Almorzando en Pachamama : gran placer

Ha pasado un poco de tiempo desde mi última incursión a este rico sitio peruano. Sabía que si volvía tendría placeres especiales y hoy era un buen día para ello. Caminamos hasta el lugar, necesitaba caminar después de estar postrado un par de días con una gripe maldita que me quitó gran parte de mi energía. El sol y el ejercicio son una buena terapia para recuperarse y lo debía practicar.

El lugar muy lleno, me sorprende como la gente descubre los buenos sitios y me convence que el boca a boca claramente funciona, habiendo tanta oferta de comida peruana, no deja de ser sintomático que se llenen los mejores. Bien por la gastronomía!!

Conseguí con bastante rapidez una mesa (a pesar de todo) y partimos con unos pisco sours peruanos acompañando el ceviche de la semana. Interesante concepto, cada semana el chef inventa un ceviche para deleite de todos. Yo estaba entusiasmado con el último que probé, un ceviche tropical,  pero me dejé seducir por la oferta del momento, un ceciche de reineta, cebolla morada. calamares, camarones, palta, champiñones y todo lo que lleva un buen ceviche peruano. Exquisito.

Un poco urgidos por la inexperiencia del joven mozo, quien quería saber pronto cual era el pedido completo, terminamos por pedir un lenguado a lo macho (lenguado al vapor, con vino blanco y salsa criolla con mariscos y acompañados de arroz) y mi plato, una causa de atún con camarones al panko, una delicia acompañada con salsa de betarragas.

Pedimos un  especial pinot noir de Montes reserva 2009, que mantenido en su cubeta de agua y hielo fue una gran compañía para este rico almuerzo. Muy conversado y divertido, devoramos los ricos bocados de comida peruana que nos llenó de benditos placeres.

A la hora de los postres, yo me fui presuroso por un crocante de mango, mientras acompañábamos con buen café negro.

Estuvo muy rico, el Pachamama, es un gran lugar!!!

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Cansado, pero cenando rico en Guria

Este es un sitio que nunca me ha decepcionado, no solo es rica la comida sino que te atienden bien, como esperas que se haga cuando vas a cenar afuera.

Comer no solo es un placer que disfruto como pocos, también es una terapia anti stress, un delicado tratamiento que debe ser practicado por especialistas. La Cenatarepia, es una disciplina que pocos restoranes califican y debería haber alguna certificación disponible para poder distinguirlos adecuadamente.

Cansado, muy cansado, llegué a Guría y me instalé en el segundo piso, mi lugar preferido. Pedí un kir royale para comenzar a disfrutar. De la carta me pareció pertinente un sabor potente para partir, así que unos camarones Mar y Tierra venían de maravillas. Un pote de greda muy caliente, conteniendo camarones ecuatorianos salteados en aceite de olivas, champiñones, jamón serrano, ajos malientencionados  y ají cacho de cabra. Una delicia que bien merecía dedicación para devorarla con fruición.

Con lentitud estudiada, me puse a elegir mi plato de fondo y el vino de rigor de las cartas enfrente de mí, el resultado fue unas chuletas de cordero al ajillo, un plato de chuletitas a la  plancha marinadas al ajo, aceite de olivas y  perejil, acompañadas de unas papas bravas, (papas salteadas al merken), todo servido en un plato de fierro fundido extremadamente caliente.

El vino fue otra osadía, ya que encontré en la carta un malbec mendocino, Requinoa Puerto Viejo  reserva del 2006 que, de verdad, cumplió todas mis expectativas, aunque estoy seguro que en algún concurso no sacaría mucho puntaje. Es tan subjetiva la valoración de los vinos que depende de tantos aspectos circunstanciales que no puede hacerse escuela.

Para los postres, requería urgente algo dulce y un buen celestino con manjar y salsa de naranjas venía perfecto y especialmente acompañado de un café negro como a mi me gusta.

Si bien el local estaba lleno, el mozo que normalmente me atiende, me hizo sentir único, algo que se valora mucho ya que no me gusta esperar y los ritmos los evalúo permanentemente. En realidad fueron tres mozos los que me atendieron extraordinariamente, incluso con uno de ellos tuve un diálogo muy divertido, pues mientras yo leía noticias y cuanta cosa me llega a mi Ipad, creía que yo leía un libro y eso fue tema para un buen rato. En realidad, los libros sigo prefiriéndolos de papel (con texturas y olor), y La Economía Azul de Gunter Pauli, va junto a mi ipad para no perder tiempo.

