Nueva cena en Nolita Lastarria : impecable experiencia

Salir a cenar en un buen lugar sigue siendo uno de mis placeres irrenunciables al menos 2 veces por semana. Sin embargo, debo confesar que en este periodo ha sido mucho más frecuente visitando varias veces el rico Olan, La Bifería, El Ancla y el Zocca. Bueno, esta noche los pasos fueron directo al Nolita, un lugar del cual solo tengo sabrosos recuerdos.

Llegamos bastante tarde tras una noche de buen teatro, lo cual nos beneficia con mayor disponibilidad de mesas. Una ágil maniobra del mozo y ya estábamos sentados y con la carta en las manos. Partimos con una entrada compartida de salmón ahumado relleno de ricota, mientras un agua mineral apoyaba a mi partner yo disfrutaba una fresca copa de espumante.

La temperatura muy agradable a pesar del frío que existía en el exterior, nos permitió una agradable conversación en la tranquilidad que se respira en este lugar. Seleccionamos nuestros fondos saboreando mentalmente como sería la grilla de pescados y mariscos que decidimos compartir acompañados de una fresca botella de pinot noir William Cole. Una sorpresa deliciosa de sabor y calidez que disfrutamos lentamente.

Para los postres, exigí esa maravilla que es el ciocolatino, mi postre favorito desde hace un buen rato y que a mi partner fascinó. Del éxtasis dulce pasamos al buen café negro, rito que cierra esta experiencia.

 

TapasPassion : demasiado rico

Un día especial pues me juntaba con una gran amiga a quien no veía hace varios meses debido a mi especial sobrecarga laboral y también extra-laboral. Nos concertamos con una semana de anticipación para ir a comer algo rico juntos y dar rienda suelta a una puesta al día sin límites de tiempo.

A la hora prevista, pasé por ella a su lugar de trabajo y caminamos hacia un nuevo destino en la zona de Pedro de Valdivia. Un sitio que divisé varias semanas atrás en mis habituales paseos de reconocimiento en cleta. Por fuera, se veía interesante, marcado por la idea de españolas tapas, pero en su interior me llevé una sorpresa mayor.

Un local hermoso, bien diseñado, con un estilo muy moderno, algo muy evidente en el mobiliario delicadamente elegido, los colores, el minimalismo estético y la grata atención.

Elegí la terraza interior, tranquila, bastante espaciosa y moderada por el delicado sonido del agua cayendo por una pared y suficiente sombra para un buen estar.

Partimos encantados con unas copas de sangría tapaspassion, un fresco elixir ideal para los días de canícula excesiva de este Santiasco.

Revisada la carta, claramente el estilo es lo pequeño y sabroso. Así que salomónicamente propuse que cada cual eligiera 3 tapas y que compartiéramos los sabores seleccionados. La lista de delicias resultó en unas gambas con gabardina, unas exquisitas patatas bravas, las increíbles bombas de carne, unas potentes croquetas passion, los exóticos pintxos de hongos con jamón y un increíble arroz cremoso con setas, recomendación de la atenta moza.

Como era de esperar, busqué en la carta de vinos algo especial y me encontré un viejo conocido, un Pinot Noir William Cole Mirador, fantástico para acompañar el festín.

Considerando la increíble calidad del lugar, me sorprendí que no hubiese muchos comensales. Quizás, no era el día más típico, pero me asombré con la oferta. Delicioso!!!!

Al final de nuestra larga tertulia, no había espacio para postres pero si para un buen cafe negro, que disfrutamos lentamente mientras cerrábamos esta experiencia exquisita.

100% recomendable, TapasPassion es una maravilla.

 

El Ancla : rica experiencia

Cenar en un nuevo lugar representa un gran atractivo para mí y dejo que mi intuición me guíe a la hora de salir de búsqueda. De esta forma azarosa, caminando con una amiga, llegamos a un restoran que ocupa la misma hermosa casa en donde hasta hace menos de un mes estaba el Robinsonia y antes de éste, el Delirio Absenta y antes el One Nine One, hasta donde mi memoria permite recordar.  Muchas veces he pensado que ningún restoran sobrevive esta esquina por mucho tiempo, pero al ver la cantidad de comensales disfrutando, he quedado gratamente sorprendido.

Este restoran es conocido en la comuna de La Cisterna y esta incursión en Providencia viene precedida por una gran fama de sabores y esta cena, me lo confirmó.

