Petanque : nuevo lugar en Bellavista

Hoy fue uno de esos días que me gustaría borrar de mis recuerdos, excepto cuando he conseguido compensar de alguna afortunada forma lo vivido. De hecho, tras regresar a casa, lo único que vino a mi mente fue la necesidad urgente de salir a caminar.

Caminar sin rumbo y con la esperanza de encontrar algo que me entusiasme lo suficiente y que me reporte algún indispensable placer. Los astros estaban alineados, ciertamente, pues tras un rato de deambular me introduje en el barrio Bellavista y de pronto en la plaza Mori justo al lado del nuevo hotel boutique Castillo Rojo, estaba esperándome en su día inaugural, el restaurante Petanque.

La sede chilena de un restaurante francés de San Telmo, Buenos Aires ocupa el lugar del Malambo y que fuera antes el Ozono. Intervinieron de forma elegante la casona para que se vea espaciosa, iluminada y muy cargada al color blanco. Poca gente y más bien parecían un mismo grupo de amigos, por lo cual debo suponer que eran invitados de los dueños para este gran día.

Me ubiqué en la pequeña terraza anterior ya que quería disfrutar la brisa nocturna de estos días en que el verano comienza a retroceder. Un poco lento el servicio, pero las oportunas disculpas del mozo fueron suficientes para mí.

Partí pidiendo una botella de agua mineral y las cartas. La de comidas, con entradas, principales y postres muy franceses. La de vinos, variada en cepas aunque pocos valles y viñas, pero acertada lo cual me hace pensar en una selección bien pensada.

Me tentaron varios platos, pero uno me obsesionó. Un salmón a la miel sobre un puré de habas y milhojas de papas, delicadamente decorado con unos hilos crocantes de berros. Un plato que bien merecía una copa de pinot noir, el que llegó menos frío que mi costumbre, pero muy agradable.

Cené lentamente, disfrutando cada bocado mientras se liberaba de mi mente la tensión y los malos ratos. Al finalizar mi plato, estaba deliciosamente relajado y muy dispuesto a probar algún postre. Mi primera selección fue una degustación de creme brulee (vainilla, naranja y pistacho) que lamentablemente no estaba disponible (algo que debió advertirme el mozo). Por suerte, había seleccionado un plan B y éste fue un parfait de maracuyá, definitivamente exquisito.

Al cierre, por supuesto una taza de café negro, una breve conversación con el amable mozo y la sensación que este sitio merece una nueva visita.

Viaje relámpago a Buenos Aires

Un viaje de placer que se justifique laboralmente hace bien al cuerpo y al espíritu. Tuve la suerte de tener que salir un domingo por la tarde y volver un martes por la noche de la maravillosa ciudad de Buenos Aires. El conquistador español Pedro de Mendoza la fundó como Santa María del Buen Aire en 1536, sin saber como llegaría a ser mi mejor carrete por los últimos 20 años.

Vertiginoso, taxi al aeropuerto, avión, Eseiza, Hotel NH Joustel en Avenida Corrientes y un primer filete, La Caballeriza en Puerto Madero, comer carnes, ensaladas y un buen Malbec, fue una gran bienvenida al puerto fluvial. Luego de dormir, un día cargado a la conferencia sobre tecnologías bancarias, para dar paso a visitas caminadas a la avenida Santa Fé, chequeos en Avenida Callao y escarceos en Avenida Corrientes. Cómo me gusta Buenos Aires!!!

En la noche, cena con sesión de jazz en Clásica y Moderna, una librería y Club de Jazz, para escuchar a un fantástico trío, Sagastizábal, Gorostiza y Vatenberg, con batería y guitarras electroacústicas sincronizadas de manera perfecta. Una cena a la italiana con buen vino para gozar musicalmente como se merece esta ciudad.

Un día martes esplendoroso para disfrutar con desayuno en el hotel, caminata por los barrios cercanos a La Recoleta, para visitar una librería de pasado esplendoroso como teatro, El Ateneo, que lindo lugar!!. Un sitio más para buscar los libros que me encargó un ángel y que no pude resistir esforzarme por atender.

Almuerzo en lugar simple de Avenida Corrientes, tras un paso por las disquerías fantásticas del lugar que servirían para nutrir abundantemente mi discoteca personal. Una milanesa de ternera (que bien la preparan!!), cerveza y otros acompañamientos hacen exquisito el momento.

Tan rapido como llegamos, debemos abandonar Buenos Aires, con la promesa permanente, volveré, volveré!!!!

Buenos Aires, mi paseo filete.