Paseo matinal en cleta y merecido desayuno

Desperté muy temprano a pesar que no tenía intenciones de hacerlo. Las mañanas del sábado suelo dormir hasta que me de hipo, salvo compromiso previo. Este fortuito hecho, me animó y decidí que había que aprovechar la oportunidad.

Preparé mi cleta y mi mochila y me lancé a recorrer las calles rumbo al sector de Plaza Italia con la intención de subir el Cerro San Cristóbal por el acceso de Pio Nono. Poca gente en las calles, incluso pocos vehículos, lo cual se agradece ya que el paisaje citadino se hace mucho más agradable.

Tendré que hacerle mantención a mi bólido de dos ruedas pues constaté que estaba pegado un cambio y tuve que hacer el recorrido en una combinación 2x, lo cual significó que llegué más rápido pero más cansado que de costumbre a la cumbre del cerro. Tras mi premio al esfuerzo, en la forma de jugo de mote con huesillos, dediqué un rato a la lectura de Pessoa y una vez que mi camiseta se secó lo suficiente, emprendí el regreso. Bajada a gran velocidad por el acceso Pedro de Valdivia Norte y posterior recorrido hacia el barrio Bellas Artes.

No tardé en llegar al sitio que vino a mi mente cuando imaginé que tipo de desayuno quería para hoy. Instalado en la pequeña terraza que habilitó el Café del Ópera en la calle, ubiqué mi cleta a mi costado y me rendí a los disfrutes.

Para partir, pedí una rica cerveza belga Maredsous, ideal para quitarme el calor e hidratarme. Mientras la disfrutaba lentamente, me armé carta en mano, el sandwich que me tentaba. Elegí un pan piccolo (la otra opción es un baguette), puse como base jamón serrano y añadí anchoas, huevo duro y palta. Sobre ello, me la jugué con una salsa de ajo. Debo reconocer que me gustan las transgresiones gastronómicas y ésta fue una rica opción. Un sabor intenso y fantásticamente logrado.

Extasiado de sabores intensos, cerré la incursión con un rico café Moka y regresé a casa zigzagueando al azar con mi cleta por las calles de Providencia. Por cierto, aproveché de pasar al Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) para visitar la exposición fotográfica de Koen Wessing, una muestra impactante de fotografías que el connotado fotógrafo tomó en Chile y otros países. Hay un fotograma tremendo con las grabaciones de los mandos militares del 73 como música de fondo, en donde se recorren las fotografías de esos sucesos siniestros y profundamente inhumanos que vivió Chile en esa época en que las dictaduras y las violaciones a los DDHH eran la moda de la política internacional de EEUU.

Rico paseo y mejor desayuno!!

Opera Catedral : un lugar muy disfrutable

Este es un sitio que he disfrutado de manera curiosa, visitando el restorán del primer piso que me fascina y en muchas otras ocasiones el tercer piso, más informal y apropiado para un after office. También he visitado el Café del Ópera y especialmente sus ricos helados. Sin embargo, nunca había probado el segundo piso y hoy fue la ocasión precisa.

Me instalé en una mesa que tiene vista directa al cerro Santa Lucía y al ajetreado tráfico de vehículos y extranjeros que pululan en esta época en el barrio Bellas Artes. Partí urgente con mi botella de agua mineral sin gas y una buena porción de hielo, única forma de estabilizar mi temperatura y prepararme para un buen disfrute.

Decidí probar una entrada que me atrajo de inmediato en la carta, se trató de un tártaro de salmón, delicioso y original. Para los fondos, otro plato encantador, un estofado belga.  Ricos cubos de carne de res estofada a la cerveza con papas fritas y un pote de delicada mayonesa. Una pequeña bomba de fantástico sabor y que acompañé con una botella de un reserva Malbec de J. Bouchon.

Salvo por unos detalles en el servicio al comienzo de la experiencia, fue un almuerzo espectacular con buena música ambiente, grata temperatura y buena atención. En este piso es habitual que haya conciertos de música en vivo por las noches, por lo que es muy recomendable para un buen relax.

Definitivamente, el Ópera Catedral es una rica experiencia en cada uno de sus ambientes.

Tour de museos post terremoto : la fragilidad

A sabiendas que nuestro terremoto-celebración del bicentenario había dejado serios daños en muchos importantes sitios del patrimonio cultural, no pude resistir la tentación de hacer mi quincenal visita por el territorio del arte.

Para partir, nada mejor que el MAVI en la Plaza Mulato Gil, previa degustación de unos ricos jugos naturales en el lindo Café del Museo. La muestra del MAVI  “Beuys y más allá – El enseñar como arte”, no me pareció tan sorprendente como el contrapunto de maestros chilenos cuyas obras definitivamente nos gustaron más. especialmente Eduardo Vilches y Mónica Bengoa. Lo que si fue un acierto delicioso, fue el espacio que destinaron a honrar al gran poeta de la sensualidad, Gonzálo Rojas, diseñado como un viaje por los territorios sagrados del poeta es extraordinaria.

Luego, nuestros pasos los dirigimos, algo temerosos por lo que podríamos encontrar, al Museo de Bellas Artes. Fuimos sorprendidos porque el edificio si bien presenta daños, está en condiciones adecuadas para operar. El techo de vidrio increíblemente resistió el megasismo y solo vi daños feos en la parte interna  superior que da hacia la calle.  En cuanto a las exposiciones, no había cambios desde mi última visita, lo que obviamente se explica por los sucesos acaecidos. No obstante ello, me repetí con gusto las fotografías de Gert Weigelt, el movimiento de la danza congelado en preciosas tomas.

La siguiente parada fue solo para constatar los daños en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC). El museo estaba cerrado al igual que su hermano en la sede de Quinta Normal. Los daños en la fachada del MAC son muy parecidos a los que dejó el anterior terremoto en 1985, lo que me hace especular acerca de algo más estructural en esa zona del edificio.

Caminando por el precioso Parque Forestal, nos fuimos al Centro Cultural Estación Mapocho, otro edificio antiguo que resistió increíblemente el sismo. Aquí había una exposición de fotografías de Jorge Valenzuela, llamada Jungle Spirit. Fotografías obtenidas con gran talento en el Amazonas peruano, en Uganda (África) y en la isla de Borneo y que muestran maravillosas tomas de la selva y sus habitantes naturales, gorilas, orangutanes, bellísimas aves y reptiles que constituyen toda una experiencia de la hermosura de la naturaleza. Extraordinario trabajo!!!

Ya hambrientos, fue muy fácil terminar almorzando en el Mercado Central, sencillos y exquisitos platos de pescados y mariscos y una buena botella de vino, un merecido intermedio en este paseo dominical.

Para los postres, preferimos ir a tomar helados exóticos al Café del Ópera y cerrar el tour con un buen y conversado café.

Poco a poco, volvemos en Santiasco a una pretendida normalidad, pero fue una constante en todas las calles detenernos a observar las huellas que el terremoto dejó en todas partes, algunas son físicas y claramente visibles, otras están dentro de nosotros. La fragilidad es una emoción muy presente.