Cena y buen jazz para disfrutar

Por medio de mensajes nos pusimos de acuerdo con mi hermano para ir esa noche al jazz tras un largo tiempo sin vernos. Pelao (mi hermano) está en modo privado, es decir, sin vida en redes sociales y cuidando su privacidad.

Partimos por ir a cenar a El Caramaño en barrio Bellavista, un sitio que recuerdo desde mis tiempos universitarios y que curiosamente mi hermano no conocía. Partimos con el trago de la casa Caramañazo mientras disfrutábamos un oreganato (provoleta derretida al orégano). Luego sumamos la Reineta a la diabla acompañada de puré y otra con papas doradas, una botella de sauvignon blanc de valle Casablanca y un buen cierre con café negro.

Salimos satisfechos con la mirada puesta en el show de jazz que venía en nuestro querido Thelonious. Allí nos recibió afectuosamente como siempre el magnífico Erwin, quien nos consiguió de inmediato una mesa, a pesar que estaba lleno el lugar.

La función de hoy estaba a cargo de Nelson Oliva Quinteto para su bien logrado homenaje a Art Blakey and The Jazz Messengers. Una delicada y bien seleccionada porción de temas para deleite de los amantes del jazz. Aquí un registro fotográfico del filete https://www.facebook.com/mavaria/media_set?set=a.10155206696043707.1073741864.642853706&type=3

Una noche exquisita que terminó con una intensa sesión de conversaciones en mi departamento hasta avanzadas horas de la madrugada.

Estro : un acierto de sabores chilenos

Una de esas noches de teatro que enero regala en cantidades, decidimos pasar a cenar al restaurante del Ritz Carlton en las cercanías del Teatro Municipal de Las Condes. Un lugar espacioso, tranquilo y de buen diseño nos recibió de la mano de una anfitriona. Ya ubicados en una mesa, fuimos captando el interesante concepto del restaurante, a saber, una cocina de mercado con ingredientes seleccionados de pequeños productores agrícolas chilenos.

Encantados con la motivación del restaurante, partimos compartiendo una ensalada de locos de Valdivia con mayonesa de ají verde, mientras nos servíamos nuestros tragos, mango sour y el infaltable kir royale. Para los fondos, la tentación fue un atún con costra especies jamaicanas y unos raviolis de cangrejos dorados con una salsa lemongrass y albahaca. Si bien la carta de vinos tentaba con alguna buena botella, tienen una opción imperdible de grandes vinos en copas, lo cual no podía ser mejor. Así que en estricto orden disfrutamos tres copas de vino, pinot noir, carmenere y el orgánico coyam.

Para los postres, una tarta red velvet y un postre de piña colada exquisitos. Solo quedaba el rico café y las ganas de volver, ya que esa carta tiene muchas opciones que imaginamos deliciosas.

Doña Inés : rico lugar en Ñuñork

Arriba de mi cleta llegué a Plaza Ñuñoa en búsqueda de un buen sitio de almuerzos. Para mi sorpresa, muchos de los lugares que frecuento, estaban cerrados. Desconozco si cerraron porque era bastante tarde para un almuerzo o simplemente no abrieron, esperando quizás, hacerlo solo por la noche.

Mi instinto y sobretodo el hambre, me llevó a explorar un poco más y así encontré abierto y con varios comensales todavía almorzando, al restaurant Doña Inés. Qué fortuna, no soy el único que almuerza tarde hoy.

Si bien ya he estado antes en este lugar, incluso también cuando era otro restaurant (el rico Madras), siempre mantengo abierta la posibilidad del asombro.

Ingresé a la terraza con mi linda cleta, elegí una mesa y pedí una indispensable botella de agua mineral. Uff, estaba sediento. La música lounge y algo de chillout estaba de miedo. De la carta, lo primero que me llamó la atención fue un inserto con platos típicos chilenos aunque preparados a la manera especial que tiene este sitio. Sin embargo, mi hambre buscaba carne. Mis ojos se ensartaron en un filete de res recubierto con una pasta de aceitunas y acompañado de un pastel de plenta al queso de cabra. Fascinante!!!