Rica cena, me hubiera gustado disfrutarla con ese amor que nunca olvido y que espero no ver nunca más.

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La gran ola : nuevo sitio de comida nikkei

Con menos de tres meses de existencia, este lindo lugar del barrio Condell que describí en cleta hace un tiempo, se presentó como una excelente opción en mi búsqueda marciana, es decir, búsqueda en martes de invierno juliano

Esperaba que estuviera lleno, pero me sorprendí con un local vacío, debo reconocer que hay limites culturales torpes y uno de ellos es suponer que si se aleja más allá de Bilbao, puede ser peligroso. A mi me gusta investigar y asumir riesgos, por lo que cruzar algunas lineas «rojas» me viene muy bien.

El local es estupendo, bonito diseño, extraordinaria música, buena atención y sobretodo es una opción que busca diferenciarse del resto y eso la hace power.

Mi cena partió en la terraza (tiene un excelente y acogedor comedor, pero hoy quería tener la libertad de fumar) con un rocoto sour (muy peruano) con un ceviche nikkei, nombre ampuloso para un ceviche que además del pescado del día posee unos deliciosos cortes de pulpo, calamares y camarones. Una combinación extasiante y en un tamaño muy adecuado para permitir seguir el disfrute con otro plato.

Un patio precioso, techado con lonas, con árboles frutales, unas lámparas japonesas maravillosas, lindas cortinas,  y acompañado de la exquisita música lounge que emerge de los parlantes. Me sentí a mis anchas, este lugar maneja con inteligencia los placeres.

Desocupado de mi exquisita entrada, me dispuse a gozar mi plato de fondo, un maki es decir, un Ebi huanca  Maki. Traducido para todos, un sushi a la peruana, camarón tempura con palta, cebollín y salsa huancaína (que rico). Todo lo cual acompañé con una botella de Leyda Pinot Noir 2010, un rico vino de la zona de San Antonio (gran terroir del pinot noir).

El piso de madera y las lámparas de papel, me recordaron la ópera de Madame Bovary de Flaubert, pero estoy seguro que ella no comió tan rico como yo esta noche. Igual, sentí el drama operático, al observar las conversaciones de mozos y cocineros en el local casi vacío. Imagino que a veces es tan difícil conseguir diferenciarse entre tanta oferta y la tendencia cómoda de los chilenos, la mayoría no se atreve a experimentar y hay tanto por conocer!!!

Después de mi riguroso café negro sin azúcar, me alejé del lugar y caminé a casa pensando que la gran mayoría se quedó en cada casa viendo TV, una lástima para el destino de esta santiasqueña ciudad.

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Raúl Correa y Familia : rica cocina pero…

Obligado por las circunstancias, debí ir a un mall!!!

Bueno, no me ocurre tantas veces como para preocuparse, pero era la única forma de resolver diversos trámites que mi extensa jornada laboral impide atender. Así que al mal tiempo, buena cara.

He adquirido cierta destreza para incursionar en un mall por el tiempo mínimo, ya que me apesta de sobremanera la multitud consumista y la burda escena del feliz fin de semana, comprando y comiendo basura en familia. Como sea, logré resolver casi todos los temas que requería, pero tendría que esperar algo más de una hora para que uno de mis temas se concretara, por lo que la mejor decisión era almorzar.

Creo que he probado casi todos los restoranes «de verdad» en Parque Arauco (descarto los de comida rápida por cierto), pero en un ángulo de mi ojo apareció el conocido Raúl Correa & Familia y no pude resistir la tentación de probarlo. Esta sucursal del famoso restoran de comida chilena, bien merecía una visita.

El lugar bastante lleno, lo cual hacía notar el efervescencia de los mozos moviéndose de un lado a otro para atender a tantos comensales. No obstante ello, me recibieron bien y logré una mesa con rapidez. Sin embargo, tardó bastante para que alguien me preguntara por mi pedido. Como acostumbro, pedí una botella de agua mineral sin gas, mientras revisaba la carta. Si no me equivoco, fue el mismo Raúl Correa quien se me acercó a comentar que tenía ostras naturales, no de criadero, por lo cual tendrían toda la potencia y sabor real. Pese al interesante desafío, decidí rechazarlo ya que las ostras, en mi opinión, se comen de a dos y con un buen espumante.