Como resulta irresistible para mí usar una linda terraza, los pasos fueron directamente a ella y con la iluminada suerte que recién se desocupaba la única mesa disponible. Espectacular vista hacia el cerro San Cristóbal y en una noche definitivamente estival.

Partimos con un ceviche imperial, un ceviche extraordinario conn pescado, cebolla morada, camarones, ostiones, calamares y pulpo, disfrutados como corresponde con un delicioso pisco sour a la peruana.

Posteriormente, la tentación fue demasiada, pedí una enorme  bandeja con locos, potes de salsa tártara, mayonesa y salsa verde y una porción de papas mayo. Para esta delicia, una botella de pinot noir  Alto Vuelo de William Cole 2009 en su cubeta de agua y hielo como corresponde. No estoy 100% seguro, pero deben ser los locos más ricos que he probado en varios años, un manjar!!

Extasiados, solo quedó tomar un café una cena maravillosa y un servicio de primera. Cómo hace la diferencia que un restoran tenga mozos profesionales.

Almuerzo de negocios en Bristol : impecable como siempre

He visitado este fantástico restoran muchas veces y no me canso de su calidad a toda prueba. El Bristol ahora se presenta co un formato de bistro, algo un tanto inusitado, pero en la práctica implica que trasladaron el lindo comedor, hacia la zona del bar y hall del hotel. Como siempre, con gran estilo y elegancia. A ese lugar llegué para reunirme con la plana mayor de un proveedor de mi empresa. Una cita para conocer nuevos gerentes y mapear aspectos de mejoras en la relación contractual.

Considerando que elegir almorzar fue la única opción para combinar disponibilidad horaria de todos, nos pusimos rápidamente en campaña. Partimos con  entradas compartidas de selección de mariscos, locos en tres combinaciones como chupe gratinado al horno, con palta sobre papas nativas, y tinturado en quinoa con salsa verde. Una fantástica combinación de sabores y preciosa presentación.

La oferta de la carta, siempre exquisita del lugar, me tentó  rápidamente para los fondos con  unos rollos de pescado de roca con salmón ahumado a la plancha, acompañado con un seco de porotos granados con pilco y espuma de albahaca. Maravillosa idea!!-

Otros eligieron de fondo la merluza austral dorada en aceite de olivas con salsa de crustáceos al estragón sobre papas michuñe y habas con luche al limón y el filete de corvina con pilpil de camarones y pulpo, pastelera de choclos con tomate y queso chanco, espárragos salteados con aceitunas y brotes de coihue. Hay que reconocer el virtuosismo del chef para crear platos tan notables!. Todo acompañado por unas copas de pinot noir de William Cole Alto Vuelo.

Una cita de estricta duración, una hora disponible y que ni siquiera me permitió gozar de un buen postre y un café como habría sido ideal. No obstante ello, fue la maravilla habitual que hace que este sitio sea imperdible.

Disfrutando cena en Pad Thai : gran terraza

Un periodo de noches extremadamente calurosas en Santiasco no permiten estar en casa (a menos que poseas aire acondicionado, que no es mi caso). Nos concertamos con una amiga para comer algo rico y un lugar con una  terraza ideal es, a no dudar, Pad Thai.

Esta magnífica terraza es fresca, con una piscina lista para ser usada, buen espacio entre mesas y sobretodo un ambiente rico y bien atendido. Quizás el único defecto del lugar sea que solo funciona con efectivo, pues me jode andar con él, siempre prefiero mis tarjetas para mantener mi orden.

Partimos con una gaseosa para ella y para mí un rico sour thai, una mezcla deliciosa de pisco sour con leche de coco y albahaca, una delicia!!. Acompañamos este inicio con un satay de camarones, unos ricos camarones de buen tamaño ensartados en unos pinchos, ricamente  salteados en una salsa muy thai y con un pote de una salsa verde para untar. Buena combinación.

Para los fondos, un Kang Dang y un Pad Grapraw, pollo y res respectivamente, con verduras salteadas, curry picante (solo nivel 1) y agridulce el otro, ambos platos fragantes y bien acompañados con arroz blanco. Un infaltable, la botella de vino, un ensamblaje de cabernet sauvignon y syrah, William Cole Alto Vuelo, que estuvo fantástico. Todavía recuerdo que hace dos años ni siquiera tenían patente de alcoholes, de verdad que se han superado y mantienen la gran calidad de su cocina.

Buena conversación y gran disfrute de la noche.

