Amasando la espalda

Una singular invitación para una marcha blanca de un salón de masajes ultratecnologizados, me llevo a las 13 horas del lunes a Descanso Urbano. Gran concepto, un lugar céntrico, limpio, austero, bien dotado y sobretodo bien atendido.

Me tiendo en la camilla sin sospechar como funcionaba el asunto, me tapan con una delgada frazada, conectan el robot y bingo!. Distintas piezas móviles, casi vibrantes, comenzaron a deslizarse ritmicamente por mi espalda y piernas, en forma de olas que iban masajeando, cabeza, cuello, columna, piernas. Salvo por el pasaje en que la máquina destroza mi sacro (eso duele), estuvo magnífico. Al punto que ni sentí los 40 minutos de la travesía masajística.

Deliciosa experiencia.

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Tranquilo domingo

Desperté un par de segundos antes que sonara mi despertador (no hay opción, sin despertador, sigo de largo). Las 11 de la madrugada, tiempo de desayunar e ir al cerro San Cristóbal. Alrededor de las 12 ya estaba pedaleando con esfuerzo en el kilómetro 2. Hoy me costó más que otras veces mantenerme sobre 10 Km/h en la subida. Me estoy volviendo viejo.

El mote con huesillos me supo especialmente agradable, una vez que me cambié de ropa (me saqué la polera empapada de transpiración) y pude recuperar el aliento. Algunas elongaciones, una barra de cereales y comencé a bajar. Que delicia, esa vertiginosidad del descenso me hace sentir libre, ingrávido y muy feliz. Casi colisiono con un ciclista despistado que se me cruzó cuando venía bajando al tope de la rapidez. Aunque mi compañera no me cree, he llegado a 54 Km/hr en la bajada, aunque mi marca habitual son 49 Km/hr.

Llegué a casa, una buena ducha, un avance de lecturas pendientes y me preparé para ir a buscar un buen lugar para almorzar. Alrededor de las 15:30 horas llegué a Bellavista a experimentar. Pocos restoranes abiertos y los que estaban abiertos tenían al chef con las zapatillas de clavos puestas. Al final, logré instalarme en el Bangkok, comida thai, delicioso. Un plato de camarones al curry rojo (picante y dulce por la leche de coco), con arroz al jazmín y una deliciosa botella de merlot reserva Santa Ema 2005 (como extraño el 2003). Los fuertes taninos, la madera y el sabor a vainilla (algo fuerte) y frutos rojos, dieron un buen maridaje a mi plato. No había nadie más, por lo que hasta pude fumar en el salón de no fumadores (privilegio interesante en estos días)

Por la ventana, observé largamente a unos tamborileros (en mi definición, un ser humano a un tambor pegado, con cuerdas para activar otras percusiones que le permiten bailar al son de su propia música). Son un encanto para los extranjeros y una fuente entrópica de ruido ambiental.

Me fui a patiperrear nuevamente con dirección al Centro Cultural Estación Mapocho, esperaba ver dos exposiciones. Al final solo pude ver una, Reminiscencias, un trabajo fotográfico nacido del erotismo y el amor de un fotógrafo por su musa. Buen montaje digital a partir de un formato analógico. Sigo pensando que el amor saca lo mejor del ser humano.

La segunda exposición estaba funada porque pasó una columna de manifestantes y tiró piedras al interior. Que lata, esperaba ver las fotos de multiples pajarillos de la Patagonia,

Finalmente, decidí marchar a casa para resumir estas experiencias y descansar.

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Contracuarteto la lleva

Mis asiduas visitas a los lugares de jazz frecuentemente se topan con magnificas interpretaciones. En general, el jazz chileno y sobretodo interpretado por jovenes es de excepción, infinitamente disfrutable, pero Contracuarteto es demasiado top.

Esta noche de sábado, Contracuarteto mostró su genio, su fantástica capacidad de maravillar con esa música del alma, intensa, exaltadora, inquietante y demasiado bella.

A mayor abundancia, tocaron los temas de su disco (único por el momento) alternando con la visita de sus invitados, Cristian Moya en saxo tenor, increible como siempre y Felipe Riveros para poner esas notas de piano que hacen especial una tocata. Como habría gozado mi compañera este recital, ella sabe apreciar la magia de esta música. Puchas, me haces tanta falta!!!!!

Me comuniqué con mi bajoneado hermanito por SMS, espero que haya comprendido que la vida continúa y que nada es suficientemente fuerte como para oponerse al impulso de vivir. Por lo demás, en menos de una semana nos vamos a Baires a disfrutar el carrete bonaerense.

Buena tocata, mejor final, porque a mis notas en mi diario le pude añadir el sentimiento de saber que nada es más importante que amar, sin ataduras, sin complejos, solo amar porque es rico.