Tuve que hacer esfuerzos para que el mozo se percatara que hace rato que había decidido mi pedido de almuerzo, lo que finalmente pude ordenar y de paso pedir la carta de vinos. Tras tres intentos, conseguí que llegara la carta de vinos y oh! decepción, dos vinos que elegí en la carta no estaban disponibles. Siempre pienso que no se debe  ofrecer lo que no hay, es muy desalentador. Finalmente, logré dar con la botella de vino que me serviría para acompañar mi selección de plato. Un filete apanado al merken con almendras, pasas y maní, que acompañé con papas salteadas al perejil. El vino finalmente elegido fue un merlot De Martino Legado reserva 2008.

Una larga espera, hasta que llegó mi plato. Por suerte los pancitos de cóctel calientes y un rico pebre además de la mantequilla me permitieron mantener a raya mis impulsos digestivos.

El plato exquisito, salvo que no tenía casi nada de sal y el salero en la mesa definitivamente era de un egoísmo extremo y debí pedir que lo cambiaran. Debo confesar que si no hubiera sido por el exquisito sabor del filete apanado, esta incursión habría sido un desastre.

Para añadir más detalles, pedí un postre (prefiero no recordarlo) y café, pero tras 15 largos minutos sin llegar, me pareció una falta de respeto que me tuvieran esperando y reclamé la cuenta. Por suerte estaba navegando en internet con el WiFi del lugar, lo que me permitió soportar la excesiva demora.

En resumen, buena cocina pero muy mal servicio, escaso conocimiento de los ritmos y baja capacidad de maniobra. Creo que borraré de mi lista de filetes este local (no basta un buen sabor, la experiencia completa es todo)

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Alturas y culturas : Andes e Himalayas, interesante contrapunto

Cuando me llegó la invitación de Gastón Oyarzún a esta charla diaporama que él  iba a realizar en la universidad san sebastián en donde es profesor, me pareció especialmente interesante que alguien con la tremenda experiencia de montaña que posee Gastón, pudiera mostrar paralelos entre ambos mundos. Cabe destacar que Gastón es un excelente fotógrafo, por lo que todo apuntaba a que sería una gran experiencia.

A la hora de la cita, una gran cantidad de personas, sobretodo  jóvenes, en el hall de acceso al auditorio. Un inesperado cóctel se llevaba a cabo e imagino que habrá sido alguno de los incontables amigos de Gastón quien le proveyó este exquisito preludio gastronómico (como lo he visto en otras ocasiones). Unos deliciosos sandwiches gourmet, unas bolitas de chocolate y otros ricos appetizers, que sucumbieron a la velocidad de la luz en la muchachada presente. Tuve la oportunidad de probar casi todo, ya que me ubiqué en el lugar preciso por donde pasaban los mozos con las bandejas, algo que no desaprovecharía ya que a esa hora, ya tengo mucho hambre.

La presentación comenzó con una interpretación deliciosa en una especial  flauta asiática con temas tibetanos y de otras zonas de los Himalayas. Una música maravillosa que hizo que de pronto todo el stress acumulado se disipara y comenzara a flotar en el auditorio, como si nada importara. Extraordinario comienzo, así debería partir cualquier cosa.

Una vez que presentan a Gastón, éste inicia su charla usando como único soporte las hermosas fotografías en pantalla y sus increíbles recuerdos de expediciones a cada uno de esos lugares que mostraba y comentaba en tono reflexivo, mostrando las increíbles similitudes de la geografía, de las razas, de la flora y la fauna, pasando por la cultura y los pueblos. Notable, tanto en los Andes como en el Himalaya, se encuentran casi las mismas identidades culturales, parecidos físicos entre sus habitantes que hacen sobrecogerse, todo lo cual se añade a la especial  filosofía de vida en profunda comunidad con la naturaleza. Imágenes preciosas y un relato sobrecogedor por la belleza de los conceptos.

