Cenando en Machu Pichu : rica comida peruana

Hambriento como casi siempre estoy, me fui a cenar a un sitio habitual de mis salidas urgentes. Me refiero a Machu Pichu, un restoran peruano de los que abundan en el barrio Manuel  Montt y que tienen suficiente cuento como para ser notables.

Como ya es habitual partí con mi agua mineral para lavar las tripas y prepararme conscientemente a disfrutar algo rico. Lo primero que vino a mi mente cuando tomé la carta del lugar fue una causa limeña, la que más me gusta es la causa de atún y no demoré un segundo en pedirla como entrada mientras decidía el resto. Un plato potente y especialmente delicioso no solo en sabores sino que en presentación, soy definitivamente  impresionable con los colores, aromas y formas que una buena factura puede hacer de un plato. Exquisito!!!

En la carta, descubrí un plato que no había probado, se trató de la corvina al shiwanco, en definitiva, trozos de corvina al horno cubiertas con una salsa de tamarindo, cebollín, pimentón, champignones y apio maravillosa. cada bocado fue una delicia repetible. Acompañé esta exquisitez con una delicada botella de pinot noir Viña Mar 2009, que estaba excelente en aromas, sabor y temperatura.

Gran cena y cada vez mejor lugar!!

El Chalán : nunca falla en fomingos aunque sea muy tarde

Amanecí muy congestionado y debí cancelar de madrugada mi salida a la montaña. Era el reencuentro del año con un cerro que me gusta mucho, El Pintor. Pero, como dice el dicho, al mal tiempo buena cara y decidí dormir hasta más tarde para hacerme cargo de la terrible congestión matinal.

Como no estoy dispuesto sino a pasarlo bien, una vez que recuperé la energía suficiente para levantarme, decidí que  sería un buen día para disfrutar un rico almuerzo y luego una sesión de películas proyectadas en la pared de mi departamento. Buen panorama!!!

Salí a buscar el lugar de mi almuerzo y siendo bastante avanzada la hora, me fui a la segura y me trasladé a El Chalán, un sitio que ya tengo bien catalogado por la calidad de su comida y del servicio. Además que tiene esa bendita ventaja de atender hasta muy avanzado el horario.

Me instalé en un rica y espaciosa terraza que me llena el gusto y pedí una de mis  mezclas perfectas, un ceviche de pescado con un pisco sour a la peruana. Nunca falla!!!

En la carta, mis ojos desfilaron por una nutrida oferta de platos peruanos, hasta que detecté uno que no había probado en ese lugar. Un seco de cordero, trozos de blando cordero cocinados en una salsa de cilantro con una porción de arroz y frijoles a la crema de acompañamiento. Fantástico!!, un desfile de sabores que disfruté junto a un Trío cabernet sauvignon, syrah y cabernet franc.

El postre merecido fue un mousse de maracuyá, que rico sabor!!!. El cierre, por supuesto, una tacita de café negro.

Tras estos placeres, el resto de la tarde fue asistir a mi cine personal viendo dos películas divertidísimas, con las cuales completé mi terapia personal de recuperación. Gran día!!