Me voy a dormir pensando en que un sábado así, vale la pena vivirlo.

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Inventando futuros de sábados

Después del filete musical y la comida de anoche, invertí varias horas en reflexión y web. Busqué sin destino predefinido y hallé interesantes datos acerca de arquitectura moderna, tecnología en energía y otras yerbas. Es increíble la cantidad de información valiosa que se encuentra disponible. Ya nadie puede decir que no tiene oportunidad de saber algo.

Me dormí muy tarde y de no ser por un llamado alrededor de las 11 de la madrugada de este sábado, no despierto. De hecho, me sobresaltó el teléfono y la conversación posterior, una mañana helada y fea. Decidí dormir nuevamente.

Alrededor de las 17 horas, decidí salir al mundo con ansias de patiperrear. Me fui erráticamente recorriendo calles del Providencia viejo (de hecho, busco un nuevo lugar donde vivir) y la verdad es que hay mucha belleza arquitectónica disponible, buenos lugares algo a mal traer, pero hermosos.

Estoy sorprendido por los conceptos de normopatía (la patología de ser correctos en esta sociedad) que nos está llenando de enfermedades. Una descripción aterradora que encontré en el libro El Mensaje Curativo del Alma (del mismo autor de La Enfermedad como Camino). Algo me dice que soy harto más sano que mis congéneres, pensaba lo contrario, pero tiene sentido. Adolezco de anormalidad. Notable¡¡¡¡

Me repetí una gran película, Piso Compartido, francesa, alocada y sobretodo muy real. Me hubiera gustado haber vivido con personas tan diversas como esas, es una experiencia singular y sobretodo humana. Imagino que en el asilo de ancianos podré hacer realidad esta experiencia jajajaja!!!

Almorcé un pantagruélico plato en la Casa de Cena, animado con las simpáticas conversaciones con el mozo (el más antiguo que queda, ya que todos los que conocía ya jubilaron). Cómo pasan los años¡¡¡¡¡¡¡. Rica comida, rico vino, ricas notas en mi diario.

Recorriendo el sector de Condell, encontré un maravilloso castillo, sede hoy en día, de la Academia de Humanismo Cristiano. Que maravilla!.

Estuve tentado de pasar al Barcelona (Tapas y tragos) en Seminario, pero decidí guardar fuerzas para el filete musical de esta noche, Contracuarteto en el Thelonious, pues ya tengo reserva.

Nos vemos

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Un viernes muy particular

Este viernes tenía tantas ganas de almorzar algo rico con mi compañera, pero el destino definió otra cosa. Fue un día triste.

Por la noche, decidí ir a disfrutar un filete musical en Sala Master. Se trató de la magnífica banda de fusión latinoamericana Entrama. Como siempre ha sido, extasié con un despliegue de virtuosismo en la ejecución de instrumentos y creaciones singulares. Delicioso espectáculo, aunque no suficiente para darme el ánimo. No es culpa de ustedes queridos amigos de Entrama.

Después de la música solo me quedaba iluminar mis tripas con un rico candil (en clave imperdible, General Salvo con Providencia) y eso hice.

Hay viernes que deberían ser lunes.

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Teatro Cinema Sin Sangre

No voy a contar de que trata la obra, nadie merece ser adelantado en esto.
Esta noche he vivido una experiencia increíble, gracias a una inesperada invitación a una función privada de pre- estreno de Sin Sangre.

No es casualidad que la obra se presente en una sala de cine, porque lo que uno ve es básicamente una película, con todos los recursos que son propios de este género visual. Sorprendente, un trabajo de precisión, de joyería. Cada movimiento, cada plano de imagen estudiado hasta el hartazgo para producir el máximo efecto.

De verdad, que estos actores han logrado algo notable, como espectadores sabemos que es teatro, pero vemos cine y de repente estamos en una película pero hay actores de carne y hueso actuando presencialmente. Es loco y virtuoso a la vez.

Habría sido una noche perfecta si mi compañera hubiese estado presente. En su dolorosa ausencia lleve a alguien querido capaz de apreciar el arte desplegado.

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Vinos y buena compañía

La única gracia que tiene el citibank son las invitaciones a algunos eventos. Esta vez, una venta de vinos de Concha y Toro.

Alrededor de las 19:30 horas llegué al centro de degustaciones en Alonso de Córdova con la esperanza que muy poca gente llegase a la invitación. me equivoqué habían demasiados comensales. Desde esos que estaban felices porque podrían comprar vinos a 2 lucas hasta esos que piensan que el pinot noir es el vino de la botella redondita (caramayola). Sin duda, habían excepciones notables, pues iban por el filete sin titubeos.

