Sentido del humor : una obra emocionante

Esta era la última función de esta obra de teatro en el Teatro Mori, por lo que nos sentíamos afortunados de alcanzar a verla. Aquí estamos frente a una obra que recrea la insólita fuerza de los presos políticos de la dictadura chilena para sobrevivir en los mismos campos de exterminio como Pisagua.

Antes de ingresar ya divisamos a Jorge Chino Navarrete entre el público, él es el personaje principal de la obra y él lo sabe. Un escenario mínimo que demuestra la precariedad en que estuvieron esos prisioneros de los primeros años de la dictadura chilena. Un lenguaje muy chileno y procaz, da fuerza a los diálogos de estos presos que luchan por ganar un día más bajo la política de exterminio del estado chileno bajo el control de Perrochet.

Es una obra fuerte, a veces tierna, pero en todo momento denunciante de lo que ocurrió en nuestro país bajo la infame dictadura. Nadie puede resistir llorar con ese niño de 8 años que quedó preso porque no se separó de su padre que fue llevado a Pisagua y que en esta obra, se convirtió en El Principito de Saint Exupery. Es un pasaje mágico de esa obra universal y justamente en la escena del zorro y el principito, cuando declama el zorro que antes de jugar lo debe domesticar, es decir, crear lazos. Linda enseñanza.

Una obra triste y con humor a la vez,, pues solo el humor es capaz de transformar las peores cárceles en algo con sentido. Gran trabajo actoral, pues logra transmitir la emoción de la precariedad y la fortaleza de la inteligencia y el humor.

Al finalizar la obra, hubo aplauso cerrado para los actores y especialmente para Jorge Chino Navarrete presente en la sala para esta última función. Honor y gloria para los chilenos masacrados por la dictadura.

Víctor sin Víctor Jara: una obra emocionante

En estos días de conmemoración de los 40 años del golpe cívico-militar en Chile, la creatividad teatral ha dado frutos notables y ya he comentado varias muestras de ello. En esta noche, el turno nos condujo al GAM para ver esta obra excepcional en donde más de 40 personas vienen a reposicionar en la memoria colectiva lo esencial del hecho que un cantor popular fuese considerado una amenaza y por lo tanto asesinado con vergonzosa crueldad.

El formato de cantata crea un espacio propicio para repasar algunas de las deliciosas canciones que Víctor Jara entregó a la humanidad y que hasta la fecha siguen siendo parte del acervo popular. Es significativo que esta obra sea expresiva con especial sencillez, hay actores, familiares de ejecutados políticos y actores, todos unidos por un sentimiento común y al mismo tiempo profundo. No pude evitar llorar en silencio y al mismo tiempo disfrutar como se engrandece la figura de nuestro Víctor Jara.

Al finalizar la obra, siendo el mismo día del asesinato de Víctor (15/09), fuimos invitados a la calle, a esa Alameda nocturna y tras encender unas velas, el público, los actores y unos cuántos más, cantamos una canción del gran cantor, llenos de emoción, porque finalmente, todos somos Víctor.

Cienfuegos 39 : pretenciosa clandestinidad

Una nueva obra de teatro con motivo de la conmemoración de los 40 años del golpe militar, nos convocó al Matucana 100. Allí enfrentaríamos un trozo de la narrativa de quienes convencidos que era posible cambiar el curso que había adoptado la historia de nuestro país, militantes de la izquierda revolucionaria, ingenuos intelectuales en general, intentarían hacer lo suyo.

La historia se localiza en una casa de seguridad en donde una pareja vivió estos hechos, llenos de energía y convicción y que ahora visitan muchos años después. Es una historia de amor, un amor construido en la clandestinidad, en el miedo que significaba enfrentar a una sangrienta dictadura militar. Hay un contrapunto narrativo interesante al poner a los mismos personajes, 20 años después, como complemento explicativo de lo que allí sucedía.

Un amor clandestino que comparte los miedos de ser atrapados por la maquinaria siniestra de una dictadura sangrienta, títeres armados por el poder ideológico de otro país (el dueño y policía del planeta). Esta pareja se la juega por una idea de país mientras eluden la persecución y sus propios miedos. Hay un contrapunto formidable entre esos jóvenes enamorados de la libertad y de morir por sus ideales y de los sobrevivientes de esa larga noche y que luchan por insertarse en una sociedad que no les da cabida.

Resulta difícil representar lo que significa ver esta obra y recordar al mismo tiempo a tantas personas, todos seres humanos valiosos que lo vivieron de verdad, no desde el público ni desde la novedad. Los que vivimos esa noche larga no podemos ser público, ni siquiera lectores, nuestras tripas se conmueven comienzan a sangrar con pena pues, a pesar de los años, todavía nada cambia lo suficiente.

 

The Clinic : un divertido almuerzo laboral

Suelo incentivar el lado B de mi equipo y a veces creo que ya no necesitan estímulo alguno. Me sorprendieron con la organización de un almuerzo para todos los que quisieran asistir y a un lugar bastante taquillero y con una muy adecuada relación de precio – beneficio. Una gran forma de concluir el año, un año lleno de eventos desacostumbrados, con muchísimas y fuertes emociones y también con enormes desafíos que supimos atender.

Alrededor de las 14:30 horas un buen lote de compañeros laborales nos dimos cita en el divertido local de The Clinic, un sitio que ya habíamos probado y que era ideal para un encuentro de todos los miembros de la gerencia con ganas de pasarlo bien. La reserva nos aseguró un rincón muy apropiado para alojar a los prendidos de siempre y a los que se animaron en esta ocasión.

Ubicado en una casona maravillosa que alguna vez alojó un teatro, la sede de un partido político, la rica Casa Abarzúa, es ahora el territorio irreverente y especialmente simpático de The Clinic, hijo putativo del pasquín que nos hace reir periodicamente en los kioscos.

Partimos deleitándonos con unos frescos borgoñas, pan y mantequilla, unos ricos ceviches para compartir, mientras se las arreglaban para traer más de 20 platos a la vez. Como había mucha buena onda, no importó demasiado el tiempo de espera, ya que hay material más que suficiente para entretenerse, desde la carta (una pequeña y diverttida revista), los textos en las paredes (demasiado divertidos, desde discursos políticos de los 70’s pasando por imbecilidades propias de la dictadura, hasta fantásticas frases de los «inteligentes» políticos chilenos), también un monitor de TV en donde se puede disfrutar de divertidos cortos.

Yo estaba con los minutos contados así es que aproveche los pitutos para acelerar la llegada de mi plato y pude almorzar a tiempo (una corteira, fiel contrapunto para la longueira que otros pidieron) para poder volver a mi pega a atender una importante reunión que cerraba mi año laboral.

The Clinic, divertido restobar en Santiasco!!!