Totalmente extasiado con lo vivido, no podía levantarme del asiento, pero tuve que vencer el éxtasis para poder saludar a algunas amigas que estaban presentes. Así, tras unas breves conversaciones y un afectuoso saludo al gran Gastón, salí a disfrutar algo rico con una amiga.

Nada más propicio, que cruzar la calle e ingresar al Antojo de Gauguin, uno de mis sitios favoritos. En vez de ingresar por el Patio Bellavista, tan taquilla, lo hice por la entrada que conocí cuando fui uno de los primeros clientes del lugar, por Pio Nono 69, inolvidable dirección.

Elegí la mesa que siempre usaba años atrás y pedí lo que más me gusta, la tabla árabe mixta, una maravilla que no deja de gustarme. Tiene brochetas, rellenitos árabes, falafel y otras delicias que adoro. Algo abundante y apropiado para compartir. Añadí por cierto, una buena porción de hummus (soy adicto a éste) y una apropiada botella de vino, un ensamblaje exquisito. Comentario aparte fue la divertida conversación con Cecilia, dueña y alma del lugar quien tras salir de la cocina, se juntó con nosotros a compartir. Me encanta ella, es exactamente igual a cuando la conocí hace ya bastantes años.

Una cena exquisita que sirvió para comentar largamente la belleza del diaporama Alturas y Culturas que habíamos visto.

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Chiwake : sanwichería peruana

Un día de lluvias, un día de invierno, esos de verdad con lluvias, frío y oscuridad. De hecho había apagón en mi vecindario y como mi hambre es más fuerte que la espera, me preparé a salir, paraguas en mano y muchas ganas de algo rico.

Fui con destino preciso pues quería probar alguna nueva variante de sandwiches peruanos en un sitio que visito desde hace un tiempo. Aposté que Chiwake estaría abierto, aunque naturalmente tenía mi plan B ya que no sabia si atenderían, pero jugué a ganador ya que normalmente los horarios nocturnos se dan en esta zona.

La verdad que estaba desocupado, al parecer la lluvia siempre ahuyenta a los santiasqueños, pero desde que Chiwake abandonó la comida tradicional peruana para dedicarse exclusivamente a los sandwiches (una evolución hasta con cambio de nombre), se apuntó en mi lista de filetes y por ahora pocos lo conocen. Apenas instalado, me atendió Juan Carlos, el mozo de turno, de gran amabilidad aunque claramente inexperto. Mientras yo decidía que comería, ingresó un muchacho a comprar sandwiches y llevar, una opción interesante, pensando en quienes prefieren comer en casa.

Conversamos ntretenida y largamente con Juan Carlos, está recién partiendo en Chile y está junto a su hermano. Por la cantidad de peruanos en el personal del lugar, tengo claro que venir a Chile y aprovechar el entusiasmo que produce la cocina peruana, es una gran oportunidad para muchos hermanos peruanos.

Como es tradición, partí con un pisco sour delicioso, mientras preparaban mi sandwich, a mi juicio el mejor del lugar,  uno de chicharrones. En realidad, chicharrones, cebolla morada, camote frito, todo en una gran marraqueta caliente y exquisita, acompañado de las tres salsas de rigor.

Las salsas que se sirven en este sitio son tema aparte, pues son unas combinaciones demasiado ricas. Una de aceitunas y rocoto, otra de ají amarillo con otros aderezos y otra claramente basada en ajo pero con otras especias. Son el secreto del lugar.

Mientras cenaba y escuchaba la música criolla peruana, varias personas ingresaron al lugar, demostrando que si existe vida nocturna en Santiasco, aunque llueva.

Exquisita e improvisada cena!!

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Confitería Torres Isidora : gran almuerzo

Hace ya un tiempo (casi dos años) que este tradicional restoran marcó presencia en un barrio elitista, pero igual bien rico. No había tenido ocasión de disfrutarlo y hoy se confabularon los astros para que eso fuera posible.

Como soy un asiduo del tradicional, clásico e imperdible local de Alameda, tengo muy claro cual es la marca e impronta del Torres, así que mi incursión tenía harto de comparación. Debo confesar que las réplicas no siempre son buenos representantes del local original, pero bien vale la pena intentar la comparación.