Ambrosía : maravillosa terraza

En este lugar hay mucho esmero por brindar una buena experiencia a sus clientes. En esta época ya definitivamente calurosa, la terraza de este restorán es una maravilla de frescura, ya que además de su belleza particular (patio trasero del Museo Casa Colorada) han dispuesto ventiladores con los cuales mantener una delicada brisa.

Llegué algo pasado de revoluciones debido al calor callejero, pero una vez instalado, la atenta chica de siempre además de traerme la carta, me incluyó un vaso de agua helada con unos granos de arándanos en su interior. Delicado gesto, que comenzó a disipar la canícula y comenzar el disfrute.

Para comenzar, que mejor que un tártaro de filete, trocitos de filete crudo, aceite de olivas, alcaparras, trozos de aceitura negra y champiñones, todo envuelto en un magnífico jamón artesanal de wagyu. Exquisito!!

Mientras decidía mi plato de fondo, chequeé si Carolina seguía siendo la chef del lugar y para mi sorpresa, ella se encuentra perfeccionándose en Francia y es reemplazada por su mano derecha, Ximena, quien mantiene de excelente forma el nivel de la cocina de autor de Ambrosía.

Mi plato de fondo lo seleccioné muy rápido ya que era definitivamente seductor, un risotto de ostiones, camarores y shitaki (un champiñón del este asiático). Para disfrutarlo, pedí una botella de pinot noir de William Cole Mirador 2009. Delicioso placer!!.

Ya en la hora tope, disfruté un budín de albaricoque con salsa inglesa, berries y una salsa tipo pastelera, que estaba maravilloso. Solo quedaba tomar el café y regresar.

La terraza del Ambrosía es un placer 100% repetible.

RAI : una delicia siempre repetible

Debo reconocer que este restaurant es un fetiche, me encanta desde siempre. Lo conocí hace años en soledad,cuando partió, luego lo disfruté hasta el clímax con mi gran amor y posteriormente he ido pausadamente unas cuantas veces, mientras me limpiaba el alma de tanta podredumbre.

Como hoy, ansioso de disfrutar algo original, sabroso e irrepetible, decidí que mi cena debía tener sabores especiales. No tuve dudas acerca de mi destino y menos sobre el resultado.

Caminé esas pocas cuadras que me separan del sitio, me instalé en una de mis mesas preferidas (elegí una que uso para leer, es decir, más iluminada) y partí por lo más típico, mi agua mineral sin gas.

Hoy había más ruido que de costumbre, una evidente reunión de féminas que ocupaban un típico sector del restaurant, nada que me impidiera seguir mis ritos. La música exquisita, buen brit pop y especialmente la increíble voz de Morcheeba, adorable.

Mirando la carta estuve a punto de pedir un fetuccini de mariscos y palta, pero finalmente me sedujo una corvina marinada al horno con una costra de coco, con jenjibre, mix de quesos montada sobre una omelette rellena con jamón serrano, espárragos y queso mozarella. Cuando llegó a mi presencia, me solacé con los cortes de  tomates perla y aceitunas negras, además de la rúcula y brotes de alfalfa que adornaban ese plato maravilloso. Para esta exquisitez no quedaba otra alternativa que pedir una botella de pinot noir y elegí un habitual William Cole Reserva a esa temperatura que ma fascina y que me adivinan en este sitio.

Extasiado con este plato y el excelente servicio, llegué a los postres. De la carta, un Parfait de frambuesas y salsa de almendras. No pude evitar el paralelo con el kuffi de la comida india, algo que me encanta mucho más que los recuerdos que tengo de quien me acompañaba en estos disfrutes años atrás. Delicioso!!!

En vez de un café, preferí para el cierre un buen ron panameño y no me equivoqué.

Grande RAI, buena cocina de autor, buena atención y mejores sabores.

Robinsonia : un paseo por la isla de Robinson Crusoe

A media semana y tras agotadoras jornadas laborales me merecía un relajo gourmet. Hace pocos días pasé con mi cleta por tercera vez por este lugar y me prometí visitarlo. No me arrepiento.

Aunque he estado en esta misma hermosa casa al menos con tres nombres de restorán distintos, no puedo creer que éste vaya a tener la mala suerte de sus antepasados. Creo firmemente en que se puede construir el futuro y este lugar alguna esperanza me debía dar a mis ciudadanas creencias.

Debí tocar el timbre para ingresar y la hermosa casa se ofreció generosa para mi elección. Partí con un aperitivo potente, un mojito robinsonia (vodka, licor de murtilla y albahaca), delicioso!!. El apetito se hizo presente, mientras la música con deliciosa base de jazz me entusiasmaba cada vez más.

