Regreso a Torano : confirmando la calidad

Hace un buen rato que tenía ganas de volver a este sitio cuyos recuerdos me eran especialmente disfrutables. Caminé como de costumbre por las calles que me llevaban hacia el barrio Condell y encontré el restaurante abierto.

Para iniciar la experiencia, solicité un kir royale mientras llegaba un interesante appetizer de arroz con especias y almendras, el regalo del chef. Para la entrada nada mejor que un buen tártaro de vacuno que disfruté lentamente. Me resultaba un poco difícil seleccionar el siguiente plato, pero recordé mis disfrutes anteriores en tantos lugares y decidí que un wagyu torano braseado en su jugo con puré de  papas con mostaza y rúcula, tendrían que colmar mis gustos y no me equivoqué. De paso, pedí la carta de vinos y tras un diálogo con el mozo, muy ingenioso y documentado, me decidí por una botella de gran reserva carmenere Junta del valle de Curicó 2010, que resultó ser un  91 puntos y de verdad, merecidos!!.

Este lugar de verdad me gusta, es poco pretencioso y muy bien atendido, lo cual se agradece y considerando la abundante concurrencia, solo se puede decir que está muy bien. Llegado el momento de los postres, de la carta extraje un torano piacceri zabaglione con dulce de damasco tuico, tiramisú y  tortino de chocolate, fascinante. Es muy rico el Torano!!!

Me retiré del lugr tras mi merecido café negro y esa grata sensación de una experiencia inolvidable.

 

Otra visita al rico Percanta : buena opción

Cansado de una jornada laboral brutal que comenzó a las 7:30 AM y que a esta hora sumaba 13 horas y algo más, decidí que me merecía un disfrute especial y relajado. Caminé algunas cuadras y me fui directo al barrio Bellavista a un sitio que ya tenía muy probado y que seguramente me entregaría el placer que buscaba. Me refiero al Percanta, un lugar argentino muy sabroso y sobretodo bien atendido, lo cual agradezco infinitamente ya que para mi el servicio de un restaurante pondera 40% de todo lo que da.

Instalado en su pequeña pero bien dotada terraza, partí con una cerveza artesanal mestiza irish stout para hidratar mi cuerpo y comenzar a sentir ese éxtasis de detener el tiempo y dedicarme a entregar placeres a mi cuerpo.

De la interesante carta me entusiasmé con un crocante de salmón que acompañé con un insólito zapallo dulce al rescoldo y queso de cabra, una combinación que no imaginaba y que este lugar me tentó a probar. Consternado con la combinación que venía, busqué en la carta de vinos algo especial y encontré un Santa Carolina Specialities Dry Framing Carignan, o sea, una exquisita muestra del carignan que cada vez es mejor en Chile y que invito a probar.

Una cena exquisita, con buena música, buen servicio y la posibilidad cierta de saborear platos novedosos, bien presentados y con un pertinente sentido del ritmo. Por cierto, un buen café negro cerró la delicia de esta cena.