Para acompañar la delicia seleccionada, nada mejor que una botella de un reserva cabernet sauvignon de De Martino. Sabroso y corpulento, por lo cual atinaba genialmente con mi plato. Comí lentamente, saboreanmdo cada trozo de carne y solo alterando un poco el sabor del pastel con pimienta fresca, uno de mis vicios en la cocina.

Terminado mi filete, me entusiasmé con un postre que me guiñaba un ojo desde la carta. Una tarta de chancaca al queso crema sobre una fantástica salsa de naranjas con un gratinado de chocolate. Maravillosa!!!

Para el cierre, nada mejor que una pequeña y concentrada taza de café negro. Solo restaba subirme nuevamente a mi cleta y regresar a casa. Excelente almuerzo!

Restaurant Vichuquén : comida chilena de estilo

Hacer de la comida chilena un arte apetecible no es un desafío menor, pero estoy convencido que este restorán está al tope de la lista de los mejores.

Quería comer comida chilena rica y no tardé en dirigir mis pasos hacia este conocido restorán al interior del Hotel Galerías en pleno centro de Santiasco. Es una suerte para mí, estar en pleno centro del centro, aunque eso me asegure estar en el epicentro de la contaminación.

Partí con una agradable botella de agua mineral sin gas, mientras observaba con detención la apetitosa carta del lugar y de paso la achilenada ambientación, incluidos los mozos vestidos de huasos y simpáticamente bilingües (obligatorio para atender turistas).

Una ensalada verde, con porotos verdes, lechuga y berros, con camarones y una nube de queso azul exquisita, fue la entrada que dio inicio a mi rico almuerzo. Pedí la carta de vinos y me encontré una deliciosa botella de William Cole El Mirador 2009 Pinot Noir que no había tenido oportunidad de probar. Una rica sorpresa, especialmente cuando alcanzó una temperatura adecuada en la cubeta con agua y hielo. (porqué no mantienen las botellas de este vino en refrigeración??)

Mi plato de fondo, notable, una albacora grillé a la mantequilla rubia, con una salsa de alcaparras sobre un colchón de verduras coloreadas y salteadas al dente, todo acompañado de un guiso de arvejas con queso. Una combinación exquisita.

Para el postre no pude dejar de probar la delicia de un mouse de pisco sour, helado de frambuesas y salsa de berries, increíblemente sintonizados con el placer dulce de esta creación.

Un bajativo de licor orgánico de naranjas vino a completar el disfrute de este mediodía santiasqueño. Estuvo muy bueno!!

Patagon : una picada en Paseo Bulnes

Ya casi es una obsesión, pero no dejo de buscar un nuevo lugar para el almuerzo típico de día laboral, intentando que no solo sea rica la comida sino que permita disfrutar una buena experiencia.

Inicié mi caminata considerando nuevas coordenadas, con el ánimo de ser sorprendido por algún sitio en el hermoso Paseo Bulnes, que bien se merece una oferta culinaria acorde a la expectativas que provoca.

Una rápida incursión me permitió sopesar lo que podría ser interesante y preseleccioné dos sitios, la Fuente Italiana y Patagon, ambos lugares en un formato más propio de fuente de soda, pero con el aliciente de tener mesas en el mismo paseo y al lado de una rica fuente de aguas.

La Fuente Italiana, un fiasco, a los cuatro minutos decidí abandonarla. No soporto la demora en el primer contacto, algo tan simple, ya que hubiera bastado que entregaran la carta y me habría quedado. Así que el destino decidió que Patagon era la opción del día.

Apenas me ubiqué bajo la deliciosa sombra de un paraguas, justo al lado de la fuente de agua, recibí la atenta visita de una muchacha con la carta en sus manos. Las opciones, un poco lejos de la cocina que más gusto, tenían la abundancia y la simpleza como atributos. Me preparé para una dosis extra de grasas y sabores intensos, pidiendo una escalopa kaiser con papas fritas y huevo frito. Uffff!!!, eso es colesterol puro, pero un desarreglo posible de gozar.

Francamente estaba muy rico, abundante y sobretodo enmarcado en la delicia del lugar, ese sonido de las columnas agua golpeando la superficie de la pileta, una pequeña brisa y la tranquilidad de un lugar sin automóviles. Un verdadero oasis para almorzar tranquilo y en pleno Santiasco.

Buena experiencia!!