Me instalé en el comedor principal (ya que hay terraza y segundo piso), casi vacío por la hora, pero eso no es problema cuando se tiene la convicción del disfrute como norte. La verdad es que era bastante avanzada la tarde, pero yo tenía hambre y no iba a ir a cualquier sitio. Me instalé e la mesa que me pareció mejor y una señora moza, algo incrédula, se acercó a interrogarme. Como era obvio, salió con una orden de mineral sin gas para comenzar y la exigencia de la carta del lugar. Fue divertido el diálogo con ella, ya que poco acostumbrada a la precisión en los pedidos, se sorprendió con mi conocimiento del lugar (aunque no había estado antes aquí, pero vale ser asiduo de los otros locales del Torres).

Era un día frío, por lo que una buena crema de zapallo, marcaba el inicio de un almuerzo delicioso, Más tarde, me fui por un clásico del Torres, un filete al cilantro, filete a la plancha   macerado en oliva, especies, buen cilantro acompañado con un pastel de chuchoca a las finas hierbas. Delicioso!!!

Para un clásico como este, me permití una botella de petit verdot Santa Carolina barrica selection 2008 del valle de rapel, pieza única en la carta y que generó crisis complejas en la moza, quien pensó en un vino blanco, cuando no hay nada más tinto que un petit verdot. Divertido!!

Tras gozar este plato exquisito, comencé a pensar en postres y de la carta tradicional del Torres apareció ese delicioso volcán de chocolate, que he gozado en innumerables ocasiones y que se sumó a mis habituales placeres sin modificaciones. Un postre maravilloso!!

Para el cierre, por supuesto, un buen café negro y a continuar con la vida.

La comparación, finalmente, sitúa al lugar en Alameda al comienzo de la lista. ¿siempre será así?

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Boulevard Lavaud : placeres inestimables

Hace harto tiempo que no volvía por este sitio delicioso y cada vez tenía más ganas de hacerlo. Hoy no pude resistir la tentación y haciendo una ruta inusual llegué caminando desde el centro hasta la Peluquería Francesa.

Bastante lleno el primer piso, por lo cual decidí que era un buen momento de probar el segundo piso (sector fumadores), que nunca en tantos años que voy a este lugar,  había visitado. Me encontré con un lugar delicioso, lleno de historias de fotos, pinturas y objetos, lleno de antigüedades y sobretodo de la increíble onda que este lugar produce. Un mozo que usa permanentemente el monsieur, «misié» finalmente y que además de hacerme gracia me hace sentir muy bien, ya que no solo sabe atender increíblemente bien sino que sabe de vinos como un experto. Da gusto ser atendido por un mozo profesional.

Ya instalado, pedí una botella de agua mineral como acostumbro para prepararme a disfrutar ricos sabores. La carta, en ese formato tan especial de pequeño diario de barrio, me entretuvo un buen rato mientras seleccionaba la combinación de platos que me haría gozar hoy.

Me tenté con rapidez con una Albacora del chef, un plato basado en un rico filete de albacora a la plancha con una reducción de soya y pesto de menta (una pequeña delicia gourmet con cebolla, pimientos y menta)  además de un puré de arvejas ahumadas y trocitos de tocino. Fantástico!!

Para este plato no podía pedir menos que una botella de Syrah Las Niñas reserva 2008, una delicia que estaba en la lista de buenos vinos que tiene el lugar.  Una combinación exquisita con mi plato de fondo, acompañada de la rica música antigua (ni tanto) pero buenondera.

Tras un disfrute lento, tan lento como es posible, me aproximé hacia los postres y en ese momento crucial, me pareció increible optar por la Bombe Richelieu, que gran nombre para un postre basado en un bombón  de chocolate relleno de crema de chocolate caliente y acompañado  de helado de vainilla, un  merengue italiano y bañado en deliciosa salsa de arándanos.

Para cerrar tan rico almuerzo, solicité la magnificencia de un french coffee, café expreso con coñac, vainilla y crema. Un punto de fuga exquisito para el clímax de un buen almuerzo en Santiasco.

La Peluquería Francesa sigue siendo un lugar excepcional!!

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Orquesta de Cámara al mediodía : imperdible placer

Por fin pude retomar uno de mis disfrutes más placenteros en medio de la intensa semana laboral (además de hacer krrtrekking, por supuesto) y que me brinda el Teatro Municipal en sus conciertos de mediodía.

