pizzetas, pero no dan para una cena. En todo caso, la atención es excelente, precios razonables y un lugar bien habilitado y organizado.

Cuando llegamos estaba ensayando el grupo, Rossat Band, buena guitarra, batería estándar, un contrabajo de lujo y lo mejor, la simpatía, belleza y genial voz de Josefina Muñoz. Un deleite musical que se paseó por distintos tipos de jazz, para incluir posteriormente un Saxo tenor y cerrar con una impro de otro saxo extraordinario. Gran espectáculo.

Tras el disfrute jazzístico, era hora de algo más movido, tal vez 80’s-90’s. Estaba claro, el destino era La Máscara, un sitio con muy buena música para escuchar y bailar. Un sitio ideal para botar el stress acumulado en la semana y eso logramos con creces. Ya bastante tarde, en piloto automático, a casa para dormir como corresponde.

Domingo, nublado pero caluroso, se merecía un buen lugar para almorzar. Salimos a recorrer un sector de Viña que tiene varios nuevos lugares y elegimos un sitio muy interesante, el Bistró Arena. Tres pisos, incluida la terraza, con restorán en el primer nivel, café en el segundo y en el tercero un lounge exquisito. Buena música, una interesante aunque genérica carta de platos y buenas intenciones en el servicio (los chicos requieren entrenamiento y están dispuestos a aprender). Logramos que desempolvaran una deliciosa botella Montes Alpha Cabernet Sauvignon del 2005, para acompañar unos platos estupendos y muy bien presentados. Rollitos de carne que envuelven jamón serrano y gruyere con unos toques de orégano y estragón, acompañado de un puré con albahaca. Salteados de pollo marinado con una salsa de tomates, aceitunas y especias, acompañado de verduras al wok. Muy ricos y contundentes.

En vez de postres, decidimos continuar la sabrosa conversación con unos frescos bajativos, hasta que el sol decidió presentarse, rumbo al atardecer, ayudándonos a decidir un cambio. Nos enrutamos a la 26° Feria del Libro de Viña del Mar, cada vez más nutrida y ambientada. Mientras recorríamos los distintos stands, había un espectáculo en vivo con guitarra y bandoneón, notable. Hay ofertas increíbles, así que añadí a mi biblioteca tres buenos títulos de la editorial gedisa.

Ya casi de noche, lo inevitable, debí embarcarme hacia Santiasco. Buen fin de semana, Viña y Valpo tiene mucho para disfrutar.