BANFF 2010: deliciosa experiencia

Hace varios años que voy a esta fiesta visual del montañismo y otros deportes extremos, cortometrajes de escaladas insólitas y que progresivamente  han derivado en muchas otras disciplinas, mountainbike, kajackismo, buceo, en fin muchas disciplinas extremas, la expresión visual y quizás un tanto marketera de quienes disfrutan de los deportes de montaña y nos asombramos de la increíble capacidad del ser humano de hacer cosas realmente sorprendentes.

La verdad es que me cuesta mantenerme cuerdo cuando veo la insólita capacidad del ser humano de hacer cosas imposibles, cualquier límite es posible desafiarlo, no hay tope, siempre es posible ir más allá, esa es la regla, siempre es posible ir más allá.

Lloré el infortunio de Andrew McAuleyse, en su travesía extrema en el mar que le costó la vida, un verdadero homenaje a la infinita soberbia del ser humano frente a una naturaleza salvaje.

Coincido  con Gastón Oyarzún cuando conversamos de esa aventura acuática y acordamos que es demasiado extrema, siempre deberíamos ponderar los desafíos que afrontamos.

Un lindo festival, con películas increíbles de proezas de tantos tipos extremos, notables exponentes de la humanidad

Un miércoles redondito: mezcla de disfrutes

Cuando mi entrañable amigo y maestro Gastón Oyarzún me avisó del lanzamiento de su nuevo libro, me hice la idea que sería un gran día.

Gastón no solo es un montañista excepcional, sino que además un fotógrafo inspirado. Sus fotos son increíbles y dada su afición por paisajes extremos, consigue imagenes maravillosas como las que condensa en su nuevo libro Andes. Me da mucho gusto disfrutar imagenes tan lindas. Y mucho más cuando el lanzamiento del libro es una mezcla de disfrutes exquisitos, discursos de académicos, un violín virtuoso de un muchacho, una hermosa poesía de una linda actriz, un conjunto de representaciones que alaban la belleza de la montaña y de los paisajes de nuestro hermoso país.

Terminado el acto formal, con un wines & cheeses, me fui presuroso a atender otro placer que ese día me tenía. El recital de la banda de Mc Coy Tyner Quartet en el teatro NoEscafé.

Lleno total, me encontré con una gran cantidad de amigos que saben disfrutar el buen jazz y que de paso demuestran que los escenarios son pocos, nos vemos muy a menudo en estas búsquedas.

Es increíble ver a un anciano caminando con pesar y que al momento de sentarse al piano se transforma en un monstruo musical, increible resultado, la banda es un prodigio.

Mc Coy se acompaña con un contrabajo de lujo Gerald Canno, un batero de campeonato Eric Kamau Gravatt  y un increíble saxofonista Gary Bartz, una leyenda. Un espectáculo maravilloso, el jazz se viste de gala cuando vienen bandas como éstas.

Regresé a casa con el corazón redondito, lleno de placer