Hoy era la oportunidad de la Orquesta de Cámara del Teatro y a la hora precisa, estaba acomodándome en una butaca de la platea para gozar una hora aislado del mundanal ruido santiasqueño. La función partió con la entrada de los 22 músicos seguidos del virtuoso director Sergio Prieto.

El programa consideraba algunas piezas deliciosas en donde los instrumentos de cuerdas brillan de manera especial. Eran  las famosas obras, el Divertimento nº1 K 36 de W. A. Mozart y la Sinfonía IX de F. Mendelssonh. Un viaje maravilloso de las armonías y de algo notable como es la conversación musical de las distintas partes de la orquesta. Músicos muy jóvenes, llenos de energía y entusiasmo, lo que se notaba en cada pasaje. había una complicidad exquisita entre las partes de este cuerpo formado por los 22 ejecutantes en escena. Un verdadero y sutil baile en que los fantásticos sonidos iban acompañados por breves y moderados movimientos corporales. Estoy seguro que si pudieran, estos chic@s bailarían al ritmo de la música y el espectáculo adquiriría dotes de magnificiencia.

Esta maravilla de danza armónica de cada grupo de intérpretes unidos en un solo cuerpo movedizo y lleno de acordes de esa música deliciosa, me hace pensar en cada parte como respuesta a la otra, cada parte como una muestra del todo. La poesía visual se mezclaba con la maravilla de los sonidos como si todo respondiera a un mismo diseño estético, todo me hace sentir que nada es casual, que cada mirada, cada sonrisa y complicidad de miradas entre los músicos fue ensayada para hacer más disfrutable esta intervención deliciosa en la realidad de un teatro en medio de Santiasco. Tan jóvenes y virtuosos estos chicos y chicas con sus instrumentos perfectamente afinados para brindar un espectáculo increíble

Cómo fue tan disfrutable y los aplausos se repetían incesantemente, al final fuimos premiados por un increíble tango argentino, el  Adiós Nonino, del inolvidable  Astor Piazzolla.

Me encanta este quiebre del día, de la semana, de la vida finalmente. Cada vez que visito al mediodía el Municipal, siento más ganas de vivir!!!

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Cenando en La Bifería : delicioso placer

Hoy fue de esos días laborales intensos, excesivos y hasta olvidables, excepto que no me voy a permitir cerrar un día de esa forma. Era el momento preciso para ir por un buen disfrute.

Consultado mi estómago, iría por un buen corte de carne y me asaltó de inmediato la imagen de un pequeño lugar que ya había visitado y cuyo solo recuerdo, me hizo apurar el paso. Me refiero a La Bifería, el lugar del «to beef or not to beef», definitivamente ideal para esta noche.

Tratándose de una noche invernal, me instalé en el comedor al interior (normalmente me gusta la terraza) y ordené de inmediato un rico Kir Royale para prepararme. Mientras leía las últimas páginas del libro que me acompaña en estos días (La civilización inconsciente de John Ralston Saul), llegó la panera con trozos de pan y el pote con terrina y cebolla acaramelada, lo cual me agitó el hambre y tras una hojeada urgente a la carta, me quedé con un filete sellado acompañado de un puré con queso y rúcula, para lo cual además pedí una botella de un gran vino que encontré en la estupenda carta de vinos del lugar, un Cordillera de Miguel Torres, un bravo ensamblaje de carignan, merlot y syrah del año 2007. Extraordinario!!

Como la cocina es un poco lenta, fue una gran idea instalarme en una mesa con buena iluminación, ya que la lectura de mi libro me mantuvo paciente en la espera, además de los panecillos que estaban deliciosos. Cuando llegó mi plato, de solo mirarlo y olerlo, me encanté. Todos mis sentidos recogieron el placer de la cena, pues la buena música lounge acompañó cada bocado. La combinación con el vino quedó exquisita y la calidad de la carne, insuperable.

Es una gran experiencia comer en este sitio, incluso a pesar de la lentitud de la cocina porque lo que finalmente llega a la mesa es de una calidad sorprendente.

Volver a este restorán es casi una obligación, es un delicioso placer.

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