Recorrí la muestra varias veces, seleccionando algunos vinos, los más ocultos, ya que la gran mayoría eran varietales y engañabobos. No es que hubiese vinos malos, sino que habían pocos de los verdaderamente superiores. Así encontré dos que me encantaron, un Pinot Noir reserva 2004 de ConoSur (un verdadero filete) y un vino ensamblaje orgánico Syrah / Mourvedre 2004 Novas que me sorprendió por la potencia y sabor.

Tarde llegó mi compañera, pero nunca tan tarde como para no disfrutar con ella. Es un espectáculo observarla como distingue los vinos, como sabe lo que es bueno y sus comentarios atinados me producen orgasmos de placer. Es demasiado rico compartir este tipo de momentos con una mujer tan increíble.

Al final, salimos comprando los vinos seleccionados y una sorpresa que ella inventó y que gustoso acepté.

Citibank quedas en deuda, quiero más eventos así para pasarlo tan bien con mi preciosa compañera.

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Terminaciones culturales

Después de relatar mis aventuras del fin de semana, corresponde que vuelva al foco y me haga cargo de aquellas cosas culturales disfrutadas en el periodo.

La película Dejá Vu, me sorprendió gratamente esta película de Tony Scott (Top Gun, Enemigo Público entre otras), más allá de los increíbles efectos especiales simplemente por el tema. Soy un fanático de las historias que juegan con el espacio – tiempo y ésta es bastante creíble (argumento aceptable). Además de Denzel Washington está la deliciosa Paula Patton haciendo un contrapunto de personalidades muy especial. Al final de todo, es una tierna historia de amor, pero vale la pena la acción, las dudas y el aplomo de los protagonistas. Recomendable

Terminé de leer el libro de Susana Bloch, «Surfeando la ola emocional» y pienso que ya está claro el mensaje y la utilidad de su método (Alba Emoting). Los seres humanos, nacidos con perfecta y honesta armonía emocional (hay solo seis emociones básicas) nos encargamos de deformarnos con el desarrollo de la adultez, al punto que no somos capaces de reconocer nuestras propias emociones (ni hablar de las emociones de los demás). Lo que hay tras el método es la capacdad de reconocer emociones y/o limpiarlas haciendo determinados ejercicios respiratorios, gestos y corporalidad. Claramente útil para quienes viven de las emociones (actores, curas, políticos y manipuladores profesionales), pero también para quienes nos interesa la honestidad de nuestra alma.

Me di maña para hacer algo muy poco usual, ver un poco de TV mientras almorzaba. La «cultura entretenida» mostró un documental ambientado en los glaciares de las Torres del Paine, siguiendo los pasos de una expedición científica que buscaba un pequeño insecto (mal llamado el dragón de la patagonia) capaz de sobrevivir en la gélida superficie del glaciar o a 40 metros de profundidad en aguas heladísimas y con presiones insufribles. Más allá de lo pintoresco, existe la posibilidad que estudiando este bichito se puedan hacer aplicaciones de la medicina por ejemplo en la conservación criogénica de órganos para implantes. Yo pensé que de repente inyectándose la sustancia que debe existir en la sangre del dragón, podría uno sobrevivir a la hipotermia, algo bueno para buzos y montañistas. Un misterio más de la maravillosa naturaleza

Estuve revisando un reportaje sobre el nuevo libro de la rica Pamela Jiles, periodista siempre incorrecta pero adorable por su patudez y por ser tan lenguaraz. Se trata del libro Maldita Farádula, un verdadero pasquin, pero que motiva a la risa ya que desnuda la imbecilidad galopante de tantos «mediáticos» de chilito. Me encantó la definición de algunos personajes, por ejemplo Pablo Longueira : facho consuetudinario que la tendría corteira; Carlos Menem : cornudo internacional,…, octogenario patético, marido distante de Cecilia Bolocco y padre en probeta de su único hijo. Esto es farándula!!!!!

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Domingo de descanso

Desperté muy tarde, casi a las 15 horas, tras un sábado muy intenso. Necesitaba ir al cerro a botar tanta toxina acumulada, así es que tomé mi bici y oh sorpresa, tenía desinflado el neumático delantero. Pucha oh, debo haber pinchado ayer en el cerro, al menos eso pensé.

Me puse a desarmar la bici y tratar de cambiar la cámara (hace tiempo compré un repuesto y ahora sería la oportunidad de probar que era capaz de cambiarla). Fue un desastre, la cámara nueva no inflaba, parece que tampoco era la medida correcta. El asunto es que al final, me puse a probar la cámara supuestamente pinchada y parece que no lo estaba. Con paciencia, volví a montar la cámara antigua, inflé y me la jugué.