La carta abundante en tragos y artes de pub, se desplegaba ingenua en ricos platos de entradas y fondos. Aperitivos estándares, cervezas artesanales (eso siempre se agradece), copetes de ron, vodka, whisky y los tragos de la casa en donde seleccioné mi trago inicial.

La carta ofrece entradas exóticas, pulpo, cangrejo, bacalao, incluso empanaditas sorpresa, pero claramente los fondos y los sandwiches son más fuertes. por ejemplo, un vidriolazo robinsoniano, que consta de un pan ciabatta con vidriola a la plancha, tomates, palta, lechuga y mayo o allioli (o sea ajo y aceite). También ofrecen sandwiches, como un vidriolazo robinsoniano, que consta de pan ciabatta, vidriola a la plancha, tomates, palta, lechuga y mayo o allioli.

Los fondos van desde breca, vidriola, bacalao (las tres especies endémicas de la isla) hasta los currys, pulpo, chupes, conejo, cabrito y atún. He aquí la buena fórmula del lugar.

Elegí una Vidriola Robinsonia, un pescado grillado, con risotto de setas y salsa de chicha morada. Una maravilla!!! . A pesar que la música divagaba entre el jazz, el lounge y la balada, hay que reconocer que el buen gusto ordenó la realidad maravillosamente.

Para esta exquisita combinación, conseguí un William Cole Alto Vuelo 2006 Pinot Noir, un pequeño lujo, que vino de maravillas con este plato.

El servicio me sorprendió cuando la amable chica que me atendía me comentó que hoy habían recibido un atún de la isla de 76 kg., un ejemplar singular!!!. Siguió sorprendiéndome, cuando más tarde me invitó coquetamente a recorrer el lugar. Una maravilla, nadie sabe cuanto disfruto un buen diseño, una gran arquitectura y sobretodo una buena atención.

En las paredes se puede verificar muchas fotografías de productos marinos, de pescadores, de circunstancias. En el piso, una maravilla de maderas, un parquet de lujo, algo dificil de encontrar. Para los postres, un crème brulet de guayabas, que rico!!!

En fin, ricos placeres isleños para una incursión en santiasco bajo la lluvia. Deliciosa aventura!!!!

Cata Pinot Noir : divertida experiencia

Cuando la Escuela de los Sentidos anunció una cata de Pinot Noir premium, fue irresistible el inscribirme para la ocasión. Esta deliciosa cepa cada vez está mejor representada en nuestro país y ya cabe en una interesante cantidad de cartas de vino de buenos restoranes.

Al evento llegamos 8 personas, dos calladas damas (una cubana y otra chilena) y entre los hombres dos expertos catadores profesionales (un español profesor de catas y un experto chileno), un avanzado y documentado amante de vinos (otro español funcionario de la FAO), un chef que además está calificado como sommelier y bueno, dos amateurs, a mucha honra. Además de Pascual Ibañez, el maestro de ceremonias y director académico de la Escuela. Como sea, una oportunidad única para disfrutar buenos vinos y aprender de las habilidades de los conocedores.

Un brevísimo recuento enciclopédico acerca del Pinot Noir y manos (quiero decir, sentidos) a la obra. Partimos con el Bill 2006 de William Cole, un vino interesante, bastante ácido y con un notorio sabor y olor a cuero, tal vez demasiado notorio. Seguimos con otro vino del Valle de Casablanca, el Catrala 2006, un gran reserva, bastante más sutil que el anterior, pero muy alcohólico. La tercera botella fue un Pinot Noir 2004 de Loma Larga, que la verdad no me gustó mucho.

Lo interesante hasta ahora fue la cantidad de distinciones que los expertos hacían, como por ejemplo, el toque de laurel que no detecté ni imaginándomelo o los olores a sudor y caballeriza. Vaya narices!!!!!

Siguió un vino de Cono Sur, el 20 Barricas 2006 que ciertamente tiene potencia y calidad. Sin embargo, mi nota de cata (jeje) cuando probé el EQ 2006 de Matetic (valle de San Antonio) fue muy espontánea, dije «está rico!!». Con lo cual, saqué algunas risas y un comentario simpático.

Finalmente, el pinot noir que más me gustó y me alegra que haya sido el último para quedarme con su sabor, fue el Lot 21 de Leyda (también valle de San Antonio), definitivamente delicioso.

Gran experiencia, una sesión divertida y extremadamente participativa que cerró brillantemente un día más en Santiasco.