Subí hasta el jardín japonés cansado como bestia sin entender porque. Me bajé y comprobé que al poner la rueda quedó mal calibrado el freno y había subido frenado!!!!!!

Reparado el cuento, volví a la meditación del ascenso. Que maravilla volver a creer que mi estado físico no es tan malo.

Regresé a casa, ducha y a prepararme un rico almuerzo. terminé cerca de las 18:30 horas de alimentarme y de ahi me puse a reparar uno de mis notebooks. Quedó impecable

Ha sido un buen día de recuperación.

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Un sábado intenso

Este sábado partió relativamente temprano, ya que sin necesidad de mis tres despertadores, antes de las 11 de la mañana estaba en pié y desayunando. Hice los preparativos básicos para asegurar que todos quienes iban a participar del cumpleaños de mi madre, tuvieran los punteros de la cita.

Partí al cerro San Cristóbal y antes del mediodía ya estaba al pié del cerro por Pedro de Valdivia Norte. Desde el día 15 de agosto que no subía y de verdad que necesitaba sentir el cuerpo y hacer mi meditación del ascenso. No sólo subí hasta la cumbre, sino que después me fui hacia La Pirámide e hice todas las combinaciones que pude incluyendo una segunda cumbre y también algunos senderos en donde hasta pasé susto debido a que mi bici resbala en las bajadas.

Lo concreto es que volví a casa a las 14:45 horas y mi hermano me esperaba sentado en las escaleras, aprovechando las redes inalámbricas del edificio. Increible hay más de una docena de redes habilitadas, aunque casi todas con seguridad.

Mientras me duchaba, llegaron los viejos junto a mi hermana mayor que anda de paso por la capital. Intuyendo el derrotero de dicha tarde, les convencí tomar unos taxis y nos fuimos a ese tradicional y rico restorán Omar Khayyam en Av. Perú. Llegamos cerca de las 16 horas, aprovechando la ventaja de un restorán cuya cocina los sábados no cierra.

Fue un festín de sabores árabes, pedí la mayor variedad de platos que pude para que fuera un almuerzo gozoso, contundente y novedoso para la cumpleañera. Acompañamos con unas botellas de Los Mareados 2004, muy buen ensamblaje e ideal para este almuerzo. Tras los postres unos ricos bajativos y mucha conversación, facilitada por tener el segundo piso casi exclusivamente para nosotros.

Retornamos a mi departamento para finalmente retirarse todos, excepto mi hermano, alrededor de las 19 horas.

Si bien mi hermano regresaba a Viña el mismo sábado, me di maña para seducirle con un filete de jazz imperdible. Así es, reservé y alrededor de las 10 de la noche nos fuimos a El Perseguidor en Bellavista. La cita era con Christian Gálvez Cuarteto (Félix Lecaros en batería, Roberto Lecaros en Contrabajo, Andrés Pérez en Saxo y lo increíble un muchacho ciego al piano, un talento).

Una jornada de jazz inolvidable, al virtuosismo de cada músico le acompañó la tremenda ovación de quienes tuvimos la oportunidad de disfrutar tanta maravilla. Un espectáculo de primer nivel.

Antes que partiera el show, llegó nuestro primo Luis, también de paso por Santiago, quien no podía creer que hubiese música así. Fue tanto el placer que tuvimos con la música, que quedamos muy prendidos y tuvimos que irnos a otro sitio. El lugar elegido, Piso 33 en Alameda, música electrónica a toda potencia. Tres DJ animaron la noche, en la que bailamos hasta que nos dió hipo, eso fue pasadas las 4:30 de la madrugada. No nos dimos cuenta como pasó el tiempo, realmente entretenidos.

Regresamos al departamento y ahí mi hermano decidió migrar a la casa de una amiga por lo que, fiel a mi hambre compulsiva, invité a mi primo a comer a la Casa de Cena. Por más de una veintena de años, a cualquier hora, este restorán ha sido mi salvación. Pero ahora no lo fue, ¡estaba cerrado!!!!!.

Desesperado, partimos a otro sitio que normalmente está abierto toda la noche en los fines de semana, El Prosit de Plaza Italia y decepción!!!, también estaba cerrado. Al borde del colapso, decidimos caminar por Alameda hacia el poniente y por suerte encontramos un abarrotado sitio enfrente del Diego Portales, que aparentemente era lo único abierto, ya que todos los trasnochadores hambrientos estaban ahí.

Tras comer un par de sandwiches y beber unas gaseosas (a esa hora es lo que hay), decidimos que era suficientemente tarde (más bien temprano, casi las 7 de la mañana) y calabaza, calabaza, cada uno para su casa.

Ufff, que sueño!!!

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